miércoles, 15 de febrero de 2017

Ciencias: Radiografía del amor.....Roberto I. Ramírez García / José Manuel Segovia Coronel



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Roberto I. Ramírez García / José Manuel Segovia Coronel







Foto: Andrii Zhezhera / Shutterstock, Inc.

Omar Torreblanca Navarro

La sociología y la psicología han construido teorías sobre las relaciones amorosas que nos pueden resultar muy útiles para que las nuestras sean satisfactorias y duraderas.

El tema del amor ocupa desde hace siglos a filósofos, escritores y artistas. Sin embargo, este sentimiento conserva algo de inasible, de indescifrable. Pensemos en las dos palabras más simples que usamos para expresar nuestros sentimientos amorosos: la aparente sencillez de un “te amo” se complica cuando intentamos averiguar qué se quiere comunicar realmente al decirlo. Para el psicólogo Ezequiel Nieto, te amo puede significar diferentes cosas para diferentes personas en distintas circunstancias: Te deseo afectivamente. Te quiero sexualmente. Espero que me ames. Confío en poder amarte. Tengo esperanza en que se desarrolle una relación significativa entre nosotros. Quiero tu admiración a cambio de la mía. Te doy mi amor para satisfacer una pasión. Te admiro por tus cualidades. Quiero que me gratifiques. Deseo tu protección. Anhelo que rompas mi soledad…

¿Se puede abordar científicamente el amor? La psicología, la sociología y otras disciplinas responden que sí. Uno de los autores más reconocidos en el estudio del amor es el sociólogo italiano Francesco Alberoni, quien desde hace varias décadas considera esencial darle un tratamiento científico al tema. A él le debemos la creación de una sólida base teórica para comprender el amor. Alberoni ha señalado que en nuestra época hemos idealizado el amor y la gente quiere un “amor perfecto, continuo, estático”, cuando lo que busca en realidad es perpetuar eternamente la etapa de enamoramiento sin darse cuenta de que ésta es una fase importante del amor, pero pasajera. Esto conduce a expectativas poco realistas y, con ello, a desilusiones posteriores que pueden deprimirnos o desencadenar conductas agresivas; también suele llevar a la búsqueda de un nuevo enamoramiento que reinicie el ciclo.
Tres ingredientes del amor

¿Qué ha descubierto la psicología acerca de la relación amorosa? Un aporte muy valioso es el trabajo de Robert J. Sternberg, investigador de la Universidad de Yale, Estados Unidos. En un análisis de este trabajo, Vanessa Cooper y Bismarck Pinto, de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, señalan que para Sternberg “el amor puede abrumar a cualquiera, a cualquier edad, y es una de las emociones humanas más intensas: las personas pueden mentir, engañar y aun matar en su nombre, y desear la muerte cuando lo pierden.”

Sternberg identifica tres componentes en el amor: intimidad, pasión y compromiso. Para el investigador, la intimidad es la capacidad de compartir sentimientos, incluso negativos, confiar, sentirse acompañado y saber que el otro tiene los mismos intereses en lo tocante a la relación. La pasión se refiere a la sexualidad, y el compromiso es, a corto plazo, la decisión de amar al otro, y a largo plazo, la voluntad de mantener ese amor. Los tres componentes son distintos en diferentes épocas, lugares y culturas.

Los psicólogos a veces tratan de analizar las diferencias entre hombres y mujeres en lo que se refiere al amor. Cooper y Pinto encontraron que, en Latinoamérica, hombres y mujeres prefieren la intimidad con más frecuencia que los otros componentes de las relaciones de pareja. También observaron que los hombres dan más importancia a la pasión que las mujeres. Y en lo que se refiere al compromiso, de nuevo los hombres mostraron un compromiso ligeramente mayor de mantener la decisión de amar a su pareja.
El amor no es tan ciego

¿Por qué nos enamoramos? La psicología ofrece respuestas: por semejanza (alguien parecido a mí me va a atraer); por complementariedad (alguien que me complemente va a resultar atractivo; por ejemplo, si soy aburrido, me puede atraer alguien divertido), y por proximidad física (si estoy en contacto con ciertas personas, empezaré a verlas con buenos ojos, las voy a estimar y tal vez luego alguna me va a gustar). También intervienen factores de tipo “psicodinámico”, es decir, que pueden ser incluso inconscientes: nos van a agradar y atraer aquellas personas que nos recuerden características de nuestros padres.

En un estudio hecho en México por José Luis Valdez y sus colaboradores, publicado en la revista Enseñanza e investigación en psicología en 2008, se aplicó un cuestionario a 100 parejas heterosexuales para indagar qué características tomaron en cuenta para elegir a sus actuales compañeros. También se les preguntó qué contemplarían si pudieran elegir una nueva pareja. En el primer caso, la pareja real, los hombres prefirieron el atractivo físico y las mujeres la formalidad. En el segundo caso, la pareja ideal, ambos sexos tendieron a dar preferencia al aspecto físico. Otro resultado indicó que, al comparar la elección real con la ideal, tanto hombres como mujeres buscarían una persona muy parecida a su pareja actual, aunque en los hombres este aspecto fue menos marcado, lo cual parece sugerir que las mujeres están más satisfechas con su elección real.

EL CICLO DE ACERCAMIENTO-ALEJAMIENTO DE LA PAREJA

Un estudio en el que participaron 120 sujetos mexicanos con escolaridad mínima de secundaria, distribuidos en distintos rangos de edad (18-25 años, 26-35, 36-45 y 46 o más años) en los cuales siempre hubo 15 mujeres y 15 hombres, revela no sólo las características más destacadas por etapa, sino también identifica qué fue lo más valorado (* ) o (** ).


EL CICLO DE ACERCAMIENTO-ALEJAMIENTO DE LA PAREJA
Un estudio en el que participaron 120 sujetos mexicanos con escolaridad mínima de secundaria, distribuidos en distintos rangos de edad (18-25 años, 26-35, 36-45 y 46 o más años) en los cuales siempre hubo 15 mujeres y 15 hombres, revela no sólo las características más destacadas por etapa, sino también identifica qué fue lo más valorado (* ) o (** ).
Etapa Pensamientos Afectividad Conductas
Extraños Desconocimiento
de la persona
Curiosidad;
desconfianza
Indiferencia o
precaución-cautela
(cuidándose en
lo personal*)
Conocidos
Se espera que la
relación prospere
en amistad
Confianza ilimitada,
aunque con
incomodidad en
algunos casos
Comunicación
y amabilidad
(apertura*)
Amistad Deseo de conocer más
a fondo a la persona*
Búsqueda de
afinidades; cariño
Se busca mayor
acercamiento**
Atracción* La persona gusta
físicamente*
Agrado al estar
con la persona;**
alegría
Intento de llamar
la atención de
la persona
Pasión Incluye el romance* Desbordamiento
de emociones
y deseo sexual;
gusto desmedido**
Entrega sin
medida; sexo
Romance El momento ideal * Deseo; amor Contacto
físico íntimo
Compromiso Convicción de querer
vivir con la pareja*
Promesa de amor
eterno; confianza
Se comparte
todo y se atiende
a la pareja
Mantenimiento * Estabilidad * Amor; confianza Cuidar a la pareja,
procurándola con
atenciones**
Conflicto Dificultad para conciliar
intereses personales**
Enojo*;
debilitamiento
del amor
Comunicación
inadecuada
Alejamiento Distanciamiento
físico y emocional*
Tristeza y
depresión;**
desagrado hacia
la persona
Indiferencia
Desamor Falta de amor y
de interés**
Tristeza y
depresión;
ansiedad*
Alejamiento
Separación Alejamiento emocional
y físico**
Dolor;*
inseguridad*
Indiferencia
Olvido
Intento de borrar los
recuerdos de la pareja,
(creyendo que jamás se
olvida totalmente)**
Ausencia de
emociones y
sentimientos;
tranquilidad*
Indiferencia

El ciclo del amor

No puedo dejar de mencionar un notable aporte de la psicología mexicana al estudio del amor. Se trata de un modelo denominado “ciclo de acercamientoalejamiento de la pareja”, que describe las etapas por las que atraviesa una relación amorosa. Su autor, Rolando Díaz-Loving, de la Facultad de Psicología de la UNAM, busca identificar los pensamientos, emociones, sentimientos y conductas que se establecen en cada etapa, además de clasificar el tipo de información que los miembros de una pareja ponen en juego en cada una de esas fases. Las etapas del ciclo son:

Extraño-desconocido. Percibimos al otro, pero no fomentamos un acercamiento. Sólo vemos aspectos físicos, externos y descriptivos. Hay indiferencia, precaución o cautela y acercamiento paulatino.

Conocido. Hay cierto grado de cercanía (sonrisas, saludos) y sentimos confianza limitada, agrado o simpatía. Sopesamos las ventajas y desventajas de intimar o de quedarse sólo en el nivel de conocidos.

Amistad. Decidimos avanzar en la relación y conocer más a la persona. Hay una motivación afectiva o, a veces, una motivación utilitaria, en la que pensamos que la relación puede ayudarnos a resolver algunas necesidades. La amistad puede mantenerse o incrementarse. Esta etapa puede incluir sentimientos profundos de intimidad y cercanía, pero sin aspectos románticos, pasionales ni sexuales.

Atracción. Aparece un interés romántico y se acentúa el acercamiento afectivo aunado al interés por conocer e interactuar con el otro y buscar una mayor coincidencia. La otra persona nos gusta física e intelectualmente. Pensamos en ella continuamente y queremos ser afines a él o ella. La admiramos y la idealizamos. Nos encanta estar juntos.

Pasión y romance. La pasión se caracteriza por su irracionalidad, por una admiración desmedida por el otro, que ocupa todos nuestros pensamientos, y por el interés en su bienestar. Aparece el deseo sexual y queremos estar cerca del otro constantemente. En el romance, la pareja está profundamente enamorada y todo lo ve color de rosa. Vivimos para el otro. En esta etapa hay estabilidad, entendimiento, comprensión, compatibilidad, conocimiento y fidelidad. La comunicación es profunda y sincera. Es tal la fuerza y el encanto de esta etapa, que tiende a ser de corta duración, dando lugar a un amor menos intenso, pero más duradero y resistente.

Compromiso. Es cuando la pareja toma la decisión de formar una relación sólida a largo plazo. Las cosas se toman con más formalidad. En la pareja hay unión, fidelidad, constancia y entendimiento, así como una responsabilidad u obligación adquirida de no quedar mal.

Mantenimiento. Si el compromiso se consolida, los esfuerzos se dirigen a su mantenimiento. Implica luchar contra los obstáculos que se presentan en una relación. En esta etapa perdemos la imagen idealizada, pero se afianza la amistad. Surge el tipo de estabilidad que se requiere para formar una familia.

Conflicto. Tenemos dificultades para conciliar nuestros intereses personales con los del otro, lo cual puede generar frustración, enojo, irritación y temor. Puede haber infidelidad, incumplimiento de responsabilidades o egoísmo. Debido a las diferencias, no se desea estar con la persona, ni hay interés en ella, más bien se trata de vencer al otro. Es en esta etapa en la que habitualmente se busca ayuda externa y, en ocasiones, incluso profesional. El conflicto puede llevar a la ruptura de la relación o, por el contrario, a que la pareja madure.

Alejamiento y desamor. El alejamiento es el distanciamiento físico y emocional. Si nos sentimos lastimados, podemos optar por evitar el contacto cotidiano. Todo lo que parecía unirnos y acercarnos ahora nos separa. Ya no vemos lo positivo, sino todo lo negativo. Nuestra pareja nos inspira rechazo, desconfianza, resentimiento y enojo. El desamor se manifiesta como falta de interés y de ilusiones en la pareja, acompañado de sentimientos de soledad, incomprensión, desesperanza, inseguridad, extrañamiento y hasta de arrepentimiento. El núcleo central lo constituyen la tristeza y la depresión. Ya no aceptamos al otro; nos inspira indiferencia, o incluso una necesidad de hacerle daño.

Separación y olvido. La separación representa el fracaso o final de la relación. Ya no hay ningún compromiso con la relación, pues ésta se ha vuelto insoportable. Se manifiesta enojo, desconfianza, desprecio e inseguridad con la pareja. Se busca un arreglo equitativo y razonable para olvidar, para iniciar una nueva vida y entablar otra relación. En la etapa de olvido tratamos de arrancar los recuerdos que quedan y relegar al otro a nuestro pasado. Queremos conocer a otras personas. Con el paso del tiempo y las nuevas actividades, cerramos el círculo de la relación, dando paso a una tranquilidad que se siente como la parte terminal de este proceso.

El ciclo de acercamiento-alejamiento de la pareja ha sido evaluado con parejas mexicanas. Aclaremos que cada miembro de la pareja puede recorrer las etapas en un orden distinto y no coincidir en el ciclo con el otro. Un resultado general mostró que las etapas que más destacan o valoran hombres y mujeres mexicanos en su relación son: romance, atracción y compromiso.

Díaz-Loving explica que el ciclo de acercamiento-alejamiento es un modelo útil para analizar cómo se establece, desarrolla y disuelve una relación amorosa, todo ello a partir de la visión personal de los integrantes de la pareja. Además, permite incorporar el factor tiempo en ese análisis: es posible ver cómo un episodio es influido por eventos anteriores, o bien cómo un episodio genera expectativas para un episodio posterior.
Para llevarse mejor

Después de haber hecho una somera revisión de algunos estudios sobre el amor, ¿es posible derivar algunas sugerencias para poder establecer una buena relación amorosa? Sí, dice Ezequiel Nieto, quien primero aclara que los problemas surgen porque estamos influenciados por un concepto romántico del amor, generado e idealizado en la Edad Media y sostenido hasta nuestros días por los medios de comunicación: el amor a primera vista, el encanto de la atracción física, el encuentro con el “príncipe azul”, el rescate de la “rana”, el amor y la fidelidad eternos, etc. Las recomendaciones que nos ofrece son, en primer lugar, estar bien con uno mismo (cuidar nuestro propio cuerpo, nuestra salud, nuestro desarrollo intelectual e incluso espiritual). Y en segundo lugar, estar bien con el otro: ser tolerante, sin resentimientos por las privaciones afectivas que se dan normalmente en el proceso cotidiano del vivir; comprender y aceptar sabiamente las fallas y errores del compañero; desear estar con el amado, pero no sentirse mal sin él; poder hacer un sacrificio por el compañero, pero no convertirse en su esclavo (sometiendo la propia individualidad y dignidad); ser interdependientes (no dependientes ni independientes).

Para concluir podemos volver con Alberoni, quien acostumbra dar entrevistas a los medios en las que hace comentarios que complementan lo dicho en sus libros. De ahí podemos extraer algunas ideas que permiten comprender por qué el amor juega un papel tan esencial en el desarrollo de la humanidad. Alberoni explica que nos enamoramos porque no nos gusta lo que vemos en el mundo y soñamos con uno mejor. Por eso creamos uno nuevo comenzando por lo que tenemos más cercano: nuestra propia vida. El amor es un impulso creativo que funda algo nuevo que no existía. Como sociólogo, Alberoni afirma que es un proceso idéntico al de formar un movimiento político, una nación, una religión… ¡todas son fuerzas creativas que gestan una nueva realidad!

Más información

Delahale, Patricia, Amores que hacen daño: cómo conseguir curarse de una relación tóxica y complicada, Medici, Barcelona, 2015.
Punset, Eduardo, El viaje al amor, Ed. Destino, Barcelona, 2007.
Golombek, Diego, Sexo, drogas y biología: y un poco de rock and roll, Universidad Nacional de Quilmes y Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2006.

Omar Torreblanca Navarro es doctor en psicología e imparte clases en la Facultad de Psicología de la UNAM; actualmente colabora en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la misma universidad.



vía:
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/219/radiografia-del-amor


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