Ay! lo dijo el ministro de interior y policía Franklin Almeyda de
la República Dominicana: que la mitad de la Policía Nacional (PN)
(quince mil de sus treinta mil miembros) están asignados a cuidar
personas, hogares y negocios privados y que si el jefe de esa
institución le “mete el pico” al problema lo “harían saltar”.
El ministro no entró en detalles, porque ahí está lo peor.
Reciben
sumas muy superiores a sus sueldos para cuidar casas, propiedades,
lugares de descanso y negocios de funcionarios, oligarcas, generales y
delincuentes de toda calaña.
Hacen de sicarios de cárteles civiles desde empresas de detectives, espionaje y guardianes propias..
Son
parte de una estructura al servicio de altos mandos, a los cuales
deben entregar sus sueldos, parte del mismo y/o porcentajes de los
ingresos privados. Los hay que entregan su tarjeta de cobro al oficial
superior a cambio de su empleo privado.
El pago de “peaje” (soborno) se hace escalonadamente en función de sus ingresos.
Así
la mitad de la policía está en todo menos cumpliendo su misión en
cuanto a orden público y seguridad ciudadana. El costo de ese “peso
muerto” es una especie de robo a los/as contribuyentes.
Pero
ahí no se queda el asunto, sino que el rol y el destino del otro
cincuenta por ciento de la PN está secuestrado por una poderosa
estructura de mandos comprometida con diversas modalidades de corrupción
ejercidas desde sus funciones.
Esa otra mitad, que hace trabajo
de calle, vigilancia, investigación, prevención y persecución, tiene
múltiples responsabilidades en actos delictivos comunes, maltrato a
la ciudadanía, atracos contra civiles, asesinatos, torturas, protección
de actividades mafiosas y se asociación con bandas organizadas.
La primera mitad está francamente privatizada.
La
otra incursiona con en múltiples actividades privadas ilegales y se
dedica a violar sistemáticamente los derechos de la ciudadanía.
Entonces
tenemos una PN privatizada y podrida, incapacitada para garantizar
una seguridad ciudadana, por demás gravemente afectada. Contamos, pues,
con un cuerpo policial que merece ser abolido y reconstruido.
Pero en verdad el problema no es solo propio de esa entidad.
Es
de todo un Estado podrido, ahora acaudillado y fusionado
inter-institucionalmente por Leonel Fernández y el sistema de corrupción
vigente, viciosamente condenado al continuismo peledeísta (Partido de
la Liberación Dominicana) o a un relevo perredeísta ,(Partido
Revolucionario Dominicano) de la misma calaña, que solo una gran oleada
popular a favor de un Estado digno y dedicado a crear una sociedad
justa, podría liberarnos de esa policía y de él.
Vìa, fuente:
http://www.kaosenlared.net/noticia/republica-dominicana-policia-privatizada-podrida
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