viernes, 4 de marzo de 2011

Mundo : La narrativa histórica que yace bajo la rebelión a Kadafi Robert Fisk

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Pobres de los viejos libios. Después de 42 años de Kadafi, el espíritu de la resistencia no arde con fuerza. El corazón intelectual de Libia se ha ido al extranjero. Los libios siempre se opusieron a los ocupantes de otros países, al igual que los argelinos, egipcios y yemeníes, pero su Amado Líder siempre se presentó como un seguidor de la resistencia, más que como un dictador. Por tanto, en su autoparodia de discurso pronunciado este miércoles en Trípolí evocó a Omar Mukhtar, ahorcado por el ejército colonial de Mussolini, en lugar de aprovechar el tono condescendiente utilizado por Mubarak o Ben Alí.

¿Y de quién es que va a defender a Libia? De Al Qaeda, desde luego. Ciertamente, en un momento durante su discurso ante la plaza verde, Kadafi hizo una observación muy interesante. Su servicio de inteligencia libio, aseguró, ha ayudado a liberar a miembros de Al Qaeda de la prisión de Guantánamo a cambio de la promesa de que Al Qaeda no hará operaciones en Libia o atacará a su gobierno. Pero Al Qaeda traicionó a los libios, insistió, y articuló células durmientes en el país.

Independientemente de si Kadafi cree todo esto o no, ha habido muchos rumores en el mundo árabe de contactos entre la policía secreta de Kadafi y miembros operativos de Al Qaeda; reuniones cuyo fin eran prevenir que se repitiera la insurrección islamita en miniatura que Kadafi enfrentó hace unos años en Bengasi.

En efecto, muchos miembros de la red Al Qaeda visitaron Libia, de ahí que muchos de ellos hayan añadido el patronímico al Libi (de Libia) a sus nombres de guerra. En ese sentido, era natural que Kadafi, quien alguna vez apoyó a los grupos de asesinos de palestinos Abu Nidal (que nunca lo traicionaron), sospechara que detrás de la insurrección en el este de Libia se encuentra Al Qaeda.

Huelga decir que es sólo cuestión de tiempo antes de que Kadafi le recuerde a los libios que Al Qaeda fue un satélite de todo árabe mujaidín utilizado por Estados Unidos para combatir a la Unión Soviética en Afganistán. Sin embargo, la feroz resistencia con que Libia repelió a la colonización italiana prueba que este pueblo sabe luchar y morir. En Tripolitania, se esperaba que los libios se bajaran de la banqueta si un italiano la estaba usando. La Italia fascista usó a su fuerza aérea y a sus tropas de ocupación para humillar a Libia.

Paradójicamente, fueron las fuerzas británicas y estadunidenses, y no las italianas, las que liberaron Libia. Fueron dichas fuerzas las que dejaron tras de sí un legado de millones de minas terrestres en Tobruk y Bengasi que el extraño régimen de Kadafi no ha dejado de explotar a medida de que pastores libios morían continuamente en los viejos campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial.

Los libios no están deslindados de la historia. Sus abuelos, o en muchos casos, sus padres, combatieron contra los italianos, lo que demuestra que existe un fundamento real a la resistencia, una verdadera narrativa histórica que yace como sostén de la oposición a Kadafi. De ahí que ahora el gobernante haga suya a la resistencia y la relacione con la mítica amenaza de la brutalidad de Al Qaeda hacia los extranjeros. Se supone que con eso conservará su régimen.

A diferencia de Túnez y Egipto, sin embargo, las masas provienen de una sociedad tribal más que de una sociedad nacional. De ahí que dos miembros de la propia familia de Kadafi –el jefe de seguridad de Trípoli y el más influyente funcionario de inteligencia en Bengasi– fueran respectivamente su sobrino Abdel Salem Alhadi y su primo Mabrouk Warfali. La tribu de Kadafi, los guedaffis, son originarios del desierto entre Sirte y Sebha, y por ello el oeste del país permanece bajo control del régimen.

Hablar de una guerra civil en Libia, que es el tipo de tontería que emerge en estos momentos del Departamento de Estado de Hillary Clinton, es absurdo. Todas las revoluciones, sangrientas o no, son normalmente guerras civiles a menos que potencias del exterior intervengan. Naciones occidentales ya dijeron que no tienen intención de hacerlo y los habitantes del este de Libia dejaron claro que no desean una intervención extranjera. (Por favor, tome nota David Cameron).

Kadafi fue a la guerra con Chad y perdió. El régimen de Kadafi no cuenta con un gran poderío militar y el coronel Kadafi no es el general Kadafi. Pese a ello, seguirá con su cantaleta anticolonialista durante todo el tiempo que sea necesario para que sus equipos de seguridad se consoliden en el oeste del país y él pueda pavonearse por Trípoli.

Una advertencia: según las sanciones de la ONU, se suponía que los iraquíes se sublevarían contra Saddam Hussein. No lo hicieron porque estaban demasiado ocupados tratando de mantener con vida a sus familias sin acceso a pan, agua potable o dinero. Saddam perdió únicamente cuatro provincias durante la rebelión de 1991, pero las recuperó más tarde.

Ahora, los pobladores de Libia occidental vivirán sin pan, agua potable y dinero. Kadafi habló este miércoles con la misma resolución de rescatar Bengasi de los terroristas. Los dictadores no se hacen amigos ni se tienen confianza, pero desafortunadamente aprenden mucho unos de otros.

© The Independent

Gabriela Fonseca
Vìa, fuente :
http://www.jornada.unam.mx/2011/03/03/index.php?section=opinion&article=005a1pol

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