domingo, 8 de marzo de 2015

Sociedad: Todos los días son 8 de Marzo... Ilka Oliva Corado


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La lucha por la equidad corresponde a todo ser humano, llámese feminista o no. La etiqueta es lo de menos.
¿Y sabe por qué? Porque todos los días a las mujeres se nos niegan nuestros Derechos Humanos. Porque aún existe la desigualdad entre hombres y mujeres. Abismales diferencias en los derechos laborales. Porque en una mayoría de países se nos sigue negando el derecho al aborto, y nos acusan de asesinas y nos encarcelan si detenemos un embarazo. Porque la iglesia aún nos sigue sometiendo y si nos atrevemos a pensar por sí mismas nos expone ante el escarnio público, como las poseídas por las ánimas del purgatorio. ¡La sangre de Cristo! Y se nos viene encima un exorcismo dirigido por un cura misógino y avalado por un esposo (amante o compañero) machista y de doble moral.
El sistema patriarcal pretende que las mujeres sigamos en silencio, en la sumisión que maquilla de obediencia y quien se atreva a salir del redil merece ser castigada con todo el peso de la imposición. Una mujer independiente, emprendedora y pensante no es bien vista por el sistema y la iglesia, por esa razón han sido tantas mujeres que a través de los años las desaparecidas, torturadas y asesinadas, temen que de la semilla de la flor brote un jardín.
El 8 de Marzo son todos los días porque seguimos educando a nuestros niños con normas patriarcales, incluso antes de nacer ya les asignamos roles con nuestros prejuicios y estereotipos, dependiendo si es niña o niño, así es nuestro afecto y nuestra forma de socialización. Es urgente cambiar las normas y arrancarlas de raíz. La equidad social es necesaria. Las mujeres no somos seres inferiores, tampoco estamos exigiendo privilegios –que los hombres sí tienen- solo pedimos respeto, derechos y equidad. Todo esto no se puede obtener sin libertad.
Las mujeres no somos libres de decidir sobre nuestros cuerpos, en ellos se mete el sistema y la iglesia, dirigida por sotanudos y mezquinos. ¿Con qué derecho? Con el aval del patriarcado que es el que rige nuestras vidas dóciles.
Es necesario alimentar la memoria colectiva y reivindicar la luchas de aquellas pioneras aguerridas que dieron sus vidas a cambio de nuestros derechos, que fueron quemadas vivas, transgredidas, encarceladas y torturadas. Ellas son nuestras heroínas. Aquellos movimientos feministas que se levantaron en rebelión y que gracias a las voces que se alzaron con arrojo, nosotras hoy en día podamos disfrutar de pequeñas vertientes. La lucha por la equidad corresponde a todo ser humano, llámese feminista o no. La etiqueta es lo de menos. Humanos, seamos humanos sin limitantes. El Día Internacional de la Mujer debería ser reivindicado en el mundo entero, en todos los rincones, pero hacerlo se sigue viendo como arranque feminista, tomemos en cuenta cómo el patriarcado ve al feminismo y de qué manera se encarga de desacreditarlo.
Son pocos los hombres que asisten a las actividades que se realizan ese día, y la mayoría de ellos confunden los conceptos, creen que ese día es de regalar flores y –pagar motel- derrochar más de una galantería a “la flor más bella del jardín”. Pero al día siguiente vuelve a ser ese macho misógino y así se mantiene el resto del año. También las mujeres en general ven el feminismo con recelo, es producto del embate misógino. Uno puede no ser feminista, y está en todo su derecho, pero eso así, el feminismo debe ser respetado. En mi opinión no ser feminista no significa ir en contra de la equidad -como acotan algunas personas- sino es obligación de todos luchar porque se respeten los Derechos Humanos de todo ser. Porque exista la independencia de la mujer en su todo como ente social.
Necesitamos cambios reales, profundos, consecuentes. Como padres de familia, comunidad, como iglesia, como Estado, como sociedad. Se acerca el Día Internacional de la Mujer, ¿qué tal si vamos pensando en cómo cambiar los patrones de crianza, nuestra forma de pensar y actuar respecto de la equidad humana? ¿Si vamos pensando en no denigrar por el género? ¿Si vamos sacudiéndonos la mojigatería y pensamos que el derecho al aborto debe ser ley? ¿Que si nosotros tenemos derechos, por qué no luchamos para que los tengan otros? ¿En qué afecta la equidad a quienes tenemos privilegios? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que el género no interfiera en el trato, oportunidad y derechos de las personas? ¿Qué mundo quiere dejarle a las siguientes generaciones?
Pensamos en nuestras heroínas, ¿y si ellas hubiesen sido sus hermanas, sus mamás, sus esposas, sus novias, sus maestras, sus amigas? Lo fueron de alguien más. No, cambiar este mundo y luchar por la equidad de género no es cosa solo de mujeres, esta lucha debe ser de todos. ¿Está dispuesto a ayudar cambiar esta realidad patriarcal, misógina, machista y esclavizadora? ¿Qué tal si nos vamos respetando? ¿Si dejamos de seguirle al juego al patriarcado? Eso, ¿qué tal si nadamos contra la corriente? Lo digo porque hay algunos hombres que se jactan ser verdaderos revolucionarios y se pavonean, pero cuando se trata de derechos de mujeres son más derechistas que los mismos dictadores. Dejemos de anteponer los testículos y los privilegios de género, porque si somos de los de verdad, sabemos que todos los derechos son para todos, sin distinción.
Reivindicar el Día Internacional de la Mujer es alimentar la memoria colectiva, de la misma forma en que se hace con el holocausto, los genocidios, las revoluciones y todas esas fechas que marcan nuestro calendario y reloj, un suceso que cambió el rumbo de la historia. Seamos parte del cambio, soñemos y luchemos por un mundo integral, humano donde la equidad sea “la flor más bella del jardín”. Esto es cosa de todos los días.

 

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