“En una cultura no represora, lo mejor no es enemigo de lo bueno.
El único enemigo de lo bueno es lo peor”. (aforismo implicado)
“APEMIA llama a repudiar enérgicamente esta iniciativa del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que se presenta como un aporte al esclarecimiento del crimen de nuestros familiares, cuando constituye una nueva estafa al reclamo de verdad, juicio y castigo a los culpables. Exigimos una Comisión Investigadora Independiente del Estado, constituida por reconocidas figuras nacionales e internacionales, con las más amplias representaciones políticas, parlamentarias, sociales y de los organismos de derechos humanos, que tenga acceso irrestricto a los archivos secretos, como única salida para conocer la verdad e impulsar el juicio y castigo a todos los culpables. Solicitamos a la República de Irán su colaboración para abrir sus propios archivos, tal como lo han manifestado en el pasado. 27 de enero de 2013”
(APe).-
Hace muchos años, cuando la infancia nada sabía de plazas enrejadas, y
la electrónica estaba ajena a la vida cotidiana, la calesita era un
entretenimiento muy buscado. La calesita podía ser pensada como una
metáfora de la historia y del mito del eterno retorno. Con ritmo lento,
todo llegaba al lugar de donde había partido, pero de lo que se trataba
no era del destino, sino de la travesía. No era un viaje pero al menos
era un recorrido. Alegre, entusiasta, con algún riesgo incluido como
cambiar imprevistamente de un elefante a un carruaje y de este a un
caballo. Lo único que alteraba esa armonía divertida era la sortija.
Porque ésta se ofrecía esquiva, movediza, imprevista y sólo uno (en esa
época no se aclaraba uno o una) tendría el privilegio de sacarla y por
lo tanto obtener el derecho de no pagar la próxima vuelta. Eran minutos
de lo que luego se llamó capitalismo salvaje. La propiedad privada de la
sortija era del calesitero pero era tercerizada en cada vuelta. Se
suponía que al más hábil, al más fuerte, al más atrevido, pero al menos
el más en algo.
El momento de fama era sacarla y mostrarla
triunfal por el tiempo restante de la vuelta. Que en esas épocas era
mucho, porque la vida todavía era “off line”. Mis recuerdos lejanos con
la bruma inevitable de los años, me trae la imagen de mi hermana feliz
de haber sacado la movediza sortija. Felicidad que se transformó en
llanto cuando observó que la tía le daba al calisetero un boleto con el
cual pagaba la entrega de la sortija. Recuerdo que me indigné con mi
tía, haciéndola responsable (en esa época no existía el dolo eventual)
de ilusionar primero y defraudar después (no entiendo en realidad como
mi tía no hizo una brillante carrera política).
El regreso de la plaza Irlanda (por fin
recordé su nombre) fue sin gloria alguna. Angustiados, amargados,
desilusionados, aunque obviamente no podíamos saber que habíamos
presenciado una muestra de subsidio encubierto. O en otros términos: el
efecto subjetivo de la estafa. Para niñas y niños, la familia es el
Estado. Lamentablemente, para muchos padres y madres el Estado es la
Familia. La Gran Familia. “Unidad de la Familia, Grandeza de la Patria”
reza (sic) uno de los tantos apotegmas represores. Mi hermana sintió
tempranamente los efectos subjetivos de la estafa: sorpresa, angustia,
desilusión, humillación. El estafado es una víctima que no entiende bien
la psicología del victimario-estafador. Hay muchas razones que el
corazón no entiende y la Sagrada Familia y la Razón de Estado son la
tierra donde se cultiva con ideas transgénicas lo que luego se llamará
“gobernabilidad”. Que no es otra cosa que reinar con la apariencia de
gobernar.
Por supuesto que el arte del encubrimiento
denomina “Presidencialismo” a los diferentes Reinados que en esta tierra
han sido. “Nuestra” Máxima Zorroguieta, con el per saltum que todo
matrimonio por interés permite, consumó el delirio y será Reina.
Violencia de Género, en este caso del “género ciudadano” pero a nadie, y
mucho menos a ella, le importa. Después de todo, hay bien aunque por
violencia venga. Reinar supone dividir y por lo tanto, se opone a
gobernar, que implica sumar. No la suma de bobos y perversos que colocan
en el mismo corral gallinas y zorros, pueblos originarios y
megamineras. Sumar, multiplicar, potenciar, son operación del álgebra
política que permite pasar de lo grupal a lo colectivo. Entendiendo al
colectivo como un grupo con una estrategia de poder. Para aumentar
nuestras desgracias, las derechas (de centro, de costado, de extremos,
fascistas) han entendido bien esta cuestión, y construyen colectivos
represores. Freud los llamó “masas artificiales”. O sea: masas porque
son una multiplicidad de individuos pero artificiales porque están todos
cortados por la misma tijera represora. Y escribió sobre dos Masas
Artificiales emblemáticas: la Iglesia y el Ejército. Y aclara algo que
habitualmente no se toma en cuenta. Iglesia Católica Apostólica Romana y
Ejército Prusiano. Bien le hubiera hecho a Benedicto leer algo de esto.
Ahora sólo puede expresar que ojalá Dios salve a la Iglesia. La última
paradoja porque en el origen la Iglesia debía salvar a Dios. Al menos
creo que ésa era la convicción de Pedro. Las Masas Artificiales llevan
al extremo límite su Estafa Fundante en la Guerra. Convocada desde
múltiples discursos justificatorios. Preventiva, sucia, limpia, santa,
civilizatoria, emancipadora, defensiva, etc, etc. Menos con el adjetivo
que más le cabe: de conquista. De nuevas tierras, de nuevos recursos
energéticos, de nueva mano de obra esclava, de mercados emergentes.
Conquistar es Estafar un poco. Bueno, en realidad, es estafar bastante.
Conquistar en democracia tiene un valor
agregado: es una conquista legal. Se llama votación. Y entonces como es
legal, para la cultura represora aún la más democrática, pasa a ser
legítima. El 54% legitima todo porque es legal. Para las derechas es
vital confundir legalidad con legitimidad. El Servicio Militar
Obligatorio era legal, por ley democrática. Pero su ilegitimidad sólo
fue denunciada por Eduardo Pimental, fundador del FOSMO (Frente Opositor
del Servicio Militar Obligatorio) en la década del 80. En otros
términos: la legalidad encubre la estafa a la legitimidad. Por eso el
reclamos permanente de que hable la justicia cuando hay causas contra
los funcionarios. Porque esa Justicia, la que pide el funcionariato, es
un muñeco ridículo hablado por el ventrílocuo del Poder. Y como tantas
veces en la vida, debemos elegir, más allá de toda duda razonable, a
quien escuchamos. Si a la Justicia Chirolita o a la Justicia Popular. Y
resistir con la pluma, con la risa y la palabra los permanentes intentos
de los soldados de la cultura represora de confundir justicia popular
con venganza. Confusión nada ingenua y que nos habla del ataque de
pánico que sufre el Poder cuando algo pasa más allá de su control aéreo,
terrestre, marítimo y digital.
Cuando se enfatiza con justa razón que sólo
la movilización popular garantiza justicia, por ejemplo, por el
asesinato de Mariano Ferreyra, es una forma de expresar lo mismo: el
pueblo unido podrá ser vencido pero no convencido. Más temprano que
tarde, volverá y será millones. Pero no volverá siempre de la misma
manera. Volverá sin ninguna frente marchita, y sabrá diferenciar la
Promesa de la Estafa. Ninguna sangre será negociada, y mucho menos
cotizará en los Casinos del capitalismo, que algunos llaman Bolsa. En
una fiesta electrónica (¿que será eso exactamente?) mueren dos personas.
En una masacre no electrónica mueren 52. Otra Estafa de Estado que
algunos llaman Subsidios. En un memorando de entendimiento que no se
entiende, se borra con el codo lo que ya se había borrado con las manos y
desaparece toda conexión local.
O sea: no se habla más de la soga en la
casa del ahorcado. Milagro de impunidad. Las organizaciones de
consumidores que evidencian la estafa de los índices inflacionarios del
INDEK, son silenciadas. Pero se hace un pacto con las cinco grandes del
malhumor del consumidor para soterrar los precios (otros soterramientos
deberán esperar un poco más) Es una confesión de parte (de parte del
Estado) pero no aceptemos el relevo de prueba.
Por eso la situación se ha hecho sencilla. Me propongo crear un Test de Aptitud Democrática (TAD) Primeras preguntas:
1) A quién le cree: ¿a Maria Luján Rey o a Pablo Schiavi?
2) A quien le cree:¿ a Laura Guinsberg o a Héctor Timerman?
3) A quien le cree: ¿a Héctor Polino o a Guillermo Moreno?.
Es simple, es claro (aunque use movistar).
El TAD intentará diferenciar la Estafa Democrática de la Democracia
Popular. “Frente al graves incumplimientos del Contrato de Gestión
Social para Recuperación de Residuos Reciclables que perjudican a más de
4000 trabajadores cartoneros, beneficia a los
intermediarios-explotadores, atenta contra la reducción del
enterramiento y agrava la crisis ambiental del Área Metropolitana de
Buenos Aires, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) convoca para
mañana miércoles a partir de las 15hs a una jornada de protesta con
manifestaciones simultaneas en tres puntos: Puente Alsina, Puente
Pueyrredón y Libertador y General Paz.
Intentaremos minimizar las molestias de los
vecinos y los perjuicios al tránsito Movimiento de Trabajadores
Excluidos (MTE) ¡Ni Esclavos Ni Excluidos!”.
Estos documentos serán anexos al TAD. La
Estafa de Estado solo podrá ser derrotada en una alianza colectiva y
estratégica entre la izquierda clasista, la izquierda no clasista, con
una contundente praxis anticapitalista y democrática. Enfrentar a los
monopolios desde la defensa de un capitalismo serio, es una estafa
cultural y política que ha durado demasiado y lo que es peor, puede
seguir durando. Tomando las palabras de los compañeros del MTE: “ni
esclavos, ni excluídos, ni estafados”. Ni por tías, ni por el Estado.
Que no es lo mismo, pero es igual.
Vía:
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=7654:alfredo-grande&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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