MÉXICO, DF; 5 de octubre (apro).- Chihuahua, Sinaloa y Durango
pasarán a ser en el 2010 tres de las diez entidades más violentas del
mundo, comparadas incluso con ciudades de países en guerra como Iraq y
Afganistán.
En particular, Ciudad Juárez, Chihuahua y Culiacán serán tres de las
diez ciudades con las tasas más elevadas de homicidio doloso, aseguró el
presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la
Justicia Penal, José Antonio Ortega Sánchez.
Al presentar su libro México: ¿Rumbo al Estado fallido?, el
expresidente de la Comisión de Seguridad de la Confederación Patronal de
la República Mexicana (Coparmex), aseguró que la tasa de homicidios
dolosos en el país es de 20 por cada 100 mil habitantes, la doble de la
reconocida oficialmente.
Según el litigante, en doce años la violencia ha cobrado la vida de
34 mil personas; de esa cifra, casi dos terceras partes –más de 22 mil–
corresponden a la delincuencia organizada y se han producido en los tres
años recientes.
En el caso de Ciudad Juárez dijo que los niveles de violencia ya
están cercanos a los que padeció la ciudad de Medellín hace dos décadas,
durante la etapa más difícil del narcotráfico en Colombia.
Más aún, aseguró que en Ciudad Juárez los homicidios aumentaron casi
mil por ciento en tres años, mientras que a Medellín alcanzar esa cifra
le llevó una década.
Precisó que en Chihuahua, la capital del estado, la tasa de
homicidios es de 80 por cada 100 mil habitantes, mientras que en Juárez
es de 122, lo cual tiene al estado “con una violencia homicida que es de
las más altas del mundo”.
La pérdida de territorio, la extorsión, el secuestro y el control de
la fuerza por parte de la delincuencia no sólo en Juárez sino en otras
partes del país indican que México se encamina hacia un “Estado
fallido”, consideró.
Otros signos de esa tendencia, dijo, son la realización de ataques
sistemáticos y crecientes contra la fuerza pública, la masificación del
secuestro –particularmente contra migrantes indocumentados–, la
extorsión permanente, la impunidad y la diversificación de la
delincuencia organizada.
Coincidió con la versión estadounidense de que son signos también del
surgimiento de una narcoinsurgencia en México porque los grupos de
delincuencia organizada se han constituido en una fuerza que le disputa
el control de la violencia al Estado.
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/84080
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