A pocas semanas de que los eurodiputados
decidan el destino del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión,
el secretismo impuesto en torno al texto sigue generando inquietud entre
la ciudadanía. Ejemplo de ello son las condiciones en las que se
permite a los eurodiputados revisar el acuerdo, en un habitáculo de 6
metros cuadrados rodeado de una vigilancia extrema.
El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión
(TTIP), que promete abrir la puerta a las alianzas de comercio entre
Europa y EEUU, sigue en boca de todos y en manos de unos pocos. En las
próximas semanas el Parlamento Europeo se posicionará respecto a las
propuestas que engloba y que atentan flagrantemente contra los derechos
de los ciudadanos al permitir a las grandes empresas denunciar a los
estados cuando consideren que las leyes o decisiones aprobadas atentan
contra sus privilegios.
Los interesados en sacar adelante el polémico tratado anunciaron el
pasado mes de enero, en un intento por silenciar las críticas relativas
al oscurantismo que lo rodea, la instalación de una ‘reading room’ (sala
de lectura) para que los eurodiputados pudieran acceder al contenido
del mismo. Sin embargo, a tenor de las condiciones impuestas a aquellos
que pueden y han querido ejercer su derecho, la iniciativa no ha hecho
sino ratificar el secretismo impuesto en torno al texto, lo que sin duda
augura las nefastas consecuencias que en materia de derechos tendrá
para los ciudadanos.
El paso por la ‘sala de lectura’, un habitáculo de seis metros
cuadrados, conlleva unas condiciones de vigilancia extrema, que, en
palabras de los eurodiputados que ya han pasado por ella, atentan contra
“el parlamentarismo y la democracia”. Así de tajante lo declaraba
Ernest Urtasun, eurodiputado español, al medio Eldiario.es.
“La experiencia ha sido muy negativa; Me han quitado el bolígrafo, me
han quitado cualquier papel sobre el que podría escribir y me han
quitado el móvil. Luego firmas un documento de confidencialidad de 14
páginas y un funcionario te saca los documentos que el eurodiputado pide
con antelación. El tiempo máximo es de dos horas y durante ese lapso el
funcionario te controla permanentemente”, ha declarado Urtasun, que
denuncia además no poder contar con la ayuda de expertos en las
diferentes materias para interpretarlo.
La eurodiputada Inmaculada Rodríguez, del Partido Socialista (PSOE)
también coincide con las críticas de Urtasun: El funcionario “se sienta
frente a ti y te observa sin pestañear, es muy incómodo. Puedes hacer
anotaciones en un papel especial que te dan ellos, papel de agua, que
supuestamente no se puede fotocopiar”, declara al medio español El Confidencial.
Aunque la mayoría de europarlamentarios coinciden en que el material
que se presta para revisión es básicamente lo mismo que ya está
publicado, la diputada Marina Albiol, del grupo político español
Izquierda Unida, señala que sí encontró novedades respecto a lo que ya
se sabe: “En mi caso sí vi algo que no está publicado y me lo tengo que
tragar, porque el documento de confidencialidad que firmamos amenaza con
consecuencias penales en caso de filtración”, declara al diario.es.
Oposición ciudadana
El engranaje que permitirá a los inversores extranjeros denunciar a
los estados ante un tribunal de arbitraje privado es el ISDS (solución
de controversias inversor-estado), mecanismo incluido en el TTIP, que a
pesar de no traer consigo ninguna novedad – la mayoría de políticas
europeas ya benefician al inversor por encima del ciudadano de a pie-
sí va a reforzar las actuales políticas de canibalismo económico y va a
servir como una herramienta más de chantaje para que los gobiernos
decidan en base a intereses privados.
Es por ello que la ciudadanía ha comenzado a movilizarse en una serie
de protestas que alcanzaron su punto álgido el pasado 18 de abril, cuando miles de personas salieron a las calles de toda Europa para tratar de presionar al poder.
Además, se han puesto en marcha iniciativas online que buscan informar y
conseguir apoyo para impedir su aprobación, como la plataforma NoAlTTIP.
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El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2015/05/23/166973/el-futuro-de-europa-se-decide-en-un-sucucho/
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