“Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy es confiar en que habrá un mañana.”
(aforismo implicado)
“Convocada
por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia junto al FOB (Federación de
Organizaciones de Base), se realizó ayer una marcha contra la escalada
represiva llevada a cabo por el Gobierno Nacional, los Gobiernos
provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires, y para exigir la libertad
de los presos políticos de Bariloche, quienes fueron detenidos por orden
del Juez Calcagno en la causa por los saqueos del pasado 21 de
diciembre en la localidad rionegrina.Poco después de las 17.30 hs., una
multitudinaria columna partía desde Avda. de Mayo y 9 de Julio para
marchar a Plaza de Mayo, que contó con la participación de más de 400
organizaciones políticas, sociales, estudiantiles y de Derechos Humanos
que se sumaron al repudio a la represión y a la detención de las y los
compañeros de la barilochense Cooperativa 1º de Mayo. (Gacetillas Argentinas)
(APe).-
La cultura represora no funciona sin rejas. Lo único que cambia es el
material con que están hechas. Paco Urondo, poeta, escribió que lo único
irreal eran las rejas. Tenía razón, pero es una razón poética. Hay
otras razones que el corazón no entiende. Enrejar no es solamente
separar. Es dividir, es aislar, es exilar. Las rejas construyen guettos
reales y simbólicos, donde el “atrás, atrás” se hace contundente. La
democracia, el poder popular, la soberanía de las clases trabajadoras,
no pueden tolerar las rejas. Pero las toleran. El hombre y la mujeres
son animales de costumbre, dijo alguien que al menos sabía percibir el
nivel convencional de la realidad. De todos modos, hay costumbres y
costumbres. Toleran las rejas es el paso anterior a propiciarlas, a
pedirlas, a verlas como la solución sin entender que el problema lo
inventaron los que colocan rejas. Es la paradoja de la cultura
represora: la inseguridad es necesaria para las empresas de seguridad.
Cuando la seguridad es negocio, la inseguridad llegó para quedarse. Por
eso todas las “soluciones” son para agravar los problemas. La paradoja
mata, o al menos, paraliza, o al menos debilita, o al menos, logra que
todos los tiros salgan por la culata. La cárcel es el paradigma de las
rejas. Mas o menos tecnificadas, pero estar entre rejas siempre implica
aislamiento, soledad, una forma del destierro, desamparo. Pero en la
actualidad de nuestra cultura sigue siendo cierto que todos estamos en
libertad condicional. Pero empezó a ser cierto que todos estamos,
además, detrás de diferentes rejas. El Congreso Nacional, sin ir mas
cerca, está enrejado. Las Jornadas del 2001, con los atronadores gritos
del “que se vayan todos”, no impidieron que llegaran todas las rejas.
Primero eran precarias, daban un poco de pena y asquito. Eran vallados,
algo así como las primas pobres de las rejas. Ahora en cambio, son rejas
enrejadísimas. Incluso bellas, en la belleza siniestra de la muerte.
Muerte de cualquier ilusión de tener representantes. Las rejas del
Congreso dejan claro para aquellos que insisten en percibir y pensar,
que lo democrático en términos de igualdad, libertad, fraternidad, es en
la actualidad un “alucinatorio social”. Dentro de esas rejas hay un
Palacio, pero no solo en términos de la arquitectura, sino en términos
de la política. Algo similar se reproduce en la Casa Rosada. Creo que
nuevamente es una fortaleza. Hasta hace poco, se podía circunvalar el
perímetro de la Plaza de Mayo, lo que no dejaba de tener un aroma a
paseo republicano. El Banco Nación, La Catedral, el Cabildo, algún
Ministerio, la Casa Rosada…Ahora no. Solo peatones y mientras insistan
en caminar. Las manifestaciones terminan una parada antes, delante de la
Pirámide. Una Plaza de Mayo enrejada que cuida cual guardabosques a la
hermana, a una Casa Rosada también enrejada. Re elección mas o menos,
nadie sacará tanta reja. También hay rejas simbólicas. Construcciones
semánticas que nos impiden atravesar el corralito y corralón de los
mandatos represores. Las que tienen apariencia mas inocente son las
siglas. Por ejemplo. NBI. Uno puede pronunciarlas, adjetivarlas como
porcentajes, ponderarlas como tendencia a la baja o a la alta. NBI:
necesidades básicas insatisfechas. O sea: la reja del hambre, del frío,
de la vivienda indigna, de la enfermedad. Son básicas y por lo tanto
solo pueden estar satisfechas. Y son necesidades: si están insatisfechas
la vida degrada hasta el extremo límite de desaparecer toda vida
posible. Pero las Estadísticas no creen en lágrimas, ni en gritos, ni es
aullidos, ni en gemidos, ni en temblores de frio, de fiebre, de dolor,
de hambre. Por eso decir NBI también deja enrejada la racionalidad
sentida de la sabida. Condición necesaria para que el futuro burócrata
de sus primeros pasos como funcionario. Hay también rejas informáticas
que algunos llaman contraseñas. Y patentes registradas. Y copyright. Y
derechos de autor, que en realidad son derechos de propiedad empresarial
sobre diferentes ideas, inventos y descubrimientos. El genoma humano,
la clave genética de la especie, está patentada por un grupo
trasnacional. Una reja de sofisticada legislación que expropia a la
humanidad entera de uno de sus tesoros. Una versión campera de la reja
es el alambrado. No el alumbrado, que ese todavía está en falta.
Alambrar fue el mecanismo para que la barbarie fuera civilización. El
alambre de púa fue el invento represor más perfecto. El robo que es toda
propiedad privada, queda material y legalmente consolidado. Viglietti
se quedó afónico cantando “A Desalambrar”. Lo escuchamos y no pudimos
sostener esa utopía. Ahora las rejas tienen electricidad, control
satelital, cámaras ocultas hasta en los retretes mas miserables…Creo que
ya es tarde…Las rejas ya viven dentro nuestro. Algunos, como los
compañeros de la Cooperativa 1 de Mayo, además la tienen por fuera.
Nosotros, lo sepamos o no, las tenemos adentro. Por eso esta democracia
está enrejada.
Dedicado a Liliana Lopez Foresi y Herman Schiller. Periodistas.
Vía:
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=7622:democracia-enrejada&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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