El presidente
venezolano, Nicolás Maduro, ha destrozado los sueños del imperialismo y
la derecha, que apostaban a su incapacidad para mantener la unidad y el
rumbo revolucionarios del chavismo.
Luego de desactivar la escalada terrorista posterior a las elecciones
de abril hemos visto consolidarse un líder con perfil propio, leal al
legado de Chávez, capaz de llevar firme el timón junto al pueblo en
mares tormentosos. Con los cuadros que formó el comandante, ha
consolidado una dirección político-militar cohesionada y eficaz.La crucial batalla que enfrenta la dirección revolucionaria en este momento es arrebatar de nuevo la distribución de la renta petrolera al capital financiero, que logró recapturarla en parte. El Banco Central de Venezuela reporta la fuga por esa vía de 160.144 millones de dólares en activos financieros. En pocas palabras, los banqueros han estado especulando con los fondos que les situaba el Estado venezolano para la importación de bienes de capital y de consumo y mediante distintos trucos desviándolos hacia cuentas en el exterior. El economista Simón Andrés Zúñiga explica muy bien esta trama y el contragolpe del gobierno bolivariano (alainet.org/active/68047).
Es allí donde radica la causa principal del desabastecimiento de alimentos y medicinas, aunque hay otros problemas como el acaparamiento y la elevación criminal de precios por los grandes empresarios. Maduro escogió la inauguración de la empresa de propiedad social Algodones del Orinoco en el Estado Miranda, donde el agente de la CIA Henrique Capriles fue electo gobernador, para denunciar que el plan de la oposición era llevar al país al
colapso totalel 15 de octubre:
Hemos hecho de tripas corazón para que ustedes en su casa tengan la comida para su familia. Si nos hubiéramos quedado de brazos cruzados estaríamos en una hambruna. En efecto, el gobierno chavista ha adoptado un conjunto de medidas contingentes e invertido fuertes cantidades de divisas para estabilizar el abastecimiento de productos. El presidente responsabilizó directamente al cabecilla opositor Capriles, a quien calificó como
el parásito, con la guerra económica y el proyecto desestabilizador preparado para las elecciones municipales del 8 de diciembre.
Como en Chile contra Salvador Allende, la contrarrevolución
dirigida por Estados Unidos planificó y organizó el desabastecimiento,
contando con la complicidad de numerosos funcionarios gubernamentales
envueltos en graves actos de corrupción. Todo con el fin de culpar a
Maduro y exacerbar el descontento de la población para crear el clima
propicio al golpismo y la desestabilización.
Pero se han topado con una dirección revolucionaria que se percató a
tiempo de la canallada y sus causas muy precisas y está adoptando
medidas drásticas para derrotarla. El presidente ha advertido muy claro:
“aquellos que quieran especular con los dólares de la República… pedir
los dólares y luego, se perdieron esos dólares … y se agarran los
dólares… y después tienen la desfachatez de venir a volver a pedir…
robar al país no lo vamos a permitir… nosotros hemos revisado y hay
gente presa por eso… Vamos a tener que poner la mano más dura que jamás
se haya conocido en Venezuela, están a tiempo, después no va a haber
arrepentimiento”.
Con ese accionar el resultado previsible será una ratificación al
gobierno de la confianza popular y un fortalecimiento del chavismo que
concurrirá con la moral alta a las elecciones de diciembre. Pero al ver
contrarrestados sus planes, Washington y la oligarquía se empeñan en el
recrudecimiento de la ya demencial acometida mediática contra Maduro. De
la misma manera, intensificarán los planes golpistas que, insiste el
bien informado periodista José Vicente Rangel, siguen incluyendo el
magnicidio entre sus recetas.
En este espacio hemos reiterado que la destrucción del proyecto
chavista es el objetivo principal de Washington y las oligarquías de la
región. Venezuela sigue siendo el pilar fundamental de la arquitectura
latino-caribeña de independencia, unidad, integración y paz que ellos
odian y se proponen tronchar. Desesperados con la consolidación de
Maduro y su capacidad de liderazgo los enemigos de Venezuela echarán el
resto de aquí a las elecciones de diciembre para
incendiarel país y provocar una
insurrecciónel día de los comicios, denuncia el presidente. Venezuela requiere más que nunca la solidaridad incondicional de las fuerzas populares latino-caribeñas.
Twitter: @aguerraguerra
Vía:
http://www.jornada.unam.mx/2013/10/17/opinion/028a1mun
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