El pasado fin de semana concluyó la cumbre del G-20 en la ciudad
canadiense de Toronto. Para muchas organizaciones sociales, como la
asociación ATTAC, el G-20 tiene un papel ilegítimo en la llamada
gobernanza mundial. Dentro de este grupo de países formado por los más
poderosos y los países emergentes, hay intereses claramente
diferenciados y contrapuestos. Estas potencias a su vez son feroces
competidoras entre ellas en el comercio mundial y también ya en los
mercados financieros.
Para el presidente de Attac España, Carlos Martínez, el G-20 tiene
dos posiciones claramente diferenciadas: por un lado las potencias
centrales, tradicionalmente ricas e imperialistas o al menos
intervencionistas en el resto del mundo (USA, Unión Europea), que son
las que han generado la fase actual de la crisis económica y financiera
mundial, con sus productos basura y su apuesta por la economía casino,
alejada de la economía productiva y real. Entre los países ricos -y esa
es la novedad de este G-20-, han surgido discrepancias, pues entre la
receta Obama y la europea hay grandes diferencias. La Unión quiere
contener el déficit público a toda costa, con planes de ajuste, y los
EE.UU., que no tienen estado del bienestar, creen en la iniciativa e
inversión pública para superarla.
Carlos Martínez dice que Europa apuesta por convertirse en un clon de
los Estados Unidos destruyendo sus logros sociales y laborales,
mientras los norteamericanos apuestan por socializar pérdidas e invertir
dinero público para rescatar su omnipotente sector privado. En ambos
casos a costa de los mismos, las clases trabajadoras y la ciudadanía de
estas potencias, o bien con fondos públicos o bien con la eliminación
del bienestar, pagarán la crisis del capitalismo.
Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y sus aliados, denuncian que
la crisis la han creado Europa y Estados Unidos y es cierto. Viven una
mezcla de capitalismo salvaje y primitivo, con serios intentos en varios
de estos países de mejorar la vida y el poder adquisitivo de sus
poblaciones, en su conjunto, o al menos segmentariamente como la India y
Rusia, con unas nuevas y pujantes clases medias y altas. Poseen,
además, los BRIC poderosos sectores públicos: en la industria, los
servicios, la energía, y disponen de Banca Pública (en casos como el de
China), hegemónica, mientras en otros -como Brasil- ésta es muy
importante, o bien se encuentra en fase de recuperación como en Rusia.
Esto les hace percibir la crisis de forma muy distinta.
China es, además, el principal proveedor de fondos públicos e
inversiones financieras hacia los EE.UU. y Europa, pero también unos de
los principales inversores en América Latina y por supuesto en África.
No obstante, asegura el analista Carlos Martínez, debe sostener el
capitalismo o bien tendrá grandes pérdidas en sus inversiones
financieras y bonos del Tesoro estadounidense. El panorama es, pues, muy
complicado.
Y mientras tanto, las protestas en las calles fueron nuevamente
reprimidas. Con la retirada de la valla metálica que blindó la sesión
plenaria del G-20, la policía de Toronto dio por terminado su costoso
(más de 800 millones de dólares) y polémico dispositivo de seguridad.
Aún no hay un balance claro de personas detenidas, una cifra que las
autoridades elevaron a más de 900. Varias organizaciones y colectivos
sociales criticaron en rueda de prensa la dureza con la que se empleó la
policía.
Gracias al trabajo de compañeros y compañeras de Frecuencia Libre, radio ciudadana e independiente de
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en México, y que han participado
en las movilizaciones de la cumbre del G-20, tenemos el testimonio de
Amy Miller, una periodista independiente que narra las vejaciones a las
que fueron sometidas las mujeres cuando fueron detenidas tras una
protesta a favor de los presos y presas políticas.
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Audio publicado en Más Voces : www.masvoces.org
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