Germán Gorraiz López
La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y kratos (poder o
gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con
un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros
sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que
partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante
elecciones libres llegado al poder se metamorfosea en líder
Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible, centralista
y autoritario), lo que corrobora la tesis de Lord Acton “El Poder
tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. Los
sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una especie de
dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de cohesión
(manipulación de masas) y represión social (promulgación de
Decretos-Leyes que rozarían la constitucionalidad pero que quedarán
revestidos por el barniz democratizador del Tribunal Constitucional de
turno (Ley Mordaza), síntomas evidentes de una deriva totalitaria.
El establishment del Estado español
El establishment del Estado español estaría formado por las élites
financiera-empresarial, política, militar, jerarquía católica,
universitaria y mass media del Estado español, herederos naturales del
legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de
decisión (según se desprende de la lectura del libro “Oligarquía
financiera y poder político en España” escrito por el ex-banquero Manuel
Puerto Ducet), e iniciado asimismo una deriva totalitaria que habría ya
convertido a la seudodemocracia española en rehén del establishment y
que tendría como objetivo último la implementación del “Estado
Tardofranquista”.
Dicho anacronismo político bebería de las fuentes del centralismo
jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas y
refrendado por iniciativas como la aprobación de la nueva Ley de
Educación (Lomce); el rechazo del Grupo Popular a la proposición no de
ley de IU para “sancionar penalmente los actos de apología de la
dictadura franquista, la actividad delictiva de los grupos de
ultraderecha”, la modificación del Código Penal para constriñir hasta su
nimiedad la libertad de expresión (Ley Mordaza) y los derechos de
huelga, reunión y manifestación y la controvertida reforma de la Ley
Orgánica del Régimen Electoral de 1985 y en el paroxismo de la lógica
distópica, el renacer de la Doctrina Garzón (“Todo es ETA”), con el que
se intenta criminalizar a grupos y entidades díscolos y refractarios al
mensaje del establishment dominante del Estado español.
El puzzle inconexo del caos político
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la
llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y
se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el
orden jerárquico de la complejidad biológica”. Así, el concepto de
estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable
aunque registre un cambio, principio que trasladado a la esfera política
se traduciría en la Reforma del Régimen del 78 sin alterar sus
principios esenciales (Monárquico, jacobino y neoliberal), tesis que
defenderían los partidos del establishment dominante del Estado español
(PP, PSOE y la nueva estrella del firmamento reformista, Ciudadanos).
En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o
discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos
pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente
de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de
equilibro interno y se crea una situación nueva (Nuevo Régimen), tesis
defendida tan sólo por Podemos y los grupos independentistas periféricos
(EH Bildu y CUP) y que es asociada por el aparato mediático del sistema
dominante (mass media) con el advenimiento del caos.
Por caos (Khaos o “vacío que ocupa un hueco en la nada”) entendemos
algo impredecible y que se escapa a la miope visión que únicamente
pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los
parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz de secuenciar
únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos.
Por su parte, el biólogo Lyan Watson en su obra “Lifetide” publicada en
1979 afirma que “ si un número suficientemente grande de personas (Masa
Crítica) adquieren un nuevo conocimiento o forma de ver las cosas, esto
se propagará por toda la humanidad”, para lo que es necesario que un
determinado número de personas (Masa Crítica), alcance una conciencia
más elevada, momento en que el individuo es capaz ya de realizar un
salto evolutivo y lograr un cambio de mentalidad, tesis conocida como
“Teoría del Centésimo Mono”.
Vigencia del gatopardismo
El actual sistema dominante o establishment de las sociedades
occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo
de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y
transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a
engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y
fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Así, la estrategia electoral de Rajoy se basará en el mantra de la
recuperación económica edulcorada con sibilinas promesas de aumento del
techo de gasto autonómico, subidas salariales a funcionarios y jubilados
así como reducciones fiscales al estar la sociedad española integrada
por individuos unidimensionales que no dudarán en primar el “panem et
circenses” frente al vértigo que suscita la utopía de un Nuevo Régimen
propugnada por Podemos (“El cielo no se toma por consenso sino por
asalto”). En consecuencia, el Cielo deberá esperar pues la formación de
Pablo Iglesias (considerado por EE.UU. como de “filiación chavista”) se
verá relegado a la oposición tras la previsible formación de un Gobierno
PP-Ciudadanos que contará con la abstención del PSOE para escenificar
la metamorfosis del Régimen del 78 y mediante una reforma edulcorada de
la actual Constitución vigente, implementar un Estado monárquico,
jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar
todo para que nada cambie”).
Sin embargo, la crisis económica, la desafección política de la
sociedad española motivada por los sangrantes casos de corrupción de la
élite político-económica han hecho revisar los esquemas idílicos de la
Transición y la vigencia de la Constitución del 78 en la que se sustenta
el actual status quo, por lo que se antoja inevitable un proceso de
catarsis y posterior metanoia colectiva que tendrá como efectos
benéficos la liberación de la parte indómita del individuo primigenio (
el lobo estepario) que ha permanecido agazapado en un recodo del
corazón, sedado y oprimido por la tiranía del actual sistema dominante,
neoliberal y constrictor de las libertades democráticas. Así, tras un un
parto agónico en el que agonizará lo viejo sin que amanezca lo nuevo,
asistiremos al nacimiento del “Individuo Multidimensional” como
generador de un tsunami popular de denuncia del actual déficit
democrático, social y de valores e instaurador del caos constructivo que
logrará finiquitar las estructuras del obsoleto Régimen del 78 y
proceder a la instauración de la III República en el horizonte del 2020.
vía:http://www.attac.es/2016/08/30/autocracia-y-gatopardismo-en-espana/
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