Señor Director:
No conocemos el rostro de quienes
controlan, manejan, gobiernan la sociedad y el destino de sus
miembros;nosotros y nosotras, no nos encontramos con aquellas personas-
si procede llamarles así, por la falta de evidencia de su corporalidad-
en la esquina del barrio, en el almacén de la población, o en el
paradero bajo la lluvia y el frío inclemente o soportando el yugo del
sol que es licuadora de cerebros. Tal vez de soslayo; un atisbo, un
escorzo, sean la pálida presunción de su existencia; pero lo cierto es
que nunca les hemos encarado, menos confrontado, ya que habitamos
universos paralelos- la lucha de clases que algunos decretaron
extinta-.Adquieren el rango de fantasmagorías siniestras y ominosas,
que, sin embargo,tienen un dominio absoluto de la cuna hasta la tumba,
de la pobre vida de ya saben ustedes quienes.
Tampoco hemos visto cara a cara a
quienes elaboran leyes, arrogándose la voz de la comunidad; o, como se
dice ahora, de la ciudadanía empoderada, que pueden ser tan dañinas
como el peor cáncer, pero sin consecuencias para sus gestores y
promotores, sino para el perraje que las sufre hasta el hueso y el
alma. Sin duda, conocemos fisonomías que roban cámara, con una morbosa
proclividad a ser enfocados,encuadrados y con acercamientos óptimos; mas
es una apariencia, una cáscara, de una maquinaria que trabaja
produciendo leyes, para la auto reproducción, y cuya razón y fin último
es mantener doblegada la colectividad, para que no cunda la metástasis
de la conciencia, y ocurra el milagro de la transustanciación: el
ejercicio real de la soberanía…
¡Que curioso resulta una metáfora ambivalente per se, aunque igualmente válida y legítima!…
Con respecto a nuestra querida
Encapuchada,que puede ser Encapuchado, cabe desgranar reflexiones entre
drogadictas y borrachas: El acto de cubrirse la faz, es un notable
ejercicio de sobrevivencia y de rebeldía.
Ocurre frente a los poderes y
agentes que oprimen y reprimen, y que despliegan toda la tecnología,
para suprimir cualquier intersticio o resquicio de identidad no
pervertida, por la pornografía mediática, y el totalitarismo que es la
segunda piel de nuestra sui generis democracia; por fuerza y
violencia, hay que desnudarlo todo, incluso contra la voluntad de quien
fuere;de suerte que si deseo resguardar mis facciones corro el riesgo de
recibir el mote de delincuente, terrorista,anarquista; sin embargo:
¿qué mayor crimen que robar con impunidad al amparo dela ley; qué mayor
terror, que amenazar con pobreza y miseria; qué mayor anarquía, la que
pretenden hacer aparecer como orden natural, perfecto e inmodificable?.
Por los demás,si ellos mismos usan testigos protegidos cuando les
conviene: ¡Que doble estándar más grosero!…
Y de rebeldía, por cuanto el
potencial destructivo se descarga contra los símbolos, signos, señales,
demarcaciones,que configuran las coordenadas de la esclavitud y la
explotación; verdaderos campos alambrados, donde centinelas implacables,
disparan a matar cuando alguien osa alzar la voz y rebelarse…
¿Un Banco tiene piedad o lástima,
al momento de actuar como vampiro sobre la carne y la sangre de las
víctimas, con un sed que no reconoce límite alguno?;¿acaso las
Farmacias no actúan como mafiosos implacables, que eliminan la
competencia, para luego lucrar con la salud y vida de los anónimos?;
¿Las AFP y las Isapres, no semejan, tal vez, minas de oro, como el
cuento de nunca acabar; extrayendo toda la riqueza para luego
transmutarla en fuegos fatuos, que se extinguen en la nada?. Y así
hacia el infinito.
Entonces, la acción encapuchada
cobra una dimensión épica heroica, que canaliza el odio acumulado, por
los siglos de los siglos; ¡Amén!…contra los detentores del poder. Ante
la agresión alevosa y con saña, el derecho a la autodefensa, es algo
vital y lógico: vital para sobrevivir; lógico, de acuerdo con la
resistencia a ultranza.
Algunos sostiene que es una acción
marginal; que no ha ganado ninguna revolución; que no ha conquistado
la-independencia para una colonia; que no ha torcido el curso hacia el
advenimiento de una fase superior, en términos de la realización de la
pariente loca, encerrada en alguna habitación, sótano o mazmorra de la
historia: la utopía. Pero yo no estaría tan seguro de que la resistencia
acérrima y furibunda sea estéril, y sólo sirva de coartada para
incrementar las dosis de coacción.
Arturo Jaque Rojas.10.789.448-9
Vía:
http://www.elciudadano.cl/2013/06/23/71822/apologia-de-la-encapuchada/
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