Las políticas de austeridad
fiscal condujeron a la eurozona a la recesión más larga de su historia,
si se considera como tales caídas en la actividad durante dos trimestres
consecutivos. Sigue siendo el lugar más débil de la economía mundial
con incidencias globales indiscutidas dado que representa un 17% del
producto general. La orientación decidida por Bruselas, sede de la
Unión Europea y de la Zona Euro, apoyadas por el Banco Central Europeo y
el FMI, afecta ya al conjunto de los países, incluida también Alemania
que tiene un promedio nulo de crecimiento entre abril de 2012 y marzo
reciente. Para enfrentar un curso contractivo como el existente debe
considerarse los aportes también de los países en mejor situación. Por
ejemplo, si ellos adoptan políticas para incrementar su demanda interna,
aumentarían las importaciones, beneficiando a las economías que tienen
dificultades para colocar sus producciones. El mundo desarrollado vive
dos experiencias radicalmente distintas con los resultados esperados: la
Zona Euro en recesión prolongada por sus draconianos ajustes económicas
y Japón con cifras positivas de crecimiento al impulsar en los últimos
meses fuertes políticas anticíclicas monetarias, fiscales y cambiarias.
Tokio se propuso dos objetivos centrales a cumplir en un período de 24
meses. Por un lado, superar su recesión, donde ya aparece la luz si se
consideran las cifras del primer trimestre de actividad económica, y
terminar con la deflación, logro aún no alcanzado.
Al publicarse las informaciones de
actividad económica correspondientes a enero-marzo la eurozona enteró un
año y medio en recesión, si se utiliza como forma de medirla cifras
negativas durante dos trimestres consecutivos. Si se emplease una
definición más exigente el período sería aún mayor. En el curso
contractivo global de los años 2008-2009 la recesión persistió durante
cinco trimestres. Las cifras negativas comenzaron en octubre-diciembre
de 2011 con una reducción en comparación al trimestre anterior de 0,3%.
Desde entonces hasta marzo pasado la región experimentó una caída
promedio trimestral de 0,2%. Es, por tanto, una recesión larga pero
hasta ahora poco profunda. En julio-septiembre de 2011 el crecimiento
fue nulo. Tres países tuvieron en el primer trimestre pequeños
incrementos positivos: Alemania (+0,1%), Bélgica (+0,1%) y Eslovaquia
(+0,3%), de los 17 países integrantes de la eurozona.
Alemania, la mayor economía de la
región, no crece durante un año. Desde abril de 2012 a marzo último
experimentó un crecimiento trimestral promedio nulo. Los hechos
demuestran la justeza de las formulaciones keynesianas de que en las
políticas de ajuste se requiere considerar también el papel a cumplir
por los países acreedores o en mejor situación y no dirigirlas
exclusivamente a los en dificultades. En la conferencia de Bretton
Woods, en 1944, escribió Fernando Esteve, profesor de teoría económica
en la Universidad Autónoma de Madrid, “salió un orden monetario
internacional, que a diferencia del propuesto por Keynes, se acomodaba a
los intereses de EE.UU., también el proceso de construcción monetario
europea se ha diseñado al servicio del país hegemónico en la eurozona
(…). Y, al igual que en Bretton Woods, (…) tampoco existe en la
eurozona un mecanismo interno de corrección automática de los
desequilibrios financieros internos (…) de forma que la corrección de
los desequilibrios no suponga la implementación de planes de ajustes
recesivos en los países deudores” (17/05/13). Y, en definitiva,
conduzcan a efectos negativos generalizados.
Francia, la segunda de la eurozona en
magnitud de su producto, registró de acuerdo a la forma de definirla ya
mencionada su segunda recesión en cinco trimestres. En enero-junio de
2012 se contrajo en 0,1%, luego en julio-septiembre creció 0,3%, para
luego descender en 0,2% y 0,1% en los trimestres siguientes. Por tanto,
desde enero de 2012 a marzo último se contrajo en promedio un 0,04%, en
verdad se trata de un solo curso recesivo, en que durante enero-marzo
de 2013 destacan por la magnitud de su contracción las exportaciones y
las inversiones. Italia, la tercera por su producto, presenta cifras
negativas desde julio-septiembre de 2011. También están en recesión
países considerados por las calificadoras de riesgo triple A, o sea
cuentan con la máxima puntuación, como Holanda y Finlandia.
Hay situaciones que solo puede
calificarse abiertamente de depresión dada la dimensión de la caída en
los niveles de actividad. Desde luego, es el caso de Grecia que en
enero-marzo de 2013 completó 19 trimestres de cifras negativas
continuadas, es decir durante más de seis años. Fue la primera economía
“rescatada”, claramente consecuencia de las duras medidas de ajuste
que se le obligó a implementar para acceder al financiamiento del
Eurogrupo y del FMI. Portugal, otra de las economías “rescatadas”,
completó nueve trimestres en recesión, con una caída interanual en
enero-marzo pasado de 3,9% y con una tasa de desocupación de 17,7%,
inferior eso sí a la de España y Grecia que superan el 27% de la fuerza
de trabajo. Como era previsible, en el primer trimestre –durante el
cual se produjo su rescate- la mayor reducción del producto con relación
a los tres meses inmediatamente anteriores la experimentó Chipre, de
1,3% del PIB. Fue su peor resultado desde la década de los setenta
cuando se produjo el enfrentamiento bélico entre los greco-chipriotas y
los turco-chipriotas que condujo a la ocupación militar de la zona norte
de la isla por Turquía. Chipre completó siete trimestres en recesión.
La contracción económica interna, como
es frecuente, mejora los saldos en las balanzas comerciales y en las
cuentas corrientes, ello se da en España que en marzo registró un hecho
que no se había producido en más de medio siglo, sus exportaciones de
mercancías superaron a las importaciones, pero fundamentalmente por la
caída de éstas, que en doce meses disminuyeron en un 15%.
Paralelamente, se produce un mejoramiento de las exportaciones porque
su competitividad en los mercados internacionales aumenta debido a la
reducción en los costos de producción, particularmente en el factor
productivo trabajo. Las cifras son elocuentes. De marzo 2012 al mismo
mes de 2013 un déficit comercial de 3.245 millones de euros se
transformó en un superávit de 600 millones, porque si bien las
exportaciones aumentaron en 400 millones de euros, las importaciones se
contrajeron en más de 3.000 millones debido a la larga recesión y al
abaratamiento de producción locales debido a las contracciones
salariales.
La presión de los mercados sobre las
deudas soberanas se debilitó con el anuncio del BCE de impedir el
derrumbe del euro, pero la economía real, como ratificaron las cifras
entregadas por Eurostat, continuó cayendo. Hecho de clara connotación
global dado que la Zona Euro explica un 17% del producto global. Por su
parte, la deuda pública hispana aumentó en marzo, según cifras del Banco
de España, a un 87,8% del PIB, superando por primera vez el promedio de
la UE desde que se incorporó al tratado regional. En 2012 aumentó del
69,3% al 84,2% del PIB. Ello se explica por la intensidad de la caída
en los niveles de actividad, pero también por la necesidad de financiar
diferentes ítems de déficit público, entre ellos el préstamo a la banca,
el financiamiento a las comunidades y las aportaciones al fondo de
recate de la eurozona.
Sin embargo, la reunión efectuada en los
últimos días de mayo de primeros ministros y presidentes de la Zona
Euro consideró que lo peor de la crisis ya habría quedado atrás. The
Economist, teniendo presente esta afirmación, calificó a “los líderes
europeos” de “sonámbulos a través del paramo económico”, constatando que
la región en vez de “convaleciente” de la crisis se encuentra en una
profunda “decadencia”, instándolo a que “se sacudan del letargo antes
que la Zona Euro se estanque o definitivamente se haga añicos”
(25/05/13)
Ante todo, este cuadro catastrófico es
consecuencia de las políticas de austeridad acordadas por Bruselas, con
el apoyo del Banco Central Europeo (BCE) y el FMI. Las débiles medidas
acordadas de apoyo a la actividad económica, como el plan de inversiones
materializado muy lentamente anunciados por el Banco Europeo de
Inversiones cifrado en más de 120.000 millones de euros, no modificó el
curso general impuesto por las políticas de austeridad, cuya expresión
máxima de flexibilidad fue aumentar el lapso de reducción en los
déficits fiscales, luego que los hechos demostraban claramente que los
objetivos propuestos eran inalcanzables a menos que se intensificasen
aún más las políticas de ajuste, como aconteció con España y Francia. A
cambio de la flexibilidad Berlín demanda intensificar las “reformas
laborales”, es decir precarizar aún más el trabajo. El presidente del
Bundesbank, Jens Weidmann, en una postura aún más dura expresó
públicamente su preocupación si la flexibilidad es llevada más lejos.
En este sentido, recalcó, que Francia tiene una “responsabilidad
especial” como “peso pesado de la Unión Europea”, y, por ello, “debe
tomarse en serio las nuevas reglas para la reducción del déficit creadas
el año pasado” (19/05/13).
Para The Wall Street Journal “la
continua austeridad fiscal, la falta de crédito bancario y los altos
niveles de deuda de las familias seguirán arrastrando a la economía”
(16/05/13). A las consecuencias negativas del ajuste presupuestario se
suma una trampa de liquidez, en circunstancias que el BCE mantiene a los
bancos recursos sin límites a su disposición no traspasados
mayoritariamente al mercado. En España, la reestructuración del sistema
bancario, condición exigida para el rescate sectorial, llevó a su vez
al Plan de Restructuración del grupo BFA-Bankia, que incluye la venta de
activos. Este proceso permitió al BCI, controlado por el grupo Yarur,
adquirir el 100% del City Nacional Bank Florida, filial del Bankia, en
US$882,8 millones.
La Unión Europea (UE) también se
encuentra en recesión, después de un corto paréntesis a mediados de
2012. La única gran economía entre sus integrantes que mejoró en el
primer trimestre fue el Reino Unido. En ello, sin duda, influye que
tiene su propia moneda y banco central, lo cual le permite tener mayores
mecanismos de política que contrarresten las consecuencias negativas de
la austeridad fiscal, que también implementa.
Desde una perspectiva global, una política claramente opuesta a la de la eurozona es la seguida por Japón[1]
con la Abeconomía. En el primer trimestre fue el integrante del G-7
que registró el mayor nivel de crecimiento, gracias a su agresiva
política de relajamiento cuantitativo, un fuerte paquete de estímulo
fiscal dirigido preferentemente a impulsar la inversión pública y sus
medidas orientadas a devaluar el yen. Desde noviembre 2012 cuando
Shinzo Abe dio a conocer sus medidas la cotización de la divisa japonesa
cayó con relación al dólar norteamericano y el euro en aproximadamente
un 30%.
Es sin duda una abierta “guerra cambiaria”, no calificado como tal por el G-20[2]
ni por el G-7 en su reunión de mayo en Londres. Después de esta última
cita el ministro de Finanzas nipón, Taro Aso, manifestó que nadie de
los participantes habría criticado la política de Tokio, mientras, en
cambio, el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble expresó que
dio lugar a un “intenso debate”, cuya evolución será “vigilada de cerca”
(12/05/13). Por su parte, varios países de la región han expresado su
preocupación y adoptado medidas para depreciar sus monedas.
Las políticas niponas condujeron a que
en enero-marzo su producto creciese con relación al trimestre anterior
en un 0,9%, con un aumento muy significativo de las exportaciones
(3,9%), estimulado por la depreciación del yen, cuando en
octubre-diciembre había descendido en 2,9%. El consumo privado, que
permanecía retraído, creció a su vez en un 0,9%. Uno de los objetivos
centrales de la Abeconomía, que se saliese de la recesión, comenzó así a
manifestarse en el primer trimestre. Otro propósito central es poner
fin a la deflación, tarea que sigue pendiente. El Banco de Japón
constató durante la segunda quincena de mayo que por el momento
persistían pequeñas tasas negativas. “Algunos indicadores –explicitó-
sugieren un incremento de las expectativas de inflación” (22/05/13).
En su informe económico de mayo, el gabinete de Abe manifestó que la
economía “está avanzando poco a poco”, expresando su esperanza que la
recuperación sea “gradualmente apoyada por la mejora en la confianza, de
las condiciones de la exportación y el efecto del paquete de políticas
monetarias”
El contraste entre la evolución de la
economía en Japón y la eurozona es muy grande. Por tanto, constituyen
una demostración de la vida real de los excesos a los cuales conduce la
política de austeridad impulsada por Bruselas y Berlín, con la
particularidad que ella golpea por la contracción regional al conjunto
de los países, también a Alemania.
El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2013/06/20/71609/eurozona-la-recesion-mas-larga-en-su-historia/
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