GRESEA
Traducción Susana Merino |
Como fuego selvático proliferan en Brasil los expedientes de la corrupción. El escándalo comenzó hace dos años y medio a través de noticias de corrupción relativas a Petrobras, la empresa petrolera brasileña. Pero actualmente el que está en el centro de atención es el grupo Odebrecht, la primera empresa constructora de América latina. Recientes revelaciones ponen nuevamente en tela de juicio al presidente Temer y a sus ministros. Odebrecht habría dado coimas en doce países, generando polémicas desde el Ecuador hasta el Reino Unido.
En marzo de 2016 el jefe de la empresa, Marcelo Odebrecht (Marcelo), fue condenado a 19 años y cuatro meses de prisión en firme porque las pruebas en su contra eran demoledoras. La investigación realizada sobre diez aparatos telefónicos de Marcelo había puesto al descubierto un importante sistema de corrupción y de lavado de dinero. Se descubría así que el grupo Odebrecht disponía de un servicio cuya única función era pagar coimas. Este Servicios de Operaciones Estructuradas gestionaba las transacciones por medio de computadoras específicamente equipadas para los fraudes. El servicio realizaba los pagos por medio de un banco (comprado con tal objeto por el grupo Odebrecht) en el país caribeño de Antigua. Poco después de la condena de Marcelo la prensa brasileña publicó una lista codificada de beneficiarios de esos sobornos, La justicia brasileña decidió entonces iniciar una nueva fase de investigaciones, la vigésimo tercera dentro de una investigación global denominada “Operación Lava Jato”
Que Odebrecht y otras grandes empresas constructoras de Brasil se asociaron en un cártel es uno de los resultados de esa investigación. La creación del cártel se remonta a alrededor del 2007, cuando asignaron a Brasil la celebración del Mundial de Fútbol de 2014 (1). En ese cártel Odebrecht y sus “competidores” definían la estrategia a seguir en las licitaciones públicas de trabajos relacionados con los estadios de fútbol con el objeto de que estuviera garantizado que cada uno de los miembros del cártel obtuviera su parte. De este modo Odebrecht ganó la oferta para la renovación del prestigioso estadio de Maracaná en Río de Janeiro. El sistema se descubrió cuando la constructora del grupo Andrade Gutiérrez, miembro del cártel, confesó su culpa a cambio de obtener la seguridad de un reglamento amigable. El precedente gobernador de Río de janeiro, Sergio Cabral, del PMBD (Partido del Movimiento Democrático Brasileño del actual presidente Temer) también fue encarcelado ya que habría desviado el equivalente a 64 millones de dólares del presupuesto de remodelación del Maracaná.
Cuando los asaltantes se amnistían
La operación Lava Jato (o Car Wash) llegó mientras tanto a su cuadragésima etapa de investigación. Una investigación que se inició en 2014. En su origen se concentraba en la sociedad petrolera Petrobras. Dicha empresa se hallaba en el centro de la red triangular en la que circulaban los sobornos. Su principio: ciertas empresas compran acciones de Petrobras para obtener contratos de esa sociedad petrolera y siguiendo el mismo circuito los políticos de todos los partidos aceptan dinero para financiar sus campañas electorales.
Odebrecht era uno de los más importantes contratistas de Petrobras a través, entre otras, de la sociedad Braskem, una filial de Odebrecht en el sector químico. Lava Jato adquirió bien pronto dimensiones políticas y el escándalo fue aprovechado por los partidos de derecha y los medios en contra de Dilma Rousseff, entonces presidenta del Brasil y contra su partido, el Partido de los Trabajadores. Rousseff fue destituida por el Parlamento en agosto de 2016 luego de meses de difamaciones políticas y masivas manifestaciones orquestadas por los partidos conservadores y los grandes medios.
Inmediatamente después la Operación Lava Jato giró curiosamente. Entre las personalidades políticas conservadoras que impulsaban la salida de Dilma Rousseff aparecieron algunos personajes implicados en el escándalo de corrupción. Entre los más conocidos se encuentra Eduardo Cunha que fue el iniciador del proceso de destitución de la Presidenta de Brasil siendo él Presidente de la Cámara, Sergio Cabral un exgobernador precedentemente citado pero también José Serra, Ministro de Relaciones Exteriores del actual gobierno del Presidente Temer. En 2010, Serra (dirigente del partido de derecha PSDB) había sido el adversario de Dilma Rousseff en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Odebrecht le había entregado más de 23 millones de reales (es decir alrededor de 7 millones de dólares) a través de una cuenta bancaria suiza, mientras que Serra solo declaraba haber recibido 2,4 millones de Reales (2) El presidente Temer, que accedió al poder en abril de 2016, ha debido despedir ya a siete miembros de su Gobierno y a otros colaboradores próximos debido a los escándalos de corrupción en que se hallaban implicados.
Es un hecho por todos conocido pero que confirman las noticias recientes: el orden establecido en Brasil está podrido, el país funciona alrededor de una red cerrada e íntima de empresarios y de políticos que se ayudan entre sí. Las tentativas de reformar esta situación han fracasado sucesivamente debido a las maniobras y al sabotaje orquestado por la clase dominante brasileña. Dilma Rousseff había anunciado realizar una profunda reforma institucional en respuesta a las masivas manifestaciones del 2013, pero no tuvo la oportunidad de comenzar dicha reforma. Por el contrario, para ciertos observadores brasileños, ha sido su intención de luchar contra la corrupción lo que le costó el cargo.
Inmediatamente después de la destitución de Dilma se produjo una nueva maniobra, un proyecto de ley destinada a amnistiar retrospectivamente a las personas involucradas en los expedientes de financiamiento ilícito de los partidos políticos fue presentado en el parlamento brasileño. No se identificaron sin embargo los autores de esa propuesta. Pero fue incorporada al Orden del Día gracias al PMDB del Presidente Temer, el más corrupto de los partidos. (3) Una maniobra que en realidad fracasó por la intervención de otros grupos parlamentarios pero también por el apoyo de las manifestaciones callejeras.
Odebrecht compra su impunidad
A fines de 2016 el Ministerio Público inició expedientes contra 364 individuos o personas jurídicas en el marco de la Operación Lava Jato y más de 80 personas han sido condenadas por su participación en hechos de corrupción. Muchos brasileños se preguntan sin embargo si la justicia quiere realmente llevar este proceso hasta el final. Se está mostrando muy clemente frente a las empresas y a sus cuadros dirigentes. Muchos de ellos han logrado acuerdos en más de 40 expedientes. El acuerdo permite a los sospechosos que las denuncias contra ellos sean abandonadas a cambio de confesarlas y pagar una caución.
El acuerdo más completo logrado hasta ahora es el llevado a cabo con el grupo Odebrecht. Contra este grupo se han formulado denuncias en Brasil, Estados Unidos y Suiza pero en diciembre pasado Odebrecht arregló amablemente el asunto con los tres países. En los EEUU un acuerdo amistoso con la justicia le permitió poner fin a los juicios mediante el pago de 3.500 millones de dólares.
Pero, este arreglo ha acelerado la operación Lava Jato. Cerca de 80 altos dirigentes de Odebrecht han dado testimonio sobre las criminales prácticas en el marco del juicio llevado a cabo en los EEUU y sus declaraciones incluyen ahora a otra docena de países.
Las informaciones que surgen de los testimonios recogidos por la justicia usamericana dejan ver que Odebrecht practicaba regularmente la corrupción desde por lo menos el 2001. El grupo habría pagado subrepticiamente a sus socios comerciales la friolera de 788 millones de dólares (4) Los documentos dados a conocer por la Justicia de los EEUU revelan que Odebrecht pagó 349 millones de dólares de sobornos a Brasil, 110,5 millones a México y 33,5 millones a Ecuador. También el Reino Unido ha sido incluido en la causa puesto que Odebrecht hizo transitar sus coimas por las Islas Vírgenes y las Caimán, paraísos fiscales en los territorios británicos de ultramar (5).
La recesión se agrava en Brasil
En el Perú el expresidente Ollanta Humala es sospechoso de haber recibido de Odebrecht, en el 2011, 3 millones de dólares para financiar su campaña electoral. Odebrecht gastó 29 millones de dólares en sobornos en ese país en el que Odebrecht ya no puede participar en licitaciones públicas. Panamá y Ecuador también han adoptado similares prohibiciones. Ecuador se halla en medio de una tempestad política. La oposición está usando el asunto brasileño para desestabilizar al presidente progresista Rafael Correa. En Venezuela el gobernador Henrique Capriles, ferviente opositor al gobierno “chavista” de Nicolás Maduro, también se halla en el punto de mira de la corrupción, siempre por el mismo motivo.
Un contexto que alimenta las sospechas sobre el contenido del acuerdo entre Odebrecht y la justicia estadounidense. Washington mantiene celosamente en secreto los detalles del acuerdo. Al mismo tiempo las fugas mediáticas sobre Odebrecht permiten descubrir un puñado de “regímenes” del patio trasero de los EEUU y le otorga nueva munición a Washington para futuras acciones en el plano diplomático.
Los principales implicados en este negocio tratan de salvar los muebles. Odebrecht tendría la intención de huir de todos los lugares en que está implicado, de todo proceso judicial y estaría buscando soluciones amistosas en los 12 países en que los casos de corrupción en los que lo acusan de corromper a hombres de negocios y a políticos. Brasil participa actualmente del Foro Económico Mundial de Davos, tratando entre otras cosas de salvar su reputación. El 18 de enero último, el Procurador General de Brasil. Rodrigo Janot, se dirigió a un grupo de empresarios para asegurarles que la Operación Lava Jato no iba contra el capitalismo, sino que por el contrario trataba de fortalecer a la economía de mercado (6). Algo es cierto: este escándalo le produce mucho daño al Brasil. Por lo menos 3.000 millones de dólares han sido desviados y robados a la sociedad petrolera Petrobras, donde todo comenzó. La banca pública de desarrollo de Brasil, la BNDES, suspendió los préstamos a una decena de proyectos de inversión, privando a la economía de otros tantos estímulos. En el momento de asumir el poder, el presidente Temer anunciaba orgullosamente la vuelta del crecimiento al Brasil gracias a su política. Por el momento solo se ha producido lo contrario. La recesión se ha profundizado y el comercio ha caído a los niveles de 2002. El Gobierne impone a la población un paquete de austeridad y los brasileños sufren la economía: contrariamente a lo que les pasa a los oligarcas serán perseguidos si no se someten.
Notas:
[ 1 ] Brazil probes alleged bid rigging of football stadium contracts, Financial Times, 6 décembre 2016.
[ 2 ] Operador de Serra confessa R$ 23 mi na Suíça da Odebrecht para o PSDB, Brasil247, 7 janvier 2017.
[ 3 ] Brazil Congress’ Sneak Grab at Self-Amnesty Shows the Deep Corruption of Its New Ruling Faction, The Intercept, 20 septembre 2016.
[ 4 ] USA vs Odebrecht SA. Plea agreement, 21 décembre 2016 - https://www.justice.gov/opa/press-release/file/919916/download
[ 5 ] Global implications of the Odebrecht corruption scandal. A2GlobalRisk Special Report, Allan & Associates, janvier 2017.
[ 6 ] Operação Lava Jato é pró-mercado, diz Janot em Davos, Folha, 17 janvier 2017.
http://www.gresea.be/spip.php?article1574
vía:
http://rebelion.org/noticia.php?id=222928
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción
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