viernes, 25 de enero de 2019

Nuestra América: Plan Cóndor 2.0






El Plan Cóndor fue un acuerdo suscitado en la década de los 70 y 80 entre los regímenes dictatoriales de América del Sur (Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador) y Estados Unidos. El plan fue preparado por la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés), para exterminar a la izquierda, erradicar los gobiernos populares y evitar así la repetición de experiencias como la del derrocado Gobierno de Salvador Allende en Chile o la exitosa de Cuba. Desde la irrupción de los gobiernos revolucionarios y progresistas en varios países de Centro y Sur América, EE.UU. vuelve a desempolvar sus viejos planes adaptándolas a nuevas técnicas no convencionales, pero que en definitiva persigue el mismo propósito: acabar con los gobiernos y la dirigencia de izquierda en todo el continente para retomar el espacio que siempre consideró como ‘patio trasero’. Las dictaduras acordaron con EE.UU. el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, la desaparición y muerte de personas consideradas subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico de la burguesía dominante. El Plan Cóndor resultó una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado. EE.UU. fue el primer gran responsable ya que sin su consentimiento y apoyo en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sería imposible para las dictaduras llegar a esos extremos. Otros Archivos del Terror, revelados en Uruguay, citan al connotado terrorista de origen cubano, Luis Posada Carriles, involucrado en el asesinato del excanciller chileno, Orlando Letelier. Mientras que el agente de la CIA, Michael Townlev, es el autor material del atentado y muerte del general Carlos Prats y su esposa. Resulta demasiado tiempo que, 41 años después de concebido el Plan Cóndor, aún no se haya hecho justicia y con muchos de los implicados en tan siniestro engendro de muertes y torturas y desapariciones aún se encuentren libres y disfrutando de los pagos recibidos por sus crímenes. En la Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) celebrada el 17 de julio de 2015 en Brasilia (la capital de Brasil), la entonces presidenta de Argentina, Cristina Fernández, prendió las alarmas de los pueblos de la región cuando dijo que se está gestando una nueva Operación Cóndor en contra de los gobiernos populares y las democracias en la región. El triunfo electoral del presidente venezolano, Hugo Chávez y su prédica revolucionaria de justicia abrió los caminos de los cambios y los procesos de integración que se han vivido en toda la región. La Operación Cóndor II, resulta en una acción más sutil que la brutalidad de los tanques y las metralletas que ya usaron en los años 70 y 80. Los medios de comunicación, el poder judicial y legislativo y el sicariato de dirigentes achacado al hampa común tal como ha ocurrido en Paraguay, Honduras, Brasil y Venezuela, dan luces de lo que se trata esta nueva operación. El proceso de restauración neoliberal que se adelanta en algunos países de la región viene acompañado con el deseo de venganza de las élites desplazadas ¿Cómo podrán mantenerse en el poder las élites cuándo los pueblos de la región recobraron la dignidad y probaron una parte de los beneficios con los gobiernos revolucionarios y progresista? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar EE.UU. y sus esbirros políticos con estas políticas criminales en el espacio que sigue considerando como ‘su patio trasero’?

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