Eduardo Lucita (LA ARENA)
La
crisis avanza en Europa sin solución de continuidad. Lo que pareció un
respiro, cuando el salvataje de Grecia y el blindaje para la eurozona,
fue apenas un suspiro.
Ningún país europeo es
ya ajeno a esta crisis, crecen las diferencias entre los líderes y el
sueño de la integración está cuando menos entre paréntesis. Como
imitando la expansión de la mancha de petróleo en el golfo de México que
ya amenaza a sus playas y por ende al negocio turístico, la crisis
europea se propaga y profundiza rápidamente. Es difícil pensar que
tamaña crisis en la región, que mueve el 25 por ciento de la economía
mundial, no replique en otras latitudes como EEUU, la China y el sudeste
asiático o incluso en América latina.
La maraña de los
préstamos.
Quince días atrás, desde esta misma columna,
señalábamos que la deuda pública europea es hoy un 25 por ciento mayor
de lo que era en el 2005 y que los préstamos por miles de millones de
euros iban de un país a otro en una verdadera maraña. Los países más
débiles son grandes deudores de los más desarrollados de la eurozona.
Merced
a un informe del Bank for Internacional Settlements publicado por The
New York Times, conocemos ahora mayores detalles de esos flujos de
préstamos, que conviene reproducir a pesar de lo tedioso de las cifras,
porque permiten entender porqué la bancarrota de un país arrastraría a
los otros.
En miles de millones de dólares, España le debe a
Alemania unos 238; a Francia 220; a Gran Bretaña 114; a Portugal 28 y a
Italia 31. Italia le debe a Francia 500; a Alemania 190, a Gran Bretaña
77 y a España 47. Portugal a España 86; a Gran Bretaña 24; a Francia 45 y
a Alemania 47. Irlanda a Gran Bretaña 188; a Alemania 184 y a Francia
60; Grecia a Francia 75; a Alemania 45 y a Gran Bretaña 15.
La
deuda pública europea se estima del orden de los 8 billones de euros
(algo más de 10 billones de dólares). Los principales acreedores, como
muestra el párrafo anterior, son Alemania, Francia y Gran Bretaña. Sin
embargo no son los Estados quiénes detentan esas acreencias sino los
bancos alemanes, franceses e ingleses que tienen en sus carteras bonos
por 500 mil, 400 mil y 350 mil millones de euros respectivamente,
emitidos por los cinco países de la periferia europea.
Sin
embargo los fondos para el salvataje griego y el blindaje europeo los
han aportado los Estados (es decir, dinero público) para auxiliar a
otros Estados para que estos a su vez... les paguen a los bancos (de
capital privado) de los países prestadores. Esto es como con el derrame
petrolero que no pueden frenar pero siguen vigentes las exploraciones
marinas. Aquí fracasan en frenar la crisis, pero avanzan por el camino
que los llevó a ella, endeudándose para salvar a los bancos. Conclusión:
se enfrenta la deuda pública con más deuda pública.
La carrera
por el ajuste.
Frente a esto los gobiernos, presionados por
Alemania el BCE y el FMI, no han encontrado mejor alternativa que
descargar el enorme esfuerzo que significa hacerse cargo de las deudas
sobre los trabajadores y el conjunto de las clases subalternas. Y de
paso llevarse por delante lo que queda de las redes sociales heredadas
del denominado "Estado del Bienestar".
Así los 16 países que
componen la Eurozona han sido empujados a una carrera enloquecida por
ajustar sus cuentas públicas. Buscan avanzar en el equilibrio fiscal
teniendo como objetivo retornar al tope de 3% de déficit fiscal impuesto
por los Acuerdos de Maastrich.
Algunas estimaciones indican que
el monto involucrado en este ajuste ronda los 300.000 millones de euros.
Al tope de estos recortes está Gran Bretaña que con un déficit del 12
por ciento de su PBI deberá reducir su gasto estatal en 106 mil
millones. Le sigue Francia, con un déficit del 8 por ciento, que deberá
recortar 90 mil millones; luego España, con un déficit del 12 por
ciento, 67 mil millones; Italia, con un déficit del 9 por ciento, 38 mil
y Grecia, con un déficit del 13 por ciento, 14 mil millones.
Como
ya se ha comentado desde esta columna la Comisión Europea, está
dispuesta a controlar los presupuestos anuales de los países miembros
para que esos recortes se cumplan. Los gobiernos deberán contar con la
aprobación del grupo de ministros antes de enviar los proyectos
presupuestarios al parlamento. Los países que con el euro ya han perdido
soberanía monetaria ahora verán limitados sus derechos a elaborar sus
presupuestos según las necesidades e intereses de cada uno de ellos. En
paralelo la misma CE está impulsando la creación de un Fondo Preventivo
de Quiebras Bancarias" financiado por los propios bancos, confirmando
así que la crisis de la deuda en Europa no esta conjurada y que esperan
nuevos remezones.
Subordinación de la política.
La crisis
no sólo se abate sobre los gobiernos que se verán enfrentados a fuertes
crisis sociales sino que cuestiona las autonomías nacionales y pone en
riesgo de disolución el proyecto político integracionista de mercado más
ambicioso de la historia. Cada uno de principales países de la UE hace
su propio juego y la política queda subordinada a los intereses del
capital financiero. Alemania que ingresó a la UE con una estricta
política fiscal y la solidez de su antigua moneda, el marco alemán, sólo
accedió a financiar a otros países ante la evidencia de que el euro
estaba en peligro, pero es claro que prioriza la estabilidad
macroeconómica y la fortaleza de la moneda común a cualquier otra
medida. Francia el principal impulsor de la integración regional busca
preservar la UE y el euro, pero está presa de una contradicción: no
puede prescindir de su alianza con Alemania, pero al mismo tiempo no
puede someterse a sus políticas fiscales duras a costa de una crisis
social de proporciones. Por su parte Gran Bretaña, un integrante tardío
de la UE que está fuera del euro, necesita sostener su vieja alianza con
los EEUU (en última instancia éste será garante de la libra esterlina)
pero la contrapartida es continuar siendo la cabecera de playa en Europa
del imperio americano.
Tormentas en el horizonte.
Una vez
más queda expuesta la falta de unidad política en la UE, unidad
necesaria para aplicar en forma coordinada los recortes fiscales que
parecen poco viables por más controles que imponga la CE para evitar que
algún país finalmente declare que no puede pagar la deuda.
Según
el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES)
las medidas de austeridad adoptadas "reducen el crecimiento y minan el
consumo, agravan el desempleo, afectan a la capacidad productiva y, en
fin, deprimen los ingresos fiscales y sociales que se hundieron". En
otras palabras profundizarán la desaceleración actual de la economía y
llevarán a una recesión de larga duración en un horizonte de crisis
social y políticas en la región. En España la CGT a convocado a una
huelga general de empleados públicos y a una jornada de lucha para el 8
de este mes, se suman así a las huelgas y manifestaciones que estan
ocurriendo en Portugal, Italia y Francia. Mientras tanto la CES,
integrada por 82 confederaciones nacionales de sindicatos pertenecientes
a un total de 36 países europeos, esta discutiendo esta semana la
posibilidad de una huelga general europea.
La reacción social
viene con demoras, pero parece estar llegando. De ella depende el futuro
de muchos.
Eduardo Lucita es
integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
Foto:
Grecia - Manifestantes del Partido Comunista Griego rompieron los
candados de las puertas de la máxima atracción turística del país y
colgaron pancartas en griego y en inglés que decían: “Pueblos de Europa -
Rebélense”.
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