miércoles, 30 de noviembre de 2011

España : LA VICTORIA DEL PP ABRE PASO A UNA NUEVA RONDA DE RECORTES DEL GASTO PÚBLICO ....diagonalperiodico.net

La crisis política pisa el acelerador



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Ilustración: Emma Gascó
Abrimos este especial con la certeza de un cambio de ciclo. Este es el primer número de DIAGONAL con un Gobierno electo del PP, pero la certeza no viene tanto de ahí como del recrudecimiento de las políticas de gestión de la crisis financiera que, de forma completamente autónoma a los ciclos legislativos, está instaurando un nuevo tiempo de gobierno en la Unión Europea. El continente vive una salida de quicio de la situación económica que se está llevando por delante a los partidos socialdemócratas tradicionales. La respuesta, una política de los movimientos a escala europea, es tan necesaria como complicada.
El afiliado medio en la socialdemocracia histórica europea es “hombre, trabajador cualificado en el sector público y rozando los 60 años, lejos del pluralismo integrador que se le supone a formaciones socialistas”. Tal vez este retrato, que encontramos en el artículo “La crisis de la socialdemocracia europea de postguerra”, de Ángel Ferrero, dé algunas pistas sobre los motivos del bajo suelo electoral, en torno a los siete millones de votos, en que se mueve el PSOE desde las elecciones de 2000 en comparación con un PP que mantiene sus apoyos.
Las elecciones de la crisis han sido devastadoras para el PSOE, cuyo electorado tiende a rechazar las políticas neoliberales, pero cuyos mandos creen en la existencia de una clase media que, cada vez más, existe tan sólo en sus cabezas. Así, el partido que presume de ser “el que más se parece a España” se ha quedado en seis meses sin apenas poder institucional. La debacle sólo se puede relativizar por la parecida suerte que están corriendo sus colegas europeos: a la incapacidad histórica para ofrecer una salida al berlusconismo en Italia se une la más que posible repetición en Alemania de la entente de gobierno con el partido de Merkel y el Gobierno de concentración en Grecia con los conservadores y los nacional-populistas.
No son los hombres, trabajadores cualificados del sector público, con 60 años, quienes se ven más expuestos a la crisis ni quienes se verían destrozados por nuevas rondas de recortes como los 18.000 millones de euros que reducirá el Gobierno del PP para cumplir el objetivo de déficit en 2012. La entrevista de Mariano Rajoy en la que calificaba como “inviable” la Ley de Dependencia, dejaba una frase que define la fase de la crisis en la que entramos con su Gobierno: “Es un objetivo muy loable el de ayudar a aquellas personas que no se pueden valer por sí mismas, pero podemos tener el modelo de bienestar que nos permitan nuestros ingresos, nuestros recursos y nuestra actividad económica”, aseguró.
Pero los ritmos de la crisis de la deuda machacan las agendas institucionales en toda la UE. Aunque los y las mandatarias europeas se pusieran de acuerdo para atajar el control del capitalismo financiero sobre la deuda mediante algo similar a unos eurobonos y a una coordinación de las políticas fiscales, tal y como está proponiendo ya la Comisión Europea, los capitales están demostrando que pueden tumbar al euro en cuestión de días simplemente aumentando la presión sobre los eslabones más débiles, como ha sucedido de forma inexorable desde la irrupción de la crisis griega. Sin ir más lejos, la regulación europea contra uno de los principales instrumentos especulativos que afectan a la deuda soberana, los Credit Default Swaps, no entrará en vigor hasta 2013, y esto con un amplio margen de discreción en cada Estado miembro.
La hipótesis de una Unión Europea abandonada a su suerte puede parecer descabellada, pero las circunstancias obligan a tomarse en serio esta posibilidad, que conduciría a la eurozona a una crisis social comparable a la vivida en Latinoamérica durante las décadas de los ‘80 y los ‘90. Sin caer en el “cuanto peor,mejor”, esta eventualidad supone un desafío para la articulación de una auténtica política de los movimientos sociales a escala europea. Las diferencias de contenidos, grupos implicados e incidencia de las movilizaciones del 15 de octubre en Europa ponen de manifiesto este problema. El movimiento que tomó las calles de medio planeta el 15 de febrero de 2003 no fue suficiente para detener la guerra entonces. Se ha escrito que esas protestas no fueron capaces de superar la indignación ética para bloquear las decisiones de la alta política. Pero ese ciclo abrió posibilidades de repolitización de la vida: desde el 13M de 2004 frente a las sedes del PP hasta el 15M, con el regreso de la política a las plazas, el desarrollo de una política de multitudes trae consigo la posibilidad de recuperar el lazo social sin el que no cabe construir alternativas al mando capitalista.
Un nuevo Gobierno abiertamente represivo y dispuesto a profundizar en la agenda de contrarreformas iniciada por Zapatero va a espolear aún más las luchas sociales. La potencia de los movimientos sociales se encontrará en su capacidad para ‘volverse otros’ durante esas luchas: en la defensa de una educación y una sanidad públicas, por ejemplo, esa potencia se juega en la necesidad de replantear qué entendemos por lo público, quién lo defiende, y en última instancia quién lo gestiona.
Hablamos aquí de agregación y de suma, pero no de un mero ponerse junto a otros, como en la yuxtaposición de temáticas de los foros sociales o en las plataformas reivindicativas. Pensamos en la afectación mutua, impensable hace sólo unos meses, que permite detener algunos desahucios y redadas racistas. y que debe extenderse a otros campos.
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http://diagonalperiodico.net/La-crisis-politica-pisa-el.html

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