El modelo de desarrollo que implementa
el gobierno ecuatoriano “no se mira a partir de la utilización de
recursos renovables, ni mucho menos de participación comunitaria”,
explica el investigador Eugenio Pappalardo, unos días después de que el
gobierno ecuatoriano anunciara el inicio de la explotación del petróleo
que se encuentra en la Amazonia, así como la cancelación del plan
ecológico iniciado ahí en 2007.
En una declaración a la nación, el
presidente Rafael Correa anunció a mediados de agosto el fin del
proyecto ambiental “Iniciativa Yasuní-ITT” – por el que se comprometió a
mantener indefinidamente inexplotadas las reservas de 846 millones de
barriles de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, a cambio de
financiamiento internacional- ya que, explicó, necesita inversiones
superiores para erradicar la pobreza como parte del gubernamental Plan
del Buen Vivir.
En 2007, el presidente Correa propuso al
mundo no explotar el bloque petrolero a cambio de una compensación
económica, que reconociera el servicio ambiental prestado. Sin embargo,
el discurso “choca en los hechos con los planes de desarrollo para las
Amazonias”, valora Eugenio Pappalardo, investigador que ha trabajado en
la zona por años.
“Se siguen explotando, concesionando e
individualizando las áreas donde existen zonas petroleras de la Amazonia
septentrional en Ecuador”, explica en entrevista con Desinformémonos
Pappalardo, doctor en Geografía por la Universidad de Padua, en Italia.
“Hablamos de la Amazonia que se encuentra en la frontera con el Perú, y
en la que se licitarán 10 bloques petroleros en noviembre del 2013”.
La Iniciativa Yasuní-ITT abarcó los
bloques territoriales Ishpingo, Tiputini y Tambococha. El alcance
monetario que esperaba el gobierno ecuatoriano era de 3 mil 600 millones
de dólares -parte del beneficio potencial del petróleo que se dejaría
de explotar en estas tres regiones.
Esta propuesta, relata el geógrafo,
forma parte de toda una visión de desarrollo que afectará a zonas donde
“grupos indígenas comparten territorio, biodiversidad y problemas”.
Tanto en Perú como en Ecuador existen pueblos indígenas en aislamiento
voluntario, y en la región sur oriental de su territorio se desarrolla
un conjunto de estrategias para la explotación de recursos energéticos.
Los proyectos energéticos, enumera
Eugenio Pappalardo, se relacionan con el manejo de “los hidrocarburos,
que representan el mayor interés; con la biodiversidad de la reserva; y
con tutelar los derechos de los no contactados”. El investigador
considera que se vive una “esquizofrenia”, pues el gobierno pretende
hacer conservación a partir de la biodiversidad, los derechos indígenas y
la explotación petrolera. “Hablamos de un territorio donde se
superponen proyectos de desarrollo que generan conflictos”, define.
“En Ecuador no está cambiando nada”,
explica el investigador italiano. “El desarrollo no se mira a partir de
la utilización de recursos renovables, ni mucho menos de participación
comunitaria”. En un reciente comunicado, los pueblos agrupados en la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)
expusieron su rechazo a la extracción petrolera.
Estrategia de despojo compartida
Ecuador, desde los años de la guerra de
1979, mantuvo una relación complicada con el Perú, pero en los últimos
gobiernos se consolidaron acuerdos estratégicos para explotar la
Amazonia peruano-ecuatoriana. “Esto significa armar estructuras de
comunicación, carreteras, oleoductos y poliductos en zonas remotas. Es
una enorme estructura, separada de una zona de explotación conjunta”,
explica Pappalardo. La estrategia ecuatoriana para el despojo es
compartida por el gobierno peruano, ya que colindan los bloques
petroleros.
Son diversos los actores que se
establecen en el escenario de las Amazonias. Están “los waorani, que son
autónomos y están en áreas ceremoniales ancestrales; los indígenas
colonos, que llegaron con el boom petrolero e impulsados por una
reforma agraria; y los colonos mestizos que llegaron de la sierra y
costa, siempre siguiendo la ola petrolera”, informa Pappalardo. “Se
están organizando formas de resistencia” campesina e indígena a las
explotaciones, complementa el investigador, que pueden demostrar que la
revolución ciudadana del gobierno “es un fracaso”.
El investigador italiano considera que
el gobierno ecuatoriano utiliza un discurso neoindigenista “de los
derechos de la Pachamama”, mientras implementa un modelo económico
basado en la extracción de los recursos energéticos no renovables.
Pero la explotación petrolera también
trae sangre a través de los conflictos provocados entre los grupos que
apoyan la actividad extractiva y los que no quieren saber nada de ella.
El 29 de marzo de 2013, un grupo de indígenas no contactados o en
aislamiento voluntario -los taromenanes, que viven en la Amazonia
ecuatoriana-, fueron agredidos por un grupo de waoranis. Como resultado,
se produjo un número indeterminado de muertos entre los no contactados.
Existen voces en Ecuador que dicen que
no pasó nada y que no se encontraron cadáveres, relata el investigador,
pero “¿cómo se pueden encontrar cadáveres en una zona intangible y no
contactada? Más aun en la selva ecuatoriana”, indica.
Humberto Cholango, miembro del consejo
de gobierno de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE), declaró en abril que “los trágicos acontecimientos dentro del
territorio waorani son una consecuencia de un proceso histórico mucho
más amplio; es resultado lógico de modelo de desarrollo económico
extractivista y de la colonización acelerada de los territorios
indígenas. Es decir, es un problema estructural y de carácter nacional”.
En relación con declaraciones de un
sector de la población, que habla de la masacre como “un pleito entre
indios”, la confederación indígena declaró que: “igual de condenables
son aquellas lecturas que intentan mostrar los ataques de tagaeris y
taromenanis a waoranis, y viceversa, como una ‘guerra primitiva’ o como
un hecho de justicia por mano propia. Estas lecturas, de las que también
se han hecho eco algunos sectores de intelectuales, funcionarios
públicos y de la prensa, no son más que expresión de una mentalidad
colonial que no sólo insiste en ver la realidad de los pueblos y
nacionalidades indígenas como algo fuera del imaginario de la política
nacional, sino que es también algo fuera de la razón moderna”.
http://desinformemonos.org
http://desinformemonos.org/2013/08/esquizofrenia-energetica-en-ecuador/
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