Expertos que investigan el impacto en los humanos del herbicida se
mostraron conformes con que la Organización Mundial de la Salud lo haya
calificado de “probablemente cancerígeno”, aunque advirtieron que es una
medida “tardía”. Quejas de Monsanto.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), ámbito especializado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), confirmó la vinculación entre el herbicida glifosato
y el cáncer. Y afirmó que produce daño genético en humanos.
Organizaciones sociales y científicos independientes sin vinculación con
las empresas dieron la bienvenida a la decisión de la IARC-OMS. Monsanto,
la creadora y mayor productora de glifosato, acusó a la Agencia de la
OMS de hacer “ciencia basura”. Más de 28 millones de hectáreas de
Argentina se fumigan con el agrotóxico.
Luego de un año de trabajo de 17 expertos científicos de once países, el máximo espacio para el estudio del cáncer de la OMS categorizó al glifosato
(el agroquímico más utilizado del mundo, pilar del modelo transgénico)
en la segunda categoría más alta vinculada a la enfermedad: “Hay pruebas
convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de
laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos”. La
evidencia “limitada” significa que existe una “asociación positiva entre
la exposición al químico y el cáncer”, pero que no se pueden descartar
“otras explicaciones”.
Con la nueva evaluación, el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A” (segundo en una escala de 1 a 5), que significa para la OMS:
“Probablemente cancerígeno para los seres humanos”. La IARC-OMS afirmó
que el herbicida “causó daño del ADN y los cromosomas en las células
humanas” (tiene relación directa con el cáncer y malformaciones) y detalló que se detectó glifosato en agua, alimentos y en sangre y orina de humanos.
Rafael Lajmanovich es profesor titular de la Cátedra de
Ecotoxicología de la Universidad Nacional del Litoral, investigador del
Conicet y cuenta con más de 85 investigaciones sobre agroquímicos. “La
comunidad científica internacional advierte desde hace años, con
estudios, que el glifosato en carcinogénico. Es bueno que la OMS
lo haya reconocido”, evaluó. Y, a modo de ejemplo, precisó las pruebas:
“La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (conocida
como Medline) cuenta con más de 500 trabajos científicos sobre la
toxicidad del glifosato”.
Fernando Mañas integra el Grupo de
Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA) de la Universidad Nacional de
Río Cuarto. Hace nueve años que investigan el efecto de los
agroquímicos, realizaron más de quince publicaciones científicas y
confirmaron la relación entre glifosato y el daño genético, que conlleva
a mayores probabilidades de contraer cáncer, sufrir abortos espontáneos y nacimientos con malformaciones.
“La reciente clasificación que la IARC-OMS es consecuencia de la
creciente evidencia científica que se ha generado por diversos
investigadores independientes. Esta evidencia, hasta el momento
deliberadamente ignorada, implica que se han utilizado millones de
litros de un herbicida con potencial carcinogénico con las regulaciones
propias de una sustancia prácticamente inocua”, cuestionó el doctor en
ciencias biológicas. Denunció que durante dos décadas poblaciones
enteras fueron “sometidas” a exposiciones crónicas del plaguicida
“basado en criterios elaborados por las mismas empresas que producen y
comercializan” los agrotóxicos.
El glifosato se utiliza en los
campos con soja transgénica, maíz, girasol, algodón, cítricos, manzana,
pera, membrillo, vid, yerba mate, pinos y trigo. Más de 28 millones de
hectáreas de Argentina. Entre los productores del herbicida figuran
Syngenta, Monsanto,
Basf, Bayer, Dupont, Dow Agrosciences, Atanor, YPF y Nidera. Según la
última estadística de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes
(Casafe), en 2012 se vendieron 182 millones de litros de glifosato. La
Red de Médicos de Pueblos Fumigados afirma que en los campos argentinos
se arrojan 320 millones de litros de glifosato por año.
Raúl
Horacio Lucero (biólogo molecular e investigador de la Universidad del
Nordeste, con sede en Chaco) y Damián Verzeñassi (Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de Rosario) estudian el impacto de
agroquímicos desde hace más de una década. Confirmaron malformaciones
y cáncer (entre otras consecuencias). Coincidieron en lo tardío de la
clasificación de la AIRC-OMS, pero al mismo tiempo señalaron lo
importante de que, en una escala de cinco, lo hayan clasificado en la
segunda categoría de productos cancerígenos. Ambos investigadores
instaron a la aplicación “urgente” del principio precautorio, vigente en
la Ley General del Ambiente: ante la posibilidad de perjuicio ambiental
es necesario tomar medidas protectoras.
Medardo Avila Vázquez, de
la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, explicó que, por la nueva
clasificación, “el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto
químico que se usaba en los transformadores eléctricos y hoy prohibido) y
el formaldehido, ambos miembros del Grupo 2A”.
Monsanto, la mayor corporación del agro y productora de glifosato, respondió con violencia inusitada a la agencia de la OMS. “Monsanto
está en desacuerdo con la ciencia basura”, inicia el comunicado enviado
por Victoria Manny, jefa de Asuntos Gerenciales. La gacetilla de la
compañía, firmada por Robb Fraley, director de Tecnología de la
compañía, reconoce: “Estamos indignados. El proceso de evaluación de la
IARC no es transparente y su decisión es irresponsable”. Monsanto acusó
de “sesgada” la evaluación y denunció a los expertos de no basarse en
“ciencia de calidad”.
Pedido para proteger la salud
La
Red Nacional de Acción Ecologista (Renace), integrada por 23
organizaciones de todo el país, aseguró que es una “práctica empresaria
común” afirmar la inocuidad de un producto, utilizarlo y años después
reconocer sus perjuicios. Citaron como ejemplos al endosulfan y al DDT.
“Las compañías argumentan que no está demostrado que causa daño y los
funcionarios de los gobiernos niegan las evidencias de científicos
independientes”, denunciaron y reclamaron como “imperioso” en viraje a
un modelo productivo sin agrotóxicos.
La Red de Acción en
Plaguicidas de América Latina (Rapal) instó a aplicar la legislación
vigente (“principio precautorio”) para limitar de inmediato el uso del
glifosato y llamó a los ministerios de Agricultura, Salud
y a la Secretaría de Ambiente a tomar medidas urgentes para “proteger
la salud y prohibir el uso del herbicida”. Sofía Gatica, de la
organización Madres del Barrio Ituzaingó Anexo (Córdoba), recordó que
los niños mueren a pequeña edad y sufren discapacidad.
“¿Por qué la OMS esperó tanto para reconocer lo que hace el
glifosato?”, preguntó y afirmó: “No pueden jugar con la vida de nuestros
hijos. No experimentan más con nuestro pueblo”.
Ecoportal.net
Página 12
http://www.pagina12.com.ar/
vía:
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Transgenicos/Glifosato-en-28-millones-de-hectareas-No-experimentan-mas-con-nuestro-pueblo
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