El imperialismo yanqui y el espionaje patriótico
La
semana pasada se supo que la Agencia de Seguridad Nacional yanqui (NSA)
extrae los datos del tráfico informático que le proporcionan empresas
como Facebook, Google, Apple, Microsoft, Youtube, Skype, Paltalk, Aol y
Yahoo. Se trata de un programa ultrasecreto denominado PRISM cuya
existencia fue revelada por un ex empleado, Edward Snowden.
Buenos Aires, 24 de junio de 2013 (Boletín de Correpi):-
La semana pasada se supo que la Agencia de Seguridad Nacional yanqui
(NSA) extrae los datos del tráfico informático que le proporcionan
empresas como Facebook, Google, Apple, Microsoft, Youtube, Skype,
Paltalk, Aol y Yahoo. Se trata de un programa ultrasecreto denominado
PRISM cuya existencia fue revelada por un ex empleado, Edward Snowden.
El escándalo se propagó enseguida por todo el mundo. Obama justificó
este accionar en la defensa de EEUU en su lucha contra el “terrorismo” y
en que está permitido por las leyes.
Luego de conocerse el espionaje de la NSA, tomó estado público que el
estado yanqui también recibe informes de otras empresas, como las
telefónicas Verizon, Sprint y AT&T, las compañías de tarjetas de
crédito y los bancos. “De 2003 a 2011 los bancos y otras firmas del
sector presentaron más de 110 mil informes” (Bolpress, 13/06/2013).
En algo tiene razón Obama. Este accionar es perfectamente legal. Es
una ley, la de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA), la que
autoriza esa práctica. Además, la recolección de datos fue autorizada
por el juez Roger Vinson, de la Corte Especial de Inteligencia
Internacional. Los políticos yanquis, republicanos y demócratas,
conocían estas actividades y las han defendido, bajo el argumento de la
defensa de la patria. Como decía Oscar Wilde, el patriotismo es la
virtud de los viciosos.
La información recolectada es compartida con los servicios secretos
británicos, más específicamente con el GCHQ (Government Communications
Headquarters).
Esta política no es exclusiva del gobierno de Obama. El estado yanqui
lo ha hecho siempre, pero se ha intensificado desde 2001. Fue Bush,
mediante el dictado de la Ley Patriota, quien legalizó la profundización
el espionaje. Entretanto, el congreso norteamericano evalúa el proyecto
Cyber Intelligence Sharing and Protection Act (CISPA) que legitima una
mayor intromisión de los servicios secretos.
Tampoco es un accionar que se limite al territorio de EEUU, ya que
está destinado a la vigilancia externa. Tan es así, que no se salvan ni
otros países imperialistas, como Alemania, cuya presidenta, en forma
cínica, ha protestado como si su estado no recurriera al espionaje.
Esta política tiene como finalidad que la burguesía yanqui reasegure
su hegemonía en todo el mundo. Es que el estado capitalista es la junta
general que administra los negocios de la burguesía y la legalidad que
esgrimen sus representantes no es más que la voluntad general de la
burguesía hecha ley. Las apelaciones al patriotismo, a la seguridad
nacional, a la defensa del derecho, a la democracia, son sus excusas
para justificar sus aventuras de dominación, como el reciente blanqueo
de la ayuda yanqui a los “rebeldes” sirios, justificándose en que el
régimen de Al–Assad utiliza armas químicas.
El egoísmo privado es el secreto del patriotismo de los burgueses, decían Hegel y Marx. Nunca tuvieron tanta razón.
Vía:
http://www.agenciawalsh.org/internacionales/yanky/10812-de-correpi.html
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