jueves, 31 de julio de 2014

México-Represión: Puebla.. tres muertos y 31 presos sociales en lo que va del sexenio ... Aurelio Fernández

El último asesinato, el de un niño de 13 años que recibió una "bala de goma" disparada por la policía mexicana cuando regresaba a casa de la escuela
“Son más de un centenar de personas que han sido aprehendidas durante estos poco más de tres años de sexenio, por manifestarse contrarias a las políticas de Moreno Valle, y en este momento se contabilizan 31 presos de orden social; se encuentran encarcelados desde hace meses, y con procedimientos de dudosa legalidad, Enedina Rosas Vélez, casi sexagenaria, Abraham Cordero Calderón y Juan Carlos Flores Solís, por oponerse a la construcción del irracional gasoducto que desemboca en Morelos; hay además decenas de órdenes de aprehensión en proceso. “
José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, de 13 años, murió el pasado 19 de julio por el impacto de un proyectil que le pegó en la cabeza durante el enfrentamiento, 10 días antes, entre la policía estatal y los habitantes de San Bernardino Chalchihuapan, lugar que divide los valles de Puebla y Atlixco. Las fotos y los videos que han circulado en la prensa independiente y las redes sociales dan cuenta de la tremenda lesión que sufrió este niño, quien simplemente salía de la escuela para regresar a casa.
El gobierno del estado culpó de inmediato a los lugareños de la agresión al menor, supuestamente por un cohetón de los que lanzaron para repeler la carga de los granaderos; detuvo a cuatro personas del pueblo que ahora, de sostener esta tesis, serían acusadas de homicidio. La madre del niño nunca pudo intervenir en la decisión de desconectarlo de los equipos que lo mantenían artificialmente con vida y se enteró del deceso por la prensa. Se negaron a darle el cuerpo hasta la medianoche del domingo. El senador Manuel Bartlett gestionó el envío de un neurólogo para ver el cadáver; determinó que no había quemaduras en torno a la herida y descartó que un cohetón se hubiese impactado contra la cabeza de la criatura. El parte médico oficial, emitido el lunes a mediodía, no indica más que murió por un “paro cardiorrespiratorio”, con lo que Moreno Valle se reserva el recurso de buscar un culpable entre sus filas.
Los lugareños exhibieron decenas o quizá centenares de los proyectiles que lanzaron los granaderos para reprimir una manifestación del pueblo contra las absurdas reformas por las que se suprime el servicio del Registro Civil en las juntas auxiliares de cada municipio, y que tienen inconformes y hasta enardecidos a todos los pueblos del estado. Hay otros lesionados con agujeros de unos tres centímetros de diámetro que les calaron la piel y otros órganos. Incluso les llegaron a fracturar huesos. La gente les llama balas de goma. Lo que sean: fueron lanzadas por los fusiles que portan estos policías que enfrentan las protestas por encargo del gobernador y sus funcionarios.
Es verdad que el pueblo resistió y respondió a la agresión gubernamental con piedras y lo que tuvo a la mano, y que los policías quedaron atrapados en el puente que cruza la autopista Puebla-Atlixco, donde la gente se defendió mejor de la hostilidad gubernamental; los uniformados tuvieron que tirarse por las rampas de los extremos del puente y muchos quedaron lastimados. Hay que lamentar eso también, porque los responsables de la brutal agresión ordenaban las cargas desde cómodos butacones de las oficinas de la procuraduría, Casa Aguayo o el CIS, nuevo, ostentoso y ofensivo edificio desde donde despacha el gobernador. Los policías aceptan un trabajo infame, con un sueldo que no compensa las tareas encomendadas para amedrentar a la población y así tratar de que ésta acepte sin chistar las disposiciones de Rafael Moreno Valle, las que, sin embargo, los tres poderes del estado acatan indefectiblemente, a pie juntillas y en tiempo récord.
El secretario de Gobierno, Luis Maldonado Venegas –flamante perredista uncido por los chuchos en fechas recientes–, fue el encargado de decir que al niño lo mató su propio pueblo, y que los chalchihuapenses atacaron a los granaderos con “piedras de grueso calibre” y mediante una estrategia de grupo armado. La gente se ha cebado en redes sociales y reuniones con estas declaraciones aberrantes. Con la sorna compensamos el horror. Porque lo que estamos viviendo en Puebla es el horror. No importa que en otras partes del país el horror sea más cruento y frecuente; esto es el horror y hay que decirlo.
José Luis no es la primera víctima de las acciones de Moreno Valle. Hace pocas semanas murió en la cárcel el luchador social Delfino Flores Melga, de 90 años, detenido por apoyar a ejidatarios y a quien los poderes Ejecutivo y Judicial negaron el derecho de ser juzgado en su domicilio al tener más de 70 años. Semanas antes, Antonio Esteban Cruz, de Cuetzalan, defensor de su tierra y luchador contra los proyectos hidroeléctricos, fue asesinado a tiros en su domicilio.
Son más de un centenar de personas que han sido aprehendidas durante estos poco más de tres años de sexenio, por manifestarse contrarias a las políticas de Moreno Valle, y en este momento se contabilizan 31 presos de orden social; se encuentran encarcelados desde hace meses, y con procedimientos de dudosa legalidad, Enedina Rosas Vélez, casi sexagenaria, Abraham Cordero Calderón y Juan Carlos Flores Solís, por oponerse a la construcción del irracional gasoducto que desemboca en Morelos; hay además decenas de órdenes de aprehensión en proceso. Existen otros presos sociales: por resistirse a las políticas de reprimir violentamente a los mototaxistas y a quienes han protestado contra la desaparición de sus rutas de transporte público para que el gobernador asegure el funcionamiento de un metrobús mal planeado, que al primer año ya ha tenido que ser rescatado por las finanzas públicas y no ha hecho más que complicar el desplazamiento de la gente.
Hay también una infame campaña en medios contra las cabezas visibles de estos movimientos, empezando por la diputada Roxana Luna, perredista y visible disidente de los chuchos. También contra el presidente auxiliar de Chalchihuapan, y presiones de todo tipo contra los ediles auxiliares que se oponen a las inexplicables medidas morenovallistas. Sin embargo, ya son más de 200 los que han entrado al movimiento.
Pero la mayor protesta, actual y creciente, la que propició el asesinato del niño José Luis Tehuatlie, muchos heridos más y cuatro detenidos, es la desaparición, de un plumazo y sin alternativa, del servicio de Registro Civil que se daba en las comunidades. Estas acciones se conducen por el mismo sendero de centralizar, de controlar obsesivamente todo, y sacar recursos económicos de ello.
¿Qué cree Moreno Valle al actuar de esta manera, provocando un enorme dolor y humillación entre los habitantes del estado? Es inevitable que la protesta aumente, porque la irracionalidad y la codicia no menguan. Si les preocupa tanto “el calibre” de las piedras, que Moreno Valle vaya reflexionando más adecuadamente.
* Director de La Jornada de Oriente
Noticia relacionada: "Ley Bala" en Puebla

vía:
 http://www.lahaine.org/index.php?p=79176

Argentina: La gruta del Flaco Jesús..Por Claudia Rafael


Por Claudia Rafael
(APe).- Tal vez lo soñaron mártir antes de su primer vagido. Y por eso el nombre: fue Jesús, para que nadie lo olvide. Era “el Flaco” Jesús Miguel Villalba. Hasta que en los pobres desamparos de las orillas tucumanas, una bala le destrozó la cabeza. Sus 20 años estallaron en el caos de ese instante en que los policías plantaban bandera, acuartelados y exigieron –como suele exigir el poder armado- sueldos inalcanzables para el común de los mortales trabajadores. Hoy, una pequeña gruta de cemento, lo muestra sonriente al Flaco. En esa imagen congelada de la que no pudo huir porque tendrá 20 años para toda la vida, acompañada por un par de ramitos de flores plásticas, las estampitas de la virgen y de San Expedito y un porro que les recuerda a sus amigos los tiempos en que compartían cumbia y birra. Y que –relatan- hace que el Flaco se sienta un poquito menos solo.

La gruta fue construida por los pibes que, como “el Flaco”, nacieron en Banda del Río Salí, en el gran Tucumán, en las espaldas del supermercado “Chango Más”, en el exacto borde en que se derramó la sangre. En la Tucumán de los privilegios, aquella de la que los gobernantes suelen pasear en camello en los Emiratos Arabes, miles de niños crecen entre desnutriciones y vulnerabilidades. Esas tierras quedaron en la cúspide de la pirámide de muertes durante el acuartelamiento policial de diciembre hasta que un primer semi acuerdo avaló salir nuevamente a reprimir.
En aquellos días “la gente quería salvarse la vida porque los ‘ratis’ tiraban a pegar. Nadie lo podía ayudar porque ellos también tenían miedo”, contó por estos días el primo del Flaco, con el codo apoyado sobre la gruta que lo recuerda. “Esos giles dejaron a una chiquita sin padre. Un asesino, por más que sea policía, tiene que estar en la cárcel”, reclamó. “Si te ven en la calle, te paran porque te ven mal vestido o porque piensan que tenemos drogas y si tenemos drogas es porque somos consumidores, no porque somos transas ¿Usted piensa que ellos les caen a los transas? No. Ellos saben quiénes son, dónde están, pero buscan a los que pueden buscar”, renegó junto al resto de los amigos.
La del Flaco Jesús fue una muerte impuesta. Y su ausencia fue elevada por los amigos y los familiares a un estado de permanente existencia. Su sonrisa, enrejada en esa pequeña
gruta de cemento, es el dedo acusador que denuncia la violencia estructural. “Ni muerto has perdido tu nombre”, recuerda el escritor Luis Gusmán que Agamenón dice en La Odisea a Ulises. Y por eso Gusmán insiste: “Que el epitafio exista es insoslayable para la identidad. Saber quién es el muerto y dónde está su tumba es un derecho. La apelación a ese derecho en la antigua Grecia se la conocía como ‘el derecho a la muerte escrita –como si el acto de morir reinvindicara póstumamente un ejercicio absoluto del derecho”.

Porque –como supo ser en la tragedia griega- “la supervivencia del muerto a través de la pronunciación de su nombre era esencial”.
El Flaco –uno de tantos hijos de nadie, dueños de nada- adquirió una nueva dimensión al ser violentamente arrancado de la vida. “Es posible definirlas como muertes políticas en tanto es el poder de policía, el rostro descubierto del poder del Estado, el que las ha producido. El poder policial y la violencia de este poder son la manifestación más clara del poder soberano y su capacidad de dar vida y muerte (Agamben, 1998; Foucault, 1992 y 1998)” (María Victoria Pita, antropóloga, “Formas de morir y formas de vivir el activismo contra la violencia policial”).
Porque el “Flaco” era –al decir de Giorgio Agamben- el homo sacer, aquel condenado, “matable”, sacrificable, que puede ser asesinado sin que su homicida sea jamás acusado por el crimen. El contexto de los saqueos fogoneados por la policía tucumana acuartelada fue lo que propició la muerte impune del Flaco.
La bala que atravesó al Flaco Jesús lo hizo agonizar entre los festejos de una democracia diez años mayor que él. Que se volvió muerte horas más tarde. Allí donde hoy la pequeña gruta de cemento es su epitafio. Allí donde la gruta pequeña, cargada de simbolismos y radiografía profunda de la agonía (en su sentido más hondo de lucha por la vida) de los desarrapados, se traduce en ícono político de doble denuncia. Por un lado, la de la muerte más muerte del Flaco Jesús. Pero además, la de las vidas cotidianas de los que, como el Flaco, siguen respirando en las orillas.

vía:
 http://pelotadetrapo.org.ar/la-gruta-del-flaco-jes%C3%BAs.html

Chile: Salmoneras chilenas usaron más de 450.000 kilos de antibióticos el 2013...Oceana-OPSur-biodiversidadla

Un informe del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) reveló que las empresas salmoneras chilenas usaron 450.700 kilos de antibióticos el año 2013, la cifra más alta para esta industria en todo el mundo. La organización de conservación marina Oceana llamó al Gobierno a adoptar metas drásticas de reducción en el uso de estos químicos.
“No es normal que una industria requiera 450 toneladas de antibióticos para funcionar. Si las empresas no son capaces de producir limpiamente, entonces su actividad no puede ser tolerada, especialmente en un ecosistema como la Patagonia que puede ser la base de otras actividades económicas sustentables”, señaló Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana.
La cifra de antibióticos, publicada en el “Informe sobre uso de Antimicrobianos en la Salmonicultura Nacional 2013”, contrasta con la usada por la misma industria en Noruega, que produciendo más cantidad de salmones que Chile, sólo utilizó 972 kilos.
El 1 de julio Oceana recurrió al Consejo para la Transparencia ya que 50 empresas salmoneras se rehusaron a revelar la cantidad y el tipo de antibióticos que usa cada una, aduciendo que su “divulgación las pondría en riesgo desde un punto de vista competitivo y comercial”.
“El hecho que las empresas impidan a la autoridad informar de manera oficial a la población con el único fin de velar por sus intereses comerciales revela que su interés es lucrar a costa de las comunidades y la degradación del medioambiente. Se requieren medidas obligatorias y drásticas con plazos concretos para evitar que las salmoneras sigan actuando con este nivel de irresponsabilidad”, puntualizó Alex Muñoz.
El principal efecto del abuso de antibióticos es la resistencia bacteriana, lo que implica una pérdida en la efectividad de los antibióticos usados, no sólo en los salmones sino en las mismas personas, lo que constituye un grave problema de salud pública. Aun cuando los salmones no posean trazas de antimicrobianos al venderse como producto final, estudios señalan que las bacterias en el pescado que ha sido tratado con estos químicos ya pueden ser resistentes y transmitir esta resistencia a los consumidores y al ambiente.
Oceana
Fuente: OPSur
vía:
  http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Salmoneras_chilenas_usaron_mas_de_450.000_kilos_de_antibioticos_el_2013

Ecología: 20 años con transgénicos: ¿Teorías de conspiración o realidad planificada?...biodiversidadla

Todavía lo recuerdo perfectamente. Fue hace bastante más de veinte años. Estaba en un debate público donde también estaba un representante de Monsanto —una empresa que entonces justo se empezaba a asomar al mundo de las semillas y los transgénicos. El tipo enumeraba toda la lista de promesas que iba a traer la biotecnología a los campesinos y a la alimentación: más producción, menos agroquímicos, más diversidad y menos hambre en el mundo. Y le pregunté: ¿por qué una empresa como Monsanto haría semillas que necesitan menos agroquímicos si es con los agroquímicos con los que más gana esa empresa ahora?
No me acuerdo ahora de su respuesta (lo más probable es que no fuera muy convincente), pero sí recuerdo que todo el rato me decía a mí mismo: “¡Henk, para aquí! No le acuses de que en el futuro vayan a producir semillas que necesitarán más agroquímicos! Déjate de teorías conspirativas. No tenemos los datos que muestran esto, y además ningún agricultor compraría estas semillas”.
Pocos años más tarde pudimos publicar la primera lista de 69 proyectos de investigación, incluyendo varios de Monsanto, que intentaban lograr precisamente eso: producir semillas tolerantes a herbicidas para poder fumigar más. Y en 1994 el primer número de la revista Biodiversidad lucía un gráfico que mostraba ya que la mayoría de la investigación transgénica iba hacia allá. Ahora, veinte años más tarde, casi no existen semillas transgénicas que no tengan incorporada una tolerancia a herbicidas. Simplemente, era una oportunidad demasiado buena para que la industria la dejara escapar. A veces las teorías conspirativas resultan ciertas.
Que quiero decir con esto. Que algunas tecnologías en manos del capital son instrumentos perfectos para transformar el sistema alimentario en algo que la industria controle y le permita extraer más beneficios. Y para los que estamos preocupados por el futuro del campesinado, éste es el impacto más grave de los transgénicos. Es una tecnología que permite crear y controlar mega-fincas industriales que echan a la gente de sus campos y destruyen la agricultura campesina. La mitad de la tierra agrícola en Argentina está ahora sembrada con soja industrial fumigada desde avionetas —un avance que la industria no habría logrado sin esta tecnología.
A veces nos enfrascamos en debates “sí-no” sobre si los transgénicos son buenos o malos para la alimentación, si tienen potencial para crear innovaciones de “segunda generación” interesantes para los campesinos; si existe soja “sustentable”, si es bueno que Syngenta done algunas de sus licencias exclusivas a países pobres. O si podemos crear sistemas de derechos ‘sui generis’ que suavicen en alguna manera el control férreo que han logrado los corporaciones con sus sistemas de patentes (que por cierto, sobre esto trataba otro de los artículos en el número uno de la revista Biodiversidad).
En el fondo son discusiones que a veces nos distraen (o nos han distraído) de lo que debería ser nuestra primer objetivo: detener el agronegocio y lograr que los campesinos y las campesinas pueden vivir dignamente de la tierra y alimentar al mundo.
* Henk Hobbelink es fundador de GRAIN y su coordinador general
Fuente: Biodiversidad, sustento y culturas N° 80
 http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/20_anos_con_transgenicos_Teorias_de_conspiracion_o_realidad_planificada

México: El Estado mexicano, obsesionado por el control del espacio público....Carlos A. Ventura Callejas.

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México. Existe una andanada de intentos por restringir la participación de las personas y pueblos en las decisiones medulares del país. La organización social es mal vista por los gobiernos, y poco a poco se construyen entramados legales que dejan al libre arbitrio de las autoridades la “pertinencia” de las protestas sociales.
En medio de reformas neoliberales, despojos de territorios y bienes comunes, adelgazamiento de derechos sociales y falta de acceso a la justicia, las personas y colectivos denuncian esta avalancha de violaciones sistemáticas a sus derechos. En su mayoría, las organizaciones sociales se visibilizan precisamente a través de manifestaciones en el espacio público. La protesta social se configura como un mecanismo que debe ser considerado por los gobiernos como privilegiado para la resolución de los asuntos públicos. Es un indicador del grado de descontento o exigencia que existe entre la población. Sin embargo, pretenden eliminarla.
Si aumentan las manifestaciones de protesta, es porque hay más demandas, exigencias y desavenencias con un Estado que no cumple sus obligaciones respecto a la realización de la justicia, la paz y la vida digna de las personas y pueblos. Las protestas también son muestra de la crisis del sistema representativo, y a través de éstas surgen nuevas formas de participación política directa. Si se limitan las protestas, se coarta la vida de los pueblos y se invisibilizan problemáticas que conocemos por medio de ellas.
En México, en los últimos meses entramos en un debate sobre manifestaciones y espacios públicos. Los congresos federal y local iniciaron la aprobación de legislaciones que limitan derechos asociados con la protesta social, por ejemplo, los reconocidos en los artículos 13, 16 y 17 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y en los artículos 19, 21, 22 y 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
El poder legislativo asume con estas nuevas propuestas de leyes la restricción de derechos, y argumenta falsamente la protección de personas a las que se les impiden derechos como el libre tránsito, la protección de sus propiedades, o bien su derecho a la paz y el orden público. Privilegian la protección de las instituciones políticas y económicas antes que a las personas que se manifiestan. En realidad, buscan acabar de tajo con el derecho fundamental a la protesta social.
Las legislaturas pretenden, a través de estas argucias, consolidar un marco regulatorio para las protestas e incluso usar la fuerza pública para impedirlas. Si la parte administrativa del poder ejecutivo no puede detener por la fuerza que las personas salgan a la calle a protestar, entonces la legislación se endurece, y so pretexto del Estado de Derecho y el orden público, se violentan derechos humanos.
Desde 2012, con el ascenso del nuevo gobierno federal, el país es testigo de represiones violentas, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos en contextos de manifestaciones públicas. La política del Estado, en lugar de privilegiar las vías del diálogo y la negociación, invierte el sentido de la fuerza pública y la impulsa hacia las personas titulares de derechos: pone la yunta delante de los bueyes.
Después de más de un año de este escenario, y ante la reprobación generalizada de los actos violentos de cuerpos de seguridad, el Estado giró la estrategia y llevó al campo de lo legal la posibilidad de reprimir el disenso. Esto es una práctica recurrente en países donde la brutalidad policial en protestas es evidenciada; el siguiente paso entonces es legalizar esa represión: se promulgan leyes penales o administrativas restrictivas de derechos, se penalizan los actos de organización social y se estigmatizan como dañinos para la sociedad, se procesa como delincuentes a activistas y líderes comunitarios, y en los procesos judiciales se anula el debido proceso. Esto genera un artefacto usado por el Estado que denominamos criminalización de la protesta social.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló, en repetidas ocasiones, que el uso de la criminalización para inhibir la participación política de las personas y pueblos hace imposible la construcción de Estados democráticos. Los Estados tienen que concebir a la protesta, organización y participación social como conductos para el ejercicio de muchos otros derechos económicos, sociales, políticos y civiles. Por ello, deben abstenerse de acallar las voces en las calles, de lo contrario son, como ahora lo vemos, proclives al autoritarismo.
La ONU estima que las protestas son una alternativa a la violencia, y un medio principalísimo de expresión que atrae la atención hacia las preocupaciones relativas a los asuntos públicos y el logro de cambios favorables para la sociedad, por tanto, es obligación del Estado respetar, promover y proteger la realización de este ejercicio entre la población[1].
También es obligación estatal atender el tema del género en las manifestaciones, pues existen actos brutales contra mujeres por parte de los grupos de seguridad, que por lo general repercuten en el ámbito sexual. Es decir, se les ataca intencionada y selectivamente, y con ello se inhibe su participación en espacios de debate público, porque ven amenazada mayormente su integridad y seguridad personal en medio de protestas por el hecho de ser mujeres.
Si existen amplios consensos sobre la importancia de las protestas sociales para las democracias, entonces ¿qué es lo que temen los malos gobiernos? ¿Por qué se oponen a las manifestaciones públicas, sobre todo a las de índole política? ¿Tienen miedo de perder poder, privilegios y comodidad? El Estado está obsesionado por el control extremo no sólo en el espacio público, sino también en el digital. Quienes gobiernan piensan que de esta manera pueden mantenerse estables en el poder, y por ello no dudan en generar políticas de vigilancia y control de la sociedad.
Diversas organizaciones, movimientos y colectivos sociales emprendimos una fuerte denuncia contra los intentos de limitar el derecho a la protesta. Hacemos evidente que existe una tendencia a criminalizar a toda persona o grupo que se presente en los espacios público y digital con reclamos hacia los gobiernos. El Estado en su conjunto, mediante un engranaje perverso de los órganos que le conforman, restringe los derechos de personas que se expresan, defienden sus derechos y hacen uso legítimo de mecanismos de exigencia de sus causas[2].
Este tipo de regulaciones cobran sentido cuando vemos el clima político que vive el país: existe un rechazo hacia la clase política y empresarial que despoja a las comunidades y pueblos de sus bienes y sus derechos. Los conflictos aumentan por las disputas entre comunidades y empresas transnacionales. La falta de consulta y participación en las principales decisiones del país, el clima de violencia incontenible y la lacerante impunidad y corrupción en las instituciones hacen que la sociedad levante la voz, intente transformar y cambiar el rumbo de la realidad de México. Frente a ello, el Estado se erige como salvaguarda de los intereses económicos que están en juego, y no titubea en aplicar el “rigor de la ley” a quiénes osan “desestabilizar el país” y oponerse al desarrollo.
Este Estado usa su maquinaria para contener el descontento social por la fuerza y en beneficio de enormes capitales nacionales o extranjeros. Es él quien dicta las reglas del juego y dice quién es peligroso, violento y contrario al “orden y progreso” del país. Este Estado ya no está legitimado por el pueblo, sino por la fuerza, el miedo y la presión. A este Estado nos enfrentamos, y lo denunciamos ahora como autoritario, violento y contrario a los derechos de personas y pueblos. Sigamos entonces protestando.
El autor es colaborador del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria OP”, A.C. e integrante del Frente por la Libertad de Expresión y la Protesta Social.

  [1] Pueden consultarse diversos informes sobre el tema, por ejemplo: Informe del Relator sobre derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, A/HRC/20/27, 21 de mayo de 2012, disponible en: http://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/RegularSession/Session20/A-HRC-20-27_sp.pdf También véase: Seminario sobre medidas efectivas y mejores prácticas para asegurar la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto de las manifestaciones pacíficas, Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, A/HRC/25/32, 29 de enero de 2014, disponible en: http://www.ohchr.org/EN/HRBodies/HRC/RegularSessions/Session25/Pages/ListReports.aspx [2] Uno de los ejercicios al respecto fue la conformación del “Frente por la Libertad de Expresión y la Protesta Social” que integran nueve organizaciones sociales y la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos. En abril de 2014, este Frente emitió un primer informe sobre los retrocesos en relación con el derecho a la protesta social: Control del Espacio del Espacio Público. Informe sobre retrocesos en las libertades de expresión y reunión en el espacio público, disponible en: http://www.redtdt.org.mx/media/descargables/INFORME_Protesta%20Final%202.pdf

  http://desinformemonos.org
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miércoles, 30 de julio de 2014

Indignan: JUST PLASTIC? WHAT THE INDUSTRY DOESN'T WANT YOU TO KNOW ...ANONYMOUS



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Production: Andreas Tanner (andix.ch)
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Brasil: Estado de excepción permanente, legado del Mundial ... Raúl Zibechi





Cuando se trata de manifestaciones, todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario, reflexiona el Coletivo Intervozes acerca del trato de las grandes cadenas televisivas a las protestas contra el Mundial (Carta Capital, 22/7/14). La escalada represiva venía creciendo desde las grandes manifestaciones de junio de 2013, pero durante el mes del Mundial llegó a niveles alarmantes.
La actitud de la policía militar, la policía civil y el sistema judicial, sobre todo en Río de Janeiro, ha sido calificada como la instalación de un estado de excepción de hecho. El domingo 13 de julio se jugaba la final entre Alemania y Argentina. A la hora del partido se convocó una manifestación en la plaza Sáenz Peña, en el barrio de Tijuca, a unos dos kilómetros de Maracaná. Acudieron colectivos de las favelas en protesta por los abusos policiales, militantes de los comités populares contra el Mundial, autónomos, anarquistas, educadores en huelga y activistas de medios independientes.
La policía utilizó la táctica conocida como kettling, ya usada antes en São Paulo y Belo Horizonte, consistente en cercar a los manifestantes con barreras y agentes, dejándolos aislados e inmovilizados durante horas. Había cinco policías por manifestante. Un periodista del semanario uruguayo Brecha preguntó a un policía los motivos por los cuales estaba bloqueado dentro del cerco. Es la ley de la FIFA, fue la única respuesta (Brecha, 7/7/14).
Varios manifestantes fueron golpeados, incluyendo un reportero gráfico aporreado en el suelo. Les dispararon balas de goma, bombas de efecto moral, gas pimienta, y usaron sus garrotes.
La noche anterior a la final, el sábado 12, la policía arrestó a 19 militantes (de los 23 que tenían orden de captura) porque se presumía que realizarían actos vandálicos en la manifestación. Tres activistas a los que no pudieron detener solicitaron asilo en el consulado de Uruguay en Río, pero el gobierno del presidente José Mujica se los negó y les exigió que se retiraran del local.
Diversos organismos y personalidades reaccionaron con indignación ante esta escalada represiva. Desde octubre de 2013 la Delegación para la Represión de Crímenes Informáticos, de la Policía Civil de Río, venía investigando los movimientos que se destacaron en las protestas de junio de 2013 por medio de escuchas telefónicas, intervención de sus e-mails y la infiltración de agentes en las asambleas y manifestaciones.
Amnistía Internacional, la Orden de Abogados de Brasil, Justicia Global, la Asociación de Jueces por la Democracia y hasta el Partido de los Trabajadores, entre muchos otros, criticaron la represión. La Defensoría Pública de São Paulo denunció la intención de impedir el derecho a manifestarse y la actuación abusiva y desproporcionada de la Policía Militar (Brasil de Fato, 18/7/14).
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) aseguró que un periodista por día resultó agredido por la policía durante el Mundial. En total, 35 agredidos en un mes. Desde mayo de 2013, 210 periodistas fueron violentados, de los cuales 169 lo fueron por policías (Abraji, 14/7/14).
La casi totalidad de los detenidos preventivamente son liberados a los pocos días por falta de pruebas, pero son apresados de forma ilegal, sólo porque la policía sospecha que pueden cometer un delito, según denuncia el Manifesto de juristas contra la criminalización de las luchas sociales (Brasil de Fato, 21/7/14). La presunción de inocencia hasta que no existan pruebas fue hecha añicos por las policías y el sistema judicial.
Para el juez José Roberto Souto, con el propósito de asegurar la realización del Mundial se instaló en la sociedad brasileña una especie de estado de excepción, procediendo a una supresión temporaria del orden constitucional (Brasil de Fato, 22/7/14). En su opinión, fue la Ley General de la Copa, redactada por el gobierno y aprobada por el Parlamento para cumplirle a la FIFA, la que creó las condiciones para la criminalización de las protestas, incluyendo las huelgas laborales.
El sociólogo Rudá Ricci sostiene que uno de los principales legados del Mundial es el deterioro del estado de derecho y la legitimación de los abusos de la policía militar, que esta vez no se limitó a atacar a pobres y negros de las periferias y la emprendió contra estudiantes universitarios de clase media, con órdenes de búsqueda y captura expedidas como forma de intimidación. Considera que hay fuertes señales de cultura fascista en esta ofensiva contra los derechos democráticos fundamentales.
Bruno Cava, graduado en derecho y bloguero, parece sintonizar con el análisis de Giorgio Agamben sobre el estado de excepción. “Si en las favelas el poder punitivo elaboró históricamente la figura del traficante, en las protestas la demonización se da contra el vándalo o black bloc. El cerco de las plazas define el espacio de anomia, donde la violencia se separa del estado de derecho” (IHUOnline, 18/7/14).
En la favela la represión anuló desde siempre el estado de derecho; pero ahora esa lógica se desborda más allá para impedir las protestas, generar un clima de temor que inhiba a los militantes, advertidos que todo el peso del Estado les caerá encima. La dictadura no terminó, añade, sólo modificó sus límites, incluyendo ahora a todos los que protestan.
En Estado de excepción (un libro de rigurosa actualidad), Agamben señala que en todas las democracias occidentales la declaración del estado de excepción está siendo sustituida por una generalización sin precedentes del paradigma de la seguridad como técnica normal de gobierno (Adriana Hidalgo, 2004: 44). Tanto las crisis económicas como los megaeventos se han convertido en los laboratorios para dar un salto adelante en el control policial-judicial.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/07/25/index.php?section=opinion&article=019a1pol

vía:
 http://rebelion.org/noticia.php?id=187722

España: Mentira e injusticia de la fiscalidad, el papel del Estado ..José Luis Velasco.

Tras el rotundo desprecio de la ciudadanía a la clase política en las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, con más del 55% de abstención electoral, las alarmas de la clase política para mantenerse en el poder se han manifestado en España, en particular, en una supuesta reforma fiscal del 20 de junio de 2014.

De forma cínica e hipócrita es definida por el gobierno del PP «para impulsar la creación de empleo, la reducción de la fiscalidad para las rentas del trabajo, refuerzo de la competitividad, dinamizar el crecimiento, favorecer el ahorro y la inversión, un sistema tributario más equitativo y nuevas medidas contra el fraude fiscal».
Mentiras e injusticia de un discurso gubernamental que esconde directrices políticas ante las elecciones municipales y autonómicas del 2015, para intentar mantenerse en el poder, aparentar que se cambia algo para que todo siga igual o peor para los trabajadores. La realidad económica y social manifiesta que toda la literatura gubernamental se convierte en demagogia de un discurso vacío, lleno de mentiras y estupideces. Las cifras del paro forzoso de más de 6 millones de desempleados y la equidad del sistema tributario hablan por sí solas, el sistema tributario es cada vez más injusto y regresivo, pagan más los que menos tienen. Sobre todo la gran injusticia de los millones de trabajadores que no perciben rentas de ningún tipo.
Con esta reforma fiscal los grandes beneficiarios son los mismos que gobiernan: se reducen los tipos impositivos de las empresas del 30 al 25%, disminuye en 7 puntos el tipo impositivo para los ricos pasa del 52 al 45%, baja la tributación del capital del 27 al 21%.
Las medidas contra el fraude fiscal no se dirigen a las grandes empresas que concentran el 75% del fraude, ni a las tributaciones especiales de los grandes patrimonios de las Sicav al tipo impositivo del 1%, ni contra las deducciones de las empresas y bancos, sobre todo con la compensación de pérdidas por más de 100.000 mil millones de euros, en letra cien mil millones de euros, sino contra los trabajadores autónomos y las pensiones de jubilaciones obtenidas por los trabajadores emigrantes en el extranjero.
Para el resto de los ciudadanos las medidas fiscales adoptadas son insignificantes sin modificaciones reales: mentiras electorales para un discurso político de aferrarse al poder.
El debate es otro, es la discusión sobre el papel del estado como organización política, es la inutilidad, injusticias y mentiras mantenidas históricamente desde el poder para justificar el enriquecimiento de una clase política, empresarial y burocrática, corrupta y despiadada con la sociedad, que no duda en asfixiar con todo tipo de impuestos a una clase trabajadora, que sufre todos los desmanes de unas políticas irracionales de unos gobernantes con el solo objetivo de mantenerse en el poder y enriquecerse.
La discusión impositiva tiene que abarcar, aquí y ahora, sobre todo, a los gastos de mantenimiento de unas clases parasitarias políticas, sindicales, burocráticas, religiosas, militares y deportivas, que consumen ingentes cantidades de recursos económicos y sociales; tiene que comprender a todas las subvenciones, ayudas y políticas gubernamentales puestas al servicio de la banca y de las empresas. Mención especial de la persecución de la corrupción que inunda todas las esferas del poder.
La otra parte de la discusión impositiva es la que corresponde a los ingresos de un sistema fiscal progresivo, donde paguen más los que más ingresen. Sin embargo, esta es otra realidad que forma parte de las mentiras e injusticias de los sistemas tributarios, donde los que más tienen son los que menos pagan, el ejemplo más sangrante es la tributación de las grandes multinacionales con tipos impositivos de cero. Las democracias capitalistas de la Europa avanzada se han convertido en el gran paraíso fiscal del capitalismo internacional.
El papel del estado que por medio de los impuestos distribuye la riqueza de forma justa, forma parte de la gran mentira que la realidad evidencia día a día, sobre todo con los grandes recortes en gastos sociales en sanidad, educación y prestaciones sociales. La regresividad impositiva constituye el pilar fundamental del sistema impositivo del capitalismo y del estado.
A partir de aquí la discusión es la acertada: el papel del estado solo sirve a los intereses de la elite dominante y rica, y su destino histórico es la desaparición. Nuestro objetivo: la organización política, económica y social la tenemos que construir desde la autogestión generalizada de la vida, desde la igualdad y la libertad real en todas sus vertientes, primordialmente la económica.
Periódico CNT nº 413 - Julio 2014
vía:
 http://www.lahaine.org/index.php?p=79169

martes, 29 de julio de 2014

Ecuador: Terrorismo en Intag. Crónicas del extractivismo neocolonial contemporáneo...Por Horacio Machado Aráoz

"Quien hubiera imaginado que ese gobierno terminara luego persiguiendo, judicializando, criminalizando y reprimiendo a los defensores de los Derechos de la Naturaleza. Más todavía, un gobierno que ejerce el poder en nombre de una supuesta “revolución ciudadana” acusando de terroristas a “simples” campesina/os, cafetalera/os, agricultora/es, criadores de vacas, de frutas, de ríos y de bosques, simplemente porque quieren seguir manteniendo y cuidando sus sistemas de vida, la salud y vitalidad de sus territorios; simplemente porque no quieren saber nada con una minería que no tiene nada que ver con ellos, con sus modos de producir y habitar sus montañas: porque la tecnología es extraña, como extraños son los motivos y los fines de la explotación..."
1.- Luego de varios viajes al Ecuador, es la primera vez que estoy personalmente en la zona de Intag. Sus montañas, de una belleza conmovedora y generosidad exuberante, vienen dando que hablar bastante en las últimas décadas. Yo escuché de ellas allá por 2005, cuando empezaba las investigaciones para mi tesis doctoral. Me enteré por entonces de uno de los primeros y más fuertes conflictos provocados por la nueva ola de fiebre mineral que se desató desde la última década del siglo pasado en América Latina. La lucha de las comunidades campesinas de Intag contra la Bishi Metals (empresa minera japonesa ligada al holding de Mitsubishi Corporation) en 1997 y más tarde contra la Ascendant Copper Co. (canadiense) en 2002, sería no sólo una de las pioneras, sino también emblemáticas en la defensa de los sistemas de vida locales, amenazados por las crecientes pretensiones extractivistas. Muchas otras resistencias contra mega-proyectos mineros en la región, se inspirarían más tarde en la valentía de esas comunidades al enfrentar y finalmente expulsar a esas grandes corporaciones, que ya en aquellos años supieron desplegar todo el arsenal de violencia diversificada que les es característico: donaciones y persecuciones, sobornos a líderes locales y dirigentes políticos, agresivas campañas mediáticas prometiendo el “desarrollo” y “nuevos empleos”, y hasta el amedrentamiento y las balas de fuerzas parapoliciales… Nada de eso pudo quebrantar entonces la férrea convicción de esas comunidades; para ellas era claro que ninguna promesa de “desarrollo” y de “oportunidades de enriquecimiento” era siquiera comparable a las riquezas, bellezas y bienestar que ellos ya disfrutaban y cultivaban con sus sistemas de vida. Antes que se transformara en un potente concepto político extendido a lo largo y a lo ancho de Nuestra América, antes de que la cartografía de los imaginarios políticos se viera sacudida por la emergencia de un nuevo horizonte emancipatorio condensado en la voz quecha de Sumaj Kawsay, esas comunidades de Intag ya sabían de qué se trataba el BUEN VIVIR… Ellos viven, practican, cultivan y disfrutan del Buen Vivir. Ya desde entonces, ellos saben que ese Buen Vivir nace y depende de sus montañas; han aprendido, por tanto, muy bien que el “desarrollo” es la principal amenaza, el arma más poderosa que apunta, hoy por hoy, contra el Buen Vivir…

2.- Estoy por primera vez en esa políticamente densa zona de Nuestra América que es Intag. Me encuentro en medio de una reunión de vecina/os de distintas localidades y pueblitos que se llegaron –no fácilmente- a la sede de la cooperativa de tamberos de Chalguayacu Alto. Más que los obstáculos del relieve, debieron esforzarse para pasar los “filtros” que los cuerpos de la policía nacional han instalado en los caminos para controlar e impedir, según los casos, el tránsito de la/os vecina/os por sus propios caminos… Veo rostros de aflicción; las voces suenan trémulas; como apagadas; unas como ahogadas en el dolor y la desesperanza; otras intentando contener tanta rabia y tanta indignación… Un vecino cuenta el estado de desesperación de la esposa de Javier Ramirez Piedra, presidente electo de la comunidad de Junín, detenido en condiciones irregulares (por decir lo menos) desde el 10 de abril de 2014 bajo los cargos de “rebelión, sabotaje y terrorismo”; es que lo que se creía una medida intimidatoria extrema pero de corta duración, ya va para largo: más de tres meses de detención, sumando arbitrariedades judiciales, unas tras otras… Otra vecina comparte el estado de angustia de su hija adolescente: “Nidia”, de trece años, tiene desde hace unas semanas trastornos de sueño y digestivos; padece de insomnio, y de noche, despierta sollozando; de día, le acompaña un estado de náuseas y vómitos… No quiere ir a la escuela; siente temor de tener que atravesar las propias calles del pueblo donde nació, ahora surcadas y ocupadas por numerosos policías, uniformados, de civil, y hasta con el torso desnudo. Están ahí, exhibiendo la “presencia del Estado”, haciendo saber que están ahora controlados y vigilados; lo escuchan y lo ven todo; que ellos son la fuerza, la razón y la ley. Están, unos acampando en las escuelas y otros, “alquilando” camas a vecinos a razón de 10 dólares la noche, a modo de “adelanto” de la prosperidad que traerá la minería… Ya las primeras voladuras han sido detonadas; no todavía en los cerros, sino en el tejido social de la comunidad. El dinero ofrecido es más ácido que el drenaje de mina: dinamita los vínculos y las relaciones; produce fracturas prácticamente irreversibles. Por qué aceptar la limosna estatal; por qué oponerse a lo que parece “inevitable”; dejarse vencer y traicionar a la comunidad; darse cuenta a tiempo y “aprovechar lo que sea posible”: las acusaciones cruzadas surcan los territorios de solidaridades históricas… Y con esas primeras grietas se “cuela” el poder de fuego de la voracidad extractivista en ciernes

3.- Quién hubiera pensado unos pocos años atrás que el gobierno nacido y construido bajo el espíritu revolucionario del proceso constituyente que legara no sólo al Ecuador, ni sólo a Nuestra América, sino a la humanidad toda, la Constitución de Montecristi (2008), quien hubiera imaginado que ese gobierno terminara luego persiguiendo, judicializando, criminalizando y reprimiendo a los defensores de los Derechos de la Naturaleza. Más todavía, un gobierno que ejerce el poder en nombre de una supuesta “revolución ciudadana” acusando de terroristas a “simples” campesina/os, cafetalera/os, agricultora/es, criadores de vacas, de frutas, de ríos y de bosques, simplemente porque quieren seguir manteniendo y cuidando sus sistemas de vida, la salud y vitalidad de sus territorios; simplemente porque no quieren saber nada con una minería que no tiene nada que ver con ellos, con sus modos de producir y habitar sus montañas: porque la tecnología es extraña, como extraños son los motivos y los fines de la explotación; porque el cobre es deseado por otros y para otros; porque los caminos y la infraestructura, serán para usufructo de la “empresa”… Porque nada de lo que ofrecen compensará las pérdidas… Y hacer la voluntad de lo extraño en el propio territorio, produce extrañamiento, alienación ecobiopolítica.

Las comunidades de Intag lo saben y por eso se oponen. Esa oposición los ha convertido en enemigos declarados de la “causa nacional”, la nueva ola desarrollista que sopla ahora bajo los discursos grandilocuentes de la “revolución ciudadana”. Extraña revolución, que se parece tanto a las formas y los modos de una dictadura; extraña apelación a la “ciudadanía”, cuando los que salen a las calles a expresar su voluntad son perseguidos y judicializados; cuando las propias autoridades electas son acusadas de “terrorismo” por intentar cumplir el contrato político con sus electores…. Javier Ramirez Piedra es, como me lo describen sus vecinos, “un campesino honrado, pacífico y solidario”, comprometido desde siempre con la defensa de esa parte de la Cordillera de Toisán que es hoy su hogar. En reconocimiento precisamente a su honestidad y compromiso, ha sido electo presidente de la comunidad de Junín. En cumplimiento de su “mandato electoral” ha participado y apoyado las manifestaciones populares contra el ingreso de la ENAMI (Empresa Nacional de Minería) a la zona. Esta empresa, creada por Rafael Correa, para arremeter en la zona con el proyecto Llurimagua, de explotación de cobre en casi 5000 hectáreas, en alianza con la transnacional chilena, oneroso legado de la dictadura de Pinochet, la CODELCO, procura ahora “revestir” de presuntamente “nacional” una explotación que por sus características, condiciones, modalidades y objetivos, es, más que transnacional, de carácter insoslayablemente (neo)colonial.

Javier Ramirez ha sido acusado de “rebelión, sabotaje y terrorismo” presuntamente por participar en una manifestación de vecinos que intentaron impedir el paso de agentes de la ENAMI a iniciar una nueva exploración de la zona. Desde el 10 de abril hasta la fecha permanece detenido. El 8 de mayo de este año, empleados de la ENAMI ingresaron a la fuerza, a la zona de Intag, escoltados por un cuerpo de 250 policías y fuerzas especiales anti-motines, en más de 30 vehículos policiales y acompañados por el gobernador de Imbabura. En su cuenta de Twitter, la ENAMI publicó la “noticia” con un lacónico y cínico comentario: “Una entrada pacífica y con apoyo de la comunidad a la zona de Llurimagua. Mineria Responsable”… Para más, esos policías ingresaron para no salir: han hecho de Junín y sus alrededores un territorio literalmente ocupado. Controlan y administran a su propio antojo y arbitrio no sólo el ingreso de “externos y foráneos” a la región, sino incluso, el propio tránsito de los mismos vecinos entre pueblo y pueblo. El 14 de junio pasado, el día antes de mi llegada a la zona, las comunidades de la región decidieron reunirse en Cotacachi y emprender una caravana en solidaridad con Junín y con su presidente detenido y en defensa de Intag. Se congregaron más de 400 personas en la plaza. El alcalde de Cotacachi, los concejales y funcionarios municipales, vecinos de localidades vecinas, vieron sin embargo, frustradas sus intenciones: la Policía Nacional les negó el paso en nombre de las medidas de seguridad tomada por el “Operativo Nacional Intag”, bajo órdenes directas del Ministerio del Interior, según respondieron… Ese sábado 14 de junio, la prepotencia estatal ejercida bajo el discurso legitimador de “revolución ciudadana” aplastó toda pretensión de mínima de ciudadanía; cobró las formas y los gestos de la más tosca dictadura. Ese día quedó claro que desde abril por lo menos a esta parte, Intag pasó a estar bajo un régimen de estado de sitio de facto.

4.- Yo llegué a Intag al otro día, de ese soberano atropello a la voluntad popular. El domingo 15 de junio era un día especial para todo Ecuador: ese día no sólo se festejaba el día del padre, sino que además debutaba la selección en el mundial de fútbol contra Suiza. Mientras en todo el país se vivía un clima de fiesta, en la zona de Intag predominaba un ambiente de terror. El terror alude no sólo a un estado fisiológico que se apodera de los cuerpos, sino también a un estado social donde las prácticas y las relaciones se hallan bajo el dominio del miedo y la angustia. Eso era lo que veía y percibía en cada rostro y en cada palabra que intercambiaba con la/os pobladores de la zona. La empresa minera, la ENAMI, como es del protocolo de sus políticas de fabricación de “consenso”, organizó un festejo para los padres, pero fueron muy pocos. Las calles estaban habitadas por el silencio y la mirada vigilante de patrulleros y policías de a pie. La gente, en la reunión convocada para hablar de la marcha frustrada del día anterior, hablaba bajito y mirando para el suelo… El miedo se percibía en el silencio y en los gestos. El proceso de “socialización” minera ya ha empezado; el clima de angustia y de terror es uno de sus primeros efectos/resultados. Pareciera ser que lo que no lograron años atrás grandes empresas extranjeras, ahora sería factible bajo la fachada de una “empresa nacional” que, encima, actúa con todo el poder de un gobierno que dice haber dejado atrás la larga noche neoliberal y gobernar ahora en nombre del “socialismo del siglo XXI” y la “revolución ciudadana”… Extraña situación en la que los nuevas administraciones progresistas y o de izquierda vienen ahora a continuar la agenda y los planes de gobierno que no pudieron ejecutar y completar los “neoliberales”… Extraña situación en la que las poblaciones que actúan en defensa de los principios de la Constitución de Montecristi, los defensores de los Derechos de la Madre Tierra, son ahora perseguidas y acusadas bajo el cargo de “terrorismo”; donde los “terroristas” viven literalmente aterrorizados por los atropellos del Estado… Es que así es la ecuación de la gobernanza neocolonial del extractivismo: el “desarrollo” minero, desde sus primeros pasos, desde la etapa de la “exploración”, no puede avanzar sino por medio de la fabricación e implantación de un estado social y corporal de terrorBajo ese régimen está hoy Intag. El terrorismo extractivista –que pareciera más peligroso aún bajo los ropajes del “progresismo desarrollista”- está asfixiando las esperanzas y semillas del Buen Vivir que hay ahí guardadas en la cordillera de Toisán. Esa zona que fue pionera y emblema en la lucha por el Buen Vivir, pionera en la defensa de los Derechos de la Madre Tierra, y madre de tantas otras luchas semejantes en Nuestra América, está hoy bajo amenaza; literalmente sitiada; bajo estado de excepción… Precisa, hoy, de nuestras miradas y de nuestro corazón, de nuestra comprometida atención y apoyo… Allí en Intag se está librando una batalla clave por la revolución civilizatoria del Buen Vivir.

Por Horacio Machado Aráoz. Investigador del Conicet, Argentina

Fuente: Rebelión
vía:
  http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Ecuador_Terrorismo_en_Intag._Cronicas_del_extractivismo_neocolonial_contemporaneo

Palestina-Gaza: el genocidio y sus (sin)razones ... Atilio Boron

Soy el espíritu del estado de Israel. Sí, agredo, destruyo y asesino a mansalva: a niños, ancianos, mujeres, hombres. Porque en Gaza todos son terroristas
En medio del espanto y del baño de sangre que inunda Gaza se oye una voz, metálica, glacial. Pronuncia un soliloquio similar al que en su obra 'Enrique VI' William Shakespeare puso en boca de Ricardo, un ser deforme, monstruoso, pero aguijoneado por una ambición ilimitada y orgulloso de su villanía: Gaza: el genocidio y sus (sin) razones
"Soy el espíritu del estado de Israel. Sí, agredo, destruyo y asesino a mansalva: a niños, ancianos, mujeres, hombres. Porque en Gaza todos son terroristas, más allá de sus apariencias.
Uno de los jerarcas de la dictadura genocida en la Argentina, el General Ibérico Saint Jean, dijo que ‘Primero vamos a matar a todos los subversivos, después a sus colaboradores; después a los indiferentes y por último a los tímidos’. Nosotros invertimos esa secuencia y comenzamos por la población civil, gente cuyo crimen es vivir en Gaza.
En el proceso caerán centenares de inocentes, gente que simplemente trataba de sobrevivir en ese encierro nauseabundo; luego iremos por los tímidos, los indiferentes y después de este brutal y aleccionador escarmiento llegaremos a los colaboradores y los terroristas. Sé muy bien que el rudimentario y escaso armamento de Hamas apenas puede ocasionarnos un rasguño, como lo demuestran las luctuosas estadísticas de nuestros periódicos ataques a las poblaciones palestinas.
Sus amenazas de destruir al estado de Israel son bravuconadas sin sentido porque no tienen la menor capacidad de llevarlas a la práctica. Pero nos son de enorme utilidad en la guerra psicológica y en la propaganda: nos sirven para aterrorizar a nuestra propia población y así obtener su consentimiento para el genocidio y nuestra política de ocupación militar de los territorios palestinos. Y también sirven para que Estados Unidos y los países europeos, embarcados en la ‘lucha contra el terrorismo’ nos faciliten todo tipo de armamentos y nos amparen políticamente.
En Gaza no me enfrento a ningún ejército, porque no le hemos permitido que lo tenga. Yo, en cambio, tengo uno de los mejores del mundo, pertrechado con la más sofisticada tecnología bélica que me proporcionan mis protectores: Washington y las viejas potencias coloniales europeas, y la que he podido desarrollar, gracias a ellos, dentro de Israel. Tampoco tienen los palestinos una aviación para vigilar su espacio aéreo, y una flota que custodie su mar y sus playas.
Mis drones y helicópteros sobrevuelan Gaza sin temor y disparan sus misiles sin preocuparse por el fuego enemigo, porque no hay fuego enemigo. Hemos perfeccionado, con las nuevas tecnologías bélicas, lo que hizo Hitler en Guernica. Soy amo y señor de vidas y haciendas. Hago lo que quiero: puedo bombardear casas, escuelas, hospitales, lo que se me antoje.
Mis poderosos amigos (y, seamos honestos, cómplices de todos mis crímenes) convalidarán cualquier atrocidad que decida perpetrar. Ya lo hicieron antes, en innumerables ocasiones y no sólo con nosotros: lo harán conmigo cuantas veces sea necesario. Su mala conciencia me ayuda: callaron desvergonzadamente durante la Shoá, el sistemático genocidio perpetrado contra los judíos por Hitler ante la vista y paciencia de todo el mundo, desde el Papa Pío XII hasta Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill.
Callarán también ante el genocidio que metódicamente y en etapas estoy realizando en Gaza, porque matar palestinos a mansalva es eso, genocidio. Como lo hacía Hitler cuando alguien de su tropa de ocupación era hecho prisionero o matado por los maquís de la resistencia francesa o los partisanos italianos: juntaban a diez o quince personas al azar, que tuvieran la desgracia de pasar por el lugar, y las ametrallaban en el acto, como escarmiento y como didáctica advertencia para que sus vecinos no cooperasen con los patriotas.
Nosotros ni siquiera esperamos que maten a uno de los nuestros para hacer lo mismo, y lo hacemos de modo más cobarde. Al menos los nazis veían los rostros de las víctimas cuyas vidas cegarían en un segundo; nosotros no, porque disparamos misiles desde aviones o navíos, o proyectiles desde nuestros tanques. Nos intranquiliza recordar que tanta crueldad, tanto horror, fue en vano. Seis millones de judíos sacrificados en los hornos crematorios y millones más que cayeron por toda Europa no fueron suficientes para evitar la derrota de Hitler. ¿Será diferente esta vez, será que ahora nuestro horror nos abrirá el camino a la victoria?
Eufórica por ver tanta sangre árabe derramada una de mis diputadas se fue de boca, y dijo lo que pienso: que hay que matar a las madres palestinas porque engendran serpientes terroristas. Desgraciadamente no todos en Israel piensan así; hay algunos judíos, románticos incurables, que creen que podemos convivir con los árabes y que la paz no sólo es posible sino necesaria.
Nos dicen que eso fue lo que hicimos por siglos. No entienden al mundo de hoy, mortalmente amenazado por el terrorismo islámico, y se dejan llevar por la nostalgia de una época definitivamente superada. No son pocos en Israel los que caen en este equívoco y nos preocupa que sus números estén creciendo.
Pero desde el gobierno trabajamos activamente para contrarrestar esa sensiblería pacifista y, para colmo, laica. ¡Laica, en un estado en el que para ser ciudadano se debe ser judío (y tenemos cerca de un 20 % de árabes, que han vivido por siglos en la región y no son ciudadanos) y dónde no existe el matrimonio civil, sólo el religioso! Para combatir estas actitudes contamos con los grandes medios de comunicación (de Israel y los de afuera) y nuestras escuelas le enseñan a nuestros niños a odiar a nuestros indeseables vecinos, una raza despreciable.
Para involucrarlos en nuestro esfuerzo militar los invitamos a que escriban mensajes de muerte en los misiles que, poco después, lanzaremos contra ese gentío amontonado en Gaza. Otros niños serán los que caerán muertos por esos misiles amorosamente dedicados por los nuestros.
No ignoro que con mis acciones arrojo un asqueroso escupitajo a la gran tradición humanista del pueblo judío, que arranca con los profetas bíblicos, sigue con Moisés, Abraham, Jesucristo y pasa por Avicena, Maimónides, Baruch Spinoza, Sigmund Freud, Albert Einstein, Martin Buber hasta llegar a Erich Fromm, Claude Levy-Strauss, Hannah Arendt y Noam Chomsky. O con extraordinarios judíos que enriquecieron el acervo cultural de la Argentina como León Rozitchner, Juan Gelman, Alberto Szpunberg y Daniel Barenboim, entre tantos otros que sería muy largo nombrar aquí. Pero ese romanticismo ya no cuenta.
Dejamos de ser un pueblo perseguido y oprimido; ahora somos opresores y perseguidores. Duras palabras y frases se utilizan para calificar lo que estamos haciendo. Criminal cobardía, delito de lesa humanidad, por agredir con armas mortíferas a una población indefensa, día y noche, hora tras hora. Pero, ¿no merece acaso la misma calificación lo que hizo Estados Unidos al arrojar sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki? Y quién se lo reprocha? ¿Terrorismo de Estado?
Mejor digamos realpolitik, porque ¿desde cuándo a mis amigos y protectores de Occidente les ha preocupado el Terrorismo de Estado o las violaciones a los Derechos Humanos que cometen ellos mismos, un aliado, o un peón? Apoyaron por décadas a cuantos déspotas y tiranos poblaron esta tierra, siempre que fueran funcionales a sus intereses: a Saddam Hussein, al Sha de Persia, a Mubarak, a Alí, a Mobutu, a Osama Bin Laden, y, en Latinoamérica, a Videla, Pinochet, Geisel, Garrastazú, Stroessner, “Papá Doc” Duvallier, antes a Somoza, Trujillo, Batista y tantísimos más.
Asesinaron a centenares de líderes políticos antiimperialistas, y Obama lo sigue haciendo hoy, donde todos los martes decide quién de la lista de enemigos de Estados Unidos que le proporciona la NSA debe ser eliminado con un cohetazo disparado desde un dron o mediante una operación de comandos.
¿Por qué habrían de escandalizarse ante lo que está ocurriendo en Gaza? Además me necesitan como gendarme regional y base de operaciones militares y de espionaje en una región del mundo con tanto petróleo como Medio Oriente, y saben que para cumplir con esa misión no sólo no deben maniatarme sino que es preciso contar con su inquebrantable respaldo, lo que hasta ahora jamás me ha sido negado.
Sé también que estoy violando la legalidad internacional, que estoy desobedeciendo la resolución Nº 242, de Noviembre de 1967, del Consejo de Seguridad de la ONU, que por unanimidad me exige retirarme de los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
Incumplí esa resolución durante casi medio siglo, sin tener que enfrentar sanciones de ningún tipo como las que arbitrariamente se le imponen a otros, o las que aplican a Cuba, a Venezuela, a Irán y, antes, a Irak después de la primera guerra del Golfo. ¿Razones de tanta tolerancia? Mis lobbistas en Estados Unidos son poderosísimos y tienen a la Casa Blanca, al Congreso y a la Justicia en un puño.
Según Norman Finkelstein (un mal judío, enemigo del estado de Israel) la ‘industria del holocausto’ goza de tal eficacia extorsiva que impide percibir que quienes ahora estamos produciendo un nuevo holocausto somos nosotros, los hijos y nietos de aquellos que lo padecieron bajo los nazis. Por eso pese a que las víctimas mortales en Gaza ya superan los 500 palestinos (contra 25 soldados de nuestro ejército, uno de los cuales fue muerto por error por nuestras propias fuerzas, según informara este lunes 22 de Julio a medio día el New York Times) el presidente Obama hizo un estúpido llamado a evitar que israelíes y palestinos quedasen atrapados en el ‘fuego cruzado’ de este enfrentamiento.
¡Pobre de él si hubiera dicho que aquí no hay ‘fuego cruzado’ ni enfrentamiento alguno sino una masacre indiscriminada de palestinos, una horrible ‘limpieza étnica’ practicada contra una población indefensa! ¡Nuestro lobby lo crucificaría en cuestión de horas! Ahora que nuestras tropas entraron en Gaza tendremos que sufrir algunas bajas, pero la desproporción seguirá siendo enorme.
Claro, no puedo evitar que me califiquen técnicamente como un “estado canalla”, porque así se denominan los que no acatan las resoluciones de la ONU y persisten en cometer crímenes de lesa humanidad. Pero como Estados Unidos y el Reino Unido son violadores seriales de las resoluciones de la ONU, y por lo tanto ‘estados canallas’ también ellos, sus gobiernos han sido invariablemente solidarios con Israel.
Más allá de la turbación que por momentos puedan ocasionar estas reflexiones necesitamos completar la tarea iniciada en 1948 y apoderarnos de la totalidad de los territorios palestinos: los iremos desplazando periódicamente, aterrorizándolos, empujándolos fuera de sus tierras ancestrales, convirtiéndolos en eternos ocupantes de infectos campos de refugiados en Jordania, en Siria, en Irak, en Egipto, donde sea. Y si se resisten los aniquilaremos.
Podemos hacer eso por nuestra apabullante fuerza militar, el apoyo político de Occidente y la degradación y putrefacción de los corruptos y reaccionarios gobiernos del mundo árabe, que como era previsible (y así nos lo habían asegurado nuestros amigos en Washington y Londres) no les importa en lo más mínimo la suerte de los palestinos. A tal extremo llega nuestra barbarie que inclusive un amigo nuestro, Mario Vargas Llosa, se escandalizó cuando en 2005 visitó Gaza y nos sorprendió con unas críticas de insólita ferocidad.
Llegó a decir, por ejemplo, que ‘me pregunto si algún país en el mundo hubiera podido progresar y modernizarse en las condiciones atroces de existencia de la gente de Gaza. Nadie me lo ha contado, no soy víctima de ningún prejuicio contra Israel, un país que siempre defendí … Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya.
Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los guetos de la Europa nazi, los que ahora están siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un milímetro la ansiada paz.
Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de estos días sólo servirán para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento y rabia en el camino de la negociación.’ [1] Pero nada de lo que diga Vargas Llosa, y tantos otros, nos hará mella: somos el pueblo elegido por Dios (aunque los ilusos estadounidenses también creen en eso), una raza superior y los árabes son una pestilencia que debe ser removida de la faz de la tierra.
Por eso construimos ese gigantesco muro en Cisjordania, peor aún del que erigieran en Berlín y que fuera apropiadamente caracterizado como el ‘muro de la infamia’. Nuestros lobbies han sido muy eficaces en invisibilizar esta monstruosidad y nadie habla de nuestro ‘muro de la infamia’. Reconozco que nuestra traición a los ideales del judaísmo nos inquieta.
No era esto lo que querían los padres fundadores. Nos hemos convertido en una máquina de usurpación y despojo colonial que ya no guarda ninguna relación con nuestra venerable tradición cultural. Algunos dicen que Israel es al judaísmo como Hitler lo era al cristianismo. Por eso es que a veces nuestro sueño se perturba y las muertes y sufrimientos que hemos causado durante tantos años –y que para ser sinceros, comenzaron mucho antes de que naciera Hamas- nos acosan como el fantasma de Hamlet.
Pero retrocedemos horrorizados ante la posibilidad de una paz que no queremos porque perderíamos los territorios arrebatados durante tantos años, envalentonaríamos a la turbamulta árabe que nos rodea y le haríamos perder miles de millones de dólares a nuestros amigos del complejo militar-industrial estadounidense, que es el verdadero poder en ese país, y a sus socios israelíes que también lucran con este estado de hostilidades permanentes. Por eso seguiremos en esta guerra hasta el final, aun a riesgo de que esta actitud pueda desencadenar un cataclismo universal. El horror padecido bajo el nazismo justifica todo lo que estamos haciendo.”

[1] Mario Vargas Llosa, “Morir en Gaza”, El País (Madrid), 11 Enero 2009, en: http://elpais.com/diario/2009/01/11/opinion/1231628411_850215.html

La Haine

 http://www.lahaine.org/index.php?p=79153

Paraguay: OLT denuncia muerte de niñas fumigadas...biodiversidadla

"Desde la OLT condenamos la muerte de dos niñas del Asentamiento Huber Duré, del Departamento de Canindeyú, quienes fallecieron a consecuencia de las fumigaciones de los sojeros de la zona. Este hecho enluta nuevamente al Paraguay, país en el que ya se ha perdido la cuenta de las víctimas de la intoxicación por los agrotóxicos que utilizan los empresarios del agronegocio."
La Organización de Lucha por la Tierra de Paraguay (OLT) se dirige a la opinión pública nacional e internacional para denunciar cuanto sigue:

Condenamos la muerte de dos niñas del Asentamiento Huber Duré, del Departamento de Canindeyú, quienes fallecieron a consecuencia de las fumigaciones de los sojeros de la zona. Este hecho enluta nuevamente al Paraguay, país en el que ya se ha perdido la cuenta de las víctimas de la intoxicación por los agrotóxicos que utilizan los empresarios del agro-negocio; empresarios impunes que gozan de la complicidad de los tres poderes del Estado.

Responsabilizamos a esos tres poderes por la muerte de las dos niñas inocentes y por el peligro que corren otros niños y niñas de la zona internados en el Hospital de Curuguaty.

Exigimos cárcel para los empresarios sojeros de la zona y funcionarios del Estado cómplices de estas muertes.

Nos solidarizamos con las familias afectadas de esta tragedia y la Federación Nacional Campesina, que vienen denunciando estos hechos y sólo han recibido imputaciones, cárcel y represión.

Llamamos a las organizaciones sociales populares a la lucha frontal contra este modelo de producción de monocultivos y uso indiscriminado de agrotóxicos, que no solamente expulsa campesinos de sus comunidades sino que además los mata.

¡NI UNA MUERTE CAMPESINA MÁS!

“Por la recuperación y defensa del territorio campesino para la Soberanía Alimentaria”

Dirección Nacional OLT

Villa Elisa, 22 de julio de 2014

Fuente: Vía Campesina

vía:
  http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Paraguay_OLT_denuncia_muerte_de_ninas_fumigadas

Palestina: ¿Por qué los gobiernos occidentales no se solidarizan con el pueblo palestino? ... Rafael Narbona

Mientras Israel extermina a hombres, mujeres y niños en la Franja de Gaza, EEUU y la UE contemplan la matanza con indiferencia, limitándose a esbozar tímidas objeciones

Mientras Israel extermina a hombres, mujeres y niños en la Franja de Gaza, invocando su derecho a garantizar su seguridad, Estados Unidos y la UE contemplan la matanza con indiferencia, limitándose –en el mejor de los casos- a esbozar tímidas objeciones. Al margen de las cuestiones energéticas y geoestratégicas, nadie quiere proporcionar argumentos que permitan lanzar la temida acusación de antisemitismo. Los niños palestinos mueren carbonizados, mutilados o agujereados porque Israel quiere explotar los yacimientos de gas situados en las aguas territoriales de Gaza y porque existe una inequívoca voluntad de forzar una segunda Nakba o emigración forzosa, semejante a la de 1948, que expulsó de sus hogares a casi un millón de palestinos. No es una exageración hablar de genocidio o limpieza étnica. Israel sigue los pasos de Estados Unidos, que aplicó el mismo procedimiento con los pueblos nativos americanos. Los pueblos nativos americanos son en realidad las primeras naciones de un continente diezmado por el colonialismo europeo, pero en la actualidad sobreviven en reservas, sin la posibilidad de constituir un gobierno que refleje su identidad cultural. Sus derechos se extinguen en el humillante fidecomiso de sus propias tierras en calidad de gestores y administradores. Israel ni siquiera reconoce a los palestinos como pueblo, pues estima que solo son árabes, población hostil e incompatible con el proyecto de recuperar algún día las fronteras del Antiguo Testamento.

LA PASIVIDAD DE EUROPA Y ESTADOS UNIDOS ANTE LA SHOAH

La UE y Estados Unidos no quieren acusar a Israel de genocidio y crímenes de guerra, pues la Shoah se ha convertido en una imbatible coartada, que se explota con vergonzoso cinismo. Casi todos los pueblos ocupados por el Reich alemán durante la Segunda Guerra Mundial colaboraron en la deportación de sus ciudadanos de origen judío, sin ignorar su terrible destino. El infame gobierno de Vichy se plegó a las exigencias de los nazis con auténtico fervor antisemita, movilizando a miles de policías para deportar a 74.000 conciudadanos judíos. 42.000 acabaron en Auschwitz. Solo 811 regresaron a Francia. En cambio, cuando el 1 de octubre de 1943 Adolf Hitler ordenó la deportación de los judíos daneses, el movimiento de resistencia y un gran número de ciudadanos anónimos se movilizaron para trasladar a la neutral Suecia a 8.000 judíos. Gracias a esta audaz maniobra y a las gestiones diplomáticas de las autoridades, solo perdieron la vida 102 judíos daneses, de acuerdo con los datos del Yad Vashem. El antisemitismo es un viejo prejuicio cristiano que en los años 30 gozaba de excelente salud en Europa y Estados Unidos. Joseph Kennedy, William Randolph Hearst y Henry Ford -que sería condecorado por los nazis con la Gran Cruz de la Orden Suprema del Águila Alemana, la distinción más alta que podía recibir un extranjero- nunca ocultaron su odio hacia los judíos y aprovecharon su poder para influir en la opinión pública norteamericana, ensalzando las dictaduras de Hitler y Mussolini. Walt Disney se movió en la misma línea y el gobierno de Franklin Delano Roosevelt restó importancia a la Shoah, pese a conocer perfectamente lo que sucedía. No quería perder el voto judío, pero tampoco el de los evangélicos y los irlandeses católicos, notorios antisemitas. Cuando en 1943, Jan Karski, representante del gobierno polaco en el exilio y testigo presencial de la matanza de judíos en el gueto de Varsovia y el campo de tránsito de Izbica, se entrevistó con Roosevelt para informarle del genocidio, el presidente le contestó con evasivas y desvió la conversación hacia la hípica, una de sus pasiones, preguntándole por las características de los caballos europeos. Ni siquiera se planteó bombardear las vías ferroviarias utilizadas por los nazis para deportar a millones de judíos. En esas fechas, los judíos norteamericanos sufrían discriminación laboral y se limitaba su acceso a colegios y universidades. Después del bombardeo de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, muchos jóvenes judíos se alistaron en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Algunos ya habían luchado contra el fascismo en España como voluntarios de las Brigadas Internacionales. Los gentiles con un título universitario se convertían automáticamente en oficiales, pero ese criterio no se aplicaba con los judíos y, además, se les prohibía incorporarse a los servicios de inteligencia o la Fuerza Aérea, virulentamente antisemita. Si querían alistarse en los marines, les exigían una explicación. Si manifestaban que deseaban frenar el avance del fascismo, chocaban con un muro de incomprensión, pues los oficiales esperaban escuchar a los reclutas que su intención era “matar japos”. Aunque 550.000 judíos americanos lucharon en los campos de batalla europeos, soportaron el mismo desprecio que los afroamericanos, lo cual explica que años más tarde muchos judíos apoyaran la campaña por los derechos civiles encabezada por Martin Luther King. La prensa estadounidense no mostró mucha preocupación por la suerte de los judíos europeos. Incluso The New York Times, cuyos dueños (Ochs y Sulzberger) eran de procedencia judía, relegó a la página doce el informe de la historiadora Déborah Lipstadt sobre la deportación de 400.000 judíos húngaros a Auschwitz II (Birkenau), donde les esperaban las cámaras de gas y los crematorios. Cuando se produjo el levantamiento del gueto de Varsovia, el diario habló de patriotas polacos y no de Resistencia judía. El New York Herald Tribune, el Washington Post y Los Angeles Times obraron del mismo modo. Solo en la primavera de 1944, la Fuerza Aérea accedió a bombardear el complejo industrial de Auschwitz III (Monowitz), pero el ataque no incluyó las cámaras de gas ni las vías de tren que transportaban a los seleccionados para recibir “tratamiento especial”. Esta vergonzosa maniobra insinúa que las vidas de los deportados se consideraban menos importantes que la destrucción de las fábricas de munición.


LA COMPLICIDAD DE EUROPA Y ESTADOS UNIDOS EN EL GENOCIDIO DE GAZA

La historia se repite con los palestinos, que en las últimas semanas están soportando en la Franja de Gaza un violento ataque militar del Tzahal. No se puede hablar de guerra, pues los palestinos carecen de un ejército regular y las milicias de Hamás poseen un arsenal ridículo, con escasa capacidad de infligir bajas. Sarah Woznick, enfermera norteamericana de Médicos Sin Fronteras, ha trabajado seis meses en la Franja de Gaza y acaba de abandonar el lugar, pues los ataques israelíes por tierra, mar y aire no discriminan entre civiles, personal sanitario y milicianos de Hamás. “No hemos podido desarrollar parte de nuestras labores médicas por falta de seguridad. […] Los palestinos sufren mucho, sobre todo los niños. Cada vez que había un ataque los niños se agarraban a las piernas de los padres, intentando protegerse. […] Aparte de los que mueren y los que resultan heridos, los niños de Gaza están sufriendo mucho psicológicamente. […] Un niño llegó con quemaduras en todo el cuerpo, con 100 pedazos de metralla incrustados”. Cuando le preguntan si los milicianos de Hamás se parapetan en los hospitales, según afirma el gobierno y la prensa israelíes para justificar sus bombardeos sobre escuelas y centros médicos, Woznick afirma que no conoce ningún caso ni ha escuchado ningún testimonio en ese sentido. Es un acto de cinismo afirmar que el Tzahal actúa con criterios selectivos, pues sus avisos para abandonar los edificios convertidos en blancos militares solo proporcionan a la población civil un ridículo margen de tiempo que no excede los cinco minutos. La Franja de Gaza está compuesta por 385 kilómetros cuadrados limitados al Mar Mediterráneo, Egipto –que ha recuperado su papel de aliado de Israel y Estados Unidos- y las fronteras israelíes. Apenas hay donde esconderse. “Te metas donde te metas te van a bombardear. Gaza es una ratonera, pero ¿adónde podemos ir?”, exclaman los palestinos.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado una resolución que condena a Israel por su ofensiva militar y ha creado una comisión para investigar los crímenes y las violaciones del derecho internacional. Solo se ha opuesto Estados Unidos, que ha calificado la resolución de “destructiva”, y 17 países –entre los que se encuentran Alemania, Francia, Reino Unido y España- se han abstenido. Israel ha ironizado sobre la resolución, afirmando que solo es “una farsa”. Navi Pially, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha afirmado que hay indicios de crímenes de guerra en la Operación Margen Protector, que de momento le ha costado la vida a 735 palestinos y ha provocado graves heridas en casi 5.000. El 85% son civiles. Al menos, 175 eran niños y más de un centenar mujeres. Ya hay 110.000 desplazados que han huido de sus hogares y, según Save the Children, cada hora muere un niño palestino. Israel ha bombardeado once escuelas, un pozo de agua que abastecía a 1.500 personas, un hospital, una escuela de Naciones Unidas en Beit Janún y un almacén gestionado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA). Navi Pially ha recordado que desde el 12 de junio Israel ha detenido a más de 1.200 palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este, sin presentar cargos. Simplemente, ha realizado una detención administrativa que puede prolongarse indefinidamente, sin aportar pruebas incriminatorias. Estos hechos solo pueden calificarse de secuestro. Israel disfruta de una escandalosa impunidad. Solo eso explica que Tizpi Livni, Ministra de Justicia, haya declarado al diario Yediot Aharonot: “¡Venid a buscarme!”, burlándose de la orden –ya revocada- de un tribunal británico, exigiendo su detención para interrogarla por crímenes de guerra en la Franja de Gaza durante la Operación Plomo Fundido (2008-2009). En esa época, Livni –antigua agente del Mossad- ocupaba los cargos de primera viceministra y ministra de Asuntos Exteriores. Hasta ahora el Tzahal ha sufrido 35 bajas. Es un número insignificante que refleja la asimetría de los contendientes, pero que triplica la cifra de 10 caídos durante la Operación Plomo Fundido, cuando 1.400 palestinos perdieron la vida bajo el fuego israelí. El Presidente Barack Obama ha lamentado la muerte de civiles, pero ha defendido el derecho de Israel a protegerse. En un alarde de cinismo, ha aprobado una ayuda de 47 millones de dólares para reconstruir Gaza, mientras continúan fluyendo ingentes cantidades de dinero para mantener en funcionamiento la maquinaría militar israelí.

ISLAMOFOBIA Y EL RESURGIR DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

Uno de los crímenes del Tzahal que debería perdurar en la memoria colectiva es el asesinato de un joven palestino desarmado, que fue abatido y rematado ante las cámaras por francotiradores israelíes, mientras buscaba a sus familiares entre los escombros. ¿No es una triste repetición de los disparos del Hauptsturmführer SS Amon Göth desde el balcón de su residencia en el campo de concentración de Plaszow en la Polonia ocupada por la Alemania nazi? ¿Cómo es posible que los países occidentales toleren y no condenen esta masacre? Evidentemente no es tan solo por su subordinación a Estados Unidos ni por el miedo a ser acusados de antisemitas. No es solo por los yacimientos de gas en las aguas territoriales de Gaza, sino también por la profunda islamofobia que se ha propagado en el mundo desde el 11-S, un brutal atentado sin esclarecer que proporcionó la excusa perfecta a Estados Unidos para intervenir en Oriente Medio y proseguir sus planes para reordenar una zona de vital importancia en el suministro de combustibles fósiles. La islamofobia presupone que el Islam es una religión primitiva, irracional, cruel, racista, violenta y sexista. Los deleznables artículos de Michel Houellebecq, Oriana Fallaci y Antonio Elorza, mandarín del diario El País, han contribuido a fomentar esa visión, cuando lo cierto es que tanto en El Corán como en la Biblia hay frases igualmente inaceptables para la sensibilidad contemporánea, así como invitaciones a la compasión, el perdón y la tolerancia. Estados Unidos combatió el panarabismo de inspiración socialista en los años de la Guerra Fría y financió el fundamentalismo islámico, no menos dañino que el fundamentalismo cristiano, aliándose con Arabia Saudí, donde reina el wahabismo, una de las versiones más radicales del Islam. La desintegración de la Unión Soviética le dejó durante un tiempo sin el enemigo que justificaba sus desorbitados gastos militares, pero el 11-S restableció el clima de confrontación que sirve de coartada a su agresivo imperialismo. El Islam se ha convertido en el mejor comodín de la diplomacia norteamericana. Por un lado, se fomenta en la opinión pública el odio a los regímenes musulmanes, minimizando el impacto que causa la muerte de civiles palestinos, afganos o iraquíes en operaciones militares de la OTAN, Israel o Estados Unidos en solitario. Por otro, se promueve la constitución de un califato islámico en Siria e Irak que prepararía la batalla final contra Irán, la llave que permitiría controlar las repúblicas caucásicas limítrofes con Rusia, estrechando el cerco contra el oso ruso, su principal rival. La prestigiosa politóloga iraní Nazanín Armanian no alberga dudas sobre las intenciones de Estados Unidos. En mayo de 2014 Armanian publicaba en su blog Punto y seguido el artículo “La ofensiva simultánea del intrépido Obama contra Rusia y China”, donde afirma: “Ni en sus mejores años de imperialista Washington se había atrevido a actuar como un suicida: mientras planea un enfrentamiento directo con Rusia en Ucrania, Barack Obama visita a sus aliados asiáticos ─Japón, Corea del Sur, Malasia y Filipinas─, en el marco de su política del Regreso a Asia, para contener el avance de China en el mundo. […] El Pentágono planea aumentar las operaciones de vigilancia cerca de China, desplegar cazabombarderos y usar misiles para destruir la infraestructura militar del enemigo y enviar un portaaviones al Estrecho de Taiwán. […] La línea roja autoimpuesta por Moscú de que consideraría el ataque a los ciudadanos rusos en Ucrania como un ataque a la propia Rusia, puede convertirse en una trampa mortal para Putin. Es justo lo que busca Washington: involucrarle en una larga guerra de desgaste en Ucrania para así tumbar su economía, dañar su peso en las relaciones internacionales (ahora que se había convertido en mediadora de los conflictos como el de Irán y de Siria), parar el proceso de la mejora de sus relaciones con los Estados exsoviéticos, privar a la Vieja Europa de un sólido socio comercial (y venderle su excedente de gas de esquisto), obligarla a participar en las sanciones económicas contra Moscú e incluso entrar en guerra contra su proveedor de gas, y ¿cómo no? dar un nuevo protagonismo a la OTAN. El Pentágono va a desplegar más paracaidistas en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, enviará un buque de guerra al Mar Negro y en unos meses realizará la maniobra Operación Trident con Ucrania”. Armanian señala que Estados Unidos refuerza su estrategia política con atentados terroristas para desestabilizar a sus adversarios y cita la masacre de Odessa y el atentado en la estación de tren de Xinjiang, la región musulmana de China fronteriza con Afganistán y Pakistán. En ambos casos, los hechos coincidieron con la presencia en Ucrania de John Brennan, ex director de la CIA, y Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos. No hay que estrujar mucho la imaginación para descubrir que Washington intenta forzar una intervención militar de Rusia. El atentado en Xinjiang se produjo poco después de la gira de Obama por Asia. Esta vez se trataba de desestabilizar una región fronteriza con países controlados por Estados Unidos. Armanian también ha señalado que el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en la Cisjordania ocupada solo favorecía a los intereses israelíes y ha cuestionado la existencia de Al Qaeda y la misteriosa ejecución de Osama Bin Laden, al que llama “el Fantasma”. Me he permitido citar a Armanian con tanta extensión por su enorme calidad como analista y porque sus hipótesis sobre operaciones de bandera falsa y terrorismo financiado por Estados Unidos tal vez resultan más creíbles que mis especulaciones. Hace poco, alguien me recriminó que atribuyera al Mossad el secuestro y presunto asesinato de los tres jóvenes judíos en la Cisjordania ocupada, asegurándome que un judío jamás atentaría contra la vida de otro, olvidando que en el atentado contra el Hotel Rey David cometido por el Irgún el 22 de julio de 1946 murieron 17 judíos. En esas fechas, dirigía el Irgún Menájem Beguín, futuro Primer Ministro de Israel y Premio Nobel de la Paz en 1978.

EL ANTISEMITISMO COMO CORTINA DE HUMO

Mientras escribo este artículo habrán muerto más palestinos y tal vez algún soldado del Tzahal. Hace unos días, Marcos Ricardo Barnatán, judío sefardita nacido en Buenos Aires, visitó mi página en Facebook y calificó de repugnate mi artículo “¿Por qué el Estado de Israel asesina a niños palestinos?”. Buscando algunas de sus declaraciones, descubrí la siguiente perla: “¿España antisemita? Claro que sí: llevó aquí 45 años y he oído todos los eructos antisemitas que se pueda imaginar”. No sé si sufro alucinaciones visuales, pero en su foto de perfil posa con una pulsera con los colores de la bandera española y el escudo constitucional al fondo. Me cuesta trabajo entender esta paradoja, pero le remito a las conocidas palabras de Norman Finkelstein, judío norteamericano hijo de una superviviente de Auschwitz y Majdanek: “No existe nada más despreciable que usar el sufrimiento y el martirio de las víctimas del nazismo para intentar justificar la tortura, la brutalidad, la demolición de hogares que Israel comete diariamente contra los palestinos”. Dicho de otro modo: no hay excusas para justificar el martirio del pueblo palestino, que se produce por una mezcla de colonialismo, racismo e inconfesables intereses económicos y geoestratégicos. Para finalizar añadiré que los países occidentales no se solidarizan con el pueblo palestino porque los intelectuales, los artistas y los escritores hace mucho que renunciaron a cualquier forma de compromiso, más preocupados por los premios y homenajes que por el sufrimiento de sus semejantes. Al igual que los argelinos que luchaban contra Francia por su independencia, los palestinos solo disponen de su coraje para evitar su desaparición como pueblo. Indudablemente, todos somos culpables del genocidio que se está cometiendo ante nuestros ojos. Escribir un artículo no nos descarga de esa responsabilidad.

RAFAEL NARBONA

vía:
 http://www.lahaine.org/index.php?p=79164

Palestina: Fracaso de la humanidad...Por Silvana Melo


Por Silvana Melo

“Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos”.
Eduardo Galeano
(APe).- “Mi hija se despierta en medio de la noche y empieza a correr frenéticamente. Por eso tomamos la decisión de aprovechar esta evacuación y salir". Dice Ihad Atallah, saliendo de Gaza, tropezando con sus muertos y sus escombros. De la mano de soldados israelíes, hasta hace diez minutos, enemigos.
Exiliados en la tierra. En todas las tierras. Pueblos condenados al éxodo y al exterminio, desde los rincones de la pre historia. Uno de ellos pudo hacerse Estado. En un pedazo de tierra abonada con muerte pudo armar un país. Un retazo colonizado por Inglaterra, ocupado por los árabes y donde se impulsó una migración judía con el sueño perpetuo de unas fronteras que demarcaran la cultura, la historia, la identidad. Israel fue Israel después del genocidio más grande que reconoce la historia humana. Que le arrancó de cuajo seis millones al país nuevo hinchado de dolor.
El otro, sin embargo, no pudo. Lo encerraron, lo bloquearon, lo expulsaron de ese pedazo de tierra que era la prometida pero no se sabe bien para quién. Ni para qué. El otro, Palestina desde el amanecer de la humanidad, quedó ahogado sin poder ser. Atravesados ambos por la sangre, constitutiva de los dos. Pero uno es un país. Un Estado fuerte con alianzas poderosas. Con armas de gran capacidad de muerte. Con reacciones planetarias ante la estrategia del terror de Hamas. Que es su única estrategia posible. Donde las milicias están apretadas entre los dos millones de personas que viven en la franja de 362 km2, una de las densidades poblacionales más elevadas del mundo. Donde el alimento es poco, los servicios son precarios, los edificios se derrumban y las bombas llueven sobre las cabezas de los niños constantemente.
Israel movilizó a 53.200 soldados en ese pedacito de tierra. Son más de 500 los muertos civiles palestinos (más de un centenar de chicos) y un par las víctimas israelíes que no integran el ejército. "Hace tres días nuestra casa fue parcialmente destruida por una bomba. Pudimos refugiarnos rápidamente en casa de nuestros vecinos que viven abajo, pero desde entonces los chicos tienen mucho miedo. Mi hija, por ejemplo, se despierta en medio de la noche y empieza a correr frenéticamente”, relataba Ihad Atallah, cuando se iba de casa.
En Beit Hanun murieron tres chicos de entre 12 y 16 años. Los alcanzaron disparos de tanques israelíes cuando corrían para burlar a la muerte, a esa edad tan pero tan lejana.
En Rafah un bebé de cinco meses murió en brazos de sus padres, también alcanzados por las balas.

Cuatro chicos palestinos murieron en Ashraf al Qudra cuando el ejército israelí atacó el centro de Gaza City. Eran dos hermanitos de 7 y 8 años y un primo de 10, en el barrio de Sabra. Jugaban en el techo del edificio conde vivían hasta que les cayeron encima tres misiles.
En Khan Yunes una nena murió bajo un bombardeo. Tenía cuatro años.
Los que sobreviven están aterrados. Se despiertan a la noche y corren desesperadamente, como la hija de Ihad Atallah. Posiblemente no vuelvan a dormir en paz en todas sus vidas.
En una placita de la Franja murieron cuatro chicos de 9 a 11 años. Jugaban a la pelota con una camiseta de Masut Özil, campeón mundial con Alemania. Su camiseta, manchada de sangre y alquitrán en el barro de la plaza, le licuó el alma. Tan lejos él y su alma de aquel holocausto en busca de la pureza aria. Y de este genocidio, de esta masacre en la que el escritor judío Amos Oz califica de “neonazis” a los colonos judíos radicales de Cisjordania.
Shimon Peres se disculpó por la muerte de los niños. “No fue deliberado”, dijo. Netanyahu ni siquiera habló. Los niños a veces juegan a ser grandes. A sacudir piedras con gomeras. A ponerse su bandera como fular, con esas ganas de tener país, camiseta de Palestina, eliminatorias árabes para llegar al Mundial, una nación para prenderse en la piel, una tierra donde caerse muertos y que sea la propia.
El bombardeo del lunes sobre el Hospital de Gaza tampoco tuvo grandes condenas.
Las Naciones Unidas son unidas para consolidar el poder de los poderosos y la alianza de los impunes. Miran correr la sangre desde sus butacas y cambian de canal a la hora de ciertos genocidios.
Las colectividades judías dispersas por el mundo apoyan ciegamente el asesinato de viejos, mujeres y niños en manos de Israel. Asimilan tantas veces las mismas prácticas de “quienes enviaron a sus padres y abuelos a los campos de exterminio” (Carlos Aznárez – Resumen Latinoamericano). Provocan que los fundamentalismos se transformen en negadores de su holocausto. Y crecen sus crías envueltos en el odio al pueblo palestino. Negadores ellos del genocidio presente.
Baha Yussef se va de Gaza para salvar a sus niños. Tiene pasaporte británico. Es un privilegiado. Pero “fue muy duro dejar a parte de los nuestros allá. Nos sentimos como si los hubiéramos traicionado". Se va desgarrado. "He dejado todo allá y no tengo claro qué va a ser de nosotros. Esperemos que la comunidad internacional nos ayude a parar esta ofensiva y a tener los derechos de cualquier otro pueblo del mundo, comenzando por la tierra”. Un país. Una tierra donde plantar bandera.
De vez en cuando hay una “tregua humanitaria” en Gaza. Nadie dispara hasta retirar a los muertos sembrados en las calles. Y sacar a la gente aterrada de sus casas sin techo, de sus edificios en llamas. A los aún vivos que emergen de los escombros.
Es en Gaza donde hoy se escribe el fracaso de la humanidad.
Después de Gaza habrá que reescribir la ternura. Sobre la sangre y la muerte.
Después de Auschwitz escribir poesía es un acto de barbarie, anunció Theodor Adorno.
Después de esta noche cerrada algún día comenzará a amanecer. Y habrá que re crear, sobre los muertos, la poesía, los dioses, la tierra propia y la vida.

vía:
 http://pelotadetrapo.org.ar/gaza-y-el-fracaso-de-la-humanidad.html