Las instituciones no escatiman dólares al momento de invertir en avisaje
durante el período de postulaciones a la educación superior. Un
fenómeno que este año ha cambiado por las manifestaciones estudiantiles y
que para algunos demuestra que hay instituciones más preocupadas del
lucro que de la educación.
Por estos días los estudiantes que rindieron la Prueba de Selección
Universitaria (PSU) eligen a qué institución ingresar y la publicidad de
universidades e institutos profesionales privados concentra gran parte
del espacio.
Hace años que la educación superior se transformó en uno de los
principales focos publicitarios. En 2010, las universidades chilenas
habían invertido más de US$20 millones para avisar en medios de
comunicación, según datos de la empresa Megatime.
Las universidades de Las Américas, la Santo Tomás y la Andrés Bello
encabezaban el ranking, que entre las diez primeras no registra
universidades estatales y solo tiene una tradicional: la Universidad
Católica, en sexto lugar. En el puesto 14° recién aparece la Universidad
de Chile, con el 2,5% de la torta.
Asimismo, en 2009 los colegios y universidades eran el quinto rubro que más recursos aportó a la industria publicitaria,
con más de US$120 millones, por debajo de las grandes tiendas, las
empresas de telefonía, los supermercados y el sector automotriz.
En la misma línea, un informe de la OCDE sobre educación superior
destacaba que “un observador casual en Santiago y otras ciudades
importantes, queda impresionado ante la cantidad de letreros con
espacios dedicados a avisos sobre universidades u otras instituciones o
programas terciarios. Los espectadores de televisión también encuentran
numerosos avisos”.
El mismo documento cita a un alumno que se declara “realmente
confundido” en una ciudad “que de pronto se ha inundado de una gran
cantidad de instituciones, todas diciendo que son las mejores del mundo,
y todas anunciando de manera muy vaga que están acreditadas. En este
escenario, parece que ser una institución acreditada ya no hace ninguna
diferencia”.
En tanto, un estudio del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda)
mostraba que las universidades privadas gastan más de $22 mil millones
de pesos en publicidad, casi cinco veces más que lo que destinan las
instituciones del Consejo de Rectores para el mismo ítem.
En ese escenario, Aldo Valle, presidente del Consorcio de Universidades Estatales, que ha impulsado la campaña “U de verdad”,
mostró su preocupación por la alta inversión publicitaria de los
planteles privados y dijo que “cuando se elige una universidad, no se
elige solo por la infraestructura y la capacidad que tengan para hacer
publicidad”.
“En el mismo hecho de gastar tantos recursos en publicidad,
seguramente esos recursos no van a investigación, apoyo en ayudas
estudiantiles, servicios médicos, dentales o de asistencia social, ni
mucho menos a profesores de jornada completa ni a aquello que interesa
en una institución como la universidad”, señaló.
La oferta cambia
Este año, sin embargo, la publicidad de las universidades privadas ha
variado, a propósito de las movilizaciones estudiantiles. Así quedó
claro con una campaña de la Universidad Bernardo O’Higgins, que deseaba
felices vacaciones a sus alumnos recalcando que tienen clases “todo el
año”, y que provocó controversia, especialmente en distintas redes
sociales.
Según la académica del programa de Publicidad de la Universidad de
Santiago, Alicia Vargas, los planteles privados “están produciendo una
comparación publicitaria, cómo marcar la diferencia con las estatales:
que ellos no tienen protestas ni pérdida de clases”.
La especialista subrayó que otro de los efectos de las protestas
estudiantiles que es que hoy “los avisos en el Metro o en los diarios,
por ejemplo, dicen universidad fines de sin lucro. Entonces aprovecharon
una oportunidad de negocio y marcan una diferenciación”.
La alta inversión publicitaria fue también uno de los argumentos que usó la Cámara de Diputados para establecer en agosto pasado una comisión investigadora sobre el funcionamiento de la educación superior, la cual aún no arroja conclusiones, pese a que tenía 120 días para hacerlo.
Para el diputado radical Alberto Robles, integrante de la instancia,
“si revisas cualquier prensa, diario o TV, te vas a dar cuenta de la
cantidad enorme de publicidad que tienen las universidades, sobre todo,
privadas. Es una cosa realmente impresionante. Por lo tanto, la cantidad
de recursos y plata que se gasta en publicidad muestra que están más
preocupados del marketing y de llamar la atención a través de los medios
que de dar educación”.
El parlamentario añadió que esto “evidentemente muestra que lo que buscan las universidades es lucro”.
“Una de las cosas que tenemos que hacer es ser extraordinariamente
rigurosos con el control del lucro y de los gastos que eso tiene. Porque
si soy una universidad, y además tengo una empresa publicitaria, y
además tengo relaciones con un medio de comunicación, por cierto que voy
a gastar mucho dinero en pagarle a esa empresa y a ese medio para que
desarrollen mi publicidad”, indicó.
Finalmente, cabe destacar que un estudio del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac)
había revelado que en 2010 los reclamos contra universidades fueron
liderados por las universidades de Las Américas y Andrés Bello,
justamente dos de las que más gastan en publicidad.
Según el Sernac,
“los alumnos se quejan principalmente porque se encuentran con
diferencias entre lo ofrecido, publicitado o contratado y lo que
realmente reciben por parte de la institución”, especialmente en cuanto a
infraestructura, mallas académicas, becas y condiciones de pago, entre
otros motivos.
Vìa, fuente :
http://radio.uchile.cl/noticias/136701/
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