La Concertación se ha vuelto muy hábil para camuflar: saben que apenas
el 30% de los chilenos los apoyan, razón por la cual se vieron obligados
a cambiar de nombre, y la creatividad nos les dio para mucho, pues sus
integrantes usurparon a Marco Enríquez-Ominami el concepto “Nueva
Mayoría”, que era su lema en su campaña presidencial de 2009. Hoy, esta
consigna bien le cabría el nombre de “nueva pillería. Muy confiados por
la votación en favor de la candidata Michelle Bachelet en recientes
elecciones primarias, los dirigentes de sus partidos irrumpieron con
prepotencia en el escenario político y, seguros de detener la rueda de
la historia, mostraron sus personajes más execrables para la opinión
pública.
Durante el período 1920-1924, Arturo Alessandri fue derrocado, entre
otros motivos, por gobernador con la “execrable camarilla” – un grupo
de amigotes, muy buenos para meter sus narices y apropiarse del dinero
de todos los chilenos -. Al parecer, la candidata Bachelet quiere emular
al “León de Tarapacá” llamando a su servicio, a los siguientes
personajes:
Eduardo Bitrán, ex ministro de Obras Públicas, uno de los líderes
actuales del grupo Expansiva, que presenta en la Concertación al
liberalismo más ortodoxo. Bitrán es una versión, en comedia, de su
maestro, el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco – los chilotes lo
“adoran” porque los dejó con un cuarto de narices con su famoso puente
del progreso para la zona, en cambio, les hizo promesas de mentiras,
pues nunca se llevaron a cabo; acordémonos del hospital de Quellón -.
René Cortázar, otro de sus ex ministros ha tenido, a través de su
carrera funcionaria, muchos “pitutos”, como para recordarlos en este
espacio, pero destacamos dos elementos: haber sido el “zar” de
Transantiago y, además, estuvo mezclado con asuntos de La Polar.
Sergio Espejo, quien fue el “genio” de la implementación del
Transantiago; su jefa máxima lo despidió en ese entonces, pero ahora lo
convoca de nuevo para que integro su plana directiva en el comando –
Espejo fue el líder de la fracasada campaña del candidato Claudio Orrego
-; en la “nueva pillería” cuando la embarra, se premia.
José de Gregorio, uno de los tantos economistas ortodoxos
neoliberales de la Concertación, ex presidente del Banco Central y
panelista destacado en los foros empresariales de Casa Piedra.
Javiera Blanco, vocera y apitutada permanente de los gobiernos de la
Concertación – una bonita “carabinera”, muy buena para sacarle los
partes al senador Guido Girardi – seguramente va a ser la encargada de
la seguridad pública - ¡cuidado, escóndase antes que esto ocurra!
Si algún lector piensa que, por ejemplo, la reforma tributaria o la
seguridad pública, va a llevarse a cabo, Dios le conserve la candidez.
Para completar el “lodazal” donde florece Michelle como las plantas
exóticas de climas tropicales, vienen los politiqueros, entre ellos
Francisco Aleuy - un ex dirigente de la Izquierda Cristiana, discípulo
de Luis Maira, y un genio de los juegos electorales -, que hoy pertenece
a la “cutufa” de Camilo Escalona y Cía. También Jorge Burgos - quien,
al menos, tiene la decencia de no presentarse a la reelección como
diputado – que ha ocupado todos los cargos en los gobiernos de la
Concertación, un democratacristiano de derecha e integrante de los
autocomplacientes de este conglomerado político que, seguramente, espera
algún platillo en el eventual próximo gobierno de Michelle Bachelet.
Los tres jóvenes comunistas constituyen la novedad de este nuevo
comando concertacionista, que se convierten así en los “negritos” que
animan los programas de la televisión europea, o las fotos en los
prospectos de publicidad de la Universidad de Oxford, a fin de que
estas instituciones no aparezcan, ante la opinión pública, tan racistas
como en realidad son.
Personalmente, ahora no creo, ni un ápice, en el programa y las
promesas de Michelle Bachelet – por lo demás, cambian cada día – pues,
en el fondo, pienso, que el fenómeno del carisma de la candidata actual
es igual al de Carlos Ibáñez del Campo, en 1952, y es muy probable que
ella repita la hazaña del “general de la esperanza”. Tanto en la primera
ocasión, como en el actual panorama, los socialistas han jugado un rol
protagónico: antes los Altamirano y los Almeyda, hoy los Escalona y los
Andrade.
Vía:
http://www.piensachile.com/index.php?option=com_content&view=article&id=11740:2013-07-16-03-12-37&catid=1:opinion&Itemid=2
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