(APe).-
El 7 de mayo se cumplieron doscientos años de la primera ley de fomento
minero, hija directa del proyecto político redactado por Manuel
Belgrano y Mariano Moreno, el plan de operaciones de la revolución de
1810.
Tres años después, la famosa y casi
desconocida asamblea constituyente, bajo la presidencia de Juan Larrea,
promovió aquella legislación que debía respetar una consigna básica:
minería para la revolución y al servicio del pueblo de “la nueva y
gloriosa Nación”, como decían los versos de aquella Marcha Patriótica
que esa misma asamblea convertiría en himno nacional.
Dos siglos después, los intereses mineros
están más vigentes que nunca en la Argentina pero de un modo diferente
al imaginado por aquellos desesperados revolucionarios que fueron
Belgrano y Moreno.
Ahora la minería tiene más que ver con el saqueo que con la idea de un desarrollo autónomo para lograr la felicidad del pueblo.
El gobernador riojano, Luis Beder Herrera,
asumió su cargo con la promesa de luchar contra la megaminería y a favor
del medio ambiente. Desde que es gobernador, su posición cambió: ahora
reprime a favor de las multinacionales y en contra de los pueblos que no
quieren quedarse sin agua ni con enfermedades.
Una vez más el pueblo de Famatina decidió
protagonizar la historia, como lo hiciera en 1826, cuando la asamblea
devino en montonera con el liderazgo de Facundo Quiroga y echó al
ejército que envió el llamado primer presidente argentino, Bernardino
Rivadavia, desde hacía dos años a sueldo de una empresa inglesa minera.
Desde entonces que Famatina no se toca.
Beder Herrera decidió visitar el poblado
acompañado por los pesados que lo custodian en ocasión de celebrar las
nuevas autoridades del PJ local. Parece mentira que todavía digan
llamarse peronistas los que hacen todo lo contrario a lo escrito en los
artículos 38 al 40 de la notable Constitución de 1949 que declaraba
inembargables los recursos del subsuelo porque eran propiedad del pueblo
argentino. Pero a ellos, los que hoy construyen su presente usando la
sigla como si se tratara de una marca, poco les importan las
contradicciones. Ellos, los de ahora, hacen negocios y nada más que
negocios. Beder Herrera no fue. Pero si estaban sus celadores.
-Un minuto de silencio para el cura que
está muerto – desafiaron a la Asamblea Ciudadana de Famatina que tiene
en el cura párroco, Omar Quinteros, uno de sus más fieles aliados.
“Estaba todo armado, empezaron a tirar
piedras y enseguida nos tiró la policía. Esto causa mucho estupor, mucha
bronca. Los policías se nos reían en la cara”, dijo Miguel Arca, uno de
los militantes que defiende el cerro, patrimonio de todas las familias
de Famatina.
El resulto fueron quince heridos y cinco detenidos. Hasta el actual intendente, Ismael Bordagaray, fue reprimido.
En las próximas horas continuará la lucha
histórica del pueblo en defensa de sus bienes comunes y, en forma
simultánea, seguirán los gobiernos votados por la gente impulsando los
negocios de las multinacionales en contra de los deseos de esa misma
gente. Es la perversa lógica del sistema.
Mientras los poderosos quieren multiplicar
su dinero, las familias que todos los días le ponen el cuerpo a la
historia, defienden su lugar en el mundo frente a semejantes intereses
depredadores.
Los quince heridos y cinco nuevos detenidos
en Famatina regresan la urgencia de construir un tiempo donde los
beneficiados sean las mayorías y no las minorías de siempre.
Vía:
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=7750:carlos-del-frade&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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