Por Alejandra Soifer y Santiago Mayor. El 3 de mayo se celebra el día internacional de la Libertad de Prensa, un concepto puesto en el panteón del liberalismo pero que detrás esconde intereses particulares que amenazan el derecho de los pueblos a informarse.
¿Qué es la Libertad de Prensa?
Como todo concepto liberal, la libertad de expresión se basa en la igualdad ante la ley. De esta forma se asienta en la idea de que todos los ciudadanos y ciudadanas son igualmente libres de emitir sus opiniones. La libertad de prensa, por su parte, defiende la posibilidad de todos los ciudadanos de adquirir medios de comunicación sin “censuras”.
Sin embargo no cualquiera puede y tiene acceso a difundir sus ideas masivamente, ya sea en la televisión, la radio, los diarios o cualquier ámbito público. Ese es un atributo de pocas personas, mayoritariamente empresarios o incluso algunos periodistas (muchas veces asociados a los dueños de sus medios) con un capital cultural y económico considerable.
Esto pone de manifiesto que son libres de expresarse quienes tienen las condiciones materiales para hacerlo: quienes son dueños de los medios o tienen influencia en ellos. Esta condición está relacionada directamente con el poder que se ejerce en una sociedad determinada.
Los sectores oprimidos, marginados y excluidos suelen carecer de voz propia y espacio donde expresarse. En general, los medios de comunicación no reflejan su realidad, sus necesidades y, por el contrario, los estigmatizan y refuerzan la dinámica de dominación.
Por lo tanto la libertad de expresión y prensa emerge entonces como un privilegio y no como un derecho. Como una herramienta de los sectores dominantes para producir, reforzar y extender su poder. Y mientras los medios de comunicación sean considerados empresas y su fin sea el lucro, indefectiblemente no serán los vehículos que canalicen la posibilidad de expresarse en condiciones de igualdad a todos los ciudadanos/as.
Un poco de historia sobre el derecho a la información
En 1980 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicó un informe motorizado por Sean Mac Bride, fundador de Amnistía Internacional; premio Nobel de la Paz y Premio Lenin, que analizaba las condiciones de concentración de la información y la cultura a nivel global, con una profunda desigualdad en la producción de noticias entre el Norte y el Sur de cada lado del Ecuador, y ensayaba una serie de propuestas que generaron tensiones entre los países miembros hacia un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación.
El informe, titulado “Un solo mundo, múltiples voces” desarrollaba once principios, instalando la noción del libre y equilibrado flujo de la información en condiciones de igualdad, justicia y beneficio mutuo, planteando la eliminación de los monopolios y oligopolios de medios de comunicación y demandando respeto a la identidad cultural de cada pueblo y a la libertad de información a fin de descartar la dominación y la dependencia. También abonó a que los países formulen y apliquen políticas de regulación estatales de comunicación. Destacó la función social, el pluralismo y la ética como responsabilidades de los medios
La discusión había surgido a mediados de la década del 70, por propuesta del Movimiento de países no alineados con la férrea oposición de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que es la organización interamericana de los empresarios de los medios de comunicación. La publicación del informe Mac Bride generó el alejamiento de los Estados Unidos y Gran Bretaña de la UNESCO.
Periodistas y empresas
El día mundial de la Libertad de prensa se celebra todos los 3 de mayo desde el año 1993, con el objetivo de hacer entender la libertad de información como “libertad fundamental y como derecho humano; por la protección de la libertad de prensa frente a la censura y el exceso de vigilancia; y por la garantía de la seguridad del periodismo en Internet y fuera de ella”, según sostiene el portal de Naciones Unidas.
Lejos de pensar en problemas como el acceso a los medios y su democratización, este día sirve para pronunciamientos que potencian la noción de libertad de empresa frente a la injerencia de los gobiernos y Estados, casi como si los aportes de Mac Bride no hubieran sido jamás enunciados.
En este sentido, proliferan en el día de hoy las opiniones en contra de los intentos de los gobiernos latinoamericanos de regular los sistemas de medios en Nuestra América para garantizar la igualdad de acceso de todos los ciudadanos y poco se dice de la irresponsable noción de libertad de prensa que tienen los medios masivos y comerciales de comunicación y los periodistas de esos medios, capaces de decir cualquier mensaje sin evaluar el costo social de sus palabras.
Recordar estos cincuenta años de debate sobre el orden mundial de la comunicación, nos parece indispensable en esta fecha para repensar nuestra profesión.
El Código Internacional de Ética Periodística de la UNESCO, que fue aprobado en 1983, planteó dos conceptos que destronaron la concepción liberal de la “libertad de expresión”: el derecho a la información y la responsabilidad social del periodismo y los periodistas.
“En el periodismo, la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto. Esto significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida”, sostiene el Código de la UNESCO.
El código, sin lugar a dudas, define al periodista como co-responsable del producto periodístico que crea, sin importar las restricciones que pueda imponer la empresa con su línea editorial, contradiciendo el concepto más extendido de libertad de expresión como aquel que pone la responsabilidad sobre el mensaje en un segundo plano por sobre la libertad de decir lo que uno piensa.
@soifereta y @SantiMayor
Foto: JR Mora
vìa:http://notas.org.ar/2016/05/03/poder-concentracion-manipulacion-mito-libertad-prensa/
No hay comentarios:
Publicar un comentario