Decir “indio” en general,
pretende negar la cultura de los kunas, de los gnobes-bugles, de los
bri-bri, los nasos, los aztecas, los mayas, los incas o los aymaras,
etc. Es decir, la expresión “indio” tiene un sentido racista emitida en
boca de los usurpadores europeos y sus descendientes hasta nuestros
días.
Por ello es absolutamente inaceptable que
un Ministro de Estado, delante del Presidente de la República, o un jefe
de la Policía Nacional, se refieran a la mayor parte de la población
del país, o a un sector de ella, como “indios narcotizados” o “indios
borrachos”. En cualquier país civilizado y medianamente democrático, a
un funcionario público que se exprese de esta manera se le pediría
inmediatamente su renuncia. Porque los racistas existen de hecho, pero
la moral pública, el derecho internacional y las constituciones
políticas, incluida la nuestra, no aceptan que alguien que discrimine
las personas por su origen étnico gobierne en nombre de una nación.
Sr. Presidente, Ricardo Martinelli, usted nos debe una
disculpa a los huelguistas de las bananeras, a los habitantes de Bocas
del Toro y a todos los panameños, porque funcionarios bajo su mando han
proferido expresiones racistas que violan la Constitución.
Sr.
Presidente, en este país todos somos “indios”, salvo una minoría de
empresarios extranjeros y sus descendientes, que han venido a llenarse
los bolsillos con nuestro trabajo. El que no lo crea, empezando por el
ministro de marras, que se mire al espejo. Además lo prueban los
estudios genéticos.
Es de suponerse que la saña
con que fueron reprimidos los huelguistas en Changuinola, y los tiros de
perdigones a la cara, fueron un intento inconfesado de borrar sus
rasgos físicos, de borra su mirada de “indios” rebeldes que perdieron
miedo al patrón y que se atreven a mirarle a la cara para exigir sus
derechos. Exigimos una investigación independiente respecto a esos
crímenes porque esas vidas perdidas, esos ojos cegados, esos heridos,
valen tanto como la de cualquier panameño hijo de italianos o griegos.
Aquí todos somos descendientes orgullosos del cacique
Quibián, que puso en su lugar a Cristóbal Colón cuando quiso saquear el
oro de Bocas del Toro y Veraguas. Aquí nos reclamamos herederos morales y
consanguíneos de Urracá, de Kantule y del “negro” Bayano. Si usted y
sus ministros no respetan los rasgos físicos y las identidades
culturales, significa que ha dejado de ser el presidente de “todos los
panameños”.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/07/panama-todos-somos-indios.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario