Pese a la represión policial, la comunidad organizada de la
institución en crisis cumple su agenda de movilizaciones y propuestas, y
amplía la solidaridad activa de su causa.
El miércoles 22 de octubre de 2014 la comunidad de la Universidad de
Artes y Ciencias Sociales, Arcis, realizó una nueva manifestación que
acabó con 21 detenidos y cientos de personas reprimidas por las Fuerzas
Especiales de carabineros. La institución hoy pasa por una crisis que
podría resultar terminal de acuerdo a los intereses de los poderes
políticos y económicos contrarios a la democracia, la educación y al
conocimiento crítico y reflexivo en Chile.
Luego de un apretado historial de resistencias, búsqueda de la
verdad, amenazas, violaciones de los derechos humanos -laborales,
sindicales, académicos y estudiantiles-, persecuciones y agresiones
concretas por parte de los dueños de la institución privada, la mayoría
activa de Arcis sólo ha recibido golpizas, portazos y respuestas
diletantes (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190316, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189963).
La coordinadora y asamblea triestamental de la entidad señaló a
través de sus representantes que “queremos denunciar el autoritarismo y
la violencia sistemática ejercida por la dirección de la universidad al
querer mostrar una situación de normalidad en un contexto de renuncia
masiva de profesores, de interrupción progresiva de las clases y de un
probable colapso académico y administrativo en las próximas semanas. La
total indolencia de las autoridades frente al desmoronamiento de los
proyectos y sueños de cientos de familias es una actitud que provoca
impotencia e indignación. Las autoridades han dejado que la universidad
profundice su crisis al no reconocer la gravedad de los problemas
académicos que ésta ha provocado al despedir en forma arbitraria a
docentes y al proponer un espejismo de solución que profundiza el
mercado, con más endeudamiento y cobro a los estudiantes sin haber
entregado adecuadamente los compromisos académicos, y con una
reestructuración inconsulta que no responde a ningún criterio
formativo”.
La comunidad arciana también emplazó al Ministerio de Educación de la
actual administración gubernamental, “que ha avalado las decisiones de
una dirección ilegítima e ilegal y que hace vista gorda a la persecución
político-sindical y la vulneración de los derechos laborales, así como
el derecho de los estudiantes a su educación. (El ministerio de
Educación no ha hecho sino) iniciar una investigación administrativa
(cuando hoy tiene la posibilidad de) concretar el tan anunciado retiro
del mercado en educación y fortalecimiento de la educación pública”.
Asimismo, las fuerzas triestamentales indicaron que “la crisis de
Arcis es una manifestación de la crisis del modelo fundado en la
dictadura, por lo que una nueva política debiera intervenir las crisis
institucionales, no sólo para sanear o cerrar, sino que para transitar
hacia el fortalecimiento de un nuevo sistema de educación que supere la
concepción de bien de consumo. El resto es más mercado, es
perfeccionamiento del modelo”.
Académicos, funcionarios y estudiantes han postulado una fórmula “que
no implique estatización unilateral, sino como concordancia entre
Estado y comunidad. Hemos propuesto complementariamente, una modalidad
de propiedad mixta o bien la alianza estratégica con otra institución
del Estado, pero nada de eso se ha considerado por la cartera de
enseñanza.”
Represión y solidaridad
La sede central de Arcis está ubicada en la calle Libertad 53, a
escasos metros de la Alameda. A diferencia de otras marchas con igual
objetivo (llegar hasta las dependencias del Ministerio de Educación para
exigir una entrevista con sus inquilinos), esta vez la columna
universitaria se encontró inmediatamente con un escandaloso operativo de
Fuerzas Especiales de carabineros que destruyó el orden de la
manifestación a punta de carros lanza-agua, golpes y detenciones a
discreción. Así y todo, cientos de personas lograron reagruparse en las
puertas del edificio ministerial, a media cuadra de La Moneda.
En la ocasión, la comunidad de Arcis estuvo acompañada por dirigentes
de otras organizaciones, como la presidenta de la Confederación de
Estudiantes de las Universidades de Chile (Confech), Melissa Sepúlveda, y
el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de
Santiago, Takuri Tapia, los cuales, además de solidarizar y concordar
con las demandas de la coordinadora triestamental de Arcis, fueron
víctimas también de la represión policial.
vía:
http://piensachile.com/2014/10/universidad-arcis-de-chile-la-comunidad-incombustible/
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