domingo, 10 de octubre de 2010

Cultura : No elegía Ricardo Yáñez

No elegía
Ricardo Yáñez
Lejanas en el tiempo
llegan tus voces.
Siempre la misma voz,
ácida y tierna,
dolida y grata,
agradecida
y en atroz rebeldía. Fuerte
pero frágil. Hilo de voz y ola
que revienta
en brisa. Siempre la misma voz, hecha,
deshecha
de muchas voces, de voces que nos oyen
–pero como a retazos– ser oídos.
A ráfagas tus voces, el coro de tus voces,
hacen en cierto modo más de las nuestras
que de las suyas, es la certeza
de que se asumen
venidas desde lo hondo
de lo que las despierta a ser sí mismas, a
saber lo que saben menos desde el saber
que desde el sabor: un saber saboreado
antes que sabido.
Tu acelere es paciente, parece,
y veloz tu paciencia rápida llega
a donde tiene que llegar, a donde
debe aquietarse para mejor lograr estar consigo.
Y tu embriaguez. En su aspaviento se trasluce como un trasfondo
de seria y divertida contemplación.
Miran tus fotos lo que, sencillamente, viniste a hacer,
único y uno, y tal vez indistinto, el canto.
Veladuras no veo en tu mirada, que se abre al ver,
se expone abierta, limpia,
aun a través de los lentes antaño de abuelito y ahora de John Lennon,
aun a través del sepia de otros, un algo deportivos,
lentes también sonrientes, sonreidores, francos y sin embargo
serenamente reservados.
Conciencia e involuntario mártir de un tiempo que se ha ido,
aún eres lección no del todo entendida:
el sueño ha terminado, la imaginación debe comenzar, ha quizá
comenzado, y los faltos de ella
son su sola, aunque terrible frustrada siempre
–de allí su terribilidad–, amenaza.
Dream is over.
Imaginar coherentemente es lo que sigue,
es
en lo que seguimos.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2010/10/10/sem-yanez.html

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