Gustavo Duch
Lo que parecía un desvarío de fabulistas orwellianos o de guionistas de ciencia ficción ya se asoma por la esquina y no puedo dejar de pensar que, antes de que cante el gallo, varios países de la Unión Europea pasarán a estar gobernados por algún gran directivo de cualquier empresa de la construcción: de la construcción de vallas. A los que aquí sigamos inxiliados nos dirán que sus competencias, experiencia y conocimientos en seguridad es el currículo más apropiado para mantener la prosperidad europea, aunque no tendrán que convencernos, pues con el crecimiento e influencia que estas empresas están adquiriendo su llegada al poder será vista como un proceso natural.
Porque como explica el informe Guerras de frontera, publicado en mayo por el Transnational Institute, Stop Wapenhandel y el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, es temporada de vacas gordas para quienes venden vallas, muros de hormigón, alambres de espino, gases lacrimógenos, paredes virtuales, torres de vigilancia, cámaras, radares terrestres, vigilancia con luces infrarrojas, sondas de dióxido de carbono, drones, sensores o cualquier otro cachivache interesante para la altísima demanda que el mercado de la seguridad está exigiendo.
De hecho, la respuesta de fortificación de la Unión Europea ante los crecientes conflictos en Medio Oriente y el norte de África la estamos viendo, encaja perfectamente con el vayas donde vayas todo son vallas que inspiró el proyecto de ilustración Materia Dispersa. Vallas en Bulgaria, vallas en Grecia, vallas en los territorios españoles de Ceuta y Melilla, vallas en Austria, Estonia, Hungría, Macedonia, Eslovaquia, Eslovenia, Ucrania (…), vallas donde vayas que son un símbolo de lo que las autoridades están haciendo frente a este problema, citando a Steve Wright, en el informe mencionado. Básicamente entregar la llave del presupuesto europeo a estos menesteres, como se puede ver, por ejemplo, en el espectacular aumento de 3 mil 688 por ciento, entre 2005 y 2016, del presupuesto de Frontex, la principal agencia de control de fronteras europea. De un presupuesto de 6.3 millones de euros pasó a funcionar con 238.7 millones.
El informe explica en detalle cuáles son las empresas que más se benefician de las contrataciones derivadas de estos presupuestos. Entre el grupo de empresas señaladas destaca Indra, una compañía española que obtiene 20 por ciento de sus ingresos precisamente en el capítulo de seguridad y defensa. Aunque quizás se le conoce más por ser la encargada del recuento de votos de las pasadas elecciones generales en el Estado español, es la responsable de la instalación y vigilancia de más de 5 mil 700 kilómetros de fronteras. Sólo por sus trabajos de enrejamiento en Ceuta y Melilla, Indra ha cobrado de las arcas públicas españolas un total de 27.2 millones de euros en los últimos años.
Pero ocurre que quien sabe de defensa sabe de ataque, porque lo mismo es construir un helicóptero para detectar pateras a las que ahuyentar que construirlo para detectar los llamados barcos piratas somalíes a los que embestir. En ese sentido, el ejemplo de Indra sigue siendo válido, pues es una de las grandes proveedoras del Ministerio de Defensa español y recientemente ha logrado contratos por un importe global de alrededor 200 millones de euros para la modernización de las fuerzas armadas españolas con el desarrollo de futuras fragatas F-110 o el Vehículo de Combate sobre Ruedas VCR 8x8.
Y en este punto se detiene el informe mostrándonos un círculo perverso, atroz e inaceptable. Varias de estas grandes empresas de sistemas de defensa que se están beneficiando de la guerra contra la inmigración, para no utilizar eufemismos, son las firmas Airbus, Thales y Finmeccanica que, gracias a los apoyos de los estados europeos para obtener las licencias necesarias para la exportación de armas, se han convertido en tres de las mayores comerciantes del arsenal que alimenta los conflictos que están generando el éxodo de personas que buscan refugio.
El gobierno del arte de la guerra hoy les da de comer por partida doble.
En breve, el arte de la guerra las llevará a gobernar los altares del poder.
vìa:
http://www.jornada.unam.mx/2016/07/08/opinion/018a2pol
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