Si
analizamos nuestro estilo de vida y como nos interrelacionamos,
notaremos que el capitalismo se extiende por todos los ámbitos,
reduciendo la realidad al mercado, quebrando e ignorando la pluralidad y
la diversidad. Nada que no sea comercializable tiene valor.
Hoy los seres humanos somos clientes, consumidores y también mercancía, no importando ninguna otra cualidad. Nuestra identidad se reduce a nuestras tarjetas de crédito y nuestro poder adquisitivo. Hasta las relaciones sociales se ven restringidas a la ley de la oferta y la demanda. El mercado también se apropio de la moral y sus valores supremos son competitividad y eficiencia. Podemos afirmar que hemos creado una nueva religión “Mercado-Céntrica”, donde el dinero y el capital se convirtieron en los fetiches a los que hay que adorar, y el mercado es el verdadero camino hacia la tan anhelada felicidad.
Las políticas neoliberales, conocidas como de libre mercado, son aquellas que proponen desregulaciones, tanto financieras como comerciales y laborales. Además apuntan a que el Estado deje de formar parte de la economía como productor.
Ahora, ¿Cómo llegamos a esto? El
Neoliberalismo domina nuestras vidas, pero no todos saben lo que es ni
menos su historia. Este modelo es reciente, se convirtió en la ideología
económica dominante hace menos de medio siglo y se impone desde el FMI y
BM como si fuera un dogma. Vino a reemplazar al sistema que venía de
los años 1930 y que se extendió hasta fines de los 1970, denominado “Keynesianismo” por ser principalmente ideas del economista inglés John Maynard Keynes.
Keynes afirmaba que el Estado debe tener un papel activo en el manejo de la economía de un país. En el Keynesianismo,
el Estado imponía reglas y supervisaba al mercado para dirigir la
economía hacia las prioridades que determinaba. No intentaba suplantar
el mercado; más bien lo regulaba. Por ejemplo, los Estados podían
requerir que una parte de las ganancias de los inversionistas
extranjeros se volvieran a invertir en el país; o imponer aranceles a
productos extranjeros para proteger a productores nacionales. En
conclusión: en el Keynesianismo, el mercado estaba subordinado al poder
del Estado y buscaba beneficiar al país en su conjunto.
¿Cómo
nace el neoliberalismo? Primero el liberalismo y como su nombre lo dice
es la ideología de la libertad. Para un liberal, la libertad es el
valor supremo, entendiéndola como la ausencia de coerción. Si nadie me
impide hacer algo, soy libre. La libertad, sin embargo, no significa
ausencia de leyes, como erróneamente se pudiera pensar. Deben existir
leyes que planteen las reglas del juego, ya que de no existir nos
llevaría al imperio de la ley del más fuerte.
Los liberales básicamente desconfían del gobierno y quieren restringir su poder
sobre los ciudadanos. No quieren repetir algo frecuente en la historia
de la humanidad, que es el poder aplastante del gobierno sobre los
individuos, como fue en los imperios, o el poder de los antiguos reyes.
De la desconfianza hacia el gobierno, nace el neoliberalismo,
este quiere que el Estado reduzca su intervencionismo en la economía.
Las políticas neoliberales son aquellas que proponen desregulaciones,
tanto financieras como comerciales y además laborales, las que son
llamadas políticas de libre mercado, e igualmente quieren que el Estado
deje de formar parte de la economía como productor, por eso defienden la
privatización de las empresas públicas.
Uno
de los mecanismos que utilizan para aplicar el modelo, es reducir los
impuestos a las rentas altas y privatizando los servicios sociales.
Utilizando el argumento que así se mejora la eficacia. Por ello, resulta
habitual que antes de privatizar un servicio público, el gobierno que
busca imponer este modelo, activará algunos mecanismos para provocar su
mala gestión y así justificar su privatización. Además, agregará el
argumento de mostrarlo como una forma de reducir los impuestos para
todos.
Lo que no dice y oculta, es
que los servicios sociales privatizados terminan resultando mucho más
caros al usuario, que lo que antes debía pagar en impuestos para
mantenerlos. Obviamente, este mayor valor no afecta a las rentas altas
que pueden permitirse los nuevos precios.
Otro punto es que los neoliberales impulsan reformas para aumentar la precariedad laboral,
medidas que son beneficiosas para los empresarios, además reducen la
fuerza de los sindicatos. Este proceso de involución en los derechos
laborales adquiridos, es descrito por Jean Ziegler como la tercermundialización del primer mundo.
De
manera global, estimulan que los países desarrollados trasladen la
producción a países en vías de desarrollo y no industrializados. Dichos
países resultan atractivos al tener una mano de bajo costo,
legislaciones que facilitan la explotación a los trabajadores. Además, y
para mantener una mano de obra barata, promueven la inmigración tanto
legal como ilegal desde los países fronterizos y que económicamente
están peor.
Por ejemplo; inventaron el término “sueldo de mercado”
y todas las empresas aplanaron las rentas hacia abajo, no existiendo
hoy empresas que paguen mejor que otras y de acuerdo a sus utilidades.
Otro mecanismo es la externalización de los servicios gracias a las
empresas de outsourcing, que según el vocabulario empresarial son
vendedoras de “carne”, es decir personas.
La
perdida de industrialización de los países del primer mundo, les hace
ser dependientes del comercio exterior. Por ejemplo; Chile depende
absolutamente del precio del cobre. Estos mecanismos hacen que el
control de los gobiernos sobre su propia economía disminuya al mínimo,
control que ahora pasa a manos de las multinacionales.
El neoliberalismo utiliza la idea de vivir siempre en crisis o estar al borde de una
y que todos tenemos que ajustarnos el cinturón, esto significa que
debemos cobrar menos y trabajar más para así cuidar nuestro trabajo. Lo
malo que son normas que aplican solo al trabajador, los empresarios e
inversionistas no se ajustan el cinturón y para no pagar los ya bajos
impuestos, suelen guardar el grueso de sus capitales en paraísos o mejor
dicho guaridas fiscales.
Se le preguntó al misionero español José Collado,
por los resultados de las políticas neoliberales del FMI y del BM en el
Níger a lo que respondió: “Las políticas del FMI y del BM no han traído
ningún beneficio. Llevo más de 30 años trabajando aquí y veo como la
pobreza va aumentando, mientras los ricos son cada vez más ricos. Si
hubieran tenido algún efecto saludable se verían, y yo no lo veo por
ningún sitio, sólo veo la mundialización de la pobreza”.
Ignacio Ramonet,
ensayista y periodista (director de Le Monde Diplomatique) nos cuenta
como en 1960, antes de la globalización neoliberal, el 20% más
afortunado de la población del planeta era 30 veces más rico que el 20%
más pobre. En 1997, en la cumbre de la globalización, los más
afortunados eran 74 veces más ricos que los más pobres del mundo, esta
brecha se ensancha cada día más. Hoy, según la organización sin fines de
lucro Oxfam, el 1% más rico del mundo ya posee tanta riqueza como el
resto de los habitantes del planeta. Y se hila más fino, resulta que las
62 personas más ricas del mundo tienen tanta riqueza como la mitad de
la población más pobre de la Tierra.
Desde ahora cuando le hablen de crecimiento económico, debe preguntarse ¿crecimiento, pero para quién?
vìa:http://www.elquintopoder.cl/economia/neoliberalismo-un-modelo-economico-o-una-religion-mercado-centrica/
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