Las topadoras apartan la vegetación a los lados, para construir una
carretera que de paso a madereros y palmicultoras -aparentemente sin
ningún tipo de permiso. El camino ya atraviesa varios kilómetros de la
selva de Ucayali. En total, amenaza 100.000 hectáreas de selva. Por
favor, pida a las autoridades peruanas que paren la carretera.
En la selva de Ucayali, las topadoras despejan el camino dejando la
tierra roja a la vista, que se extiende como un rastro de sangre por la
selva. Es una nueva carretera para madereros y palmicultores en la selva
amazónica.
Las máquinas pertenecen al gobierno local, aunque la construcción no cuenta con los permisos necesarios, según la organización ambiental peruana Kene.
Grandes árboles se erigen todavía a los lados de la nueva carretera -pero el principio del fin de la selva está marcado: ahora es más fácil el transporte de la codiciada madera tropical, así como el acaparamiento de las tierras para palmicultores, especuladores de tierras y colonos.
Por la carretera se transportan trabajadores, máquinas, plántulas, fertilizantes, pesticidas y todo tipo de insumos dentro de lo que antes era un área de selva inaccesible. El trazo une dos grandes áreas ya taladas para la expansión de la palma aceitera, tras las cuales se esconden inversores extranjeros, en casos suficientemente documentados por organizaciones ambientales y por la prensaperuana.
Las empresas Ocho Sur U (antes Plantaciones de Ucayali) y Ocho Sur P (antes Plantaciones de Pucallpa) talaron desde 2011 al menos 12.000 hectáreas de selva y las sustituyeron por plantaciones de palma, como lo muestran imágenes satelitales y valoraciones científicas.
El ecosistema más biodiverso de la Tierra quedará destruido para plantar palma aceitera, y tiene como consecuencia violentos conflictos por la tierra. En septiembre de 2017 fueron asesinados seis campesinos.
Indígenas Shipibo pierden su territorio ancestral. La nueva carretera amenaza más de 100.000 hectáreas de selva en las que han mantenido su forma tradicional de vida, denuncia Kene junto a los habitantes de la comunidad Santa Clara de Ushunya.
FIRMA LA PETICIÓN AQUÍ.
Fuente: Salva la Selva
vía:
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Campanas_y_Acciones/Carretera_en_Peru_pone_en_peligro_100.000_hectareas_de_selva
Las máquinas pertenecen al gobierno local, aunque la construcción no cuenta con los permisos necesarios, según la organización ambiental peruana Kene.
Grandes árboles se erigen todavía a los lados de la nueva carretera -pero el principio del fin de la selva está marcado: ahora es más fácil el transporte de la codiciada madera tropical, así como el acaparamiento de las tierras para palmicultores, especuladores de tierras y colonos.
Por la carretera se transportan trabajadores, máquinas, plántulas, fertilizantes, pesticidas y todo tipo de insumos dentro de lo que antes era un área de selva inaccesible. El trazo une dos grandes áreas ya taladas para la expansión de la palma aceitera, tras las cuales se esconden inversores extranjeros, en casos suficientemente documentados por organizaciones ambientales y por la prensaperuana.
Las empresas Ocho Sur U (antes Plantaciones de Ucayali) y Ocho Sur P (antes Plantaciones de Pucallpa) talaron desde 2011 al menos 12.000 hectáreas de selva y las sustituyeron por plantaciones de palma, como lo muestran imágenes satelitales y valoraciones científicas.
El ecosistema más biodiverso de la Tierra quedará destruido para plantar palma aceitera, y tiene como consecuencia violentos conflictos por la tierra. En septiembre de 2017 fueron asesinados seis campesinos.
Indígenas Shipibo pierden su territorio ancestral. La nueva carretera amenaza más de 100.000 hectáreas de selva en las que han mantenido su forma tradicional de vida, denuncia Kene junto a los habitantes de la comunidad Santa Clara de Ushunya.
FIRMA LA PETICIÓN AQUÍ.
Fuente: Salva la Selva
vía:
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Campanas_y_Acciones/Carretera_en_Peru_pone_en_peligro_100.000_hectareas_de_selva
No hay comentarios:
Publicar un comentario