Los bolivianos y la mayor parte de
América latina estamos viviendo una década extraordinaria de luchas y
grandes conquistas populares.
La movilización de identidades
populares, indígenas, campesinas, obreras y juveniles han cambiado y
están cambiando las estructuras políticas y económicas dando lugar a la
mayor concentración de gobiernos progresistas y revolucionarios de
nuestra historia.
América Latina se ha puesto a la
vanguardia mundial de la construcción de sociedades post-neoliberales.
Mientras que en el resto del mundo, el neoliberalismo aun sigue
destruyendo sociedades y economías populares, en Latinoamérica ya no es
más que un triste recuerdo arqueológico.
Hemos nacionalizado recursos naturales
devolviendo a los estados del continente la base material de la
soberanía extraviada; hemos distribuido la riqueza entre los más
necesitados creando Estados sociales protectores y equitativos; hemos
dinamizado y diversificado la economía apuntalando la creatividad de los
productores; millones de jóvenes han accedido a la educación escolar y
universitaria y otros tanto al empleo, renaciendo en sus espíritus la
esperanza de unas patrias dignas.
El continente está rompiendo tutelajes y ´padrinazgos obscenos y ha retomado su capacidad de decidir su propio destino.
Las naciones indígenas oprimidas por
siglos, los movimientos sociales explotados por décadas no solo han
retomado el protagonismo histórico sino que, como en Bolivia, se han
vuelto poder de Estado y hoy conducen el país.
Se ha avanzado en 10 años más que en los 200 años anteriores. Pero no basta.
El despertar revolucionario de los
pueblos ha abierto un horizonte de posibilidades mucho más profundo,
mucho más democrático, mucho más comunitario, es decir socialista, al
que no podemos renunciar, sino es a riesgo de una restauración
conservadora en la que ni siquiera la memoria de los muertos estará a
salvo.
SOCIALISMO no es una etiqueta partidaria
pues muchas veces esos solo ha servido para camuflar la aplicación de
la barbarie neoliberal.
Socialismo tampoco es un decreto, porque
eso sería reducir la acción colectiva del pueblo a una decisión
administrativa de funcionarios públicos.
Socialismo tampoco es estatizar los
medios de producción. Eso ayuda mucho a redistribuir riqueza, pero la
estatización no es una forma de propiedad comunitaria ni una forma de
producción comunitaria de la riqueza.
El Capitalismo es una civilización que
ha subordinado todos los aspectos de la vida a una maquinaria de
acumulación de ganancias. Desde el comercio, la producción, la ciencia y
la tecnología, la educación, la política, el ocio, la naturaleza misma,
todo, absolutamente todo ha sido pervertido para ser sometido a la
dictadura del lucro.
Y para ello, paradójicamente el
Capitalismo se ha visto obligado a despertar de manera mutilada,
parcial, a fuerzas comunitarias, como la interdependencia entre los
seres humanos, como el mercado mundial, como la ciencia y las
tecnologías o el internet, pero para someterlas al servicio de la
ganancia monetaria ilimitada de pocos.
Y es por ello que lo que algún día
tendrá que sustituir al Capitalismo como sociedad, necesariamente tendrá
que ser otra Civilización que libere e irradie a escala mundial todas
esas fuerzas y poderes comunitarios hoy existentes pero sometidas al
lucro privado.
Marx llamaba a esto la Comunidad
Universal; otros le llaman el ayllu planetario; otros el vivir bien. No
importa el nombre, sino el contenido de comunitarización universal y total de todas las relaciones humanas y de los humanos con la naturaleza.
Pero para que esta nueva civilización
comunal triunfe se requiere un largo y complicado proceso de transición;
un puente. Y a ese puente es que llamamos Socialismo.
El Socialismo es el campo de batalla
dentro de cada territorio nacional entre una civilización dominante, el
capitalismo aun vigente, aun dominante, pero decadente, enfrentado
contra la nueva civilización comunitaria emergente desde los
intersticios, desde las grietas y contradicciones del propio
capitalismo. Comunitarismo inicialmente minoritario como gotas en el
desierto; luego como diminutos hilos de agua que a veces se secan, se
interrumpen abruptamente, y luego renacen, y a la larga s suman y se
vuelven riachuelo; luego rio; luego lago; luego mar.
El socialismo no es una nueva
civilización; no es una economía o una nueva sociedad. Es el campo de
batalla entre lo nuevo y lo viejo, entre el capitalismo dominante y el
comunitarismo insurgente. Es la vieja economía capitalista aun
mayoritaria gradualmente asediada por la nueva economía comunitaria
naciente. Es la lucha entre el viejo estado que monopoliza decisiones en
la burocracia y un nuevo Estado que cada veza democratiza mas
decisiones en comunidades, en movimientos sociales, en la sociedad
civil.
Socialismo es desborde democrático; es
socialización de decisiones en manos de la sociedad auto organizada en
movimientos sociales.
Socialismo es la superación de la
democracia fósil en la que los gobernados solo eligen gobernantes pero
no participan en las decisiones sobre los asuntos públicos.
Socialismo es democracia representativa
en el parlamento más democracia comunitaria en las comunidades agrarias y
urbanas más democracia directa en las cales y fabricas. Todo a la vez, y
todo ello en medio de un Gobierno revolucionario, un Estado de los
Movimientos Sociales, de las clases humildes y menesterosas.
Socialismo es que la democracia en todas
sus formas envuelva y atraviese todas las actividades cotidianas de
todas las personas de un país; desde la cultura hasta la política; desde
la economía hasta la educación.
Y por supuesto, socialismo es la lucha
nacional e internacional por la ampliación de los bienes comunes y de la
gestión comunitaria de esos bienes comunes, como son el agua, la salud,
la educación, la ciencia, la tecnología, el medioambiente….
En el Socialismo coexisten muchas formas
de propiedad y de gestión de la riqueza: esta la propiedad privada y la
estatal; esta la propiedad comunitaria y la cooperativa. Pero hay solo
una propiedad y una forma de administración de la riqueza que tiene la
llave del futuro: la Comunitaria, que solo surge y se expande en base a
la acción voluntaria de los trabajadores, al ejemplo y experiencia
voluntaria de la sociedad.
La propiedad y gestión comunitaria no
puede ser implantada por el Estado. Lo comunitario es la antítesis de
todo estado. Lo que un Estado revolucionario, socialista puede hacer, es
ayudar a que lo comunitario que brota por acción propia de la sociedad,
se expanda, se fortalezca, pueda superar obstáculos más rápidamente.
Pero la comunitarización de la economía solo puede ser una creación
heroica de los propios productores que deciden exitosamente asumir el
control de su trabajo a escalas expansivas.
Socialismo es entonces un largo proceso
de transición en el que estado revolucionario y Movimientos Sociales se
fusionan para que día a día se democraticen nuevas decisiones; para que
día a día más actividades económicas entren a la lógica comunitaria en
vez de la lógica del lucro.
Y como esta revolución la hacemos desde
los andes, desde la amazonia, desde los valles, los llanos y el chaco,
que son regiones marcadas por una historia de antiguas civilizaciones
comunitarias locales; entonces nuestro socialismo es comunitario por su
porvenir pero también es comunitario por su raíz, por su ancestro.
Porque venimos de lo comunitario ancestral de los pueblos indígenas, y
porque lo comunitario está latente en los grandes logros de la ciencia y
la economía moderna, el futuro será necesariamente un tipo de
socialismo comunitario nacional, continental y a la larga planetario.
Pero a la Vez, el socialismo para el
nuevo milenio que se alimenta de nuestra raíz ancestral, incorpora los
conocimientos y las practicas indígenas de dialogo y convivencialidad
con la madre tierra.
El rescate del intercambio metabólico
vivificante entre ser humano y naturaleza practicado por las primeras
naciones del mundo, por los pueblos indígenas, es la filosofía del Vivir
Bien; y está claro que no solo es la manera de enraizar el futuro en
raíces propias; sino que además es la única solución real a la
catástrofe ambiental que amenaza la vida entera en el planeta.
Por eso el Socialismo del Nuevo Milenio solo puede ser democrático, comunitario y del vivir bien.
Este es el HORIZONTE de EPOCA de la
sociedad mundial. Y es este socialismo democrático comunitario del vivir
bien la única esperanza real para una regeneración de los pueblos y de
la propia naturaleza.
Los revolucionarios no hemos venido para
administrar de mejor forma o más humanitariamente el Capitalismo.
Estamos aquí, hemos luchada y seguiremos luchando para construir la Gran
Comunidad Universal de los pueblos.
Álvaro García Linera
vía:
http://www.elciudadano.cl/2015/02/01/143504/alvaro-garcia-linera-los-revolucionarios-no-hemos-venido-para-administrar-de-mejor-forma-el-capitalismo/
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