Y es que,
efectivamente, parece que todo el mundo en la sociedad global se va
situando poco a poco a estribor en el barco de la historia del presente;
un barco que escora paulatinamente a la derecha. Cada vez somos menos
los que nos mantenemos firmes a babor, en la izquierda de la
embarcación. Poco a poco me voy enterando de personas, personajes y
personajillos que fueron fervientes militantes de izquierda radical y se
pasaron primero a la izquierda nominal, para caer al final en la
derecha rompedora y separadora. Los renegados son siempre los más
activos militantes contra la causa que un día defendieron. De los
Seminarios, del Opus Dei, de Acción Católica… se nutren los más acervos
enemigos del credo católico. De las filas del Partido Socialista y del
Partido Comunista originarios y sucesivas facciones o partidos
reconstituidos, salen los mayores cabrones emboscados en las filas
ultraconservadoras o fascistas.
Nos cansamos de
oír alabanzas de la Transición y aún escuchamos las muestras de
entusiasmo por la democracia de quienes más abusan de ella. La prueba de
que la española es una farsa es que hay demasiados satisfechos, siendo
así que la medida de la democracia está en la “relativa” insatisfacción
de todos. Sin embargo, unos están muy satisfechos mientras que otros
estamos hartos… Pésima señal.
No puedo hacer
más que poner algunos ejemplos aislados, pues son tantos que me llevaría
un tomo entero razonar en torno al por qué de la derechización
galopante que sufre este país. Pero veamos ahora de donde procede parte
del espíritu de una gran parte de los que mandan, ordenan, legislan,
juzgan y vigilan la Constitución cocinada por ellos mismos:
La
famosa Instrucción Reservada nº1, que el general Emilio Mola envió a
los militares a finales de abril de 1936, es la hoja de ruta del régimen
que salió de la Guerra Civil y llegó hasta 27 de septiembre de 1975,
sólo tres años antes de la proclamación de la rígida Constitución
cocinada por Fraga. (Manuel Fraga Iribarne, ministro de Franco, el mayor
activista del franquismo soterrado después de muerto el dictador, y el
muñidor del actual nebuloso régimen político que bloquea todo conato de
revisión constitucional treinta años después).
La
Instrucción enviada a los militares decía así: "La acción ha de ser
extremo violenta (...). Desde luego, serán encarcelados todos los
directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos
al régimen, aplicándose castigos ejemplares". Y así fue hasta dos meses
antes de que muriese Franco.
La lectura de la
crónica de La Vanguardia nos remonta al 27 de setiembre de 1975, tres
años antes de la Constitución: "Un silencio impresionante rodeaba el
polígono de tiro de Matalagraja, en Hoyo de Manzanares, cuando llegó
allí el convoy de los condenados aproximadamente a las nueve menos
cuarto de la mañana. Hacía bastante frío. Catorce Land Rover de la
Policía Armada, tres furgones y varios autobuses de la Guardia Civil
franquearon la entrada. En cada uno de los furgones viajaba uno de los
sentenciados a la máxima pena. Ramón García Sanz, José Luis
Sánchez-Bravo y José Humberto Baena (...). Los tres eligieron la
ejecución de frente y sin venda en los ojos".
Más
de una treintena de municipios mantienen el rótulo de una de sus calles
que exalta la sublevación militar el 18 de julio de 1936. Entre ellos,
Cáceres, Toledo y Avila siguen manteniendo una calle que conmemora el
oprobio de la sublevación de unos ladrones ante el gobierno de la
República…
Por las mismas razones que quedan
todavía muchos de esa calaña entre políticos y alcaldes, cada vez
aparecen más periodistas cómplices. Por ejemplo, raras son las
“informaciones” relacionadas con Venezuela que los periodistas españoles
hacen circular, sin estar obtenidas de los falsos testimonios de
miembros de la oposición a Chávez. Esos plumillas, esos falseadores de
la democracia, pretenden probar que Chávez es un dictador y que
Venezuela no es una democracia. Y para demostrarlo van allí y se limitan
a oír a los sicarios del partido enemigo del presidente. Es como si
aquí vinieran periodistas venezolanos a saber cómo va España, y para
ello hablasen exclusivamente a los portavoces del PP. Puercos
periodistas de El País, que son los que han cometido y cometen a la
mínima ocasión semejante felonía…
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