Un roce con ribetes futbolísticos entre el presidente de Chile,
Sebastián Piñera, y el entrenador de la selección de futbol de ese país,
Marcelo Bielsa, ha puesto en evidencia la baja popularidad del
mandatario sudamericano, y lo que es peor: su relación con negocios –en
televisoras, líneas aéreas, equipos deportivos– que representan claros
conflictos de interés.
VALPARAÍSO, CHILE, 21 de julio (Proceso).- Un desaire de Marcelo
Bielsa –entrenador argentino de la selección chilena de futbol– al
presidente Sebastián Piñera se convirtió en una llaga que no sana. Es un
problema que afecta la imagen del gobernante y pone de relieve los
conflictos de interés en que está inmerso.
El jueves 1, Piñera preparó una “recepción de héroes” para la
selección que participó en el Mundial de Sudáfrica y cuyo rendimiento
fue modesto –pasó a octavos de final, donde cayó 3-0 ante Brasil–: se
colocó una alfombra roja para el ingreso de los seleccionados a La
Moneda mientras afuera unas 4 mil personas los ovacionaban. En el Salón
Azul los esperaban Piñera y el viceministro de Deportes, Gabriel Ruiz
Tagle, quienes saludaban uno a uno a los futbolistas conforme entraban.
En su turno, Bielsa actuó con dureza. A Ruiz Tagle ni lo miró. A
Piñera le hizo un pequeño ademán e intentó seguir de largo. Piñera le
tendió la mano como implorándole que no lo humillara. Luego de unos
segundos de duda el entrenador tendió la suya.
Este incidente es muy similar a otro ocurrido el pasado 3 de junio,
cuando Piñera se dirigió al Complejo Deportivo Juan Pinto Durán para
desearle suerte a la selección en su incursión mundialista. Sin
importarle que estaba interrumpiendo un entrenamiento, se dio tiempo
para pronunciar un discurso en el que se refirió a cada uno de los
jugadores por su sobrenombre. A Bielsa lo llamó El Loco.
Cuando la visita estaba por terminar, Bielsa se acercó a saludar al
presidente. Éste apenas le tocó la mano, dio media vuelta y salió con
rapidez, como si el ambiente apestara. En una improvisada conferencia de
prensa de los seleccionados tras la retirada de Piñera, el defensa
Mauricio Isla aseveró que “el presidente le faltó el respeto a Bielsa al
llamarlo por su apodo”.
El jueves 1, el consultor en comunicación Camilo Feres escribió, en
su columna del diario El Mostrador, que “para nadie es un misterio que
Piñera es un presidente que está en todo. Negocia con los
parlamentarios, maneja helicópteros, sostiene reuniones bilaterales con
sus colaboradores y ministros, elige los autos y los mecanismos para
adquirirlos (…) esta agotadora presencia es parte de su personalidad y
difícilmente responde a un diseño político o comunicacional. De hecho,
si de ello se tratara, más bien debería recomendársele salir de la
primera línea”.
El domingo 4, en su columna dominical que publica El Mercurio, el
rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, comentó que “los
deberes de su cargo obligan a un presidente a una cierta austeridad en
la conducta. A evitar, con escrúpulo, el mínimo asomo de comportamiento
payasesco”.
Agregó: “Pero ocurre que Sebastián Piñera –movido por una pulsión
difícil de entender– abunda en comportamientos que en vez de fortalecer
el aura de las instituciones, parecen diseñados para estropearla. El
bochorno de su visita a Juan Pinto Durán –haciendo el esfuerzo imposible
de ser simpático, como un niño obligado a hacer gracias maquinales para
que lo quieran– fue un ejemplo de cómo alguien puede desatender los
modales que, mal que le pese, le imponen las instituciones que le toca
servir”.
En declaraciones a La Segunda, el 6 de junio pasado, el senador
Andrés Allamand, perteneciente –igual que Piñera– a la derechista
Renovación Nacional, pidió públicamente al mandatario que “se encuadre
mejor en su rol presidencial y se identifique con la imagen asociada al
cargo”.
Expresión del desconcierto en La Moneda es que parlamentarios del
entorno del presidente, como el diputado de la Unión Demócrata
Independiente Gonzalo Arenas, se quejaron ante el Directorio de
Televisión Nacional de Chile (TVN) de los contenidos del programa
humorístico Halcón y camaleón, transmitido en horario estelar el domingo
4. En éste, el humorista Stefan Kramer, personificando a Bielsa, leyó
una carta en la que ofrecía disculpas mientras una pantalla a sus
espaldas mostraba al mismo cómico imitando a Piñera.
El lunes 5, Arenas dijo a Últimas Noticias que en este programa –que
tuvo como invitada principal a la expresidenta Michelle Bachelet– “hubo
una clara intencionalidad de humillar al presidente de la República, de
ofenderlo”. Arenas agregó que “a Bachelet se le dejó como el amuleto de
la suerte de la selección”, mientras que a Piñera “lo pintaron como un
oportunista lleno de tics”.
Según consignó La Tercera el martes 7, la ministra vocera de
gobierno, Ena von Baer, dos días antes llamó al presidente del
directorio de TVN, Leonidas Montes, “para representarle su molestia por
un programa que faltó el respeto al presidente”.
Una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea
divulgada el jueves 1 sostiene que el rechazo a la gestión de Piñera se
duplicó desde que éste asumió el poder el pasado 11 de marzo. Entonces
el índice era de 18% mientras que ahora es de 34%. La aprobación a su
gestión es de 52%, la más baja de un presidente en los primeros meses de
gobierno desde que se toman tales registros (1990).
El “rojo” Bielsa
En la medida en que la selección chilena obtenía logros, como la
clasificación al mundial, Bielsa se convertía en una especie de héroe
nacional.
Intentando ligarse a su figura, Piñera sostuvo en junio del año
pasado, cuando era candidato: “la actitud y liderazgo (de Bielsa) le
cambiaron el rostro a la selección. Yo quiero hacer lo mismo con el país
si soy elegido presidente”. Bielsa no tardó en tomar distancia de
Piñera cuando dos meses después dijo a sus jugadores: “Quiero ser a
ustedes lo que Bachelet es a Chile”.
Bielsa es un hombre de izquierda con relaciones políticas. Su
hermano, el diputado Rafael Bielsa, fue canciller de Argentina con
Néstor Kirchner (2003-2007). Según reportó Radio Bio Bio en la crónica
Las cinco razones por las que Bielsa no quiere a Piñera, transmitida el
lunes 5, el hecho de que su hermano fuera secuestrado en 1977 por la
dictadura argentina y torturado en un centro de detención clandestino
generó una antipatía del entrenador hacia todas las dictaduras
militares. De acuerdo con esta versión, Bielsa identifica a Piñera con
el régimen de Pinochet.
El exsenador y líder del Partido Radical Nelson Ávila dijo al
periódico electrónico Cambio 21: “es llamativo que la oposición más
digna a Piñera venga de un hombre como Bielsa, el cual tiene una
sensibilidad que va más allá de lo futbolístico (…) pienso que (se opone
a Piñera) por razones éticas, como el hecho de que una autoridad del
país no separe los intereses propios de los colectivos”.
Otra razón que separa a Bielsa de Piñera es la evidente simpatía de
aquél por Bachelet. Su amistad nació con la visita que ella hizo al
complejo Juan Pinto Durán el 11 de octubre de 2009. Ese día la selección
llegaba de Colombia, donde había vencido al combinado local y logrado
con ello la clasificación para el Mundial. Bielsa la acompañó en un
recorrido por el conjunto deportivo. Le presentó a los seleccionados y
la invitó a tomarse un té que él mismo sirvió.
Las atenciones de Bielsa a Bachelet fueron retribuidas públicamente
en marzo pasado. En una entrevista con el Canal 13, ella dijo que Bielsa
“tiene una mezcla fatal para las mujeres: es guapo y misterioso”.
Bachelet fue invitada por la Asociación Nacional de Futbol Profesional
(ANFP) al complejo Ingwenyama, en Nelspruit, donde se “concentró” junto
con la selección.
Es importante resaltar que un día antes de que se produjera el
desaire de Bielsa a Piñera, el presidente se había reunido –en Viña del
Mar– con parlamentarios de la oficialista Coalición por el Cambio, a los
que llamó a intensificar la fiscalización con el fin de descubrir
eventuales ilícitos en la administración Bachelet. Esto lo hizo después
de que su propio gobierno dio a conocer que en 2009 Bachelet dispuso la
entrega de 3 mil 100 millones de pesos (6 millones de dólares) a
diversas ONG, en una operación no muy clara.
Personajes como el presidente del Senado, Jorge Pizarro, han
sostenido que Piñera desató una cacería de brujas contra Concertación
por la Democracia (que llevó al poder a Bachelet) con el único fin de
enlodar la imagen de la exmandataria. A fin de aclarar el uso de estos y
otros fondos asignados a ONG, el martes 6 la Cámara de Diputados votó
por crear una comisión investigadora.
Conflictos de interés
Otras razones que explican la distancia que separa a Bielsa y a la
ANFP de Piñera y su gobierno tienen que ver con la actitud que ha tenido
el club Colo-Colo en cuanto a la repartición del dinero en la
Asociación. Piñera posee 13% de las acciones de Blanco y Negro
–controladora del Colo Colo–, mientras que el viceministro de Deportes,
Ruiz Tagle, tiene 30%.
Harold Mayne-Nicholls, presidente de la ANFP, plantea que los 35
millones de dólares que generó como excedente en 2009 el Canal del
Futbol (CDF) se deben repartir equitativamente entre los 32 clubes de la
Asociación. El Colo-Colo –que hasta marzo fue presidido por Ruiz Tagle–
puja por que los clubes más grandes se queden con la mayor parte de los
recursos.
El pasado 14 de marzo, en entrevista con Radio Cooperativa –tres días
después de la investidura de Piñera–, Mayne-Nicholls sostuvo que el
Colo-Colo quiere 4.3 millones de dólares de ese pastel, además de que
Universidad de Chile se quede con 4 millones y la Universidad Católica
con 3.4, mientras el resto de los clubes de la primera división
recibirían 1 millón 200 mil dólares, y los de Primera B, 350 mil.
“Aquí surgen infinidad de preguntas. La primera es si queremos que en
el futbol los más ricos sigan siendo más ricos y los pobres nunca
tengan oportunidad de crecer. Yo no puedo entender un concepto de vida
así donde yo siempre sea el más poderoso por lejos y el resto se hunda
cada vez más”. El dirigente del futbol chileno aludía a Piñera y a Ruiz
Tagle, quienes resultarían directamente beneficiados en caso de avanzar
las pretensiones del Colo-Colo.
Cabe mencionar que Piñera fue uno de los principales impulsores de la
Ley de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), promulgada en marzo de
2005. De hecho fue él quien, en su calidad de senador, inició el 10 de
marzo de 1998 el debate en torno a esa iniciativa que en años
posteriores (mayo de 2005) le permitió hacerse del control del
Colo-Colo.
El conflicto entre Piñera y Bielsa derivó en un reclamo para que el
presidente venda las acciones que tiene no sólo en Colo-Colo, sino en
Chilevisión y LAN Chile. El lunes 5, el senador de la oficialista Unión
Demócrata Independiente Hernán Larraín sugirió al presidente –en
declaraciones a los medios– que “se deshaga de las acciones para evitar
críticas”. Ese mismo día el senador democratacristiano Andrés Zaldívar
dijo que Piñera “no sólo en el club deportivo tiene conflictos de
intereses, sino que hay otros de mayor relevancia, como es
Chilevisión”.
Zaldívar aseguró que la negativa de Piñera de deshacerse de sus
acciones en Chilevisión tiene “paralizada la implementación de la
televisión digital”, pues Concertación por la Democracia se niega a
legislar sobre la materia mientras el presidente tenga intereses en
ella.
Los senadores de Concertación tienen suspendida la aprobación de
miembros del Directorio de TVN por esa misma razón. Ese canal no tiene
director ejecutivo desde hace tres meses.
En entrevista con Proceso, el periodista Ernesto Carmona –autor de la
biografía no autorizada Yo, Piñera (Mare Nostrum, 2010)– expresó
algunas de sus conclusiones relativas a la personalidad y formas de
operar del mandatario. Afirmó que Piñera “es un hombre frío, calculador,
muy utilizador de la gente, que actúa no sólo con fines de lucro, sino
que intenta obtener el poder político”.
A su parecer, Piñera tiene “una contradicción flagrante porque con
fines electoralistas, politiqueros, demagógicos, levanta consignas en
cuestiones que son sensibles para la gente, como la contaminación, el
cambio climático, la defensa de las ballenas, cosas que todos consideran
problemas reales”. Según él, serían pantallas que ocultan sus
verdaderos intereses.
Carmona sostiene que sus posturas se ven “claramente reflejadas en
las personas nombradas con cargos de alta responsabilidad. En el caso
del medio ambiente queda muy clara su contradicción”. El investigador
alude al nombramiento como ministra de Medio Ambiente de María Ignacia
Benítez, quien hasta su nombramiento trabajaba en Gestión Ambiental
Consultores. Desde esa posición ha impulsado la aprobación ambiental de
numerosos y muy contaminantes proyectos termoeléctricos, como la central
Punta Alcalde, de Endesa, en Atacama, y la Central Térmica Cruz Grande,
de la Compañía Aceros del Pacífico en Coquimbo. Ambos proyectos han
enfrentado el rechazo de las comunidades afectadas.
El recientemente nombrado superintendente de Isapres (consorcios de
salud privada), Luis Romero, dejó en febrero pasado su cargo de gerente
general de la Isapre Colmena Golden Cross. Desde el jueves 8, en su
nuevo puesto, es el encargado de fiscalizarla. Estos casos no son la
excepción, sino la regla en la nueva administración, que es definida por
Piñera “como la nueva forma de gobernar”.
fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/81592
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