Periódico Diagonal
Guionistas, técnicas de luces y de
sonido, diseñadores, becarios de las
editoriales, peluqueras, extras, cómicos
y cómicas de medio pelo, afinadoras
de guitarras, juntaletras,
etc., etc. ya hay alguien que les protege.
“¿Saben cuántos puestos de
trabajo se han perdido en la música
por culpa de los talibanes y sus compinches?”
Alejandro Sanz se hacía
esta pregunta en El País.
Puede que pensaran que nunca
iba a ver ese momento en el que el virrey
del pop latino les iba a hacer un
guiño tan cariñoso. Era duro mirar la
nómina y ver que no les habían incluido
las horas extras, mirar la vida
laboral y comprobar que cotizaban
una miseria por realizar trabajos, a
veces, peligrosos. Pero, gracias a la
Ley Sinde, o a la no Ley Sinde, sus
superiores se acuerdan de ustedes.
Ahora Vivendi, AOL-Warner, la
SGAE, Pricewaterhouse, etc. se preocupan
por su bienestar. Se han dado
cuenta de que el problema es que
los “creadores” cobran poco. Y si los
creadores pasan a cobrar más, sólo
faltará un paso para que ustedes empiecen
a ganar lo que merecen.
Contratos de por vida, sabrosas cotizaciones,
puestos fijos, beneficios
sociales, vacaciones pagadas… en
una palabra: respeto. Y si hubiese algún
despido, Bautista no lo quiera,
sería por una buena razón. Seguro.
Si no se aprueba la no ley Sinde,
los ejecutivos ya no podrán permitirse
que nadie contribuya a que el puro
talento se desarrolle. Lo tendrá
que hacer alguien para mantener viva
a la cultura, sin esperar remuneración.
Y se caerá en eso tan temible
que la propia Sinde ha llamado la
“cultura de amateurs”. De lo que nos
están informando, para que se comprenda,
es de que la ley hará que la
fábrica se cierre: para mantenerse
alejada del amateurismo, la industria
optará por llevársela a distintos países
del mundo. Las películas españolas
se rodaran en Hollywood, las
series, en Bollywood; los escritores
españoles serán elegidos entre lo mejor
de la Universidad de Ohio y el
Canto del Loco dará todos sus conciertos
en algún país de Eurasia, donde
su sello pueda contratar a maquinistas
y técnicos de luces que cobren
salarios competitivos; porque, si no,
no compensará. Y qué si la cultura la
monopolizan tres o cuatro sellos editoriales,
dos o tres distribuidoras
transnacionales; y qué si sólo venden
Pereza o Pérez Reverte, es nuestra
Cultura, al fin y al cabo. Nuestro legado
para las generaciones futuras.
No, ningún “creador” puede reprocharle
nada a Universal, Sony, o
UGC porque hasta que llegaron los
piratas todo iba bien. Si no se llegó a
un reparto justo de las ganancias era
porque la construcción de una cultura
sublime no dejaba tiempo para
pensar en tonterías. Eso sí, palabra
de Alejandro Sanz, cuando se haya
ganado la batalla contra los piratas
se limarán desde dentro los pequeños
defectos de la Warner o la SGAE,
para que se produzca una mayor redistribución
de los beneficios, que favorecerá
también a quienes limpian
la sala de exhibiciones, o a quien vende
los discos en la FNAC. Una estrategia,
la de cambiar las cosas desde
dentro, que históricamente ha sido
un éxito, como todo el mundo sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario