Un laboratorio de represión
El
10 de julio, se inauguró formalmente el DOT (Departamento de Ocupación
Territorial), que en los hechos ya venía funcionando desde principios de
año. Es un programa aplicado por el gobernador De la Sota, que toma el
modelo de la policía militar de Brasil: se trata de “patrullar” las
villas, las afueras de Córdoba y los barrios con alguna suerte de
conflicto, ya sea por toma de tierras o por ocupación de determinados
espacios, con patrulleros y helicópteros que iluminan los patios de las
casas o las calles de los barrios donde se junta gente. Una vez
identificados los “focos” de conflicto, actúa la infantería en el
terreno.
(Boletín Correpi Nº 697)
Córdoba: un laboratorio en materia represiva
El 10 de julio, se inauguró formalmente el DOT (Departamento de
Ocupación Territorial), que en los hechos ya venía funcionando desde
principios de año. Es un programa aplicado por el gobernador De la Sota,
que toma el modelo de la policía militar de Brasil: se trata de
“patrullar” las villas, las afueras de Córdoba y los barrios con alguna
suerte de conflicto, ya sea por toma de tierras o por ocupación de
determinados espacios, con patrulleros y helicópteros que iluminan los
patios de las casas o las calles de los barrios donde se junta gente.
Una vez identificados los “focos” de conflicto, actúa la infantería en
el terreno.
El DOT, que cuenta hasta el momento con 40 móviles y 350 efectivos,
actuará acompañando órdenes judiciales en desalojos y allanamientos, en
el marco de un conflicto generalizado por la toma de tierras en toda la
provincia, en el que, por un lado, están los sectores populares que
buscan tierras para sus viviendas y, por otro, los empresarios y el
gobierno, que pretenden construir countries y shoppings por doquier.
Este año, sin ir más lejos, se desataron varios conflictos en tomas
de tierras, tanto en Villa Icho Cruz, como en Cuesta Blanca y Piedra
Blanca, a pocos kilómetros de la capital cordobesa. En las tres tomas se
mantiene un cerco policial que impide el paso de agua y alimentos y la
circulación de personas ajenas al asentamiento.
Las organizaciones y demás sectores populares llevaron a cabo la
campaña “Romper el cerco” en la toma de Cuesta Blanca, en abril de este
año, que consistía en llevar en caravana provisiones desde Córdoba
Capital hasta Cuesta Blanca. En el transcurso de esa caravana hubo
requisas (no sólo en los caminos al asentamiento, sino en las paradas de
los ómnibus de línea); amenazas y la ostentación de que los tenían a
todos “fichados” a través de un previo trabajo de inteligencia. Por
ejemplo, fue detenido un auto donde iban compañeros del Encuentro de
Organizaciones, y los uniformados les hicieron saber claramente que los
conocían. Hacia el final de la jornada, un compañero fue secuestrado por
la policía, que se lo llevó a dar vueltas en el patrullero para
amedrentarlo, y luego lo liberó en medio de la bronca de sus compañeros.
A los dos días fue apresado, en un allanamiento, el presidente de la
Cooperativa de Carreros de Icho Cruz, que estaba solidarizándose con la
toma de Cuesta Blanca. Lo acusaron por incitación a la violencia, con
apoyo en unas publicaciones levantadas desde su muro de Facebook.
Durante la marcha de las organizaciones hacia la comisaría de Carlos
Paz, donde estaba detenido, la policía reprimió y detuvo a otras 20
personas. Después de varias movilizaciones hacia la comisaría, tras
cuatro días, todos los detenidos fueron liberados, excepto el presidente
de la cooperativa y un vecino acusado de resistencia a la autoridad.
Ambos fueron retenidos 15 días en la cárcel de máxima seguridad de
Bouwer.
Durante todo este conflicto, cabe aclarar que las fiscalías
estuvieron especialmente cerradas, para que los compañeros no pudieran
denunciar ahí las detenciones y el secuestro.
Del mismo modo, en junio intentaron desalojar un grupo de viviendas
que se encuentran en tierras tomadas en Piedra Blanca. Los compañeros
del Encuentro de Organizaciones lograron trabar el desalojo con recursos
técnicos. Días después, tres compañeros de esa organización fueron
denunciados públicamente por el Ministro de Desarrollo Social,
Passerini, acusados de encabezar una asociación ilícita para instigar
las tomas de tierras.
Todos estos conflictos, en los que el estado no sólo aplica sus
fuerzas especiales para reprimirlos, sino que se sirve de su brazo
judicial para perseguir a los luchadores, leyes antiterroristas en mano,
y de los medios de comunicación para denunciarlos y deslegitimar su
lucha, se suman al vaciamiento y desalojo de fábricas en la ciudad de
Córdoba y a la apropiación por parte del gobierno de teatros y centros
culturales, para vendérselos a empresarios de la noche o de cadenas de
restaurantes. “La Piojera”, un teatro del barrio de Alberdi, está ahora
en el medio de una disputa entre el barrio, que quiere usarlo para
realizar actividades culturales, y el gobierno, que pretende cerrarlo
para vender el espacio.
Por todo esto es que el gobierno cordobés aplica el DOT, profundiza
el trabajo de inteligencia sobre los sectores organizados, los persigue
armándoles causas y sella su alianza con los empresarios mediante el
negocio de las tierras y el uso de los medios para criminalizar la
protesta social.
Desde CORREPI, a través de nuestra militancia en el ENA con el
conjunto de organizaciones antirrepresivas del país, denunciamos que la
represión es una política de estado, que se aplica sistemáticamente, en
este caso, sobre sectores organizados y que la aplicación del DOT es una
expresión de cómo el estado profundiza la represión, frente a la
invisibilización con la que colaboran activamente los medios masivos de
comunicación.
Vía:
http://agenciawalsh.org/fgg/represion/11025-cordoba.html
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