Hace cuarenta años, el gran escritor y pedagogo italiano Gianni Rodari publicó Gramática de la fantasía,
una recopilación de artículos en los que expone su revolucionaria
visión de la literatura infantil y del arte de contar historias. Entre
otras muchas cosas, Rodari propone la técnica del “binomio fantástico”,
que consiste en juntar dos sustantivos elegidos al azar -por ejemplo,
“perro” y “armario”- para construir un cuento en el que ambos estén
directamente relacionados.
Hace cuarenta años no existían
la red de redes ni los buscadores, por lo que Rodari no pudo comprobar,
a partir de sus binomios fantásticos, lo que ya sabía: que la realidad
siempre supera a la ficción. Porque si tecleamos en un buscador las
palabras “perro” y “armario”, encontramos cientos de historias mucho más
jugosas que las que pudiera concebir la imaginación más calenturienta.
Y, por supuesto, no siempre aptas para menores, como Ricky Martin, el armario, la chica y su perro.
O el anuncio de un armario para perros (65x40x30 cm) de madera marina
antihumedad y hecho artesanalmente, con tres perchas de regalo y un
cajón inferior para guardar los juguetes de la mascota, por solo 212,40
euros. O la siguiente noticia: “El Seprona encuentra a un perro
desatendido dentro de un armario y a su dueño escondido en otro”.
La realidad deja atrás a la ficción, y mucho más atrás a la
información que nos ofrecen los medios de comunicación convencionales.
Así que, además de jugar con los binomios fantásticos de Rodari,
conviene investigar los binomios reales.
Por ejemplo, los
grandes medios nunca hablan de la tortura si no es para negarla. Pero
cualquiera que teclee en un buscador los términos “tortura” y “España”
se encontrará con más de dos millones de entradas, entre las que
destacan las insistentes denuncias de Amnistía Internacional y de los
relatores de la ONU (poco sospechosos de seguir consignas de ETA), así
como las estremecedoras imágenes de las víctimas de las torturas
policiales, tan sistemáticas e impunes como durante el franquismo. Tras
esta sencilla búsqueda, al alcance de cualquier ordenador con acceso a
Internet, solo un canalla o un imbécil podrían seguir hablando de la
“España democrática”.
Y, por supuesto, no hay por qué
limitarse a los nombres propiamente dichos; las siglas también dan mucho
juego. Por ejemplo:
GAL-PSOE. Quienes todavía tengan
alguna duda sobre la identidad del nada misterioso “Señor X”, el
responsable último de la infamia de los GAL, pueden disiparlas sin más
que teclear siete letras en su buscador favorito. Conmovedoras, por
cierto, las declaraciones de mi hija putativa (se reclama heredera de La Bola de Cristal) Leire Pajín, que dice que no sabe nada de los GAL porque “entonces era muy pequeñita” (sic).
PP-Opus. Unas doscientas mil entradas sobre el contubernio
incestuoso entre los dos retoños más desarrollados y agresivos del
nacionalcatolicismo franquista.
PRISA-PSOE. Más de trescientas mil entradas…
Iglesia, corrupción, pedofilia, papa, OTAN, CIA, UGT,
prevaricación, falsedad, cohecho, violación, secuestro, soborno,
sionismo, expolio, masacre, Aznar, Garzón, Rubalcaba, Nestlé, Coca-Cola…
La lista de nombres comunes y propios, siglas y marcas a disposición
del cibernauta decidido a emparejarlos sin prejuicios es inagotable. No
hay más límite que la capacidad de cada cual para digerir aberraciones y
horrores.
Especialmente interesantes son los “binomios reales” en el doble sentido del adjetivo, como por ejemplo:
Rey-oso. Junto con el cuento El rey oso blanco o la película El rey de los osos,
los lectores encontrarán abundante y detallada información sobre cierto
sujeto que, abusando de su impunidad, se dedica a matar por diversión
ejemplares de especies protegidas. En la “España democrática” (las
comillas indican el uso irónico de ambos términos), llamar públicamente
por su nombre y su adjetivo a quien comete semejantes tropelías es
delito, así que dejo al criterio de los lectores la elección de los
calificativos pertinentes.
Rey-fortuna. Jalonadas por
unos cuantos comentarios relativos a Edipo rey, el hijo de la fortuna,
numerosas e interesantes revelaciones sobre cómo -y con qué
complicidades- alguien que en Roma vivía de prestado se convirtió en
poco tiempo en uno de los hombres más ricos del mundo.
Rey-Franco. De los casi cinco millones de entradas relativas a este
jugoso binomio, algunas se refieren al rey franco Clodoveo; pero la
mayoría tienen que ver con la entrañable relación entre el actual Jefe
del Estado español y el anterior.
La lista puede ser tan
larga y variada como queramos: rey-golpe, rey-Prado, rey-faldas,
rey-cuernos, rey-alcohol, rey-Hernani… E incluso hay nombres propios que
son en sí mismos fantásticos binomios reales, como Bárbara Rey.
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/gramatica-de-la-realidad
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