Quisiera
partir haciendo notar que la etiqueta de “inmigrante” solo le pertenece
a un selecto grupo etnias que la clase política chilena ha degradado a
segunda categoría, por supuesto que el problema de inmigración nada
tiene que ver con europeos o norteamericanos.
Ahora el "enemigo" es "externo", y con total desprecio de todo apego a la realidad, la culpa recayó sobre haitianos, colombianos, venezolanos y de toda hermana y hermano que viene a hacer su vida en estas tierras.
Habiendo
dicho eso, es impresionante como una élite política añeja, enquistada
en el poder, desvinculada de todo nexo con la sociedad, ante un malestar
estructural de las chilenas y chilenos hacia un modelo de desarrollo
que les robó no solo las vidas si no que los sueños va descartando
“salidas al conflicto”. Ayer el problema se solucionaba con democracia
en la medida de los posible, luego con realismo sin renuncias, de pronto
las renuncias aparecieron y sin darnos cuenta la desigualdad y
explotación de un sistema desapareció de la preocupación de la agenda
política (dejaron de hablar de educación, salud, previsión y demás
derechos sociales), y
nos vimos envueltos en agendas anti-delincuencia
.
Es entonces, dado que “el enemigo interno” no sirvió de nada, esa élite detestable buscó como comprar un poco más de tiempo para su supervivencia política, comprar un poco más de tiempo ante la inevitable realización de que su tiempo se acabó y comenzó el tiempo de la sociedad. Pero en esa maniobra desesperada echaron mano de donde no debían hacerlo (como todas la otras veces también) y es que ahora el “enemigo” es “externo”, y con total desprecio de todo apego a la realidad, la culpa recayó sobre haitianos, colombianos, venezolanos y de toda hermana y hermano que viene a hacer su vida en estas tierras. Haciendo eco de un rancio discurso del que todas y todos aborrecíamos hace semanas, pero que hoy gana en las encuestas, la xenofobia y el racismo se hicieron pan de cada día pero espero se caigan por su propio peso y que no sea necesario un Trump chileno para hacer evidente lo evidente.
Pero la culpa de este malestar generalizado a fin de cuentas no la tiene ese “enemigo externo”, tampoco ese “enemigo interno” que atacamos con medidas policiales más fuertes y tampoco el dictador. Pero existe un enemigo al que hay que culpar del malestar y combatir, ese enemigo son todas las grandes corporaciones que nos roban nuestros recursos, nos venden educación, nos venden salud, juegan con nuestros sueños de vejez, nos roban nuestras vidas, a ellas y a las élites que las defienden y vuelven intocables es que en cada marcha, cada protesta, cada acto les declaramos la guerra.
Hasta recuperar nuestros derechos, hasta recuperar nuestras vidas.
vía:
http://www.elquintopoder.cl/sociedad/cuando-solo-queda-culpar-al-inmigrante/
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