Periódico La Jornada
Río De Janeiro. Centenares de manifestantes que intentaban acercarse al Museo Nacional de Brasil que se incendió fueron repelidos por guardias municipales, quienes utilizaron gas lacrimógeno y macanas, al mediodía de ayer, reportó la prensa brasileña.
Luego de algunos momentos, los inconformes que denunciaban cómo los recortes presupuestarios retrasaron la modernización de los dispositivos de seguridad del recinto, consiguieron entrar tras una negociación con la policía. Ahí, se dieron las manos en una especie de abrazo simbólico en torno al museo y colocaron flores delante del monumento del rey Pedro II.
Sarah Satheer, estudiante de 28 años, quien recibió atención en una ambulancia, lamentó la respuesta policial. ‘‘Es una violencia contra nosotros. Quien está allá afuera es estudiante, gente que trabaja y tiene investigación en el museo. Sólo querían hacer un acto de luto, abrazarse, solidarizarse unos con otros”, publicó el diario O Globo.
Miles de personas protestaron en el centro de Río de Janeiro en la jornada Luto por el Museo Nacional de Brasil ¡En defensa de la Universidad Pública!; el recinto depende de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
La vicedirectora del museo, Cristiana Serejo, informó que 90 por ciento de las cerca de 20 millones de obras, piezas y documentos expuestos o que estaban bajo resguardo en el recinto fue consumido por el fuego.
‘‘¿Qué sobró? El edificio y algunas piezas, cerca de 10 por ciento’’, dijo.
Sostuvo que el fuego comenzó en la segunda planta del edificio, aunque el informe técnico estará listo en 48 horas.
Serejo admitió que los recursos federales que el Museo Nacional recibió fueron reducidos en los años recientes, como ya había documentado la prensa local.
Parte de la tragedia del Museo Nacional de Brasil pudo evitarse; ‘‘no sirve sólo llorar. Ahora tenemos que actuar”, dijo Alexander Kellner, director de la bicentenaria institución, ante el devastado edificio.
‘‘Clamamos por ayuda. Que las personas se indignen por lo que sucedió acá. Es necesario que el gobierno federal, que dispone de recursos, ayude al museo a reconstruir su historia.”
El ministro de Cultura, Sergio Sá Leitão anunció ‘‘un movimiento internacional de búsqueda de colecciones para que al menos parte de ese material sea recuperado. La colección perdida ya no tiene solución; el edificio puede reconstruirse (...) que sirva de lección; hay que cuidar el patrimonio y cambiar la manera de gestionar’’.
El museo enfrentaba falta de fondos durante años, eso impidió se hicieran renovaciones y obligó a que algunas exhibiciones fueran cerradas. El diario Folha de S. Paulo reportó el pasado mayo, mientras el museo se preparaba para celebrar su bicentenario, que el presupuesto anual había disminuido de 130 mil dólares en 2013 a 84 mil en 2017.
La institución acababa de obtener la aprobación de fondos para una renovación, incluida una actualización del sistema de prevención de incendios, apuntó Kellner. ‘‘Qué ironía, el dinero ya está allí, pero se acabó el tiempo”, dijo.
Colección destruida
Roberto Leher, rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, dijo que el inmueble necesitaba una remodelación de sistemas eléctricos y de agua, así como un nuevo plan de prevención de incendios. ‘‘Todos sabíamos que el edificio se encontraba en un estado vulnerable”.
Ayer el presidente brasileño, Michel Temer, anunció que los bancos públicos y privados, así como el gigante de la minería Vale y la petrolera estatal Petrobras, habían acordado participar en la reconstrucción del museo. El mandatario francés Emmanuel Macron ofreció en un tuit enviar expertos para ayudar.
Por la mañana, los bomberos empezaron a ingresar con prudencia en las ruinas del edificio, para verificar si aún se puede ‘‘salvar algo” del inmenso patrimonio, acotó un portavoz de ese cuerpo.
Las autoridades de protección civil advirtieron que el techo y las paredes internas quedaron comprometidos y podrían colapsar en algún momento.
Alexander Kellner informó que la colección quedó destruida, pero que todavía no era posible detallar las pérdidas. Luis Fernando Dias Duarte, vicedirector del recinto, insinuó que el daño podría ser catastrófico, con la mayoría de objetos en el edificio principal destruidos, a excepción de algunos meteoritos.
Kellner, interrogado acerca de por qué un desastre como éste no ocurre en otros países, respondió: ‘‘Pregúntate eso. Es una buena pregunta, háztela”.
Los ministros de Cultura y Educación convocaron ayer a una rueda de prensa frente al museo.
vía: https://www.jornada.com.mx/2018/09/04/cultura/a04n1cul
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