lunes, 6 de marzo de 2017

Estados Unidos e Israel secuestrando a la ONU





No es una mirada apocalíptica, pero ‘qué tal si...’, que tal si este es el comienzo de verdaderamente una nueva era de todo el planeta.

Que Donald Trump sea el alfil de un movimiento que viene empujando ya desde hace muchos años, la nueva transformación del nuevo mundo.

¿Por qué lo digo? por las decisiones, las palabras y las promesas del presidente de Estados Unidos, palabras incendiarias que no sólo son un show, pues sin duda esconden el ánimo de mover, retumbar y advertir cuál es el derrotero ideal para el nuevo horizonte de la humanidad, claro, concebida desde Washington o más allá de Washington, en las bóvedas de las familias del control financiero global.

Una nueva era donde a paso lento llegaremos a una nueva organización geopolítica de la que conocemos.

Por ejemplo, a grandes rasgos, la humanidad desde la segunda mitad del siglo XX conoció un mundo con una Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la que los países, con el compromiso ético y humano más alto se unían para ponerse de acuerdo y tratar de gobernar el planeta en una ecuación, donde las tensiones estuvieran repartidas, donde hubiera un consenso, donde hubiera consejos para evitar la guerra, para evitar el hambre, para evitar que se violen los derechos humanos.

Las fuerzas deben estar repartidas, unidas y organizadas y así el mundo podría vivir mejor, ese es el espíritu de la ONU y todas sus diferentes agencias, oficinas, comisiones y consejos. Pero la pregunta es, qué pasaría si uno de los países unidos, se sale de la ONU, o no acepta lo que dice la gran mayoría del los países del planeta.

La respuesta a primera instancia y de manera infantil es simple, se rompe la magia, se rompe el proyecto y el deseo de tener un mundo mejor, ya que uno de los vecinos no se sujeta a las decisiones de la mayoría.

Es como si en un partido de fútbol, alguien agarra la pelota con la mano y se la lleva corriendo, ¿qué pasa? se rompe el encanto de creer que todos creemos en un juego justo donde todos podamos convivir, porque hay alguien que no lo desea y boicotea ese espíritu. Y ahora una pregunta más compleja, qué pasaría si se sale de la ONU uno de los miembros más poderosos, como por ejemplo, Estados Unidos.

Sin duda sería el principio del fin del mundo como lo conocemos, porque el mensaje sería, que EE.UU. o el país que se salga, es: "yo voy a hacer lo que me plazca ya que no me sujeto al consejo ni al consenso del planeta".

Y si fuera así, por qué entonces ese derecho no lo debiera tener otro país, y otro país más y otro más: sería entonces el desmantelamiento y por ende la desaparición de cualquier empresa u organización, en este caso la ONU. Bueno, dicho lo anterior, hay que preguntar, ¿qué tan lejos o tan cerca estamos de este escenario? "Que tal sí..." como dije al principio, estamos muy cerca, puesto que hace unos días, Estados Unidos, trató con desprecio al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, más aún, dijo que lo va a cambiar, y aún más, medios ya anuncian que Trump planea abandonar el Consejo de Derechos Humanos.

El asunto se complica, al ver que detrás de esta gran desprecio de EE.UU. contra el Consejo, se esconde una poderosa razón para ellos. "Estados Unidos está profundamente preocupado por el continuo foco injusto y desequilibrado que pone este consejo en un solo país democrático: El régimen de Israel. Ninguna otra nación se encuentra en el foco de un punto de agenda entero.

¿Cómo puede ser esto una prioridad adecuada?", dice con tono amenazante la representante de EE.UU. en ese consejo, Erin Barclay, subsecretaria de Estado Adjunta de EE.UU. Es Israel, el problema. EE.UU. dice que el Consejo de Derechos Humanos, cual si fuera una persona tiene obsesiones y una de ellas es contra Israel.

Válgame esta parodia que no por serlo explica bien lo que pasa: "El pobrecito de Israel es víctima del cruel Consejo de Derechos Humanos de la ONU, por eso papá EE.UU., le pondrá un alto a ese vil consejo para que dejen de acusar indebidamente al régimen de Tel Aviv de violar los derechos humanos, incluso de crímenes de guerra, cuando asesina a palestinos con la lluvia de misiles que les avienta a Gaza, por ejemplo, o las represiones en Cisjordania".

Por Roberto de la Madrid

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