“no podemos amar al socialismo, si antes no odiamos al capitalismo”
(aforismo implicado)
Para enfrentar la ola de inseguridad, ocho jefes
comunales bonaerenses distanciados del kirchnerismo proponen crear
cuerpos de seguridad municipales que trabajen junto a la Bonaerense. Son
del grupo que encabeza Sergio Massa, de Tigre, y Pablo Bruera, de La
Plata. El proyecto debe ser aprobado por la Legislatura.Cada municipio
incorporaría a su planta de empleados tantos agentes como quiera o pueda
pagar y, además, ya no dependería de la voluntad política de la
Provincia. Por eso, hay diferencias en cuanto a su financiamiento.Al
principio las tareas se limitarían a peleas entre vecinos, controles de
alcoholemia, traslado de expedientes judiciales y controles de rutina en
los puntos de acceso de las ciudades. “Pensamos en una Policía de
proximidad, similar a la que hay en Madrid o en algunas ciudades de
Estados Unidos. Está pensada para recuperar al policía del barrio, al
referente del vecino”, explicó Sergio Massa, el mandamás de Tigre.Por su
parte, Pablo Bruera, intendente de La Plata, supone que la creación de
la Policía Municipal es una forma de comenzar a ponerle fin a “una vieja
filosofía de encarar la inseguridad”. Explicó que “la Policía necesita
un sistema moderno” y que resulta indispensable “descentralizar la
fuerza”, que hoy tiene 50 mil agentes y compone el cuerpo armado más
grande del país. La Plata posee altos índices delictivos y quedó en el
centro de la escena con el ataque en el Banco Río a Carolina Píparo, que
terminó con la muerte de su bebé.
(TN noticias)
(APe).-
En la corriente teórica y política del análisis institucional se
describe el “efecto Mülhman”. Consiste en la recuperación de lo
instituyente por lo instituido. En términos más cercanos, lo nuevo, lo
creativo, lo novedoso será siempre transformado en lo viejo, lo
repetitivo, lo rutinario. O sea: toda pareja terminará en matrimonio.
Mas o menos sacramental, según usos, costumbres y géneros en disputa. No
son pocos los que de este análisis vieron un innegable pesimismo y que
finalmente todo cántaro que pretende ir a una fuente, terminará
rompiéndose. Sin embargo, creo que la profecía de Mülhman puede ser
llevada a su extremo límite y en mi forma de pensarla sería: “La derecha fascista recuperará las profecías inconclusas de la izquierda revolucionaria”.
Con nuestro Turco sin neblina, pero lleno de robos calificados
agravados por el vínculo, eso que algunos llamaron privatizaciones, y
que muchos conversos de los 90 tardíamente repudian, la derecha se hizo
eco de todas las quejas, muchas protestas y casi ningún combate contra
un Estado Dumbo que no solucionaba ni siquiera los problemas que
causaba. La prédica, de alguna manera hay que llamarla, de Bernie
Insomne Neustadt caló en una Doña Rosa defraudada y anorgásmica, que vio
en los príncipes azules de las empresas que descuartizaban al Estado,
la certeza de un mundo feliz. Diez años duró el engendro aunque los
entierros le fueron confiados a la compañía De la Rua – Lázaro Costa. Un
aliado de los fecales 90 decidió que estábamos condenados al éxito,
pero que la convertibilidad no. Lo demás, es historia sufrida o gozada,
de acuerdo a si encuentra lugar libre para comer en algún restaurant de
Buenos Aires. Una de las profecías que la izquierda revolucionaria
abandonó (prefiero no hablar de progresismo que lo pienso más como artrosis que como gradualismo) es aquella que el Che planteara: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. (Crear dos tres muchos… Vietnam. Ernesto Che Guevara 1967).
Este concepto fundante lo he asociado con el concepto de odio en Freud,
lo que me permitió escribir hace 10 años un trabajo sobre el tema1. Y
como se ha consagrado que el consenso, la democracia representativa mas
allá que represente a unos pocos, el parlamentarismo, el
presidencialismo, el judicialismo, son artrosis que debemos soportar, el
tabú del odio y la inexistencia de la categoría política de “enemigo”,
no puede ser atribuida solamente a la Magdalena Tempranísimo. La
izquierda no sabe odiar, quizá con la única excepción de odiarse dentro
de la propia izquierda, que como todos sabemos eso es sectarismo cuando
lo hacen los otros y la política correcta cuando lo hacen los unos. La
derecha no solamente sabe odiar, sino que además lo enseña. Familia
patriarcal, escuela sarmientina, catequesis, servicio
militar/cívico/cínico obligatorio, flexibilización laboral. Si bien todo
lo que toca la derecha lo transforma en mierda, al modo de un
alquimista sádico, es una mierda perfumada. No es casual la plétora de
desodorantes de todo tipo, la invasión de una energúmena para evaluar si
tu inodoro tiene olor, el asalto al closet para arrinconarte y
monitorear la blancura de tus dientes, la madre y la hija siempre unidas
por el blanquedor de prendas, sin dejar de lado a las recomendaciones
que una inteligente actriz, aunque en este caso no lo pareciera, realiza
sobre la mejor manera que una mujer tiene de liberarse del peso que
tiene adentro y además le deja una maquina de fotos, supongo que para
retratar al retrete en los momentos religiosos de la expulsión del
sobrante sólido. Todo este dislate es la confesión de parte que la
derecha produce lo podrido en una escala industrial y planetaria, y que
apenas puede disimularse, encubrirse, perfumarse. La sexualidad por
ejemplo que degrada en la Trata, la educación en el sistema escolar, los
ciudadanos degradados a mendigos, para los cuales la democracia es
apenas, demos gracias. Y como si esto fuera poco, ahora el baby boom de
“las policías”. Compitiendo seguramente a ver quien se lleva el lauro de
la mejor maldita policía. . Federal, Provinciales, Metropolitanas y
Comunales. Para enfrentar la ola de inseguridad, producida seguramente
por factores exógenos que nada, pero nada, pero nada de nada, tienen que
ver con la exclusión, la inoculación de drogas, el paco como estrategia
de supervivencia, la venta de armas por circuitos ilegales y no tanto,
el adoctrinamiento de los pibes mas carenciados para ser delivery de
afanos, el secuestro, tortura, asesinato de niñas, niños y mujeres en
los laberintos de la Trata, las cajas chicas, medianas y depósitos
bancarios de los altos oficiales que no podrían justificar sus gastos
aun con el mas lelo inspector de la Afip. Supongo que ARBA no
investigará esos dinerillos tan mal habidos. Por eso la consigna de la
derecha, cuya diferencia con el fascismo es simplemente de oportunismo
político, porque decir fascismo te mal enquista con la hipocresía y el
cinismo del derecho internacional, es crear una, dos, tres, muchísimas
policías, con la vieja estrategia de criar mosquitos para combatir al
dengue. Luego nos harán sentir culpables si tenemos un jarrito de agua
de la plagas de Egipto. Si no aprendemos a odiar a estas políticas
reaccionarias, nada ni nadie podrá socorrernos.
1 “Odio,
luego Existo”. Publicado en el Suplemento “Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo” del diario Página 12 (2000) Se encuentra en Internet.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=4581:una-dos-tres-muchas-policias&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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