Desde hace 19 años atrás la comunidad
internacional, por decisión de la Asamblea General de la onU, celebra
cada 22 de marzo el día mundial del agua. Fecha que, no en pocas
ocasiones, en varios países, pasa completamente silenciada por los
acontecimientos coyunturales. Pero el agua, como derecho universal, hoy,
se constituye en una cuestión de vida o muerte. Mañana será peor.
Si
bien el planeta Tierra es azul porque está compuesto de 71% de agua,
sin embargo, sólo el 2.5% de esa agua es dulce. Y del total del agua
dulce, sólo el 0.4% se encuentra en la superficie en estado líquido. El
resto está en los glaciales y el subsuelo.
Este
pequeño porcentaje de agua dulce disponible se va agotando a causa de
la contaminación, mala distribución y la “cultura” del despilfarro. Sí,
aunque Ud. no lo crea, esta nuestra conducta inmoral e irresponsable
hace que cada 20 segundos muera un niño/a en el mundo a falta de agua
limpia. En la actualidad, más de mil millones de personas ya padecen
sed, y más de 2.5 millones (40% de la población mundial) carecen de
saneamiento básica. Para 2025, 2 de cada 3 personas en el mundo
pasaremos sed.
En la actualidad cerca de 30
países tienen serios problemas de agua. Entre ellos Kuwait, Libia,
Qatar, Arabia Saudita, Singapur, etc. En los EEUU cerca del 40% de las
reservas de agua dulce se encuentran contaminadas. Los 10 principales
ríos del planeta están contaminados.
Ante la
imposibilidad humana de aumentar las reservas de agua dulce, y ante la
imparable contaminación de las pocas reservas que quedan, se plantean
dos posturas filosóficas y políticas para la administración de este
recurso vital:
La primera, promovida por los
promotores del libre mercado (BM, FMI, BID, CAF, etc.) que consideran el
agua como un simple recurso mercantil y que para su eficiente
administración y asignación debería pasar a manos de empresas privadas,
porque consideran que el Estado es el principal responsable del
despilfarro de este recurso.
La segunda,
promovida por la onU, onGs y pueblos conscientes del mundo que
consideran y defienden el agua como un derecho universal, requisito para
la satisfacción de los demás derechos fundamentales. Destinado a
satisfacer las necesidades de todos los seres vivos. El agua es un
derecho, no una mercancía. Por tanto, son las comunidades organizadas
quienes deben administrar y cuidar el agua y los bosques. Por eso, en
2010, el acceso al agua potable y saneamiento básico fue declarado como
un derecho humano fundamental por la onU.
Honduras,
país bendecido por la Madre Tierra por sus reservas hídricas, asumió,
de manera irresponsable e irreflexiva, la primera postura. Los servicios
de agua y saneamiento, que históricamente fueron asumidos, de forma
espontánea, por las organizaciones comunales (juntas de agua), desde
inicios de la pasada década (2003) están siendo trasferidos a los
municipios para su inmediata privatización (como está ocurriendo en la
ciudad de San Pedro Sula). Casi simultáneamente, se transfirieron y
transfieren los ríos a las empresas privadas para la producción de
hidroeléctricas. Y, ahora último, hasta los bosques están siendo
vendidos “para el mercado de carbono”. Así, sin servicios de agua, sin
ríos y sin bosques, el pueblo hondureño va camino seguro a su calvario
infernal. Y todo, en nombre del “Humanismo Cristiano”.
Si
no le conmueven los niños/as que murieron en los minutos que leyó o
escuchó esta editorial, quizás porque sean del África o Asia, piense en
sus hijos y nietos. Ellos padecerán el calvario de la sed y se
enfrascarán en guerras de exterminio por unas moléculas de agua. Y,
entonces, sólo quedará lamentos y maldiciones por cómo usamos el agua, y
nuestra indiferencia ante la mercantilización de ríos y bosques. Ahora
es el momento para que Ud. y yo alcemos nuestras voces y defendamos la
sangre y los pulmones de nuestra Madre Tierra.
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/honduras-ya-no-hay-agua-para-todos
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