lunes, 28 de febrero de 2011

Mùsica : Jennifer Avalon "Sandcastles"

Jennifer Avalon "Sandcastles"
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Mùsica : JALOUS E TANGO

http://www.jamendo.com/es/album/40542?refuid=318069
http://imgjam.com/albums/s40/40542/covers/1.0.jpg.
Pop Italiano

Mùsica : Danilo Alba. Tabù di Samba

Album che nasce dalla fusione di un cantautorato italiano con influenze ritmiche brasiliane, maranhensi in particolare e sudamericane in generale. i suoi stili vanno dalla samba alla salsa, passando dalla bossa, rumba, il fox con tocchi jazz e blues
Album interamente regisistrato nello studio Lussaray di Sao Luis do Maranhao, Brasil.
Tutti i testi e le musiche sono di Danilo Alba
Produzione esecutiva: Danilo Alba
Produzione musicale, Arrangiamenti e direzione musicale: Marcus Lussaray
Assistenza arrangiamenti: Luiz Claudio e Danilo Alba
Chitarre acustiche, elettriche e viola brasiliana (in tutti i brani): Marcus Lussaray
Piano and Keyboard (in tutti i brani):: Jesiel Bives
Batteria (in tutti i brani): George Gomes
Basso (in tutti i brani): Mauro Sergio
Percussioni (in tutti i brani): Luiz Claudio
Violoncello (La tua libertà): Thallyta Oliveira
Sax Tenore (L'ultima rumba): Celso
Tromba (L'ultima rumba) e Flugg (La mia avventura): Fortes
Fisarmonica (Carillon, Dall'altra parte del giorno): Rui Mario
Vocalist (L'ulitma rumba): Demi
Mixaggio: studio Lussaray di Sao Luis, Brasile
Masterizzazione: Walter Lima, studio Mosh, Sao Paulo, Brasile
foto backstage disponibili sul facebook:
http://www.facebook.com/album.php?aid=295047&id=555048409&l=56a88c36cb
http://www.jamendo.com/es/album/81713?refuid=318069
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Mùsica Jazz Mèxico : Eugenio Toussaint.

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 Eugenio Toussaint - El pez dorado.rar


Mùsica : Project System 12. Islands of Greece

Hanover, Estados Unidos
Volker001
 http://www.jamendo.com/es/album/21872?refuid=318069
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Cultura Mùsica Mèxico : Eugenio de Todos los Santos

Fue sabido en la comunidad musical mexicana que Eugenio Toussaint, fallecido en el Distrito Federal el pasado 8 de febrero, llevaba tiempo sumergido en una depresión relacionada, entre otras cosas, con cierto “bloqueo creativo” (según sus propias palabras). Hombre fuerte y de gran carisma, a muchos nos resultaba difícil imaginarlo sufriendo los embates de tales demonios, incluso a sabiendas de que miles de artistas han transitado el mismo camino. Valle cruel entre cresta y cresta, su caso fue raro pues la enfermedad no lo mantuvo quieto. Digamos que no hubo tristeza que inmovilizara el ímpetu, la inercia de esos kilómetros de tierra y aire que lo hicieron prolífico hasta en los momentos más incómodos de su carrera. Baste decir que en los días posteriores a su muerte Eugenio iba a tocar en el Museo Tamayo, que estaba grabando con el flautista Miguel Ángel Villanueva y que tenía una colaboración en la obra de teatro Se busca familia. Poco antes, además, había tocado en el Festival de Jazz de la Riviera Maya organizado por su hermano Fernando y en un concierto de su hermana Cecilia, por no mencionar presentaciones recientes en Estados Unidos y el Festival de Jazz de Montreal, Canadá, al lado de su querida banda Sacbé.
Pero bueno, imposible saber lo que ocurría en su cabeza, en sus venas. No vale la pena intentar entender el porqué de tan joven partida, ni considerar las formas de su partitura final. Asuntos del espíritu químico, lo que sí vale es recordarlo, pero reconociendo que México no supo encomiarlo bien (así lo reconocen los miles de cibernautas que pusieron el tema de su muerte en tercer lugar de Twitter). Claro, lo que pasa es que Eugenio era de los que se ponderaban solos. Era de los que se sabían completos y seguros y, sobre todo, de los que entendían que este país da poco si antes no has mordido el polvo, si no aprendes a caminar erguido.
De mirada penetrante, este gran pianista disfrutaba cosas buenas y bellas (la comida, el vino, la pintura, la historia), buscando aprobación pero ofreciendo a cambio algo justo: muchísimo talento, una cantidad y variedad de obras notables que quedarán en nuestro acervo de manera indeleble. En otras palabras, no fue un hombre sediento de éxito superficial, ni tampoco un creador que se rebajara a compadrazgos por conveniencia. Lo suyo fue avanzar abriendo brecha desde el primigenio Blue Note al lado de Roberto Aymes y Alejandro Campos, tratando de demostrar que componer de manera única, que improvisar con sabiduría, que escribir para orquesta y dirigir sobre el tinglado, son cosas por las que está justificado esperar respeto. ¿Lo tuvo? Sí, ganó premios y vivió situaciones doradas. Viajó y su música sonó en salas de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, Carnegie Hall incluido. Aun con ello, las apariencias engañan. Creemos que el día a día le hizo difícil su libertad en estas tierras.
Pese a ello, con el aire ornamentado a base de swing, suites y finísimos arreglos, el velorio de Eugenio Toussaint recibió a cientos de músicos de distintas edades y géneros; colegas, amigos o seguidores recientes de su arte, todos conmovidos hasta las lágrimas. Entre ellos recordamos con especial empatía al contrabajista Aarón Cruz y al baterista Gabriel Puentes, miembros de su último e impecable trío, ése con el que hizo algunas de sus mejores piezas (inicialmente formado con Agustín Bernal). Igualmente recordamos a Cecilia y Fernando Toussaint, otros personajes señeros de nuestra banda sonora, incompletos por vez primera, aguardando al gran Enrique Toussaint, bajista dotado que compartiera años de giras y conciertos al lado de Herb Alpert y Paul Anka, cuando la vida sonreía a tres hermanos que navegaban juntos.
¿Discos, conciertos, colaboraciones, producciones, jingles publicitarios? Muchas son las piezas que podríamos comentar de Eugenio Toussaint. El álbum Oinos, la obra Popol Vuh, palomazos televisivos con gente como Omar Sosa, y de ahí hasta anuncios de Colgate. Pero, además, el libro de su vida hecho con el buen oficio de Antonio Malacara, Eugenio Toussaint, las tangentes, el jazz y la academia. Un trabajo nutrido y animado que hace dos años terminaba con estas palabras: “No me arrepiento de nada de lo que he hecho. Si alguna vez llegué a hacerles mal a algunas gentes, fue sin quererlo [...] ¿Qué legado le puedo dejar a mis hijos? ¿Qué legado le puedo dejar a mi país? ¿Qué legado le puedo dejar al mundo? Es mi música. Y eso es lo más importante. Hay mucha ya hecha, y espero que la vida me dé para seguir haciendo mucha más. La música tiene que ser el fin último de mi vida.” Y así fue, por lo que puede descansar en paz. Gracias, Eugenio.

Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/27/sem-alonso.html

Cultura Perù : José María Arguedas: todas las sangres de América. Esther Andradi

José María Arguedas:
todas las sangres de América
Esther Andradi
Nació blanco pero lo criaron los indios. Habló quechua antes que español, y se identificó tanto con aquellos que acunaron su niñez, que dedicó su vida a describir la marginación, la injusticia y las condiciones de vida de la mayoría de la población de su país. Por si eso fuera poco, tomó partido como antropólogo por esa cultura de amor y respeto a la naturaleza que sostenía al mundo indígena, pero que, en el Perú que le tocó vivir, los blancos despreciaban o confundían con atraso e ignorancia. Se llamaba José María Arguedas y el 18 de enero habría cumplido cien años. Su vida fue corta, su angustia enorme y su actividad literaria y antropológica atravesada por el dolor y la depresión de pertenecer a dos lenguas, dos culturas, dos países aparentemente antagónicos. El país de los blancos y el país de los indios. Trató por todos los medios literarios de reunir esas dos partes que lo habitaban y conseguir la luz de esa ecuación de sombras, pero sintió que fracasaba. Entonces escribió su novela El zorro de arriba y el zorro de abajo, anunciando su suicidio, y antes de concluirla, el 28 de noviembre de 1969, se descerrajó un tiro en la sien. “Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo, y a abrirse otro en el Perú y lo que él representa“, escribió en ese testamento literario el mayor de los narradores peruanos. Pero de morir ni huellas. Porque ahora que el planeta está en las últimas y la especie humana parece haber perdido definitivamente su norte, la obra de José María Arguedas sigue ahí, cargada de futuro. Más actual que nunca.
La biografía, esa herida
José María Arguedas nació en Andahuaylas, departamento de Apurimac, en la Sierra de Perú, en 1911. Era hijo de un abogado errante originario del Cuzco y de Victoria Altamirano, que falleció cuando José María tenía tres años de edad. Aunque, según escribe en sus Memorias el lingüista Luis E. Valcárcel, amigo y colega de Arguedas, el escritor habría sido hijo de Juanita Tejada, una criada y sirviente. Y que no habría nacido en Andahuaylas sino en la pequeña aldea de Huanipaca, que su verdadera madre enloqueció cuando le arrancaron a su hijo. Que el misterio sobre su origen marcó al escritor de por vida.
Sea como fuere, seguro es que el viudo volvió a casarse y José María creció como “hijo ajeno“, sufriendo el abandono de su madrastra y las crueldades y el sadismo de su hermanastro, porque el padre pasaba mucho tiempo viajando. La madrastra dejó al niño con la servidumbre y los indios lo protegieron: dormía con ellos en la cocina cubierto de pellejos de oveja, y aprendió a hablar quechua antes que español. A los diez años se escapó a la propiedad de su tío y vivió una etapa muy feliz, que iba a nutrir toda su vida con imágenes de armonía con la naturaleza y la solidaridad social entre los indígenas. El mundo andino fue hogar, útero y refugio. José María conoció al indio humillado, callado y servil de las haciendas, pero también al indio comunero, pleno de comunicación en el trabajo colectivo de la tierra. En una carta a Hugo Blanco, emblemático luchador por los campesinos de Perú, y con quien el escritor se escribía en quechua, le confiesa: “Ellos me criaron amándome mucho, porque viéndome que era hijo de misti, veían que me trataban con menosprecio, como a indio. En nombre de ellos, recordándolos en mi propia carne, escribí lo que he escrito, aprendí todo lo que he aprendido y hecho, venciendo barreras que a veces parecían invencibles.”
A los diez años, Arguedas ya dominaba el español como segunda lengua, cristalizando así su condición de raro, por huérfano y forastero entre dos culturas. Un modelo de transculturación, dirían más tarde los entendidos. Por entonces realizó un largo viaje junto a su padre y su hermano por Puquio, Ayacucho, Arequipa, Cuzco. Los recorridos a caballo por la sierra, la presencia religiosa como una amenaza, la fuerza represiva del hacendado contra los indios, marcaron el alma del futuro escritor. La prohibición de cantar, de bailar, de tocar un instrumento, formaba parte de la explotación y el desprecio a todo lo indio. Arguedas lo cuenta así: “En sus ranchos no tenían ni una quena, ni un charanguito siquiera. ¿Por qué será? No cantan, decía yo. Y tenía pena. Después la cocinera del administrador me contó que una noche el viejo había oído tocar una quena en el caserío, fue al rancherío, ocultándose llegó hasta la puerta del cuarto donde tocaban la quena, y entró en la casa diciendo: ‘¡Indios, a esta hora se reza!’ Pidió la flauta y la pisoteó en el suelo.”
En 1931 llegó a Lima para estudiar Humanidades en la Universidad de San Marcos y trabajó como auxiliar de correos, empleo que ejerció hasta 1938, cuando cayó preso por apoyar a la República Española. Fue simpatizante del Partido Comunista por un corto período, porque cuando le dijeron que los comunistas sólo tendrían derecho a la alegría después de la toma del poder, pidió salir de la reunión por un momento y no volvió más.
Agua y la creación de un lenguaje propio
En 1935 publicó Agua, su primer libro de tres cuentos. Arguedas tenía veinticuatro años pero todos sus temas ya estaban ahí: la libertad de los comuneros en contraste con la explotación del indio en las haciendas, la rabia de una cultura ninguneada y la belleza de los cantos y bailes hasta el amanecer; la migración en busca de tierra y trabajo, la fuerza de los ríos y el amor por la naturaleza, gran madre de toda su escritura. En Agua apareció también una nueva lengua: nunca nadie había escrito así en Perú. Era un español correcto, pero intervenido por el quechua, cuyas expresiones lo transformaban sutilmente hasta hacerlo capaz de trasuntar el alma andina. Así hablaban los comuneros de José María Arguedas. En una lengua que dejó de ser atrasada, incompleta, “serrana“, para pasar a ser poética.







Los cuentos de Agua se centran en la aldea, donde los conflictos se dan entre indios y terratenientes. A partir de ese libro, su obra comienza un viaje sin retorno “abarcando todo el mundo humano del país“ y donde las culturas andinas confrontan grandes desafíos. Llegan las tensiones entre la sierra y la costa, los choques de la cultura india con la mestiza y la blanca. Yawar fiesta (1941), su primera novela, tiene lugar en una capital de provincia. Los ríos profundos (1958) ocurre a lo largo de un territorio humano y geográfico cada vez más complejo. El sexto (1961) se desarrolla en un presidio con reos serranos y costeños en la cárcel de la capital del país. Con la novela Todas las sangres (1964), y especialmente en su obra póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971), los problemas entre sierra y costa dan paso a otra dimensión: la pugna entre la nación multicultural, su autonomía socioeconómica y su legado histórico, de un lado, y el poder económico imperial, colonialista, del otro.
Doctores y modernidades
“¿Hasta dónde entendí el socialismo?“,se pregunta José María Arguedas, y aclara: “No lo sé bien, pero no mató en mí lo mágico.” Tal vez por eso su novela Todas las sangres, publicada en 1964, recibió duras críticas, porque no la consideraron “políticamente correcta“. La esperanza de una revolución para cambiar el mundo cobraba fuerza con la incipiente Revolución cubana que Arguedas también admiraba; la tecnología prometía un progreso ilimitado y las culturas ancestrales, de gran potencial lírico, en la práctica eran consideradas arcaicas por la irrefrenable pulsión de modernidad. Arguedas sufrió una profunda depresión, intentó suicidarse en 1966, pero antes escribió el Llamado a algunos doctores, un poema dirigido a quienes “dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por una cabeza mejor, que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos”. El texto clama por armonizar naturaleza y cultura: “Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan... esas quinientas flores son mis sesos, mi carne. En esta tierra fría siembro quinua de cien colores, de cien clases de semillas poderosas. Los cien colores son también mi alma, mis infatigables ojos...”
Pero, en aquel entonces, la protección del medio ambiente no era un tema y la ecología era apenas una rama oculta en algún lugar de la biología.
El canon arguediano
“Si no puedo escribir me mato.” Estaba bien seguro este indio del alma cuando selló su compromiso con ese mundo despreciado e ignorado. Justamente entonces, cuando la literatura latinoamericana entraba por la puerta grande de la literatura universal, la obra de José María Arguedas se quedaba afuera del baile del Boom. ¿Demasiado localista? Famosa es la polémica que mantuvo con Julio Cortázar.“Usted está con un combo andino y yo dirijo unasinfónica en París”, le escribió Julio desde las alturas de la revista Life, y Arguedas, profundamente dolido, le respondió: “Todos somos provincianos, don Julio. Provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional.” Dicen que el Gran Cronopio lamentó toda su vida sus palabras, porque Arguedas se suicidó pocos meses más tarde.
Su última novela, El zorro de arriba y el zorro de abajo es más que eso: “Quien toca ese libro toca un hombre”, como diría Whalt Whitman. Organizada en dos partes, la novela comienza con el Primer Diario del autor, quien cuenta que ha decidido escribir como acto terapéutico, para evitar el suicidio. De los Diarios intercalados en la estructura de la novela surge la trama de una escritura arisca, que el escritor va pariendo a pedazos, entre pesadumbres y ataques depresivos, viajes a Chile, donde reside la psiquiatra que lo atiende, y a Chimbote, como antropólogo. Chimbote, el nudo de esta novela inconclusa, es el puerto de pescadores, en la costa norte peruana, símbolo de la pesca salvaje que a finales de los sesenta convertirá al Perú en primer exportador de harina de pescado en el mundo.
Ese encuentro de zorros que se debaten entre el mercado, el prostíbulo y el cementerio, es también el testamento literario de Arguedas, su toma de posición con respecto a la literatura que se escribe en el continente.
Arguedas toma partido por el brasilero João Guimaraes Rosa: “Ningún citadino me trató de igual a igual tan íntimamente como este Guimaraes.” Se siente identificado con el uruguayo Juan Carlos Onetti, quien “tiembla en cada palabra, armoniosamente, yo quería llegar a Montevideo para tomarle la mano con que escribe”. Con José Lezama Lima, que “se regodea con las palabras.¡Gordo fabuloso, Cuba que ha devorado y transfigurado la miel y la hiel de Europa!” Y siempre vuelve a Juan Rulfo: “¿Quién ha cargado a la palabra como tú, Juan, de todo el peso de padeceres, de conciencias, de santa lujuria, de todo lo que en la criatura humana hay de ceniza, de piedra, de agua, de pudridez violenta por parir y cantar, como tú? En ese hotel, más muerto que vivo, nos alojaron juntos ¿de pura casualidad? Me hiciste reír... Me acordé de la primera vez que te conocí en Berlín, de cómo te llevé del brazo al ómnibus, con cuánta felicidad...” Palabras de cariño para el joven Mario Vargas Llosa, de admiración para García Márquez, de extrañamiento frente a Alejo Carpentier, de distancia con Carlos Fuentes.
Despidan en mí un tiempo del Perú...
Cuarenta años después de su muerte, el escritor que revindicó “todas las sangres“ sigue generando polémica en su país. Así, aunque notables intelectuales, entre ellos el Nobel Mario Vargas Llosa, hayan expresado su deseo que el 2011 sea denominado Año del Centenario de José María Arguedas, como un justo tributo a su memoria, los representantes del Congreso no fueron de la misma opinión y estuvieron a un tris de decretar el año del submarino. A último momento, viraron el timón y se decidieron por Machu Pichu. Pero el legado de quien se despidió escribiendo que “cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoísmo puede vivir feliz, todas las patrias”, brilla por encima de cualquier torneo burocrático. Imposible ignorar su sabiduría y belleza. Ni aun subiéndose a las alturas de Machu Pichu.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/27/sem-esther.html

Cultura Italia : Fantasmas del pasado, quema de libros en Italia. Fabrizio Lorusso

Fantasmas del pasado:
quema de libros en Italia

Santo Domingo y los albigenses (detalle), de Pedro Berruguete, en el que se muestra la quema de libros de los albigenses
Fabrizio Lorusso
La censura y las listas negras volvieron a sacudir a Italia y resucitaron el espectro de un fascismo latente en ciertos sectores de su sociedad. El pasado 16 de enero, Raffaele Speranzon, consejero de cultura de la provincia de Venecia, quien tiene una trayectoria neofascista y es militante del Partido de la Libertad (PDL) fundado por el primer ministro Silvio Berlusconi, relanzó públicamente una propuesta de otro berlusconiano de un pueblo cercano, Martellago: pedirán a las bibliotecas de la ciudad que retiren de los estantes los libros de unos sesenta escritores italianos y extranjeros. Tiziano Scarpa, Valerio Evangelisti, Wu Ming, Pino Cacucci, Massimo Carlotto, Antonio Moresco, Girolamo de Michele, Daniel Pennac, Lello Voce, Loredana Lipperini, Giuseppe Genna y muchos más serán censurados. El novelista veneciano Scarpa definió la iniciativa como “una praxis de las dictaduras y de los monarcas absolutos”.

Roberto Saviano autor de Gomorra en una campaña contra la censura
Pero ¿por qué esos escritores? Según los promotores de la censura, su culpa está en haber suscrito una apelación. Su adhesión se remonta a 2004, cuando firmaron un pliego que promovía la revista literaria Carmilla en contra de la extradición de Cesare Battisti, quien perteneció a la formación terrorista Proletarios Armados para el Comunismo (PAC) en la década de 1970 y fue condenado a cadena perpetua en Italia. Entre los proscritos se encuentran escritores con posturas políticas y carreras muy distintas, por lo cual, en realidad, la firma es un mero pretexto para castigar la libertad de pensamiento y la cultura.
El caso es muy complejo y controvertido, ya que Battisti fue condenado en ausencia y bajo una legislación especial en Italia durante los años ochenta. Después de refugiarse en México y en Francia se fue a Brasil, donde está preso desde 2007. El pasado 31 de diciembre el ex presidente Lula da Silva decidió no extraditarlo a Italia, aunque la Suprema Corte se reservó el derecho de reconsiderar el caso. En un intento de condicionar la opinión de Lula, el secretario italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, y el de la Defensa, Ignazio La Russa, amenazaron con imponer sanciones comerciales contra el gigante sudamericano.
No obstante, Italia y, en primer lugar, la región de Véneto, se benefician tanto de la relación con la economía brasileña que no pueden permitirse ningún berrinche serio con ese país. El problema aquí no es Battisti; él es un chivo expiatorio y una excusa para no afrontar las cuestiones históricas irresueltas del país y desviar la atención de los problemas reales cuando es necesario. La apelación de 2004 planteaba también la necesidad de cerrar un capítulo turbio y doloroso de la historia italiana, los “años de plomo”, en los cuales el terrorismo rojo y negro, la intervención de aparatos desviados del Estado y las matanzas condujeron a la utilización de unas normas y prácticas “excepcionales”. La censura veneciana pretende golpear a un grupo de ciudadanos e intelectuales que luchan por la libertad de pensamiento sin coquetear con el poder político y a pesar de él.

Berlusconi mostrando una camiseta hecha por el partido Lega Nord Gracias a Dios que en la familia no hay comunistas
Efectivamente, también los libros de otros escritores como Roberto Saviano, autor de Gomorra y de un programa televisivo en que acusaba al partido Lega Nord (Liga Norte) de connivencias con la mafia más poderosa de Italia (la ‘Ndrangheta de Calabria), están siendo eliminados poco a poco de los estantes de toda la región de Véneto. El gobernador de esta entidad, Luca Zaia, pertenece al partido populista y racista de la Lega Nord que está aliado con el PDL de Berlusconi, tanto en esta entidad como a nivel nacional. El secretario regional de la Lega, Gianantonio Da Re, manifestó su regocijo al enterarse de que el alcalde del municipio de Preganziol logró sacar Gomorra de las bibliotecas. En cambio, la ciudadanía y algunos escritores ya planearon manifestarse en la plaza del pueblo en contra del alcalde para apoyar a la bibliotecaria que denunció la censura. El responsable general del sindicato de la policía, Franco Maccari, planteó la extensión de la medida fascista a todo el país e invitó a boicotear los libros de autores “incriminados”. Sus declaraciones representan un caso único en Europa y un peligro para la democracia italiana.
En un arranque de año marcado por los nuevos escándalos sexuales de Berlusconi y por el incierto futuro de su gobierno, muy debilitado a causa de la ruptura con el derechista Gianfranco Fini, también se vislumbraron los estragos de un régimen decadente que acalla las voces discordantes. Mientras el Cavaliere se las ingeniaba para eludir los citatorios de los jueces de Milán, quienes lo acusan de explotación y prostitución de menores y concusión, sus lacayos se encargaban de lanzar propuestas liberticidas y anticonstitucionales.
Para rematar, el consejero Speranzon también va a “recomendar” a las instituciones culturales que ya no organicen iniciativas con los literatos definidos “personas no gratas”. Los funcionarios que no acepten la orden “van a asumir toda su responsabilidad”. La amenaza es clara para los bibliotecarios y la sociedad entera, ya que la quema de libros y la proscripción de los escritores incómodos para el poder se han transformado en armas de combate contra la libertad de opinión. El hecho más paradójico es que, en lugar de tomar la debida distancia y mostrar su presunta alma “liberal”, cada vez más políticos del PDL refrendan sus adhesiones a las iniciativas de censura que se expanden como reguero de pólvora.


Así lo hizo la consejera del municipio de Venecia para la cultura y la educación, Elena Donazzan, quien tiene un historial de militante en el Movimiento Social Italiano, nacido de las cenizas del partido fascista. Hace dos años propuso la enseñanza obligatoria del catolicismo en las escuelas, también para los no creyentes, e impulsó la distribución de la Biblia en las escuelas de la región por cuenta de los contribuyentes. Asimismo, ordenó la impresión de panfletos sobre la caída del Muro de Berlín elaborados por “los jóvenes del partido” siguiendo el método del copia y pega de internet. Quizás la misma Donazzan quiso destacar esta sofisticada técnica de investigación como modelo, o ni se preocupó de revisar la edición de su propaganda, misma que fue pagada por los ciudadanos. Este es el estilo de los responsables de la educación en Venecia y, desgraciadamente, no sólo de ellos.
Conscientes del peligro para la libertad de expresión en Italia, los escritores y la sociedad están reaccionando con métodos de lucha creativa. Se rebasa el tradicional “activismo de clic” o “de pantuflas”, en que sólo se firma una apelación en internet, en Facebook, o se reenvía pasivamente un e-mail de protesta. Más bien, se abren observatorios para seguir la evolución del caso (página de Wu Ming y la de Lipperatura), se crean redes de solidaridad hacia los funcionarios públicos contrarios a las “recomendaciones” neofascistas y algunos de ellos mostrarán la “lista negra” a los usuarios de las bibliotecas. Además, se difunden artículos de opinión en miles de blogs y en muchos idiomas, así que el caso está apareciendo igualmente en los periódicos y noticieros de medio mundo. Los escritores solidarios van a difundir la información en cada evento público en que participen para que la palabra sea siempre libre y soberana. No nos quedemos callados.
Diferentes manifestaciones en medios italianos contra la censura de Raffaele Speranzon.

Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/27/sem-fabrizio.html

Cultura : Ay Paraguay. Por Sergio Ramirez. Augusto Roa Bastos sufrió un largo exilio y gran parte de esos años los pasó en Argentina. Fue aquí donde el gran escritor paraguayo ejerció diversos oficios y en 1959 ganó el concurso internacional de novelas de la editorial Losada con Hijo de hombre, el notable friso de voces y personajes centrado en la Guerra del Chaco, que su país sostuvo con Bolivia. Esta novela, que luego conformaría una trilogía con Yo el supremo y El Fiscal, acaba de reeditarse en Eterna Cadencia. A continuación se publican los más destacados fragmentos del prólogo del escritor nicaragüense Sergio Ramírez.

La vida de Augusto Roa Bastos parece a veces asunto de sus propias invenciones, sometida a
una variante de registros y matices que son el fruto de su imaginación impenitente. Está claro que nació el 13 de junio de 1917 en Asunción, la capital del Paraguay, y que pasó su infancia en Iturbe, un poblado de las selvas del Guairá, en el Alto Paraná, al sur del país, donde se habla por igual el guaraní y el castellano, lo que dio al niño esa lengua escindida, o doble, que habría de marcar su escritura no sólo en la tesitura verbal, sino también en su carga de tradición oral.
Algunos de sus biógrafos afirman que su padre, Lucio Roa, severo y autoritario, se trasladó a Iturbe como administrador de un ingenio azucarero. “Su presencia había sido siempre muy turbadora para mí, por la fuerza de su temperamento y por su afectividad grande y callada”, habría de recordar el propio Augusto. Se trataba de un hombre que tras recibir las órdenes menores dejó su designio de hacerse cura y se dedicó al duro oficio de tumbar árboles en la selva, con lo que quedó marcado por la leishmaniasis, o lepra de montaña.
Tomás Eloy Martínez, uno de los amigos más entrañables de Augusto durante los años del exilio que le tocó vivir en Buenos Aires, nos cuenta, sin embargo, que, lejos de dirigir el ingenio, el padre llegó como un simple peón que seguía en su labor de talar árboles con el hacha, ya que el ingenio estaba en construcción y los campos para sembrar la caña de azúcar en proceso de ser desbrozados. Con sus manos construyó los pupitres donde Augusto y su hermana Rosa, la mayor de los dos, se sentaban a recibir las lecciones que él mismo les impartía, una hora diaria después de la siesta de la tarde, porque nunca asistieron a la escuela pública. Lucio no quería que los niños se contaminaran de la lengua guaraní, que veía como una degradación, y luego les daría a leer a Quevedo, a Cervantes, y a San Agustín. En el patio se izaba a diario la bandera nacional, y había una campana que sonaba llamando al inicio de las clases.
Cuando se casó con Lucía Bastos se acercaba ya al medio siglo de vida, veinte años mayor que la esposa, con la que estuvo unido por otro medio siglo, pues murió ya casi centenario, una relación que según el recuento del hijo fue siempre “serena, armónica, profunda..., sin que el tiempo del amor pasara nunca”. A ellos está dedicada Hijo de hombre: “a mi padre, a la memoria de mi madre”.
También cuentan sus biógrafos que en 1925 Augusto había sido enviado a Asunción para que siguiera sus estudios en el Colegio de San José, al cuidado de un tío de su padre, el obispo Hermenegildo Roa, lo que puede sonar un grato privilegio. Pero según le contó a Tomás Eloy, “tenía un solo par de medias y vivía muerto de hambre”, el más pobre entre todos los alumnos de diversas edades, hacinados en un dormitorio comunal.
Para ese viaje a Asunción, emprendido a los ocho años de edad, estrenó unos zapatos con suela crepé. Era la primera vez que salía de Iturbe, y la primera vez que se subía a un tren. Los zapatos los había comprado ahorrando las monedas que recibía de su padre por barrer las estancias y lavar los trastos de la cocina. En sus recuerdos, o en su imaginación, eran unas veces unos zapatos usados, y otras, aunque nuevos, tan duros que le costó un mundo amansarlos.
El padre encargó su custodia para el trayecto a una conocida suya, que llevaba consigo un niño de pecho. Debían trasbordar de un tren a otro, con lo que tenían que amanecer en la estación intermedia, donde había un inmenso cráter provocado por un estallido de explosivos durante una de las tantas revueltas militares. Y cuando en la oscuridad la mujer dio de mamar a la criatura, él se prendió al otro pecho, la primera vez, dice, “que tuvo una sensación erótica”. Esta escena, figurada en sus recuerdos, o en su imaginación, pasó a las páginas de Hijo de hombre. En 1917, el antihéroe de la novela, Miguel Vera, viaja desde su lugar natal de Itapé hacia Asunción destinado a la Escuela Militar, en compañía de Damiana Dávalos, que va a visitar a su marido preso llevando consigo a su crío. En Sapukai deben pernoctar para el cambio de tren. Cinco años atrás, en 1912, durante la llamada Rebelión de los Agrarios, cuando un destacamento de revolucionarios se prepara para partir en un convoy para atacar Asunción, son denunciados por el Jefe Político. Los mandos militares del gobierno sueltan en las vías un tren lleno de explosivos que choca en la estación con el convoy ya listo, y provoca la muerte de dos mil personas, dejando aquel inmenso cráter que aún no ha sido rellenado. Es allí donde esa noche Miguel Vera se prende a uno de los pechos de Damiana, mientras ella da de mamar con el otro al crío.
El Paraguay seguía siendo en el siglo XX un páramo olvidado, la única isla del mundo que en lugar de agua estaba rodeada de tierra por todos lados. Desde tiempos de la Colonia había vivido una historia de episodios singulares registrados por Roa Bastos en el telón de fondo del escenario donde se mueven los personajes de Hijo de hombre, o que se mezclan en su trama, desde los más lejanos, como el establecimiento de las misiones jesuíticas guaraníes en 1607, pueblos fundados por la Compañía de Jesús para evangelizar a los indígenas, que llegaron a tener su propia organización social y económica, y que duraron hasta 1768, después de ocurrida la rebelión guaraní, y cuando el rey Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la corona.
El doctor Alexis Dubrovsky, el ruso errante fundador del leprosario de Sapukai, uno de los personajes más atractivos y enigmáticos de Hijo de hombre, que aparece un día en el pueblo aventado por los pasajeros iracundos desde uno de los vagones del tren, recibe en pago por una curación una talla de San Ignacio del tiempo de las misiones jesuitas. La talla resulta ser hueca y está llena de monedas de oro y plata, con lo que, de allí en adelante, enloquecido por la codicia, reclama de sus pacientes que le lleven tallas de esas en pago por sus servicios, y las descabeza todas, en busca de las cascadas de monedas.
Al ocurrir la independencia de España en 1811, surgirá la figura dominante del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y Velasco, Supremo Dictador Perpetuo de la República del Paraguay, el célebre doctor Francia que luego sería el personaje central de Yo el Supremo, publicada en 1974: el Karaí Guazú que ya figura en las páginas de Hijo de hombre como la gran sombra patriarcal que sigue siendo, pese a que su reinado había terminado con su muerte en 1840. Por obra de la memoria del anciano mendigo Macario Francia lo vemos cabalgar desde las primeras páginas por las calles desiertas, frente a las casas cerradas a piedra y lodo, “bajo la sombra del enorme tricornio, todo él envuelto en la capa negra de forro colorado, de la que sólo emergían las medias blancas y los zapatos de charol con hebillas de oro, trabados en los estribos de plata”.
El doctor Francia había convertido al Paraguay en un sepulcro cerrado para quienes vivían en su territorio, sin mendigos ni ladrones ni asesinos, pero también sin enemigos, hacinados en los calabozos, o en los cementerios. Lo sucedió su sobrino Carlos Antonio López, que a pesar de su codicia, pues amasó una inmensa fortuna a la sombra del poder, hizo entrar al país en la modernidad construyendo nuevas líneas de ferrocarril y la primera fundidora de hierro que hubo en el Cono Sur; redujo el desempleo y liquidó la deuda externa, estableció la educación pública gratuita y obligatoria, y entregó a los campesinos en arriendo tierras estatales, las llamadas estancias de la patria.
Tras su muerte en 1862, el poder pasó a manos de su hijo Francisco Solano López, disoluto aficionado a las faldas, premiado por su padre con las insignias de brigadier a los dieciocho años de edad, y elevado por sí mismo a mariscal. Había sido enviado a Francia a comprar un cargamento de armas, y en París se enamoró de las pompas de Napoleón III, y de una irlandesa a quien se llevó de regreso consigo, Elisa Alicia Lynch, llamada “la Madama” por los paraguayos, un personaje de inmenso poder en la corte de su marido, que la convirtió en la más grande terrateniente del Paraguay, y que ya viuda habría de morir en la miseria.
A partir de 1865 se declaró la Guerra de la Triple Alianza, o Guerra Grande, librada contra Brasil, Uruguay y Argentina, y que duró hasta 1870, en el curso de la cual murió un millón de los habitantes del país, entre ellos el propio mariscal presidente, crucificado por las tropas brasileñas en el cerro Corá, y sobrevivieron apenas doscientos mil, más que nada niños, mujeres y ancianos, y un puñado de hombres. Encima de eso, a consecuencia de la derrota, el Paraguay debió sufrir por varios años la ocupación de Brasil, bajo una especie de virreinato, además de la desmembración de su territorio.
A comienzos del siglo XX, setenta y nueve personas poseían la mitad de la tierra del país, mientras campeaban la marginalidad, el atraso y el analfabetismo, que cubría al ochenta por ciento de la población. En el primer cuarto del siglo XX el Paraguay tuvo quince efímeros presidentes. Las fiestas del centenario de la independencia celebradas en 1911 encuentran a un país entregado a una interminable disputa política entre azules (liberales) y colorados (conservadores), y desgarrado por alzamientos como la ya citada rebelión de los agrarios de 1912; y es entre altos y bajos de inestabilidad política que el país se pondrá a las puertas de la Guerra del Chaco librada contra Bolivia a partir de 1932.
Las acciones bélicas se desataron el 15 de junio de 1932, cuando tropas bolivianas asaltaron el fortín Carlos Antonio López a orillas del lago Pitiantuta, pero la posición fue recuperada por las fuerzas paraguayas a un costo sangriento, en tanto los bolivianos, en un nuevo asalto, tomaban Boquerón, a poca distancia de la capital. El 29 de septiembre de 1932, después de casi un mes de incesantes combates, el sitio fue reconquistado, y es alrededor de este hecho bélico, narrado en toda su intensidad y su crudeza, que se centra el diario de Miguel Vera en Hijo de hombre.
La Guerra del Chaco es el escenario hacia el que se dirigen todos los hilos de Hijo de hombre, una guerra de la que Roa Bastos será testigo presencial, pues en 1933, cuando tenía dieciséis años, se escapó del Colegio de San José con otros cinco compañeros, decididos al combate. Viajaron ocultos en un barco que llevaba tropas desde Asunción a Puerto Casado, y al ser descubiertos se les impuso como castigo lavar letrinas y vigilar prisioneros bolivianos en la retaguardia, y una vez que la guerra llegó a su fin, fueron parte de la custodia que llevó a un grupo de estos prisioneros hasta la frontera boliviana para ser entregados. Las huellas de esta experiencia, aunque marginal, habrían de calar en la mente del adolescente que velaba apenas sus armas de escritor. Roa Bastos había huido del Paraguay en 1947, cuando un ideólogo del fascismo criollo llamado Patrocino González, ministro de Hacienda del gobierno del general Higinio Morínigo, ordenó su captura, vivo o muerto. González, que se creía escritor, había sufrido las burlas de Roa Bastos y aprovechó la reciente derrota de una rebelión contra Morínigo para acusarlo de conspirador comunista. Lo buscaron en las oficinas del diario El País, donde trabajaba como redactor, y tras escaparse en el último momento por la azotea, pasó varios días escondido dentro de un depósito de agua, hasta que pudo buscar refugio en la casa del agregado cultural de Brasil. Salió al destierro, y se estableció en Buenos Aires.
Cuando en 1982 se atrevió a regresar, protegido por su fama de escritor ya establecida, el dictador Alfredo Stroessner lo despojó de su ciudadanía y lo expulsó del país junto con su familia, acusado de tener “ideas bolcheviques, ultramoscovitas, y por querer adoctrinar a la juventud del país con dichas ideologías”, razones parecidas a las que décadas atrás había esgrimido Patrocinio González para perseguirlo.
Hijo de hombre se publica en el contexto de transformaciones profundas que asume la narrativa latinoamericana en la mitad del siglo XX, y que habrán de consolidarse en la década de los sesenta en el fenómeno del boom. En los años vecinos anteriores a la aparición de Hijo de hombre se han publicado novelas claves para la transformación literaria del continente, entre ellas Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo, que enseña una nueva manera de entrar en las honduras del mundo rural; Gran Sertón, Veredas (1956), de Joao Guimaraes Rosa, que es también una incursión novedosa en el mundo de los yagunzos del sertón brasileño. Y también están El coronel no tiene quien le escriba (1957) de Gabriel García Márquez, Coronación (1957) de José Donoso, y La región más transparente (1958) de Carlos Fuentes. La tregua de Mario Benedetti se publica el mismo año que Hijo de hombre.
En su estructura Hijo de hombre altera el discurso cronológico, lo mismo que los planos espaciales, a la manera como poco después empezará a hacerlo Mario Vargas Llosa a partir de La ciudad y los perros (1962), y en esto debemos verlo como un precursor de lo que será la modernidad literaria del continente, de la que él mismo será figura señera después de la aparición de Yo el Supremo. Las historias que se cuentan en Hijo de hombre parecen tener independencia entre ellas, pero en el camino iremos encontrando los puntos de encuentro entre los relatos y los personajes, hasta que se acomodan todos en un solo friso a la vez oscuro y esplendoroso.
Hijo de hombre sería revisado por su autor, y la nueva versión apareció en Asunción en 1983, con un nuevo capítulo, “Madre quemada”. El porqué de los cambios que introdujo lo explica él mismo en la Nota de Autor: “Corregir y variar un texto ya publicado me pareció una aventura estimulante. Un texto –me dije pensando en los grandes ejemplos de esta práctica transgresiva– no cristaliza de una vez para siempre ni vegeta el sueño de las plantas. Un texto, si es vivo, vive y se modifica. Lo varía y reinventa el lector en cada lectura. Si hay creación, esta es su ética”. Roa Bastos utiliza la misma estrategia narrativa de José Eustasio Rivera en La vorágine (1924), donde el cuerpo de la novela no es sino un manuscrito que ha llegado a manos del autor. En el caso de La vorágine, el manuscrito dejado por Arturo Cova antes de ser tragado por la selva es entregado al propio Rivera, funcionario de la cancillería en Bogotá, después de ser remitido por el consulado colombiano en Manaos. En el caso de Hijo de hombre, las páginas con la narración del teniente Miguel Vera, que termina suicidándose de una extraña forma, son conservadas por la doctora Rosa Monzón, que las envía al autor, el propio Roa Bastos.
Hijo de hombre es también, en muchos sentidos, un relato polifónico, que a través de los intersticios del lenguaje se escapa de la voz de Vera, quien comienza a contar a partir de los recuerdos de su infancia en Itapé, apoyado en la voz de Macario Francia, que desciende a las cavernas del pasado más remoto para enhebrar la historia del Paraguay y sus desastres, y a esa voz se sumarán otras de diversos tonos y procedencias. Pero la que canta más alto en el coro es la de Macario, eslabón de la humilde dinastía que se remonta a su padre liberto y desciende hacia su sobrino Gaspar Mora, el fabricante de instrumentos musicales que al saberse infectado de lepra huye hacia el monte y allí labra un Cristo a imagen de los leprosos. Este hecho abrirá la primera de las grandes controversias de la novela cuando el cura se niega a bendecir al crucificado por haber salido de las manos de un descreído, y será entonces entronizado por los propios pobladores en el cerro de Tupia-Itapé, convertido en santuario. El Cristo leproso es así un símbolo que dominará no solo el paisaje selvático desde las alturas y la vida del pueblo, sino toda la novela.
Hijo de hombre es muchas cosas. En primer lugar, es una novela híbrida que habla dos lenguajes, parienta cercana de Los ríos profundos de José María Arguedas, publicada poco antes, en 1958, donde el quechua ocupa el lugar del guaraní. El mismo Roa Bastos explica las razones de semejante dualidad: “Este discurso, este texto no escrito subyace en el universo lingüístico hispano-guaraní, escindido entre la escritura y la oralidad. Es un texto en que el escritor no piensa, pero que lo piensa a él. Esta presencia lingüística del guaraní en la escritura de la novela se impone desde la interioridad misma del mundo afectivo de los paraguayos. Plasma su expresión coloquial cotidiana, así como la expresión simbólica de su noción del mundo, de sus mitos sociales, de sus experiencias de vida individuales y colectivas”.
Es también una novela que describe un mundo mágico y a la vez cruel, y que si bien hunde sus raíces en el pasado, también describe esa permanente situación estática, de desidia y abandono que vive el mundo rural del Paraguay, donde el destino sin remedio es la peor de las deidades, un destino que se resuelve en pobreza para siempre, en guerras, y en locura. Los personajes claves de la novela son poseídos por la demencia. Macario Francia entregado a sus veleidades seniles, donde la historia parece otra de sus locuras, el errante Alexis Dubrovsky enajenado por la codicia descabezando santos, Casiano Jara tan trastornado como para empujar un inservible vagón de tren hasta lo hondo de la selva, Miguel Vera descalabrado por la sed, la implacable muerte blanca, hasta convertirse en homicida de quien llega a salvarlo, Crisanto Villalba que vuelve de la guerra con la razón extraviada, condecorado con medallas de mentira y decidido a regresar al campo de batalla que ya no existe.
Roa Bastos sabía muy bien lo que era el cine, y conocía el dominio de la imagen, desde luego que escribió el guión para la película que se hizo sobre Hijo de hombre, dirigida por Lucas Demare y estrenada en 1961 bajo el título La sed. Es una novela de imágenes sucesivas que de pronto se congelan, y pareciera que lo que tenemos enfrente es una galería de fotografías fijadas por el relámpago de magnesio, fotografías maestras talladas en el adecuado tono de luz y la exacta carga de sombras.
La exactitud en la descripción del paisaje la convierte en una historia natural de las cosas, con virtud panteísta. Es la naturaleza viva encarnada en el lenguaje. Y también es la vida con sus excentricidades apuntadas por la mano de quien vive de transcribir asombros, o de imaginarlos: la cabellera que cubre el cráneo desnudo del Cristo leproso de Itapé es la cabellera de la loca del pueblo, que se rapa para donarla a la imagen; Macario Francia es enterrado en una caja de criatura, de tan mínimo que la ancianidad lo había vuelto; las manecillas del reloj de la iglesia de Itapé giran al revés, con lo que no es extraño que la historia del Paraguay siempre retroceda; el borracho dispuesto a matar al anciano médico “el Karaí” Bonpland, ofendido porque no le devuelve el saludo, lo que apuñala es su cadáver que, embalsamado desde hacía tres días, habían puesto a orear al sereno en el corredor de la casa; Cristóbal Jara, perseguido a muerte por conspirador se oculta en un hueco del cementerio protegido por María Regalada, heredera de una dinastía de sepultureros, y sale de allí una noche en extraño desafío para asistir a una fiesta en honor de las tropas del gobierno, seguido por una corte de leprosos que bailan como fantasmas blancos a la luz de las antorchas festivas.
Es, en fin, una novela de milagros verbales donde la imaginación conquista la belleza de lo prodigioso y de lo terrible.

Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4180-2011-02-27.html

Chile : Este lunes nueva marcha contra el alza del Transantiago. Rodrigo Cavieres

 

El Comité de Usuarios del Transantiago convocó a los santiaguinos a que marchen por las alzas en el pasaje este lunes 28 de febrero a las 18:30 hrs.
El lunes pasado, el servicio el transporte metropolitano subió en 20 pesos, en este sentido el pasaje de las micros quedó en 540 pesos y el metro en 620.
Estos últimos días se han realizado diversas protestas en la ciudad y ante el rechazo que provocó en las organizaciones sociales, el pasado el viernes (18 de febrero) estas presentaron un recurso de protección contra la medida adoptada por el ministro de transporte, Pedro Pablo Errazuriz. (ver nota) . Sin embargo, la iniciativa fue rechazada por la Corte de Apelaciones.
Rodrigo Cavieres
El Ciudadano
 http://www.elciudadano.cl/2011/02/27/este-lunes-nueva-marcha-contra-el-alza-del-transantiago/

Chile :Terremoto . La hora de la unidad y la dignidad . Por Estrella de la Segunda Independencia. Al final, todo fue apropiadamente “licitado”, todo fue compensado, todos ganaron. Para el capital, el terremoto es puro beneficio

http://elkioscobloggero.files.wordpress.com/2010/12/terremoto-en-chile-2010.jpg
La tierra sigue temblando. Para quienes sufrieron el terremoto del 27 de febrero de 2010, las réplicas ya son casi costumbre. La vida tiene que seguir, como sea. Con la inquietud, con las preocupaciones, con los problemas, pero tiene que seguir adelante. Hoy, este espíritu de nuestro pueblo contrasta con la actitud de nuestros gobernantes y de los poderes económicos que los sostienen. Éstos no parecen hallar terreno firme en ningún lado.
En las horas posteriores a la catástrofe, el Estado pareció ser el más golpeado por sismo. Los mecanismos que debían dar protección a la población fueron desatendidos, los responsables de dirigir la ayuda inmediata a los afectados olvidaron su deber.
Mientras algunos, como los jefes de la Armada, no dejaron sus lujosas casas, sus mandos subordinados abandonaron sus puestos para ponerse a salvo ellos. No les importó la suerte de los demás.
Derrumbe del estado
En general, quedó demostrado que en las instituciones públicas había plata para viáticos y autos oficiales, para fiestas y ceremonias, pero no para sismógrafos, no para comunicaciones de emergencia, no para medios de rescate, no para hospitales de campaña, no para la movilización de todos los recursos del Estado.
Quedó demostrado que gran parte de esos medios habían sido… privatizados. Empresas extranjeras manejan el ámbito de las telecomunicaciones, de la infraestructura vial, de los servicios básicos –electricidad y agua. No es casualidad, entonces, que fueran organismos privados los que finalmente empezaran a actuar. Un animador de televisión convocó a la solidaridad de los chilenos, una entidad de la Iglesia Católica instaló las mediaguas para los damnificados, los supermercados distribuían los alimentos y las grandes cadenas comerciales proporcionaban los clavos, los listones y las planchas de zinc.
A pesar de las evocaciones a la caridad, al espíritu de entrega de los chilenos, y de gestos puramente simbólicos, todo eso lo hacían… a cambio de dinero y a precios “de mercado”.
Los seguros pagaron la mercadería que fue saqueada. Los refrigeradores que fueron devueltos juntaron polvo en la cancha del gimnasio “La Tortuga”. Los supermercados no los querían. Ya habían sido retribuidos.
Quienes se dicen dirigentes de la nación dejaron la reconstrucción a las “libres fuerzas del mercado”. En realidad, se la dieron a los verdaderos dueños del país, que buscaron su tajada en la tragedia. A Estados Unidos, por ejemplo, le tocó vender un sofisticado y carísimo puente, aunque después se dijo que valía… “callampa”. A los tiburones inmobiliarios les entregaron el borde costero, convenientemente redefinido. A las eléctricas, se les garantizó más centrales. Las fábricas y empresas despidieron personal debido “a los daños”, pero pronto estaban produciendo de nuevo, con menos trabajadores y sueldos más bajos.
Al final, todo fue apropiadamente “licitado”, todo fue compensado, todos ganaron. Para el capital, el terremoto es puro beneficio.
Las lecciones de la catástrofe
Lo que no se ha compensado es el dolor, la inseguridad, las pérdidas de las posesiones materiales levantadas en una vida de esfuerzo, y la pérdida definitiva de confianza en las promesas de los poderosos. En vez de casas, hay decenas de miles papeles firmados y timbrados. En vez de soluciones, una autoridad “inventa una historia”.
Este es el rostro de la reconstrucción. El aprovechamiento, la mentira; las ganancias por encima del hombre.
No aprendieron nada.
La catástrofe dejó en muchos compatriotas una experiencia indeleble. Y nos dejó a todos una lección: el hombre está primero. Su vida está primero. Su dignidad está primero.
En esos minutos que temblaba, para todos lo más importante fueron sus hijos, sus padres, la familia. Lo principal fue, a pesar del miedo, la preocupación por el otro. Aquello, lo básico, que nos hace hombres, y no animales.
Ese es el origen de la dignidad, lo que orientó las acciones posteriores al terremoto. A pesar de años y años en los que se procuró la destrucción y la fragmentación de las organizaciones sociales, volvieron a surgir los líderes auténticos, honestos, en el seno del pueblo. A pesar del temor que causaban la noche y los rumores, se adoptaron medidas colectivas para proporcionar seguridad y tranquilidad, las guardias vecinales. A pesar de que era la oportunidad para el aprovechamiento y la rapiña, reaparecieron las ollas comunes. A pesar de la destrucción, se crearon casas de la unidad y centros de reunión. A pesar del abatimiento y la desesperanza, mujeres y hombres sencillos, trabajadores, levantaron la bandera de las ruinas y del barro. Levantaron la patria nuevamente.
¡Esta, señores, es la lección que ustedes no han querido asimilar! Por eso, porque no han querido entender esto, vuestro régimen tambalea como un edificio agrietado. Por eso, porque basan su dominio en el lucro, en el robo, en mantener condiciones sociales injustas, en conservar su poder, en la mediocridad, deberán vérselas ahora con un pueblo que sí ha aprendido la lección. La lección de unidad y dignidad.

Fuente, vìa :

http://www.lahaine.org/index.php?p=51614

Chile un temblor sin fin. Por Emilio Ruchansky

Hace exactamente un año, a las 3.34 con 17 segundos, los chilenos sufrieron el segundo
terremoto más fuerte en la historia de su país, considerado el más sísmico del planeta. Midió 8,8 grados en la escala Richter y tuvo como epicentro la región centro-sur, donde este fenómeno de liberación de energía era desconocido, ya que, excepto por el terremoto de Valdivia en 1960, venía sucediendo en el norte. El temblor duró casi tres minutos y poco después generó un tsunami que provocó la mayor parte de las 524 muertes y las desapariciones, 31 según se afirma oficialmente. Hoy Chile sigue temblando y no sólo por las réplicas. También tiemblan las promesas de reconstrucción del presidente Sebastián Piñera.
De las cinco regiones afectadas, el Maule y Bío-Bío se llevaron la peor parte. Ciudades grandes como Concepción, el puerto de Talcahuano, Constitución o la histórica Talca quedaron por el piso, literalmente. La primera medida de la administración entrante por entonces, la alianza de centroderecha que encabeza Piñera, fue reparar hospitales y armar escuelas y campamentos de emergencia. Se construyeron 107 “aldeas”, como les dicen a los campamentos, que aún hoy siguen albergando a cuatro mil familias con pocas o nulas posibilidades de reconstruir sus casas.
Las aldeas son “provisorias” aunque por el momento no lo parezcan. Lorena Arce, dirigenta del Campamento El Molino, el más grande de Chile, a cinco kilómetros de Dichato, asegura: “Vivimos hacinados en estas casillas de madera. Hubo cero reconstrucción, cero subsidios y tenemos poca agua, no alcanza ni para regar las plantas”. Dichato, arrasado por el temblor y luego por el maremoto, supo ser un polo turístico en las costas de Bío- Bío. Allí la situación se agravará cuando llegue el invierno. “Las casillas se inundan cuando llueve y no tienen aislación térmica”, dice Arce.
Cada día, miles de personas se acercan a los camiones aljibe para recibir agua, mientras pelean para conservar la electricidad. “Como no tenemos trabajo, a mucha gente le cortan la luz. Y da bronca que nos cobren, este país tiene mucha plata. Nosotros queremos trabajar con el gobierno en la reconstrucción pero ellos privatizaron todo”, dice Miguel Barra, otro líder de la aldea El Molino. Arce y Barra, como otros vecinos de Dichato, esperan el subsidio estatal para rearmar sus casas. “Alargar la espera es parte de una estrategia inmobiliaria”, dice Arce.
En Dichato y otros pueblos costeros de Bío-Bío, el gobierno decidió expropiar terrenos para realizar un supuesto muro de contención ante futuros tsunamis. “Un muro que soportaría olas de nueve metros de alto, cuando las que devastaron la ciudad medían, por lo menos, 15 metros. Además la expropiación es arbitraria, no a todos los que estamos en el borde costero nos obligan a vender la casa. No expropian edificios”, observa Arce. La gente que tenía casa de verano en Dichato prefirió vender pero los residentes quieren recuperar sus terrenos.
“El gobierno nos ofrece terrenos en los cerros, que cuestan la mitad de los nuestros. Infunden el miedo a un nuevo tsunami para expropiar y los que salimos de la aldea vemos que están haciendo edificios nuevísimos en los terrenos comprados. ¡Un negoción!”, protesta Barra. En buena parte de Talcahuano, puerto vecino a Dichato, la situación es similar. “Y cuando protestamos y tratamos de darle una carta al presidente –recuerda Arce–, aparecieron los carabineros y la policía secreta. Nos detuvieron enseguida, pero la gente no se entera. Las noticias que salen son pura mentira.”
Tierra adentro la situación parece distinta. En Talca, una ciudad con mayoría de casas de paja y adobe, capital de la región del Maule, ya no hay campamentos. “Tardamos cinco meses en sacar los escombros, fue una tarea gigantesca. Hubo un momento en que trabajaban cien camiones al mismo tiempo. Llevamos los restos a una quebrada en las afueras, cerca del río Claro, y el lugar quedó plano. Ahí vamos a montar parques y centros deportivos, pero no viviendas”, cuenta Juan Carlos Pérez de la Maza, jefe de Gabinete de la intendencia de la ciudad.
De las 3500 familias que recibieron el subsidio del Estado nacional para reconstruir sus casas respetando el estilo colonial, 1500 no pudieron hacerlo. Por temor a las ocupaciones, la mayoría prefiere vivir en sus terrenos en las precarias casillas de madera. “Hay más trabajo en el sector de la construcción y menos de-socupación que antes. El problema es que la plata del subsidio es poca, nunca es suficiente. Algunos pusieron de su bolsillo, a otros no les alcanzó para lo que querían construir o para recuperar lo que tenían”, afirma el funcionario.
Las empresas constructoras privadas, una de las grandes beneficiarias de la reconstrucción, tardan en resolver los pedidos por problemas de logística. Según explica Pérez de la Maza, “las casas a reconstruir están dispersas por toda la ciudad, no una al lado de la otra, lo que complica todo”. Mientras tanto, la gente sigue derrumbando lo poco que quedó en pie de sus casas, trabajando y ahorrando. Las otras empresas beneficiadas por este modelo de reconstrucción fueron Sodimac e Easy, ya que las personas reciben del Estado nacional un voucher para materiales que sólo podían ser canjeados en estas cadenas.
“El caso de Sodimac es el más vergonzoso porque varias personas del gobierno son accionistas de la empresa. Eso es lo que denunciamos cuando se habla de la privatización de la reconstrucción”, afirma Juan Carrasco Contreras, alcalde de Quilicura, un municipio de clase media baja a 45 minutos de Santiago. Allí, todo llegó tarde. Incluso los subsidios que, según el alcalde, “recién ahora se están tramitando”. Mientras, en otros municipios de mejor pasar económico, el servicio eléctrico se reestableció un día después del terremoto, en Quilicura tardó ocho días.
Carrasco Contreras debió marchar con sus vecinos hasta la empresa española que maneja la electricidad. “Y al final me recibieron y los dueños me dijeron algo que me dejó estupefacto: ‘No se haga tanto problema, si quiere le ponemos la luz ahora mismo en su casa’. Tuve que explicarle que estaba reclamando electricidad para todo el municipio”, recuerda. En Quilicura los propios habitantes, a partir de juntas vecinales, encararon la reparación y construcción de las casas de adultos mayores y discapacitados, como prioridad, además de un colegio de tres pisos donde asisten cerca de 1200 jóvenes.
“Nuestro municipio tiene 214 mil habitantes y un gran parque industrial. Como fuimos discriminados por el gobierno central, nos organizamos para recuperar la luz, el agua, sacar los escombros y a partir de donaciones de algunas empresas reconstruimos buena parte de la comuna. Igual nunca dejamos de demandarle al gobierno, pero al final tuvimos que usar nuestro dinero. Gracias a los estudiantes de la Universidad de Chile revisamos seis mil casas, de las que tuvimos que demoler 300”, señala el alcalde. Otro escollo fue reestablecer los puentes, ya que la mayor parte de la población trabaja en Santiago.
Para esta reconstrucción fue necesaria la capacitación de muchísimos voluntarios, la formación de cooperativas y ante todo superar el primer momento de desesperación e impotencia ante las pérdidas humanas y materiales. Estas últimas, según cálculos oficiales, superan los 30 mil millones de dólares en las cinco regiones afectadas. ¿Y qué pasó con los subsidios estatales para “los terremoteados” de Quilicura? “Recién están llegando”, asegura Contreras.
emilioru@pagina12.com.ar
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-163125-2011-02-27.html

Argentina : De la Injerencia y el patrullaje de los Estados Unidos en Argentina. Fabián Pena

De la Injerencia y el patrullaje de los Estados Unidos en Argentina



 http://www.liberal-vision.org/wp-content/uploads/2009/09/big-brother.jpg




La negativa del Poder Ejecutivo argentino a participar en actividades de cooperación internacional con los Estados Unidos en antiterrorismo, narcoterrorismo y situaciones de crisis con rehenes, develaron la aún vigente intervención estadounidense en instituciones claves del país. Los recientes acontecimientos evidenciaron  hasta que punto llegó la penetración de Estados Unidos en los organismos de seguridad del Estado donde, de acuerdo a lo publicado en varios medios, algunos miles de agentes fueron capacitados y entrenados para asimilar la teoría y praxis de las Fuerzas Armadas que invadieron Irak y Afganistán o promovieron golpes de estado en varios países de la región latinoamericana.
La matriz del conocimiento formateado desde el Norte sobre los funcionarios de los diferentes poderes del Estado se va difundiendo y hegemoniza la doctrina que una vez instalada se torna discurso único y es difícil desarticular. Las tendencias en materia de Salud, Educación o Medio Ambiente provenientes de los países centrales se transforman, en ocasiones, en las respuestas a problemas reales del Sur (muchas veces generados por intereses transnacionales) aplicando soluciones impuestas por los intereses de los países en que se recibió la capacitación y el entrenamiento. Esas respuestas son consideradas como naturales y lógicas ante la falta de conocimiento e información propios generados desde nuestros organismos nacionales.
FBI (Federal Bureau of Investigation), DEA (Drug Enforcement Administration) u organismos internacionales controlados por los Estados Unidos como los de aduanas-WCO/OMA- (World Customs Organization), propiedad intelectual-WIPO/OMPI-(World intellectual Property Organizatión), salud- WHO/OMS (World Health Organization)-, agricultura-FAO, comercio-WTO/OMC, finanzas-IMF/FMI (International Found Monetary) o WB/BM (World Bank)- o educación -UNESCO-son expresiones decadentes de un sistema de administración de la vida humana alejadas de las actuales necesidades de las poblaciones en los países del Sur.
La colonización y cooptación de funcionarios de forma abierta o mediante variados y sutiles mecanismos de control desplegados desde el Norte es una práctica habitual en Latinoamérica y El Caribe. A veces, los propios mandatarios son bloqueados a la real información que sus colaboradores más cercanos, formados en organizaciones o universidades de países centrales, le suministran como insumos para la toma de decisiones.

El caso de la propiedad intelectual-industrial

La información revelada a partir de filtraciones de medios alternativos menciona la capacitación de jueces argentinos por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura: una muestra más de la intromisión de ese gobierno sobre los poderes de otro Estado soberano.
Una delegación de quince jueces argentinos participó en Estados Unidos de un seminario organizado por la International Judicial Academy sobre propiedad intelectual en agosto de 2008. También lo hicieron 10 jueces en 2009 y no hay un cálculo de cuantos asistieron en 2010, esto da cuenta de la injerencia de un Estado en asuntos internos de otro”.De acuerdo a la información el Departamento de Estado presionó en los últimos años para que las embajadas se dedicaran a “patrullar” los juzgados donde las empresas estadounidenses habían entablado demandas por presunta piratería de programas de software, cinematografía, música y medicamentos”. Estas industrias son de especial interés para el departamento de Estado pues las empresas norteamericanas obtienen ganancias extraordinarias en estos rubros.
El gobierno de Néstor Kirchner ya había sido conminado sin éxito por el Embajador de Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, -destinado por Obama a Afganistán luego del conflicto con el campo y reemplazado por Vilma Martínez), quien hacía permanente lobby en los medios de comunicación (hasta Clarín le dio una estatuilla)- visitando funcionarios de mediano y alto rango y organizando frecuentes reuniones sobre propiedad intelectual [1] , patentes y marcas, intentando introducir o modificar leyes favorables a las empresas de EE UU. Bajo la misión diplomática de Wayne se inició la formaron de jueces argentinos sobre propiedad intelectual en el país del Norte [2] .
Esta injerencia y patrullaje tienen objetivos destinados a mantener los mecanismos de dominación –aunque poco reconocidos como tales- por las sociedades y numerosos gobiernos, si bien han sido denunciados como perjudiciales para los pueblos por algunos especialistas (Stiglist o Chomsky, entre otros) [3] y algunos presidentes (Chávez, Correa, Evo, Lula).
En la Argentina, el “sistema de propiedad industrial” (patentes y marcas) creado por los países centrales a finales del siglo XIX a través del Convenio de París [4] e impuesto a la “periferia” ya había sido incorporado a la constitución liberal de 1853 (Art.17), regulado y controlado por tratados y acuerdos internacionales (Convenio de París, ADPICs-TRIPs) y leyes nacionales (Ley 24.481 de 1996) promovidas por las transnacionales de las industrias agro-ganaderas, farmacéuticas, biotecnológicas, del software, químicas, electrónicas, etc. fueron instauradas por gobiernos de dictaduras militares a lo largo del siglo XX y durante la década neoliberal del 90. Solo como ejemplo, el Decreto-Ley de transferencia de tecnología vigente se sancionó en el año 1982.
La protección del monopolio del conocimiento incorporado como tecnología a los medios de producción-patentes- y la protección de los mecanismos de consumismo- marcas-son dos soportes del capitalismo global. Las transnacionales que apropian sus ganancias con las industrias de las patentes y las marcas acumulan y fugan remesas creando mercados monopólicos sin transferencia de conocimientos-tecnologías a las sociedades, empresas y trabajadores establecidos en el país al que penetran [5] . De igual forma sucede con las llamadas industrias del copyright norteamericanas: cine, videos, entretenimiento, contenidos de TV, TV por cable, radio o internet que han logrado imponer sus monopolios y leyes en gran parte de los países del mundo.
La adhesión de la Argentina a acuerdos internacionales de propiedad intelectual impulsados por empresas estadounidenses como Monsanto, Pfizer, Dupont, IBM, General Electric y Cargill favoreció la concentración de ganancias extraordinarias. Mediante estos acuerdos se creó un mercado concentrado a partir de 2000 (fecha de entrada en vigencia), un mercado de medicinas cuyos principios o drogas activas son patentadas en el país por la oficina de propiedad industrial, obstaculizando a partir de ese momento el desarrollo de un mercado nacional totalmente autónomo que suministre medicamentos baratos para abastecer a los centros públicos de salud u obras sociales del país. Los costosos medicamentos patentados son el origen de las denominadas “mafias de los medicamentos” (que fijan altos costos a medicamentos esenciales para la vida)
En Argentina -un país medianamente industrializado del continente- de cada 6 patentes solicitadas 1 (una) es de origen nacional y 5 (cinco) son extranjeras [6] , aproximadamente la mitad se refieren a la industria farmacéutica, química, biotecnología y agroindustrias. La tecnología patentada proviene de los países centrales y otorga un monopolio temporal por 20 años. Se gestiona tecnología transnacional que genera ganancias y remesas hacia el exterior. La compra de tecnología con dependencia extranjera y sin transferencia de conocimiento o capacitación atenta contra la soberanía nacional que se pretende alcanzar.

Nuevas percepciones y malos asesoramientos

La presidenta argentina expreso por primera vez su preocupación por el sistema de patentes en 2008 en oportunidad de una reunión de prensa luego del movimiento desestabilizador de los empresarios agro-ganaderos: … “Y yo siempre digo y lo decía el otro día en la cena de las Fuerzas Armadas que siempre declaran patrimonio de la humanidad los recursos naturales, nunca declaran patrimonio de la humanidad, por ejemplo, las patentes medicinales, que también son tan importantes como el agua y otras cosas . En definitiva, creo que tiene que haber una acción conjunta de todos los países de América del Sur y sobre eso estamos charlando los distintos mandatarios y mandatarias de la región”.
La expresión en la mencionada cena fue la siguiente: “Aquí me viene a la memoria algo que dice un amigo mío gobernador de una provincia del Noreste argentino: Viste, Cristina, siempre declaran patrimonio cultural al agua, a los glaciares, a la amazonía, nunca desde allá se declaran patrimonio de la humanidad las patentes medicinales, los remedios, el conocimiento [7] "
En su segunda mención pública solicitó la suspensión del derecho de patentes a la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante la última Cumbre de presidentes de MERCOSUR en Asunción del Paraguay, que en el marco de la lucha contra la “gripe A/H1N1”, se levante o suspenda el derecho de patentes para la vacuna contra la enfermedad . [1] . El derecho de patentes nunca fue suspendido a pesar de lo solicitado por la presidenta: el Estado debió ser quien obligara a las empresas poseedoras de las patentes a que, por razones de salud pública, suspendieran el cobro de licencias de fabricación, declarando ante la OMC la medida tomada. En el caso de la gripe A y como agravante, unas pocas empresas en el mundo controlan la tecnología para fabricar vacunas y la OMS fue sospechada de declarar el alerta mundial de máximo nivel para que laboratorios transnacionales aumentaran sus ganancias. [8] Finalmente se anunció la asignación de 50 millones de dólares para que laboratorios transnacionales fabriquen la vacuna en el país.
La tercera mención a tecnologías no protegidas por patentes fue durante la utilización de un sistema basado en software libre para confeccionar el documento nacional de identidad [9] . Este hecho fue otro avance conceptual por parte del gobierno argentino en el intento de independizarse de la utilización de software privativo, pero en Argentina no existe todavía una directiva nacional contundente que obligue a migrar todos los programas utilizados en organismos del Estado argentino hacia el software libre como ocurre en otros países de la región [10] .
Las menciones son acertadas aunque las soluciones no resuelven el problema estructural que señala a la cultura del patentamiento y la concesión indiscriminada de marcas como principales mecanismos de ganancias de las grandes empresas transnacionales creando monopolios temporales que controlan las tecnologías y la comercialización de bienes y servicios desarrollados en otros países, pero consumidos en Argentina. Al mismo tiempo se bloquea el desarrollo de tecnología propia, pues el sistema de patentes es excluyente e impide la apropiación social de nuevos conocimientos. El obstáculo en el acceso a medicinas baratas, el agregado de valor a productos primarios o el acceso a tecnologías que mitiguen el cambio climático son tres ejemplos de la consecuencia de aplicar el actual sistema de propiedad industrial. 
En Argentina no se han modificado regulaciones y normativas sobre patentes en la dirección expresada por el gobierno. La colonización de los organismos nacionales, los juzgados y las policías aduaneras, junto al implacable lobby de los grandes estudios de abogados permiten mantener las condiciones propicias para la acumulación de ganancias de las empresas transnacionales y la dificultad del gobierno en avanzar con mayores grados de libertad hacia la soberanía tecnológica no denunciando a la propiedad industrial como otra de las armas de injerencia .
La presidenta argentina solicito esta semana ayuda para llevar adelante las transformaciones necesarias y mejorar la calidad de vida de los argentinos: este ha sido un humilde aporte.


[1] http://cantv.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?12582
[2] http://www.aporrea.org/tecno/n113832.html
[3] http://lineadevista.lamula.pe/2010/10/16/stiglitz-el-sistema-de-propiedad-intelectual-no-funciona/
http://aahumphreyq56.blogcindario.com/2007/01/00066-subdesarrollo-insostenible-noam-chomsky.html
[4] http://www.wipo.int/treaties/es/ip/paris/trtdocs_wo020.html
[5] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67611
[6] http://bd.ricyt.org/explorer.php/query/submit?excel=on&indicators[]=PATSOL&syear=1990&eyear=2008&
[7] http://www.mindef.gov.ar/discursos_discurso_cristina_kirchner.asp?Id=808
[8] http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-139292-2010-01-30.html
[9] http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=3967
[10] http://www.fsfla.org/svnwiki/legis/venezuela/3390

Fuente, vìa :

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123188

España Tecnologìa Sociedad : Consejos para webs tras la Sentencia española "alasbarricadas"

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6OPKUhWCytGBLaRed58vxk177uB89-8cTJYhFwK8SwSOqgk7q8l4OlrB_0d4OwpwT5Y75qteN3_NTZOMwPkTBTvm84iM4vv7NIAxe9yTwAuL-MDQN7UYbh24ZSiDpbk_DWDRUb8GuJhXc/s1600/censura-en-la-web+1.jpg

Ya expresé en su momento que no estaba de acuerdo con la sentencia inicial del caso "Alasbarricadas" (pdf) seguido a instancias de Ramoncín por los comentarios, y una imagen, que se pusieron al pie de un comentario en un foro.

La razón fundamental para mi oposición es que creo que no es aplicable a las webs que no realizan una actividad económica la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información. Por eso sigo manteniendo que el fallo contra "alasbarricadas" aplicandole una ley que excluye a este tipo de páginas de su ámbito de aplicación es un error.

A pesar de ese criterio que por ahora no ha sido objeto de controversia judicial, al contrario, en este caso se ha asumido la sujección de las webs que no tienen publicidad ni ingresos de ningún tipo a la LSSICE (algo que entiendo ha sido aceptado incluso por la propia defensa puesto que no hay ninguna referencia a ello en las resoluciones judiciales precedentes), creo que es necesario exponer una serie de consejos para responsables de webs y blogueros a la luz de este fallo judicial y de las sentencias en los casos "putasgae" y "quejasonline".

En este caso se responsabiliza a quien aparecía como administrador de "alasbarricadas.org" porque no cumplió con la diligencia debida en la retirada de los contenidos, y no pudo hacerlo precisamente porque no había actualizado los datos de contacto y no demostró que el mail fuese un medio efectivo para contactar.

Este fallo del Tribunal recuerda a la doctrina constitucional (sentencias del Tribunal Constitucional 82/2000, de 27 de marzo, 145/2000, de 29 de mayo y 6/2003, de 20 de enero) sobre que los actos de comunicación producen plenos efectos cuando su frustración se debe únicamente a la voluntad expresa o tácita de su destinatario, o a la pasividad, desinterés, negligencia, error o impericia de la persona a la que va destinada.

Es decir, si la LSSICE permite que sea exonerado de responsabilidad por las lesiones de derechos que provoquen terceras personas, pero siempre que tenga conocimiento efectivo, que puede darse por varios medios, y actúe con diligencia en la retirada, pero no se puede considerar diligente a quien no cumple con los medios para contactar que señala la ley, puesto que de esa forma se coloca en posición de no tener nunca conocimiento efectivo.

También señala la sentencia que la ley debe interpretarse a la luz de las circunstancias sociales, y que en un medio como internet, pretender esperar a que en un caso evidente de lesión del derecho al honor (que ni tan siquiera ha sido cuestionada por la defensa) haya una resolución previa supondría dejar indefenso al ofendido.

A la vista de lo anterior se pueden extraer las siguientes conclusiones prácticas para blogueros y administradores de webs si no quieren ser considerados responsables por los comentarios o acciones de terceros que participen en su sitio:

1- Ten habilitado un canal de comunicación que puedas demostrar que funciona y recibe notificaciones. El email se admitiría, visto lo que ha dicho el Supremo en este caso, pero deberás demostrar en el eventual juicio que las solicitudes enviadas al mismo se reciben y contestan. Esto es algo que el juzgado de primera instancia señaló que no se había acreditado por los demandados.

2- Cumple con la obligación de tener los datos de contacto actualizados, de acuerdo al artículo 10 LSSICE. Personalmente incluiría a los datos del whois si tienes tu propio dominio, puesto que la sentencia también hace alguna referencia a ello.

3- Si recibes una notificación, ya sea en el email o un burofax, atiéndela y contesta al menos de manera inicial con un "estudiaremos su reclamación o queja", de esta forma trata de acreditar que recibes los mensajes.

4- Pero no son todo obligaciones para el bloguero o administrador de la web, la reclamación debe especificar todos los aspectos que deben ser analizados para ver si efectivamente se lesionan derechos de terceros, señalando los comentarios que se consideran lesivos y las razones para ello, de tal forma que el requerido pueda hacer un correcto juicio y decidir si procede a su retirada o no. Si la reclamación no cumple esos requisitos no puede exigirse despues su efectividad. Evidentemente también sería bueno solicitar que se acredite la representación o titularidad del bien o derecho objeto de reclamación.

5- Cuando recibas un requerimiento analiza si realmente se lesionan los derechos de un tercero. A falta de consultar con un abogado, siempre recomendable, guiate por el criterio de si te gustaría que tú o tu familia viesen el comentario si fuese dirigido a tí. Hay lesiones al honor demasiado evidentes como para que sean amparables. En el caso "alasbarricadas", por ejemplo, ni la defensa de la web cuestionó, entre otras cosas, que una imagen con la cabeza cortada del demandante no fuese lesiva para su honor. Sentido común.

6- Si consideras que el contenido o el comentario lesiona los derechos de tercero, retiralo y comunícaselo a quien te requirió. Si consideras que no procede su solicitud consúltalo antes con un especialista, pero no des una respuesta sin meditarlo muy bien o estar perfectamente asesorado.

7- Si el volumen de tráfico es pequeño y puedes revisar los comentarios o contenidos una vez a la semana no pasa nada porque tú mismo retires aquellos contenidos que son evidentemente lesivos, sin esperar a ningún requerimiento. Si el volumen es muy grande y no dispones de medios de control pues actúa según se te vaya requiriendo.

8- No todas las solicitudes tendrán fundamento o sentido, no actúes como un autómata, hay personas y empresas que no quieren que se hable mal de ellas, de sus productos o servicios, pero ello no justifica que se deba retirar el comentario, siempre que sea respetuoso o veraz.

Es importante señalar que esta sentencia para quien realmente representa un problema es para las webs que no realizan una actividad económica puesto que les hace extensible el régimen previsto para los prestadores de servicios de la sociedad de la información, pero para el resto de webs no supone algo rupturista, sino la confirmación de las resoluciones previas en esta materia y en coherencia con los fallos a nivel europeo en interpretación de la Directiva.


[Bonus track] A la luz de esta sentencia ¿qué pasaría si un titular de derechos remite un burofax a una web de enlaces pidiéndole la retirada de un enlace a una obra y si este no lo retira? ¿Demuestra esta sentencia que la Ley Sinde no tiene sentido?

http://derechoynormas.blogspot.com/2011/02/consejos-para-webs-tras-la-sentencia.html 
Vìa :

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123132

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