LONDRES, 13 de julio (apro).- Gran Bretaña, Francia y
Alemania utilizaron información de Inteligencia obtenida en el
extranjero a través de métodos de tortura y malos tratos en la llamada
lucha contra el terrorismo, según denunció un reporte del grupo Human
Rights Watch (HRW).
El documento, titulado "No questions asked: Intelligence cooperation
with countries that torture" (Sin hacerse preguntas: cooperación de
Inteligencia con países que cometen tortura), presentado en Londres el
29 de junio, indicó que el uso por parte de las tres potencias de
información de servicios secretos en países que practican las torturas
"daña la reputación de toda la Unión Europea (UE)".
También subrayó que a largo plazo los abusos cometidos en nombre de
la lucha antiterrorista "inflaman los rencores que llevan a la
radicalización y el reclutamiento de terroristas".
"Berlín, París y Londres deberían trabajar juntas para erradicar la
tortura, en lugar de depender de información de Inteligencia obtenida en
el extranjero a través de la tortura", declaró Judith Sunderland,
investigadora de HRW para Europa Occidental.
"Obtener información de torturadores es ilegal y totalmente erróneo",
agregó.
Según el documento, las prácticas de los tres países europeos
"contradicen las normas contra la tortura de la UE, que buscan erradicar
esos abusos como prioridad en sus relaciones con otros países".
HRW destacó que los servicios de Inteligencia en Gran Bretaña,
Francia y Alemania "carecen de instrucciones detalladas acerca de cómo
evaluar y responder a información de países que cometen torturas".
También denunció que los controles parlamentarios al respecto en los
tres países "son inadecuados".
Las tres naciones “pueden establecer cooperación en materia de
Inteligencia, pero sin amenazar la prohibición global a la tortura. Para
lograrlo, deben investigar genuinamente a los países que proveen
información para determinar si éstos utilizaron la tortura como método
de obtención de datos de Inteligencia", agregó el informe.
Según HRW, dicha cooperación en materia de Inteligencia "debe ser
suspendida" en casos en los que se sospeche de métodos de tortura o
malos tratos utilizados para obtener información.
Los servicios de Inteligencia en los tres países sostienen que es
imposible saber las fuentes y métodos utilizados para adquirir
información de Inteligencia.
Sin embargo, las autoridades en Gran Bretaña y Alemania indicaron
públicamente en el pasado que en ciertos casos es aceptable utilizar
datos de Inteligencia obtenidos en países donde se practica la tortura.
Dichas posiciones "envían el mensaje equivocado a los gobiernos
abusadores", destacó HRW en su informe.
El organismo humanitario subrayó, además, que la información
"manchada" por métodos de tortura también fue utilizada en juicios
criminales y otros procedimientos penales en Francia y Alemania, a pesar
de que estos dos países prohíben el uso de evidencia en cortes obtenida
bajo métodos de tortura.
El reporte de HRW citó el caso de Djamel Beghal, cuyo testimonio
hecho bajo malos tratos y torturas en los Emiratos Árabes Unidos fue
utilizado en su contra en una corte francesa, donde estaba siendo
juzgado por supuestamente complotar para llevar a cabo un atentado
terrorista.
En otro caso, la supuesta confesión de un hombre conocido como Abu
Attiya bajo tortura en Jordania fue utilizada contra sospechosos de
terrorismo enjuiciados en Francia.
Las cortes alemanas permitieron el uso de evidencia obtenida a partir
de interrogatorios a tres sospechosos de terrorismo que se encontraban
sujetos a detenciones ilegales por parte de las fuerzas estadounidenses,
como también la evidencia obtenida de declaraciones hechas por Aleem
Nasir, un pakistaní con ciudadanía alemana con supuestos vínculos con el
terrorismo, mientras estaba bajo custodia de los servicios secretos de
Pakistán.
HRW sostuvo que en la práctica el material obtenido de torturas
"puede terminar por ser utilizado en las cortes porque en la mayoría de
los casos los acusados no pueden demostrar que esa información fue
obtenida bajo tortura".
"Las reglas indican que la exclusión de evidencia a base de tortura
en las cortes no funciona. Los fiscales deben ser los responsables de
demostrar si la evidencia utilizada se originó en países donde se llevan
a cabo torturas", afirmó Sunderland.
Y agregó que Europa "ha sido forzada a confrontar su complicidad en
los abusos antiterroristas perpetrados por Estados Unidos".
"Es tiempo que Francia, Alemania y Gran Bretaña tomen responsabilidad
por sus propios roles en abusos a terceras partes, y garanticen que la
cooperación de Inteligencia no perpetúe dichos abusos", concluyó.
HRW instó a los tres países a denunciar como potencias europeas la
dependencia de sus cortes al uso de evidencia obtenida en terceros
países bajo métodos de tortura y malos tratos.
La ONG destacó que dichas naciones "deben reafirmar la prohibición
absoluta al uso de evidencia obtenida por tortura en cualquier
procedimiento legal".
"Deben clarificar las reglas de los juicios para que se excluya la
evidencia obtenida por tortura en procedimientos civiles y criminales, y
determinar que cuando se denuncie que un testimonio fue hecho bajo
tortura, sea el Estado quien deba demostrar lo contrario, en lugar del
acusado", agregó.
HRW llamó a Gran Bretaña, Francia y Alemania a establecer "guías
claras y apropiadas" para sus respectivos servicios secretos, sobre cómo
vincularse con otras agencias de Inteligencia sospechadas de torturar
para obtener información de sospechosos".
En ese sentido, pidió a los tres países "reforzar los controles
parlamentarios a los servicios de Inteligencia nacionales", asegurarse
que cualquier forma de complicidad en tortura "sea definida como un
delito criminal bajo la ley nacional", y que los agentes de Estados
cómplices de tortura en cualquier parte del mundo "sean juzgados,
incluidos aquellos que reciben sistemáticamente información de países y
agencias que utilizan como metodología la tortura”.
La tortura es una violación seria a los derechos humanos y está
estrictamente prohibida por las leyes internacionales. Y puesto que el
uso de esa práctica ataca el mismo centro de las libertades civiles y
políticas, fue uno de los primeros temas tratados por las Naciones
Unidas (ONU) en su desarrollo de estándares de derechos humanos. Una de
sus primeras medidas fue abolir el castigo corporal en los territorios
coloniales en 1949.
Las leyes internacionales prohíben la tortura y otros tratos
inhumanos y degradantes, que son inaceptables bajo cualquier
circunstancia.
Tras la publicación del informe de HRW, el nuevo gobierno de
coalición británico conservador-liberal democrático, encabezado por
David Cameron, confirmó el pasado martes 6 que abrirá una investigación
judicial para determinar si los servicios secretos MI5 fueron cómplices
de métodos de tortura en el extranjero a sospechosos de terrorismo, y
destacó que pagará importantes sumas de dinero como compensación a
aquellas víctimas de abusos.
Cameron, que busca así distanciarse de las políticas antiterroristas
de sus predecesores Tony Blair y Gordon Brown, informó, en una ponencia
especial en la Cámara de los Comunes, que la pesquisa a cargo de un juez
buscará determinar si las autoridades del espionaje británico fueron
cómplices de torturas a detenidos.
Además de aceptar el pago compensatorio a víctimas, el gobierno
indicó que la investigación tendrá como objetivo crear una guía de
comportamiento para los espías de los servicios secretos MI5 y MI6
cuando se desempeñan en el extranjero, y evitar que obtengan información
de prisioneros a partir de métodos de tortura.
Al menos 15 personas habrían sido torturadas en el extranjero
mientras eran detenidas por supuestas actividades de terrorismo, y todas
ellas afirmaron que los espías británicos fueron cómplices de esos
abusos.
Varias de las víctimas lanzaron demandas en cortes civiles del país,
que generaron tensiones con el gobierno acerca de si información
clasificada puede ser publicada como parte de evidencia judicial.
Para Cameron, "aunque no haya ninguna prueba [...] cuanto más
tardemos en saber la verdad, más grande será la mancha en nuestra
reputación como país que cree en la libertad, la justicia y los derechos
humanos".
La comisión de investigación estará encabezada por el actual
supervisor de los Servicios de Inteligencia, sir Robert Gibson, por
Janet Paraskeva, jefe de la Administración Pública, y por Peter Ridell,
experiodista de The Times y actual director del Institute for
Government, un organismo independiente encargado de
evaluar las actuaciones del gobierno.
Cameron espera que todo esté solucionado a finales de año y que en
otros 12 meses la comisión pueda presentar un informe. Para llevar a
cabo su trabajo, el equipo de Gibson "tendrá acceso a todos los
documentos relevantes del gobierno, incluidos aquellos que pertenezcan a
los servicios de inteligencia, y estará capacitado para interrogar a
cualquier persona, incluidos aquellos que han presentado sus denuncias",
aseguró Cameron.
Mientras tanto, y para evitar más denuncias, el gobierno británico
entregó una guía con directrices de obligado cumplimiento para sus
agentes en el extranjero, que les prohíbe participar en torturas. Se les
obliga a informar al gobierno en caso de que otros países las
practiquen, y si tuvieran que recurrir al maltrato para conseguir una
información que podría salvar vidas, antes tendrían que hablar con sus
superiores.
fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/81249
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