Un informe de la Procuraduría muestra la forma en la que los
paramilitares montaron un plan de persecución y exterminio para acabar
con organizaciones sociales en esta región del país.
Las principales víctimas de la
violencia paramilitar en el Magdalena Medio fueron los defensores de
derechos humanos, las asociaciones de mujeres, los líderes comunitarios y
los sindicalistas, quienes por el solo hecho de hacer parte de una
organización social fueron señalados como guerrilleros.
Así lo reveló un informe de la
Procuraduría sobre el impacto que generaron los crímenes del Bloque
Central Bolívar, BCB, en la sociedad del Magdalena Medio que fue
presentado durante la audiencia de identificación de afectaciones de las
víctimas de Rodrigo Pérez Álzate, alias ‘Julián Bolívar’.
Entre 1998 y 2005, los paramilitares del BCB que eran comandados por ‘Julián Bolívar’, Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’ e Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’, montaron una
estrategia de terror con la que pretendieron intimidar a la población y
exterminar todo tipo de participación de la comunidad.
Según el informe presentado por Diego Alvarado, delegado de la Procuraduría, los
paramilitares “justificaron el conflicto como una lucha antisubversiva,
etiquetando a la población civil, sindicalistas, defensores de derechos
humanos y líderes comunitarios como “guerrilleros”, excusa bajo la que
se cometieron toda clase de crímenes y vejámenes”.
Al final estas organizaciones sociales fueron objetivos constantes de los ataques paramilitares por dedicarse a la defensa y a la
promoción de los derechos humanos en la región del Magdalena Medio y
por denunciar publicamente los crímenes de las autodefensas.
Con amenazas, persecuciones, masacres,
homicidios selectivos, torturas, violencia sexual, desplazamiento y
limpiezas sociales, las autodefensas dominaron la región dejando una
huella imborrable para los sobrevivientes.
Para la Procuraduría lo paradójico es
que durante el auge de la violencia paramilitar las cifras oficiales
escondieron la realidad e hicieron creer que no estaba pasando nada.
Esta situación fue reforzada por una “hermandad de los paramilitares
con fuerzas armadas legales y grupos empresariales importantes en la
zona”, dice el informe, que le otorgaron inmunidad al grupo ilegal.
Sumado a esto, los paramilitares del BCB
lograron poner personas afines en las instituciones del Estado y los
gobiernos locales y regionales, lo que les permitió manejar a su gusto
la economía, la política y la justicia de la región.
El informe presentado por el procurador
delegado concentra su análisis en Barrancabermeja, por considerar que
allí se vivió lo peor de la incursión paramilitar que se ensañó con las
organizaciones sociales, y además, porque con su condición como puerto
petrolero, esta ciudad se prestó para el surgimiento de numerosas formas
de participación social que fueron atacadas por las autodefensas.
La Procuraduría identificó los daños
colectivos que sufrió la población del Magdalena Medio para que en la
sentencia que emitan los magistrados de Justicia y Paz en el caso de
‘Julián Bolívar’, se ordene reparar a las organizaciones y grupos
sociales que se vieron afectados por el terror paramilitar.
La estrategia de exterminio
La región del Magdalena Medio comprende los departamentos de Bolívar, Santander, Cesar y Antioquia, y en menor medida a Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima. Estos entes territoriales están conectados por el río Magdalena que sirve como un corredor entre el centro y el norte del país.
La región del Magdalena Medio comprende los departamentos de Bolívar, Santander, Cesar y Antioquia, y en menor medida a Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima. Estos entes territoriales están conectados por el río Magdalena que sirve como un corredor entre el centro y el norte del país.
Barrancabermeja es considerada el
corazón económico y político de esta región por contar con la refinería
de petróleo más grande del país. Así, por su ubicación y por los
recursos con los que cuenta, esta región se convirtió en un atractivo
botín para los grupos armados ilegales.
Desde los años 70, la guerrilla del ELN
se posicionó en la zona donde permaneció hasta finales de la década de
los noventa cuando fue desplazada por la llegada de los paramilitares
del Bloque Central Bolívar comandados por ‘Julián Bolívar’. Este
grupo llegó a la región con la excusa de acabar con uno de los
principales focos de subversión cometiendo masacres como la de
Barrancabermeja en la que fueron asesinadas 35 personas en 1998.
En esta arremetida paramilitar se igualó
el hecho de pertenecer a una organización social a la militancia dentro
de la guerrilla, razón por la que los miembros de sindicatos y
movimientoscomunitarios fueron tildados de promover los ideales
subversivos y de ser parte del ala política del ELN y de las FARC. Aquí
comienza el exterminio.
Ataques a los sindicatos
Los sindicatos de funcionarios públicos,
de transportadores, de docentes, de trabajadores de la hotelería y de
la industria del petróleo, la electricidad y el tabaco, son considerados
como las principales víctimas del actuar paramilitar en
Barrancabermeja. A las autodefensas de Julian Bolívar se les señala como responsables de al menos trece asesinatos de sindicalistas de la región.
La tradición sindical de Barranca nace
en 1924 con el surgimiento de la Unión Sindical Obrera de la Industria
del Petróleo, USO, el principal sindicato de Ecopetrol. “Esta
organización desempeñó un papel protagónico en los procesos de
movilización social y por ello fue altamente victimizado”, señala el
informe.
De hecho, entre 2000 y 2002, circuló un
rumor en esta ciudad sobre la aparición de una lista negra con los
nombres de los dirigentes sindicales que serían objeto de ataques del
BCB. La preocupación fue mayor cuando fueron asesinados dos afiliados a
la USO, crímenes que aceptó ‘Julián Bolívar’ por línea de mando aunque
negó que existiera una política para atacar a los sindicalistas.
Por parte de la USO, los sindicalistas
asesinados fueron Cervando Lerma Guevara, líder de los Movimientos
Obreros como Trabajador Temporal, Manuel Salvador Guerrero Pensionado
de Ecopetrol y ex miembro de la USO y Rafael Jaimes Torra, quien fuera
el tesorero de esta organización.
El BCB también fue responsable del
asesinato de Luis Alberto Carazo, rector y profesor de la Escuela Jorge
Eliecer Gaitán y miembro activo de la Organización Sindical ASEM y
Miguel Rojas Quiñones, docente de la escuela Los Alcázares y afiliado al
Sindicato de Trabajadores del sector educativo de Santander SES, filial
FECODE.
Del Sindicato de Conductores y
Trabajadores de la Industria del Transporte de Santander, Sincotrainder,
fueron asesinados su presidente Luis Alberto López Plata y su tesorero
Luis Manuel Anaya Aguas. (Ver artículo: Así los paras exterminaron a un sindicato en Barrancabermeja)
Otros sindicalistas víctimas de la
persecusión fueron, Robinson Badillo y Jairo Chima, miembros del
sindicato de Trabajadores de Servicios Públicos Autónomos e Institutos
Descentralizados de Colombia, Sintraemsdes, Gustavo Castellón del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Caja de Compensación Familiar,
Sinaltracomfa, Helio Rodríguez Ruiz afiliado al Sindicato Nacional de
la Industria Gastronómica, Hotelera y Similares, Hocar, Edgar Manuel
Ramírez afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Electricidad de
Colombia Sintraelecol y Ciro Arias, quien fuera el presidente del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Tabaco en
Colombia, Sintraintabaco.
Según el informe: “las libertades
sindicales fueron especialmente golpeadas. Líderes y lideresas de
sindicatos muy importantes fueron asesinados, lesionados, desplazados o
exiliados. Muchos sindicatos fueron debilitados y otros
desaparecieron. La violencia antisindical no fue fortuita, sino
intencionada y tuvo impacto colectivo sobre el ejercicio del derecho de
asociación”.
Ataques a defensores de derechos humanos
La Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, Credhos, nació en 1987 para hacerle frente a la violación a derechos humanos y crisis humanitaria en la región.
La Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, Credhos, nació en 1987 para hacerle frente a la violación a derechos humanos y crisis humanitaria en la región.
Según el informe, en el exterminio de
las organizaciones participó una red de inteligencia de la Armada
Nacional que se hizo conocer como la ‘Red 07’, grupo que fue señalado
por la Fiscalía como la autora de al menos 68 homicidios selectivos de
sindicalistas, defensores de derechos humanos y periodistas. En el caso
de Credhos, la ‘Red 07’ participó en un atentado a una de las líderes
más importantes de esta organización en 1990.
Luego de este hecho, varios de sus
dirigentes fueron obligados a abandonar la ciudad por las amenazas hasta
el punto que tuvieron que cerrar las oficinas de la organización. Sin
duda, según el ministerio público, Credhos es una de las organizaciones
que sufrió el mayor acoso del BCB.
“La violencia que esta organización
padeció influyó de manera indirecta en otras organizaciones de derechos
humanos que actuaban en la zona, y que vieron reducido su margen de
actuación por las intimidaciones contra Credhos. Fue un mensaje
simbólico dirigido a una organización específica, pero que alcanzó a
muchas otras que desarrollaban un trabajo similar en la región”, señala
el informe.
En otros casos identificados por la
Procuraduría, el homicidio de una sola persona desarticuló
organizaciones o tuvo un impacto negativo importante en sus
posibilidades de fortalecimiento o en la continuidad de la asociación.
Ataques a organizaciones de mujeres
Otra organización que se convirtió en
objetivo de los paramilitares fue la Organización Femenina Popular, OFP,
un movimiento feminista enfocado en la defensa de los derechos humanos
de las mujeres del Magdalena Medio.
Por denunciar los abusos de las
autodefensas fueron blanco de persecuciones y amenazas, como le ocurrió a
Yolanda Becerra Vega, miembro de la OFP, conocida por sus denuncias
contra la violación de los Derechos Humanos que cometían los
paramilitares.
De hecho según la Procuraduría, los
paras destruyeron una de las casas en donde desarrollaban sus
actividades de educación y promoción de las mujeres y sus hijos. “Los
paramilitares demolieron una de sus oficinas en su totalidad, recogieron
los escombros, los subieron en camiones y se los llevaron para enviar
un mensaje de su intención de desaparecer totalmente a la OFP”, señala
el informe de la Procuraduría.
Otros hechos en los que fue víctimizada
la organización fue el asesinato de Diofanol Sierra, el 9 de abril de
2002, quien era Profesor de Danzas de la OFP e integrante del grupo de
tamboras Gaitambo de la ciudad de Barrancabermeja.
La violencia paramilitar tuvo un impacto
considerable sobre la vida de las mujeres de la región, que en
entrevistas con funcionarios de la Procuraduría narraron varios eventos
de violencia sexual en su contra. “Les cortaban el pelo, porque se
negaban a lavarles la ropa a los paramilitares o a tener relaciones
sexuales con ellos. A otras mujeres las hacían exponerse en ropa
interior, barriendo el espacio público porque les gustaban las fiestas”,
narra el informe.
Ataques a la comunidad LGTB
La comunidad LGBT fue perseguida y estigmatizada por los paramilitares, principalmente en Barrancabermeja. “En muchos eventos los miembros de esta comunidad fueron amenazados, agredidos sexualmente y sometidos a tratos crueles o degradantes. Con frecuencia las lesbianas eran violadas para “demostrarles que estaban equivocadas en cuánto a su orientación sexual”, asegura el informe de la Procuraduría.
La comunidad LGBT fue perseguida y estigmatizada por los paramilitares, principalmente en Barrancabermeja. “En muchos eventos los miembros de esta comunidad fueron amenazados, agredidos sexualmente y sometidos a tratos crueles o degradantes. Con frecuencia las lesbianas eran violadas para “demostrarles que estaban equivocadas en cuánto a su orientación sexual”, asegura el informe de la Procuraduría.
Como resultado de esta persecusión, la
discriminación de la comunidad aumentó, generando a su vez un
crecimiento de la violencia en su contra.
La condición de homosexual podía
significar llamar la atención del grupo armado y por ende, las personas
que pertenecían a la comunidad LGBT, tuvieron que esconderse so pena de
sufrir la persecución.
El código de conducta paramilitar
Los paramilitares del BCB implementaron un código de conducta en el que ordenaba a la comunidad del Magdalena Medio como debía comportarse, bajo la amenaza de ser castigados en caso de que lo incumplieran.
Los paramilitares del BCB implementaron un código de conducta en el que ordenaba a la comunidad del Magdalena Medio como debía comportarse, bajo la amenaza de ser castigados en caso de que lo incumplieran.
En primer lugar a las personas se les
prohibió acercarse a las organizaciones sociales y de derechos humanos.
No podían participar tampoco en sindicatos u organizaciones que se les
pareciera, por esta razón algunas de estas prácticamente desaparecieron.
Así mismo, les imponían cómo resolver conflictos conyugales. “Las
sanciones iban desde barrer las calles hasta asesinatos. Las víctimas
eran desnudadas, rapadas y bañadas con agua caliente. Era una forma de
degradarlos y hacerles perder la dignidad. Como los paramilitares les
prohibieron acudir a la policía, la ciudadanía terminó acudiendo
directamente a los ilegales”, señala el informe en el que se agrega
que la policía no se atrevía a actuar contra los ilegales y por el
contrario le recomendaban a la gente que mejor arreglaran “por las
buenas” con los paras.
Los paramilitares también regulaban la
libre circulación a través de toques de queda, tanto en las zonas
rurales como en los cascos urbanos, y de retenes y peajes ilegales.
Según el informe "estas acciones parecían direccionadas a consolidar el
control militar sobre el territorio y al mismo tiempo regular la vida y
la cotidianidad de las comunidades”.
En algunos barrios de Barrancabermeja,
el BCB cortó las líneas telefónicas y prohibió que fueran reinstaladas.
La comunidad cree que lo hicieron para que no hablaran entre ellos, y
especialmente para que no se organizaran. “La gente denunció estos
eventos ante la policía, pero ellos mismos informaron a los ilegales y
sugirieron no denunciar más para evitar problemas con el BCB”, relata el
informe.
Las propuestas de reparación
Aunque muchos de los daños colectivos sufridos por las víctimas son irreparables, el ministerio público presentó una serie de propuestas de reparación construidas en conjunto con la comunidad afectada del Magdalena Medio.
Aunque muchos de los daños colectivos sufridos por las víctimas son irreparables, el ministerio público presentó una serie de propuestas de reparación construidas en conjunto con la comunidad afectada del Magdalena Medio.
Para las organizaciones que fueron víctimas de las persecuciones y ataques, lo
principal es que los victimarios pidan perdón de manera pública y
rectifiquen que las víctimas eran inocentes y que no tenían ningún tipo
de relación con la guerrilla.
De acuerdo con el informe de la
Procuraduría, las organizaciones piden favorecer las garantías para el
ejercicio pleno de los derechos a la asociación, organización y
participación ciudadana, que fueron estigmatizados durante el auge
paramilitar.
De la misma manera solicitan un programa
de protección a líderes y lideresas de organizaciones de víctimas y
defensoras de derechos humanos, que evite la repetición de los hechos de
violencia.
Los líderes de la comunidad pidieron que
se les permita participar en todas las etapas del proceso de reparación
en el cual, según la Procuraduría, se debe incluir un enfoque
diferencial para atender adecuadamente a las víctimas según su género,
su edad o su raza.
En cuanto a los daños psicosociales,
como la presencia paramilitar instauró de una cultura de guerra, la
comunidad pide un plan de acción que permita promover una cultura de paz
a través de un programa de acompañamiento médico, psicológico y
psiquiátrico a las víctimas, sus familias y a las comunidades en
general.
Para la comunidad es necesario que se
fortalezcan las organizaciones de víctimas, para promover procesos de
memoria histórica que permitan dignificar la memoria de las víctimas y
hacer una exigencia de no repetición de estos hechos de barbarie.
Para recuperar lo que ellos consideran
el tejido social, es necesario que se diseñen procesos de
sensibilización que promuevan el respeto a la diferencia y la diversidad
donde se aborden temáticas como derechos humanos, organización
comunitaria, los derechos a la asociación, la población LGBTI, los
derechos sexuales y reproductivos y la violencia contra las mujeres.
Finalmente dentro de las medidas, la
comunidad pide que se cree una oficina local de la Defensoría y la
Procuraduría para la atención a las víctimas para que estén vigilantes
del proceso de reparación.
Así mismo piden que haya una presencia
mayor de la Fuerza Pública y de las instituciones para poder recuperar
la confianza perdida en el Estado.
Vía:
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/52251-colombia-la-persecuci%C3%B3n-paramilitar-en-el-magdalena-medio.html
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/52251-colombia-la-persecuci%C3%B3n-paramilitar-en-el-magdalena-medio.html
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