Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Rafael Correa es uno de esos presidentes latinoamericanos que los
círculos dirigentes de Estados Unidos consideran incontrolables, por
ende, especialmente peligrosos. Con el objeto de deshacerse de tales
políticos, Washington emplea un nutrido arsenal de recursos tales como
interferencia en los procesos electorales y hasta la eliminación física.
Después de la extraña muerte de Hugo Chávez, quien encabezó la
resistencia en América Latina contra el Imperio, es Correa a quien se le
percibe de manera creciente como su sucesor, el líder de las “fuerzas
populares” del continente.
Al centro de las actividades de política exterior de Correa, está el
fortalecimiento de las organizaciones regionales de América Latina
–dentro de las cuales no hay representantes norteamericanos—la comunidad
de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC; la Unión de Naciones
Suramericanas, UNASUR; la Alianza Bolivariana de América, ALBA y otras.
Correa siempre apoyó las iniciativas de Chávez las cuales lograron
reducir la dependencia de la región del Imperio, la anulación de la
Doctrina Monroe en el Hemisferio Occidental y desarrollar las relaciones
de los países latinoamericanos con otros centros de poder. A este
respecto, Ecuador está dando el ejemplo al establecer una colaboración
de carácter general con China y Rusia en las áreas políticas, económicas
y militares. La presencia norteamericana en el país está disminuyendo y
el gobierno de Obama está tratando de quebrar esta tendencia. El
Presidente Correa ha sido señalado como el primer culpable por el
deterioro de las relaciones Ecuador-Estados Unidos.
Fue Correa quien inició la campaña internacional contra la
corporación Chevron. La Corte Internacional de La Haya eximió a la
compañía del pago de multas multimillonarias en dólares por la
contaminación de la cuenca del Río Amazonas en territorio ecuatoriano.
El Presidente Correa no estuvo de acuerdo con semejante injustificada y
humillante decisión. El Presidente visitó la zona del desastre ecológico
y mostró a los periodistas de la televisión sus manos cubiertas de
petróleo que fue dejado en el sitio de anterior extracción, señalando
“Este es el resultado de una compañía que utiliza tecnología obsoleta.”
Correa instó a los consumidores no adquirir productos Chevron. Un
tribunal ecuatoriano acogió una demanda presentada por una comunidad
indígena que vive en el área del desastre ecológico para procesar y
obligar a la compañía a pagar 19 mil millones de dólares por concepto de
daños y perjuicios causados al ambiente y a la salud de la población.
Haciendo uso de su amplia experiencia luchando contra este tipo de
demandas, Chevron consiguió un dictamen a su favor de parte de la Corte
Internacional de Arbitraje de La Haya. No obstante, Correa no se ha
rendido y aseguró el apoyo de UNASUR y del ALBA y ha apelado a la
comunidad internacional para que brinde su solidaridad con Ecuador.
Actualmente Chevron no cuenta con bienes en Ecuador pero la demanda de
Ecuador podría ser atendida en Argentina, Brasil y Canadá lo cual
significa graves consecuencias financieras para la compañía.
El gobierno de Obama ha decidido proteger los intereses de Chevron a
cualquier costo y ese es uno de los factores que está movilizando al
espionaje norteamericano hacia una solución radical del “problema
Correa.”
Por otra parte, el Presidente de Ecuador está dificultando el
desarrollo de la Alianza del Pacífico, uno de los proyectos geopolíticos
neoliberales de Washington que incluye a México, Colombia, Perú y
Chile.
La alianza fue creada con objeto de neutralizar al bloque del ALBA y
la condición de miembro de Ecuador en esta última no compagina de ningún
modo con los intereses de Estados Unidos en la región Asia Pacífico.
El espionaje al presidente de Ecuador por parte de Estados Unidos se ha incrementado notoriamente.
La intervención de las conversaciones telefónicas de Correa y de las
comunicaciones de su círculo interno, de sus agentes de seguridad y de
su anillo de seguridad permite a los norteamericanos seguir la pista de
los movimientos del presidente y lugares de eventos, listas de
participantes y esquemas de seguridad. El monitoreo constante suministra
abundante material para la identificación de puntos vulnerables en la
organización de su seguridad. Hace poco, durante su acostumbrado
discurso de los sábados, Correa le mencionó a los ecuatorianos la
sospechosa concentración de personal militar en la embajada de Estados
Unidos en Quito. “Todas las embajadas cuentan con sus agregados
militares”, dijo Correa, “pero por lo general no más de uno.”
¡Pero aquí tienen más de cincuenta! Correa ordenó a su Ministro de
Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño, “verifique esta información.”
Semejante situación no puede ser (la gran cantidad de personal militar).
“Esto debe restituirse a su nivel normal.”
El Presidente también exigió que se investigue un incidente que se
dio en la frontera de Ecuador y Colombia cuando un helicóptero
ecuatoriano con varios militares norteamericanos a bordo fue tiroteado.
La preocupación de Correa es comprensible. La base militar
norteamericana de Manta fue cerrada el año 2009 pero los asesores
militares del Pentágono y los agentes de inteligencia norteamericanos
realizan operaciones en territorio ecuatoriano sin ninguna limitación.
La intensificación del espionaje y las actividades subversivas de la
inteligencia norteamericana en Ecuador resultan obvias. De acuerdo con
informaciones obtenidas por expertos cubanos publicadas en el portal Contrainjerencia.com solo
el personal de la CIA se duplicó durante el período 2012-2013 en la
estación de Ecuador. Docenas de nuevos agentes llegaron al país. Ellos
operan no solo a partir del territorio de la embajada de Estados Unidos
en Quito ¡Lugar que cuenta por lo menos con cien diplomáticos! Pero
también emplean el Consulado en la ciudad de Guayaquil. Con el objeto de
hacer más espacio para el aumento del ya numeroso personal de
inteligencia en esta estratégicamente importante ciudad puerto, el
Departamento de Estado tuvo que construir un nuevo edificio consular que
según una agencia de inteligencia amiga de Ecuador alberga el equipo
electrónico de la NSA. El consulado está encabezado por David Lindwall,
quien llegó al país luego de una gira por Irak como Consejero de Asuntos
Político Militares. Lindwall también se ha desempeñado como Consejero
Político en las embajadas en Bogotá, Managua, Tegucigalpa, Asunción y
otras capitales latinoamericanas. Un somero análisis de los telegramas
que llevan su firma lleva a la conclusión que Lindwall es un
experimentado funcionario de carrera de la CIA bien versado en asuntos
latinoamericanos y que ha sido enviado al Ecuador para resolver
problemas sumamente delicados.
El Presidente Correa a menudo ha catalogado a Estados Unidos como una
“potencia arrogante” que trata de imponerle al mundo su visión de “los
valores democráticos universales” y darle a otros “lecciones de moral y
buen comportamiento”. El presidente constantemente señala que Estados
Unidos tiene uno de los sistemas electorales más imperfectos del mundo
lo cual permite que los perdedores ganen. Correa considera que los
intentos de la Agencia para el Desarrollo Internacional USAID de imponer
a la fuerza patrones norteamericanos de democracia en Ecuador y otros
países, como si se tratara de colonias que hay que regañar. Hace poco,
comentando sobre el fin del financiamiento por parte de la USAID de
varios proyectos en el país por la cantidad de 32 millones de dólares,
Correa ofreció a Washington, de manera sarcástica, la misma cantidad
para contribuir al mejoramiento de la democracia norteamericana.
La USAID se va de Ecuador pero las operaciones de la inteligencia
norteamericana para desestabilizar el país continúan. Según todos los
indicios, se producirán nuevos ataques en relación con los planes de
Correa para reducir el tamaño de las fuerzas armadas y trasladar parte
del personal militar a las instituciones policiales. Disidentes del
ejército de manera anónima ya están haciendo declaraciones hostiles
respecto de Correa y sus intentos de “tomar el puesto de Chávez en el
continente.” Este texto directamente indica qué fuerzas se encuentran
detrás de la campaña que se está orquestando contra Correa.
Durante la rebelión policial de septiembre del 2010 el presidente de
Ecuador fue cogido en el fuego cruzado de franco tiradores y por muy
poco escapó a la muerte. ¿No estará la inteligencia norteamericana
preparando algo similar para el futuro cercano? Después de todo, luego
de las bombas de las Torres Gemelas en Nueva York el 2001 a las agencias
de inteligencia les han dado carta blanca para eliminar a aquellos que
consideran enemigos de Estados Unidos. Nadie se ha opuesto a esa
decisión.
Fuente original de la publicación: Strategic Culture Foundation
*Fuente: Aporrea
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vía:
http://piensachile.com/2014/01/servicios-de-inteligencia-de-eeuu-planean-derrocar-a-rafael-correa/
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