“Desde Aysén y para el conocimiento de todos:
Sí, es verdad. Es innegable que sí existen actos de violencia, por parte de los manifestantes y por parte del gobierno (con minúscula). La gente tira piedra en las calles, corta las rutas y desabastece las ciudades por algunas semanas. El gobierno por su parte, instaura leyes represivas con tintes dictatoriales que durarán décadas, permite que privados se hagan ricos vendiendo agua, luz, combustible y esconde, protege, avala y financia a las autoridades que ganan cifras de seis ceros a fin de mes para que lacónicos, hablen con propiedad sobre cómo tenemos que sentirnos viviendo en estás tierras que por años han sido ignoradas.
Sí, es verdad. Muchas personas en las calles responden a actos de vandalismo que los dirigentes del movimiento NO han llamado a realizar, y que los medios de comunicación se desviven por capturar y el gobierno utiliza a su favor para criminalizar las demandas justas y transversales.
Pero hoy, quiero hablar de aquellas personas que responden a actos de solidaridad, que tampoco los dirigentes del movimiento han llamado a realizar, pero que de forma natural he visto, escuchado y me he enterado estos días:
He visto a personas que trasladan a otras hacia Balmaceda y otras localidades. Que movilizan a personas dentro la ciudad, que remolcan vehículos sin bencina hasta las estaciones. Todo gratuitamente, invirtiendo tiempo, fuerzas y el escaso combustible.
He visto a mi gente bajar y subir las calles a pie. Muchos acompañándose y hablando del movimiento, tomando a abuelitos del brazo para ayudar en su lento andar. Otros mirándose cómplicemente como diciendo “sí, es sacrificado, no es cómodo…pero cuando esta lucha se gane, esto va a ser para todos”.
He visto jefes abriendo locales más tarde y cerrándolos más temprano, entendiendo la dificultad de sus trabajadores para moverse de un lugar a otro de la ciudad.
He visto a mi gente ofreciendo los servicios y vendiendo las cosas a los mismos precios de siempre.
He visto a personas en los negocios regalando materiales, ropa, alimento para sustentar la lucha.
He visto a mi gente comprando 2 metros de tela negra, y haciendo 4 banderas. Una para poner en su casa, y otras para los vecinos, para que ellos también de forma simbólica apoyen la causa. Así mismo, personas que hacen más de una pancarta, más de un lienzo, y las pasan en las marchas que la ciudadanía ha convocado. Y… gratuitamente.
He oído gente llamar a la Radio, para informar de algún ataque desmedido de las fuerzas policiales, de intentos de saqueos, para dar aviso de que alguien se está tomando algún servicio público en repudio de las respuestas del gobierno, para dar palabras de aliento a todos los patagones, para expresar su decepción de las autoridades… todo esto, a costa de hacer un poco más ricas también a las empresas de telefonía.
He visto a mi gente tocar cacerolas, prestar tarros para hacer un poco de ruido, recorrer algunos pasajes incentivando a los vecinos a protestarse de aquella forma sencilla. He escuchado poblaciones enteras haciendo música con el sonido de aquellas ollas que cuesta tanto llenar.
He visto a personas haciendo fila en las bencineras. Haciendo fogatas, compartiendo comida y conversación mientras esperan que algo de combustible llegue. Cuidando vehículos mientras se turnan para comer algo o ir al baño. Avisando cuando la fila avanza, o como ha ocurrido estos días, para decir definitivamente que ningún camión va a llegar para abastecer las bombas.
He visto personas haciendo barricadas, para apoyar el movimiento, para que todos sepan que se lucha, que no se duerme; pasando hambre, mojándose. Personas que aportan con algún neumático, que ayudan a mantener controlado el fuego, que llevan cartas de truco, que ofrecen mate o alguna otra bebida caliente para esperar el día y hacer más cálida la noche.
He visto personas juntar dinero para comprar medicamentos y materiales de primeros auxilios, reunir ropa, donar comida y organizar ollas comunes.
He visto personas en las redes sociales informando sin parar sobre lo que de verdad está pasando. Compartiendo fotografías y estados en Facebook, creando e invitando a eventos para manifestarse pacíficamente, haciendo RT además de creando y popularizando hashtags en Twitter, y preguntándonos a los que estamos por acá cómo nos encontramos, qué necesitamos. Clickeando aunque sea por 5 minutos las páginas WEB de las emisoras regionales para escuchar cómo vivimos el conflicto.
Escuché a una persona decir, aludiendo a los aislados actos de vandalismo que hemos oído “así es como se manifiesta Aysén”.
Escribí esta carta para decirle a todas esas personas que piensan y dicen lo mismo, que no; no es así como se manifiesta Aysén. Se manifiesta volviendo a las costumbres y valores de siempre, que a tantos otros he oído decir “¿Dónde están?”.
Aquí están, así se manifiesta Aysén. Así se hacen escuchar los patagones.
Pero como jamás los actos de solidaridad y amor social han vendido, nadie dice esto en los medios masivos de comunicación.
A pesar de la intransigencia, del cinismo y de la violencia de las autoridades, me despido con el corazón lleno, infinitamente agradecida y esperando que estos pequeños actos de los que he visto inundada mi región estos días, sigan siendo el alimento del espíritu de lucha que, para la información de todos, no decae.
Atte
Una Patagona Orgullosa de su Pueblo.
Para verla en facebook pinche aquí
Vìa:
http://www.theclinic.cl/2012/02/25/la-carta-que-circula-entre-los-manifestantes-de-aysen/
Sí, es verdad. Es innegable que sí existen actos de violencia, por parte de los manifestantes y por parte del gobierno (con minúscula). La gente tira piedra en las calles, corta las rutas y desabastece las ciudades por algunas semanas. El gobierno por su parte, instaura leyes represivas con tintes dictatoriales que durarán décadas, permite que privados se hagan ricos vendiendo agua, luz, combustible y esconde, protege, avala y financia a las autoridades que ganan cifras de seis ceros a fin de mes para que lacónicos, hablen con propiedad sobre cómo tenemos que sentirnos viviendo en estás tierras que por años han sido ignoradas.
Sí, es verdad. Muchas personas en las calles responden a actos de vandalismo que los dirigentes del movimiento NO han llamado a realizar, y que los medios de comunicación se desviven por capturar y el gobierno utiliza a su favor para criminalizar las demandas justas y transversales.
Pero hoy, quiero hablar de aquellas personas que responden a actos de solidaridad, que tampoco los dirigentes del movimiento han llamado a realizar, pero que de forma natural he visto, escuchado y me he enterado estos días:
He visto a personas que trasladan a otras hacia Balmaceda y otras localidades. Que movilizan a personas dentro la ciudad, que remolcan vehículos sin bencina hasta las estaciones. Todo gratuitamente, invirtiendo tiempo, fuerzas y el escaso combustible.
He visto a mi gente bajar y subir las calles a pie. Muchos acompañándose y hablando del movimiento, tomando a abuelitos del brazo para ayudar en su lento andar. Otros mirándose cómplicemente como diciendo “sí, es sacrificado, no es cómodo…pero cuando esta lucha se gane, esto va a ser para todos”.
He visto jefes abriendo locales más tarde y cerrándolos más temprano, entendiendo la dificultad de sus trabajadores para moverse de un lugar a otro de la ciudad.
He visto a mi gente ofreciendo los servicios y vendiendo las cosas a los mismos precios de siempre.
He visto a personas en los negocios regalando materiales, ropa, alimento para sustentar la lucha.
He visto a mi gente comprando 2 metros de tela negra, y haciendo 4 banderas. Una para poner en su casa, y otras para los vecinos, para que ellos también de forma simbólica apoyen la causa. Así mismo, personas que hacen más de una pancarta, más de un lienzo, y las pasan en las marchas que la ciudadanía ha convocado. Y… gratuitamente.
He oído gente llamar a la Radio, para informar de algún ataque desmedido de las fuerzas policiales, de intentos de saqueos, para dar aviso de que alguien se está tomando algún servicio público en repudio de las respuestas del gobierno, para dar palabras de aliento a todos los patagones, para expresar su decepción de las autoridades… todo esto, a costa de hacer un poco más ricas también a las empresas de telefonía.
He visto a mi gente tocar cacerolas, prestar tarros para hacer un poco de ruido, recorrer algunos pasajes incentivando a los vecinos a protestarse de aquella forma sencilla. He escuchado poblaciones enteras haciendo música con el sonido de aquellas ollas que cuesta tanto llenar.
He visto a personas haciendo fila en las bencineras. Haciendo fogatas, compartiendo comida y conversación mientras esperan que algo de combustible llegue. Cuidando vehículos mientras se turnan para comer algo o ir al baño. Avisando cuando la fila avanza, o como ha ocurrido estos días, para decir definitivamente que ningún camión va a llegar para abastecer las bombas.
He visto personas haciendo barricadas, para apoyar el movimiento, para que todos sepan que se lucha, que no se duerme; pasando hambre, mojándose. Personas que aportan con algún neumático, que ayudan a mantener controlado el fuego, que llevan cartas de truco, que ofrecen mate o alguna otra bebida caliente para esperar el día y hacer más cálida la noche.
He visto personas juntar dinero para comprar medicamentos y materiales de primeros auxilios, reunir ropa, donar comida y organizar ollas comunes.
He visto personas en las redes sociales informando sin parar sobre lo que de verdad está pasando. Compartiendo fotografías y estados en Facebook, creando e invitando a eventos para manifestarse pacíficamente, haciendo RT además de creando y popularizando hashtags en Twitter, y preguntándonos a los que estamos por acá cómo nos encontramos, qué necesitamos. Clickeando aunque sea por 5 minutos las páginas WEB de las emisoras regionales para escuchar cómo vivimos el conflicto.
Escuché a una persona decir, aludiendo a los aislados actos de vandalismo que hemos oído “así es como se manifiesta Aysén”.
Escribí esta carta para decirle a todas esas personas que piensan y dicen lo mismo, que no; no es así como se manifiesta Aysén. Se manifiesta volviendo a las costumbres y valores de siempre, que a tantos otros he oído decir “¿Dónde están?”.
Aquí están, así se manifiesta Aysén. Así se hacen escuchar los patagones.
Pero como jamás los actos de solidaridad y amor social han vendido, nadie dice esto en los medios masivos de comunicación.
A pesar de la intransigencia, del cinismo y de la violencia de las autoridades, me despido con el corazón lleno, infinitamente agradecida y esperando que estos pequeños actos de los que he visto inundada mi región estos días, sigan siendo el alimento del espíritu de lucha que, para la información de todos, no decae.
Atte
Una Patagona Orgullosa de su Pueblo.
Para verla en facebook pinche aquí
Vìa:
http://www.theclinic.cl/2012/02/25/la-carta-que-circula-entre-los-manifestantes-de-aysen/
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