Entre tanto, ¿dónde está la conciencia del mundo? Solo minorías alzan
su voz en las calles, y solo un Gobierno, el de Bolivia, ha declarado a
Israel Estado Terrorista. Los demás hacen negocio con las armas y
practican el doble lenguaje y la doble moral a la que nos tienen
acostumbrados desde 1948.
No podemos negar que algunos de los habitantes de Gaza no cesan de
hostigar con sus famosos cohetes de poca monta (los pequeños Goliat
molestando al gran David en una versión invertida de la historia).Ni
olvidar el dolor de los judíos víctimas del terrorismo palestino, que
son las menos con diferencia. Y no podemos olvidar que estamos ante un
genocidio programado que cuenta con la complicidad internacional de
países que fabrican armas que venden a Israel, desde los EEUU a España,
aunque escuchemos declaraciones hipócritas para la prensa sobre este
magno crimen en el que cooperan. Por esta razón. las negociaciones no
llevaron a ningún sitio debido a la enorme influencia que ejercen los
judíos sionistas en la Palestina ocupada y en el interior de los
EEUU, hasta el extremo de impedir que la propia ONU condene en serio
las atrocidades diarias contra el pueblo palestino, cuyo goteo de
muertos diarios clama al cielo.
Entre tanto, ¿Dónde está la conciencia del mundo?
Todas las películas que hemos visto a lo largo de nuestras vidas
sobre el holocausto del pueblo judío bajo el poder nazi son ahora una
versión al revés del exterminio sistemático que los prepotentes
dirigentes judíos ejercen sobre los árabes de Palestina usando otros
métodos pero con el mismo resultado.
Por desgracia, tenemos todos los datos a diario para poder hablar con
terrible propiedad de la existencia de un verdadero holocausto
sistemático que se desarrolla ante nuestros atónitos ojos sin que la
llamada “comunidad internacional”, compuesta de falsos demócratas y
falsos comunitarios diga “esta boca es mía”.
¿Dónde está la conciencia del mundo?
¿Dónde está la voz de las Iglesias? Al mismo Vaticano este
holocausto debe parecerle menos importante que el judío en tiempos de
Hitler, contra el que sí se manifestó el Papa, pero ahora calla una y
otra vez mientras los muertos gritan a la conciencia del mundo.
¿Dónde está la conciencia de las iglesias del mundo que se llaman cristianas?
Qué elocuentes todos los silencios, y qué poca conciencia la de
quienes callan ante este horror cotidiano. Mientras tanto, qué gran
prueba sobre la capacidad de perdonarse ambos pueblos, que sería la
verdadera piedra angular de la paz que podría empujar a sus dirigentes a
cambiar el curso de la historia y a devolver a cada uno lo suyo,
excepto la vida de quienes la perdieron por defenderlo.
Sin perdón no habrá paz, ni será posible la justicia hasta que el
pueblo judío devuelva lo que no es suyo, arrebatado por la violencia del
ocupante atómico Goliat contra el pequeño David árabe.
La victoria, en cualquier caso, no será posible ni por unos ni por
otros. Si acaso la claudicación forzosa ante el más fuerte, que engendra
odio del más débil y la semilla de la revancha. Silenciar al pueblo
palestino con la mordaza de la muerte significa cargarse el pueblo
judío con una enorme deuda espiritual añadida a la territorial, que
habrá de tener trascendencia más allá de los límites estrechos de la
franja de Gaza y de la propia materia. Un creyente sabe que existe la
gran ley de Causa y Efecto, y lo que se siembra se cosecha. El pueblo
judío siembra a diario dolor, muerte, injusticia y desesperación. ¿Qué
esperan recoger los responsables David de este exterminio? ¿Qué esperan
recoger, por su parte, los pequeños Goliat con sus cohetes artesanos
manejados con odio contra el agresor?
El perdón del pueblo palestino a los agresores está más lejos que
nunca, pero solo eso y la restitución de las tierras ocupadas es lo
que puede conducir a la paz.
Son demasiados años de agresión y exterminio programado por Israel,
pero las naciones callan, las iglesias institucionales callan. Y los
que callan, son tan culpables como los otros, pues “el que calla,
otorga”. Los gobiernos que callan, otorgan y venden armas para matar
palestinos también se les tendrán que ver con la justicia universal
terrestre o espiritual como cómplices en primer grado de crímenes de
guerra. Vergüenza de gobiernos, excepto el de Bolivia, que ha declarado a
Israel Estado Terrorista.
Mientras, la sangre de los niños sigue manchando con cada bomba judía la misma tierra que pisara Jesús de Nazaret.
Vía:
http://apiavirtual.net/2014/08/02/el-holocausto-palestino-y-la-complicidad-internacional/
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