martes, 27 de abril de 2010

Chile: RICCHI E POVERI. Por Jorge Coulon.

Al hablar del gobierno de los gerentes o del gobierno de los ricos parece ser que hay quienes lo hacen sin dimensionar el espesor cultural que esos conceptos conllevan. De tanto ser usados con objetivos propagandísticos, estos nominativos han hecho perder la perspectiva respecto de lo que esta situación, que existe mas allá del plano publicitario contingente, implica.
Es también frecuente que las acciones y declaraciones del actual gobierno sean percibidas como actos deshonestos o delictuales. Lo  realmente grave es que son sinceros y piensan honestamente que el orden natural de las cosas (algunos de ellos le atribuyen origen divino) es aquel en el que muy pocos deben tener mucho para que muchos puedan sobrevivir de los restos del festín.

El  Presidente es honesto cuando declara que solo los santos y los muertos no tienen conflictos de intereses. Es el mundo en el que él se mueve, se refiere naturalmente a sus pares, a los de su casta, porque evidentemente la enorme mayoría de chilenos y chilenas que viven flotando apenas sobre la línea de la pobreza, o sobreviven malamente bajo ella, no tienen intereses que no sean los de lograr pasar el día a día, y si los tienen, su conflicto es una burla respecto al de los gerentes y propietarios que hoy nos gobiernan.

Es honesto el Ministro de Hacienda cuando piensa que a la solidaridad hay que darle incentivos, el sabe que en su clase social nadie es solidario gratis, nadie es solidario porque si. En su mundo todo es objeto de tasación y valor en contante. El no solo lo piensa, lo sabe, lo ha vivido toda su vida, lo ha estudiado en Harvard…  la solidaridad puede ser un buen negocio, motivo de publicidad televisiva, ocasión de lavado de imagen, un modo para pagar menos impuestos. Tranquilidad de conciencia  a buen mercado. Evidentemente el Ministro no se refiere al pueblo llano, a la clase media, donde la solidaridad, el amor  y otras despreciables pasiones humanas son todavía un valor, una pulsión, una necesidad profunda. Son sentimientos que expresan aun humanidad, sentido de comunidad,  instinto de conservación.

El gran problema en este gobierno es que honestamente creen que las crisis son oportunidades, oportunidades económicas, oportunidades de negocios, oportunidades de lucrar sobre las necesidades, los miedos, las penas o las esperanzas de ese pueblo que para ellos es sólo consumidor. Creen sinceramente que dando estas oportunidades a las  grandes empresas, a sus grandes empresas, estas van a poder dar más trabajo  al rotaje, habrá más chilenitos y chilenitas que trabajen por $165.000 mensuales. Creen sinceramente que  la vida es así, que ese es el orden natural de las cosas y que toda mejoría de la situación nacional se mide en cifras, que el bienestar del país y sus ciudadanos es una cuestión de porcentajes.

Son honestos cuando sueñan con volver a crecer al  10% anual. Les parece normal, en ese caso,  que alguien que gana $200.000 se beneficie en $ 20.000  al mes y que para alguien que gana $ 5.000.000.- mensuales este crecimiento le signifique $ 500.000.- suplementarios.  Honestamente se sorprenden de que no todos quieran participar de su impecable lógica, de su eficiente concepción de país y sociedad.

Lo grave es que son honestos en su ideario feudal. Los ladronzuelos como Pinochet son profundamente despreciados en las actuales esferas de la derecha que llegó al gobierno por elección popular. Uno como él podría aspirar al máximo a director de Gendarmería, porque esa gente es necesaria para tener a raya al populacho, que necesitan como consumidor, como mano de obra barata, pero que desprecian con absoluta honestidad, aunque  con igual honestidad le tienen una especie de cariño patronal.
fuente, vìa:
http://www.cronicadigital.cl/news/columnistas/coulon/17559.html

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