“Yo me voy a oponer a todas las plantas termoeléctricas que atenten
gravemente contra la naturaleza de las comunidades y la calidad de
vida.” Estas palabras pronunciadas en plena campaña presidencial por
Sebastián Piñera, meses antes de convertirse en el principal inquilino
de La Moneda, se devolvieron con fuerza a las terminales computacionales
que manejan el gobierno y sus asesores desde el martes hasta ayer.
Desde aquel día, miles de personas demostraron su descontento y se
opusieron con fuerza a la venia que la gubernamental Comisión Regional
del Medio Ambiente otorgó a la construcción de una central
termoeléctrica en Barrancones –a 60 kilómetros de La Serena– y que,
según los expertos, pondría en serios problemas ambientales a las islas
Choros, Gaviota y Damas, frente a la caleta conocida como Punta de
Choros, y a toda la rica diversidad biológica existente en el lugar, en
especial la mayor reserva de pingüinos de Humboldt del mundo que anidan
en la zona.
A las críticas que inundaron Facebook y Twitter se sumó la
interpelación que en vivo hiciera un influyente animador de televisión
al propio ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, quien reconoció el
miércoles que “es un tema muy sensible” y que la decisión era
“compleja”. A este hecho se añadieron numerosas protestas espontáneas a
lo largo del país –también con las redes sociales como canal
aglutinador–, con muchos rostros de políticos y famosos de la tele en
primera fila y el clamor popular que pedía al presidente cumplir su
palabra y evitar la construcción de la planta energética a manos de la
belga-francesa GDF Suez.
De gira por el sur, Sebastián Piñera se dio ayer unos minutos para
informar a la opinión pública que, tras comunicarse con Suez, los
instruyó acerca de que deben reubicar el proyecto (que se estima
producirá 540MW) de tal manera que no se afecte la biodiversidad de la
caleta de pescadores.
“Creo que con esto hemos enfrentado con responsabilidad, sabiduría y
respetando nuestro Estado de derecho el tema de la central (...) puedo
decir a todos los amantes de la naturaleza que como presidente me siento
feliz de poder preservar un santuario de la naturaleza que he podido
disfrutar con mis propios ojos”, dijo el mandatario.
La alusión se remonta a diciembre de 2008, cuando Piñera, cultor del
buceo submarino, se sumergió en esas aguas junto a Celine Custeau,
nieta del desaparecido documentalista galo, Jacques.
Adicionalmente, Piñera encargó a la ministra de Bienes Nacionales,
Catalina Parot, desarrollar una planificación del territorio marítimo
con la idea de conocer los lugares en donde se pueden construir
centrales sin perjudicar el ecosistema.
Y es que el tema efectivamente es complejo. Chile no es
autosuficiente, por lo cual producir a través de termoeléctricas es una
de las soluciones para aumentar la matriz local.
Una vez conocida la decisión de Piñera, se abrió otro debate.
Diversos personeros y líderes de opinión en la web adjudicaron las
palabras de Piñera al triunfo de las redes sociales y a la presión
ejercida por la ciudadanía a través de las protestas desarrolladas en
las últimas jornadas.
El director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego
Portales, Andrés Azocar, planteó en el sitio www.elmostrador.cl que “la
lección que se aprendió es que las comunidades pueden organizarse
rápidamente y volverá a repetirse, porque de esta constitución
espontánea se creó un hecho político. Un gobierno que capitalizaba su
excelente trabajo para rescatar a los mineros se enfrentaba a un tema
que no controlaba ni, por supuesto, había sido capaz de anticipar.
Mientras mayor sea la cantidad de usuarios de las redes sociales, mayor
será la cantidad de temas que el gobierno deberá monitorear”, sostuvo el
experto. Desde La Moneda, la ministra vocera de Gobierno, Ena von Baer,
negó que la decisión del presidente se debiera a presiones ejercidas
por la opinión pública y el mundo político. “Aquí no ha influido en
absoluto ninguna presión, sino que aquí hay una convicción, la
convicción de defender nuestro medio ambiente y la calidad de vida de
las comunidades (...) no se ha cedido en absoluto a ninguna presión”,
sostuvo Von Baer.
Sin embargo, el profesor de derecho de la Universidad de Chile, en http://ciperchile.cl,
otro sitio que le compite al duopolio informativo de derecha formado
por Copesa y El Mercurio, publicó –a horas de conocida la decisión sobre
Punta de Choros– que “es una buena señal para la conservación de Punta
de Choros. Por una vía informal se resuelve un problema ambiental”.
Sin embargo, redondeó que desnuda “los grandes dilemas que enfrenta
la institucionalidad existente en esa materia: problemas nacionales vs.
decisiones locales, riesgos de la ausencia de una política energética y
la falta de una definición sobre qué es lo queremos conservar y a qué
costo”.
En ese sentido, el experto sostiene que “ésta es una buena decisión
para el público en general, pero probablemente reprochable jurídicamente
para el proponente. Por una vía informal se ha resuelto un problema
ambiental”.
Políticos, ambientalistas y la ciudadanía en general ya han
expresado, y no sólo a través de la web, que estarán muy atentos al
lugar en que finalmente se decida instalar la planta energética.
fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-152058-2010-08-27.html
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